viernes, 4 de julio de 2025

 

EL RÉGIMEN DE EXCEPCIÓN COMO OBSTÁCULO PARA LA IMPUNIDAD.

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

INTRODUCCIÓN

Durante más de treinta años, El Salvador fue gobernado por élites políticas y económicas que organizaron un sistema hecho a su medida, justo para delinquir: leyes a conveniencia, fiscales inoperantes, jueces comprados, medios de comunicación subordinados e incondicionales y pactos bajo la mesa. En ese contexto, los corruptos eran premiados, los criminales se disfrazaban de políticos y la justicia era una caricatura. La impunidad no era una excepción: era la norma.

Sin embargo, con la llegada del régimen de excepción impulsado por el actual gobierno de Nayib Bukele, ese viejo orden comenzó a desmoronarse.  Bajo el régimen de excepción, no solo se ha capturado a miles de pandilleros que aterrorizaban, extorsionaban, violaban a las comunidades, sino que también se les ha caído la cortina de protección que resguardaba a los "intocables": exalcaldes, exministros, diputados, operadores políticos, jueces corruptos y hasta financistas de partidos tradicionales. Por primera vez, El Salvador ve cómo los poderosos enfrentan la ley, sin importar su color político. Por primera vez, en El Salvador, nadie está por encima de la ley ya que quien la hace la paga y no se tolera a nadie.

Este artículo trata de reflexionar críticamente sobre cómo el régimen de excepción se ha convertido en el principal obstáculo para que la impunidad siga reinando en el país, y por qué la oposición y sus aliados están desesperados por eliminarlo. Ante tal obsesión, uno como ciudadano trabajador y honrado se pregunta, ¿Cuál es la preocupación de la oposición por el régimen de excepción? ¿Qué negocios oscuros no pueden llevar a cabo? ¿Por qué la gente honrada y trabajadora no protesta? Por el contrario, se siente feliz y segura. Sin lugar a dudas, todo ese comportamiento no parece normal; al contrario, resulta sospechoso.

1. EL SISTEMA CORRUPTO QUE BLINDÓ A LOS MISMOS DE SIEMPRE

El país fue sometido por décadas por una élite mafiosa que usó la política como plataforma de enriquecimiento. Formando una tríada: Poder político, poder económico y poder judicial. Los Gobiernos de ARENA y FMLN se repartieron el Estado como botín; como su becerro de oro, secuestraron instituciones y utilizaron la justicia para proteger a sus aliados y perseguir a sus enemigos.

Casos como los de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, prófugos de la justicia; Tony Saca, condenado por corrupción; Norman Quijano, acusado de pactar con pandillas; y decenas de exdiputados y alcaldes con procesos judiciales por enriquecimiento ilícito, reflejan la podredumbre de ese sistema. Sin lugar a dudas, El Salvador, tenía un cáncer que había invadido todas las estructuras y esferas del Estado. La metástasis había invadido todas las células del cuerpo y obviamente, había que extirpar el cáncer, de lo contrario, su muerte era inminente.

La Fiscalía General de la República durante esos años fue cómplice silencioso de este cáncer. Mientras tanto, el pueblo sufría los estragos del abandono, la inseguridad, la miseria y la emigración de compatriotas hacia otros países ante la mirada indiferente de los administradores de justicia. Para que el lector pueda profundizar en toda la megacorrupción que promovieron ARENA y el FMLN en sus 30 años de gobierno, puede consultar la bibliografía que está en las referencias bibliográficas.

2. EL RÉGIMEN DE EXCEPCIÓN: UNA HERRAMIENTA QUE INCOMODA AL VIEJO PODER

Con el régimen de excepción, se marcó un antes y un después. Inicialmente diseñado como una medida de seguridad para desarticular a las pandillas, se ha convertido en un mecanismo eficaz para combatir redes de corrupción y crimen organizado con vínculos políticos.

