lunes, 8 de diciembre de 2025

 


                 LA OPOSICIÓN SIN ALMA: RECICLAJE POLÍTICO DE LA CORRUPCIÓN”

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

INTRODUCCIÓN

En los momentos más delicados de la historia de un país, cuando la ciudadanía arrastra décadas de frustración, pobreza, violencia, corrupción y abandono institucional, aparecen —cíclicamente— los profetas del desastre reciclado, los políticos gastados, los rostros quemados por su propio pasado, pretendiendo erigirse como salvadores de una nación que ellos mismos ayudaron a hundir. Tal es el caso del llamado “animal político” de Ronald Umaña, quien recientemente hizo un llamado a los partidos ARENA, FMLN y VAMOS para conformar una coalición con el fin de “sacar del poder” al presidente Nayib Bukele.

El problema no es solo el llamado. El verdadero problema es quién lo hace, desde dónde lo hace, con qué autoridad moral lo hace y con qué credibilidad pretende ser escuchado. No se trata aquí de un simple desacuerdo ideológico; estamos ante una ofensa a la memoria colectiva de un pueblo que ha pagado con sangre, con hambre y con miedo los errores de una clase política corrupta, saqueadora y criminal.

Este comentario no busca ser complaciente ni diplomático. Busca ser crudo, frontal, incómodo y dolorosamente honesto, porque El Salvador ya no está para cuentos, ni para disfraces democráticos, ni para coaliciones de la podredumbre.

I. El mensajero desacreditado: cuando el pasado sepulta cualquier discurso

Lo primero que salta a la vista es el mensajero. Ronald Umaña no es un ciudadano cualquiera. Es un político con un pasado que lo persigue como una sombra imposible de borrar. Su figura está marcada por el desprestigio, el desgaste, la desconfianza social y la percepción de corrupción. No se trata de un ataque personal, sino de un hecho político incontestable: la población ya no le cree.

Y cuando un político pierde la credibilidad, pierde todo. Puede conservar micrófonos, puede conservar espacios en medios, puede conservar redes, pero no conserva autoridad moral. Y sin autoridad moral, todo discurso es hueco, todo llamado es sospechoso y toda iniciativa es vista como una maniobra más del viejo circo político.

Pretender liderar un proceso de salvación nacional desde la ruina moral es como intentar apagar un incendio con gasolina.

II. LA COALICIÓN IMPOSIBLE: UNIR RUINAS NO CONSTRUYE FUTURO

El llamado a unir a ARENA, FMLN y VAMOS no solo es políticamente torpe, sino históricamente insultante. Estos partidos no representan renovación, ni esperanza, ni proyecto de nación. Representan, para millones de salvadoreños:

·         Corrupción estructural

·         Saqueo del Estado

·         Pactos con pandillas

·         Privilegios para las élites

·         Abandono de la educación y la salud

·         Migración forzada

·         Miedo cotidiano

Treinta años de dominio político de estas estructuras no dejaron prosperidad; dejaron fosas comunes, desplazados, extorsiones, asesinatos, hambre y desesperanza. Pretender que esos mismos partidos, ahora “unidos”, van a convertirse mágicamente en una alternativa ética y eficiente, es pedirle al pueblo que padezca amnesia histórica voluntaria.

Y el pueblo salvadoreño ya no sufre de amnesia.

III. EL ARGUMENTO CENTRAL: “AUNQUE SE UNAN TODOS, NO GANAN”

La afirmación es brutal, pero profundamente realista:

Aunque se unieran los partidos opositores de El Salvador, Honduras y Guatemala, no lograrían derrotar políticamente a Bukele. ¿Por qué? Porque más allá del debate sobre estilos de gobierno, lo que existe hoy es un hecho político irreversible: el presidente ha ejecutado obras que durante décadas fueron promesas vacías. Infraestructura, seguridad, recuperación territorial, combate frontal a las pandillas, control del caos que por años dominó barrios enteros.

