domingo, 25 de mayo de 2025

 

OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES. EL DISCURSO VACÍO Y HUECO DE LA OPOSICIÓN”

Por MSc. JOSÈ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

Esta semana que està finalizando el Pte de la Republica Nayib Armando Bukele anunció el proyecto de dos escuela por dia. Ademàs, dejó claro el incremento en el presupuesto a la Universidad de El Salvador; señalando que, si bien es cierto que las instalaciones fueron cedidas para albergar a los atletas de los juegos Centroamericanos y del Caribe y el concurso de miss Universo, pero a cambio de ello se invirtieron 52 millones en crear mejores instalaciones de la institución. En cuanto al presupuesto de la UES, expresó que durante los gobiernos del FMLN el presupuesto llegó a alcanzar los 100 millones y hoy la Universidad goza de un Presupuesto  de 130 millones de dólares.

Sin lugar a dudas estamos tiempos en que el pueblo clama por soluciones reales y cambios concretos, muchos políticos de oposición que se dedican más a hablar que a actuar. Repiten discursos llenos de promesas, acusaciones y palabras bonitas, pero vacías de hechos. Mientras tanto, durante sus gobiernos, la gente común se quedó esperando mejores condiciones de vida, seguridad, empleo y justicia.

 Este ensayo analiza cómo la oposición política, en lugar de ser una fuerza constructiva y fiscalizadora, muchas veces se convierte en un eco vacío que critica por criticar, sin propuestas reales ni voluntad de trabajar por el bien común.

1. LAS PALABRAS NO BASTAN: EL PUEBLO EXIGE HECHOS

El dicho popular “Obras son amores y no buenas razones” refleja una gran verdad: los actos valen más que mil palabras. La oposición política suele hacer alarde de su supuesta preocupación por el pueblo, pero ¿dónde están las acciones concretas? Muchos de estos actores políticos tuvieron décadas para cambiar las cosas cuando fueron gobierno, y no lo hicieron. Hoy critican con dureza a quien sí intenta hacer algo, aunque no les guste. Para el pueblo, las palabras no sirven si no van acompañadas de hechos reales. Y aquí es donde està la gran diferencia, entre los 20 años de gobierno de ARENA y los 10 del FMLN, 30 que gobernaron y el pueblo se quedó esperando las grandes soluciones propuestas. En cambio, hoy lo que el Pte promete lo cumple y estas son obras que llegan al pueblo más necesitado.

2. EL DISCURSO HUECO: UNA ESTRATEGIA DE DESGASTE

Gran parte del discurso opositor gira en torno a descalificar al gobierno de turno, muchas veces con información tergiversada, exageraciones o acusaciones sin pruebas, sin fundamento. En lugar de construir una visión de país o aportar soluciones, se dedican a sembrar el miedo, la duda y el desprestigio. Esta estrategia no solo cansa, sino que insulta la inteligencia del pueblo, que cada día está más consciente y menos manipulable.

3. FALTA DE PROPUESTAS CLARAS Y VIABLES

Otro gran vacío de la oposición es su incapacidad para presentar planes sólidos. Cuando se les pregunta qué harían diferente, se enredan, evaden o repiten fórmulas que ya fracasaron. Siguen gritando consignas, todavía “lucha hoy socialismo mañana” (FMLN) con esta retòrica inflamada de revolucionaria no hacen más que recordarle al pueblo la traición y el engaño del FMLN, que sirvió nada más para hacer millonarios a unos pocos de la cúpula.

No se trata solo de criticar, sino de demostrar que pueden hacerlo mejor. Si no hay propuestas claras, coherentes y realistas, el discurso se vuelve estéril. La gente no quiere más promesas rotas, quiere caminos concretos para avanzar.

4. LA DESCONEXIÓN CON EL PUEBLO

Uno de los mayores problemas que enfrenta la oposición política en muchos países, y especialmente en El Salvador, es su profunda desconexión con la realidad que vive el pueblo. Muchos de sus líderes han pasado años en cargos públicos, en oficinas con aire acondicionado, rodeados de asesores, sin tocar ni por un instante el suelo polvoriento de las comunidades que dicen representar. Hablan de hambre, pobreza y salud sin conocer el precio de una libra de frijoles o sin haber hecho fila nunca en un hospital público.

5. CUANDO EL PASADO LOS CONDENA

Los partidos tradicionales que hoy están en la oposición, en su momento fueron gobierno. Gobernaron durante décadas y no resolvieron los grandes problemas del país: pobreza, violencia, corrupción, desempleo, educación deficiente. ¿Con qué solvencia moral   vienen ahora a exigir cuentas si cuando tuvieron el poder no hicieron nada? La memoria histórica del pueblo no es tan corta como creen. Hoy más que nunca, la gente exige coherencia entre lo que se dice y lo que se ha hecho.

CONCLUSIÓN

No se puede construir un país con discursos vacíos ni con promesas rotas. El pueblo necesita una oposición seria, con propuestas, con ética, con amor por su tierra. Una oposición que no solo critique, sino que también trabaje y proponga. Porque la patria se construye entre todos, y no solo desde los micrófonos o las redes sociales, desde la retórica, desde los discursos grandilocuentes, “Obras son amores y no buenas razones”, dice el refrán. Y eso es lo que el pueblo exige: menos palabras y más acción.

REFLEXIÓN FINAL

Este ensayo no busca defender a ningún gobierno, sino invitar a la reflexión: ¿qué tipo de oposición necesitamos? La respuesta es simple: una oposición responsable, que respete la inteligencia del pueblo, que escuche más y hable menos, que proponga más y ataque menos, y que entienda que la política no es una guerra por el poder, sino un compromiso por el bien común. Ya es hora de dejar atrás a los políticos que solo saben hablar bonito y empezar a valorar a los que trabajan con el pueblo y para el pueblo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1.        Galeano, Eduardo. Patas arriba. La escuela del mundo al revés. Siglo XXI Editores, 1998.

2.       Chomsky, Noam. El miedo a la democracia. Ediciones B, 1993.

3.       Freire, Paulo. La educación como práctica de la libertad. Siglo XXI Editores, 2004.

4.       Morlino, Leonardo. Cambios de régimen y consolidación democrática. Paidós, 2005.

5.       Diario El Salvador. Análisis político y opinión nacional. Ediciones varias.

6.      Constitución de la República de El Salvador.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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