YA NO HAY VACAS SAGRADAS. Hoy vemos arrestos de figuras políticas que antes se creían intocables. Alcaldes del pasado, asesores de campañas, funcionarios del viejo régimen e incluso miembros actuales del aparato estatal han sido procesados, mostrando que el Gobierno no teme exponer y castigar a quienes traicionan al pueblo, sin importar si alguna vez fueron aliados.

Este nuevo enfoque ha desmontado el mito de que la corrupción solo se puede combatir desde instituciones frágiles y procesos burocráticos. La contundencia y firmeza del régimen han demostrado que se puede hacer justicia cuando hay voluntad política real.

3. LA FALSA PREOCUPACIÓN DE LA OPOSICIÓN Y LOS MEDIOS ALIADOS

La reacción de la oposición ha sido inmediata: acusan al Gobierno de autoritarismo, abuso de poder y violación de derechos humanos, de dictador, etc. Pero estas voces no vienen de una moral auténtica, sino del miedo. Quieren acabar con el régimen porque les quita su escudo de impunidad. Les quita el manto con el que durante muchos años se han cobijado. Son los mismos que en el pasado saquearon al país sin ninguna consideración ética ni moral.

Los mismos que antes callaron ante el saqueo del Estado, que justificaron pactos con criminales, que aplaudieron amnistías de facto, ahora se presentan como los grandes defensores de la “legalidad”. Esta actitud revela una profunda hipocresía. No les preocupa la gente honrada; les aterra que se les acabe toda una vida de privilegios y “reputación” que supuestamente habían logrado, aunque de manera ilícita.

 Por otra parte, los medios de comunicación tradicionales también se han sumado a esta campaña de desprestigio. Medios como El Faro, Factum, Gato Encerrado, Foco LPG, DH, y YSUCA, entre otros, en lugar de investigar a los verdaderos responsables de la crisis nacional, se han dedicado a defender a personajes cuestionados y a sembrar dudas sobre cada acción gubernamental. ¿Por qué será?

4. EL PUEBLO APOYA AL PRESIDENTE PORQUE POR FIN VE JUSTICIA.

A pesar de las campañas mediáticas, el régimen cuenta con el respaldo mayoritario del pueblo. Porque la gente honesta, trabajadora, la que vive en colonias, en barrios, en cantones, en comunidades olvidadas, sabe que hoy se respira un aire diferente. Sabe que, por primera vez, los poderosos están pagando, que ya no hay impunidad disfrazada de legalidad.

La justicia sin privilegios era una deuda histórica. Y aunque aún queda camino por recorrer, es innegable que se ha dado el paso más importante: romper la cadena de protección que mantenía a los corruptos por encima del bien y del mal.

CONCLUSIÓN

El Régimen de Excepción no solo ha traído seguridad en las calles, sino también justicia en los tribunales. Ha demostrado que cuando hay voluntad política, es posible acabar con los privilegios de los corruptos y enfrentar a quienes históricamente gozaron de inmunidad. La oposición no busca defender derechos, busca proteger a los suyos. Pero el pueblo ya no les cree. La historia ha cambiado. Hoy, los poderosos tienen miedo y los humildes tienen esperanza. Y eso, en un país como El Salvador, es un cambio profundo.

BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL

1.     Asamblea Legislativa de El Salvador. Informes sobre aplicación del régimen de excepción (2022–2024).

2.     Fiscalía General de la República. Reportes de casos de corrupción y capturas recientes.

3.     Instituto Centroamericano de Estudios Jurídicos. Corrupción e impunidad en El Salvador: una historia compartida.

4. Observatorio de Seguridad y Justicia. Impacto del régimen de excepción en la persecución de redes político-criminales.

5.     Reportajes periodísticos y comunicados oficiales del Gobierno y medios alternativos.

6.     Funes, Mauricio (2009–2014) y Saca, Elías Antonio (2004–2009): Sentencias judiciales y casos de corrupción documentados por la Fiscalía General de la República (FGR).

 

 

 

 

 

 

 

 

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