Mientras la oposición habla, el gobierno ejecuta.

Mientras la oposición conspira, el gobierno construye.

Mientras la oposición critica sin propuestas, el gobierno muestra resultados visibles.

La política real no se decide en discursos: se decide en lo que la gente ve, vive y compara.

IV. EL VACÍO PROGRAMÁTICO: LA OPOSICIÓN SIN PLAN, SIN IDEAS Y SIN RUMBO

Uno de los aspectos más lapidarios del documento es este:

La oposición no tiene absolutamente nada que ofrecerle al país. Ni a corto, ni a mediano, ni a largo plazo.

No existe:

·         Proyecto de nación

·         Plan económico serio

·         Política social coherente

·         Estrategia de seguridad creíble

· Programa educativo estructurado

Lo único que pueden ofrecer es lo que ya conocemos demasiado bien:

·         Más corrupción

·         Más oportunismo

·         Más saqueo

·         Más pactos oscuros

·         Más simulación democrática

La pregunta es devastadora y certera:

¿Quién le apuesta a un barco que no tiene rumbo?

El pueblo ya apostó una vez. Apostó dos veces. Apostó treinta años… y perdió.

V. EL FACTOR DECISIVO: EL HARTAZGO POPULAR

El documento señala una verdad que explica todo el fenómeno político actual:

·         El pueblo se cansó.

· Se cansó de:

·         Robos

·         Miseria

·         Hambre

· Hospitales abandonados

·         Escuelas en ruinas

·         Miedo constante

·         Calles controladas por pandillas

·         Se cansó de vivir con la muerte rondando cada esquina.

· Se cansó de pagar impuestos para que otros vivieran como reyes.

·         Se cansó de promesas que nunca se cumplieron.

·         Y cuando un pueblo se cansa de verdad, ya no hay discurso que lo seduzca, ni coalición que lo engañe.

VI. LA AMENAZA IMPLÍCITA: VOLVER AL PASADO CRIMINAL

El documento es contundente en su advertencia final:

·         Con ARENA, FMLN y VAMOS regresarían las pandillas, los asesinatos, las extorsiones y la violencia.

·         Esto no es una consigna política: es una advertencia histórica. Son esos partidos los que

·         Negociaron con pandillas

·         Ocultaron pactos

·         Permitieron el control territorial del crimen.

· Normalizaron la extorsión.

·         La seguridad no colapsó sola. La seguridad fue entregada deliberadamente.

CONCLUSIÓN

 La oposición no perdió por Bukele, perdió por sí misma

La oposición actual no es víctima de Bukele.

Es víctima de su propia historia, de sus propias traiciones, de sus propios robos, de su propia mediocridad política.

No perdió poder porque alguien se los arrebató injustamente.

Lo perdió porque la gente se los quitó democráticamente, cansada de ser engañada.

El llamado de Ronald Umaña no es un acto de valentía política:

Es un estertor de un sistema que se resiste a aceptar su entierro histórico.

REFLEXIÓN FINAL:

El pueblo ya no camina hacia atrás

El Salvador no está viviendo simplemente un cambio de gobierno.

Está viviendo un quiebre psicológico, político y cultural con su pasado.

El pueblo ya aprendió una lección que antes no tenía:

·         Que también puede castigar con votos, no solo con lágrimas.

·         Hoy la política ya no se juega en las cúpulas, se juega en la memoria colectiva.

·         Y esa memoria está llena de nombres, partidos, siglas y traiciones que no se olvidan.

·         La oposición puede unirse.

·         Puede gritar.

·         Puede conspirar.

·         Puede marchar.

· Pero mientras no haga algo elemental —pedir perdón, limpiar sus filas, romper con la corrupción, presentar un proyecto real de nación— seguirá siendo solo eso: La oposición sin alma de un país que ya decidió no volver atrás.

 

 

 

SAN SALVADOR, 8 DE DICIEMBRE DE 2025

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