EL RÉGIMEN DE EXCEPCIÓN COMO
OBSTÁCULO PARA LA IMPUNIDAD.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
INTRODUCCIÓN
Durante más de treinta años,
El Salvador fue gobernado por élites políticas y económicas que organizaron un
sistema hecho a su medida, justo para delinquir: leyes a conveniencia, fiscales inoperantes,
jueces comprados, medios de comunicación subordinados e incondicionales y
pactos bajo la mesa. En ese contexto, los corruptos eran premiados, los
criminales se disfrazaban de políticos y la justicia era una caricatura. La
impunidad no era una excepción: era la norma.
Sin embargo, con la llegada
del régimen de excepción impulsado por el actual gobierno de Nayib Bukele, ese
viejo orden comenzó a desmoronarse. Bajo
el régimen de excepción, no solo se ha capturado a miles de pandilleros que
aterrorizaban, extorsionaban, violaban a las comunidades, sino que también se
les ha caído la cortina de protección que resguardaba a los
"intocables": exalcaldes, exministros, diputados, operadores
políticos, jueces corruptos y hasta financistas de partidos tradicionales. Por
primera vez, El Salvador ve cómo los poderosos enfrentan la ley, sin importar
su color político. Por primera vez, en El Salvador, nadie está por encima de la
ley ya que quien la hace la paga y no se tolera a nadie.
Este artículo trata de reflexionar
críticamente sobre cómo el régimen de excepción se ha convertido en el
principal obstáculo para que la impunidad siga reinando en el país, y por qué
la oposición y sus aliados están desesperados por eliminarlo. Ante tal obsesión,
uno como ciudadano trabajador y honrado se pregunta, ¿Cuál es la preocupación
de la oposición por el régimen de excepción? ¿Qué negocios oscuros no pueden
llevar a cabo? ¿Por qué la gente honrada y trabajadora no protesta? Por el
contrario, se siente feliz y segura. Sin lugar a dudas, todo ese
comportamiento no parece normal; al
contrario, resulta sospechoso.
1. EL SISTEMA CORRUPTO QUE
BLINDÓ A LOS MISMOS DE SIEMPRE
El país fue sometido por
décadas por una élite mafiosa que usó la política como plataforma de
enriquecimiento. Formando una tríada: Poder político, poder económico y poder
judicial. Los Gobiernos de ARENA y FMLN se repartieron el Estado como botín;
como su becerro de oro, secuestraron instituciones y utilizaron la justicia para
proteger a sus aliados y perseguir a sus enemigos.
Casos como los de Mauricio
Funes y Salvador Sánchez Cerén, prófugos de la justicia; Tony Saca, condenado
por corrupción; Norman Quijano, acusado de pactar con pandillas; y decenas de
exdiputados y alcaldes con procesos judiciales por enriquecimiento ilícito,
reflejan la podredumbre de ese sistema. Sin lugar a dudas, El Salvador, tenía un
cáncer que había invadido todas las estructuras y esferas del Estado. La metástasis había invadido todas las células
del cuerpo y obviamente, había que extirpar el cáncer, de lo contrario, su muerte
era inminente.
La Fiscalía General de la República durante esos años fue cómplice silencioso de este cáncer. Mientras tanto, el pueblo sufría los estragos del abandono, la inseguridad, la miseria y la emigración de compatriotas hacia otros países ante la mirada indiferente de los administradores de justicia. Para que el lector pueda profundizar en toda la megacorrupción que promovieron ARENA y el FMLN en sus 30 años de gobierno, puede consultar la bibliografía que está en las referencias bibliográficas.
2. EL RÉGIMEN DE EXCEPCIÓN: UNA
HERRAMIENTA QUE INCOMODA AL VIEJO PODER
Con el régimen de excepción,
se marcó un antes y un después. Inicialmente diseñado como una medida de
seguridad para desarticular a las pandillas, se ha convertido en un mecanismo
eficaz para combatir redes de corrupción y crimen organizado con vínculos
políticos.
YA NO HAY VACAS SAGRADAS. Hoy
vemos arrestos de figuras políticas que antes se creían intocables. Alcaldes
del pasado, asesores de campañas, funcionarios del viejo régimen e incluso
miembros actuales del aparato estatal han sido procesados, mostrando que el
Gobierno no teme exponer y castigar a quienes traicionan al pueblo, sin
importar si alguna vez fueron aliados.
Este nuevo enfoque ha
desmontado el mito de que la corrupción solo se puede combatir desde
instituciones frágiles y procesos burocráticos. La contundencia y firmeza del
régimen han demostrado que se puede hacer justicia cuando hay voluntad política
real.
3. LA FALSA PREOCUPACIÓN DE
LA OPOSICIÓN Y LOS MEDIOS ALIADOS
La reacción de la oposición
ha sido inmediata: acusan al Gobierno de autoritarismo, abuso de poder y
violación de derechos humanos, de dictador, etc. Pero estas voces no vienen de
una moral auténtica, sino del miedo. Quieren acabar con el régimen porque les
quita su escudo de impunidad. Les quita el manto con el que durante muchos años
se han cobijado. Son los mismos que en el pasado saquearon al país sin ninguna consideración
ética ni moral.
Los mismos que antes callaron
ante el saqueo del Estado, que justificaron pactos con criminales, que
aplaudieron amnistías de facto, ahora se presentan como los grandes defensores
de la “legalidad”. Esta actitud revela una profunda hipocresía. No les preocupa
la gente honrada; les aterra que se les acabe toda una vida de privilegios y
“reputación” que supuestamente habían logrado, aunque de manera ilícita.
Por otra parte, los medios de comunicación
tradicionales también se han sumado a esta campaña de desprestigio. Medios como
El Faro, Factum, Gato Encerrado, Foco LPG, DH, y YSUCA, entre otros, en lugar
de investigar a los verdaderos responsables de la crisis nacional, se han
dedicado a defender a personajes cuestionados y a sembrar dudas sobre cada
acción gubernamental. ¿Por qué será?
4. EL PUEBLO APOYA AL PRESIDENTE
PORQUE POR FIN VE JUSTICIA.
A pesar de las campañas
mediáticas, el régimen cuenta con el respaldo mayoritario del pueblo. Porque la
gente honesta, trabajadora, la que vive en colonias, en barrios, en cantones,
en comunidades olvidadas, sabe que hoy se respira un aire diferente. Sabe que,
por primera vez, los poderosos están pagando, que ya no hay impunidad
disfrazada de legalidad.
La justicia sin privilegios
era una deuda histórica. Y aunque aún queda camino por recorrer, es innegable
que se ha dado el paso más importante: romper la cadena de protección que
mantenía a los corruptos por encima del bien y del mal.
CONCLUSIÓN
El Régimen de Excepción no
solo ha traído seguridad en las calles, sino también justicia en los
tribunales. Ha demostrado que cuando hay voluntad política, es posible acabar
con los privilegios de los corruptos y enfrentar a quienes históricamente
gozaron de inmunidad. La oposición no busca defender derechos, busca proteger a
los suyos. Pero el pueblo ya no les cree. La historia ha cambiado. Hoy, los
poderosos tienen miedo y los humildes tienen esperanza. Y eso, en un país como
El Salvador, es un cambio profundo.
BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL
1. Asamblea Legislativa de El
Salvador. Informes sobre aplicación del régimen de excepción (2022–2024).
2. Fiscalía General de la
República. Reportes de casos de corrupción y capturas recientes.
3. Instituto Centroamericano de
Estudios Jurídicos. Corrupción e impunidad en El Salvador: una historia
compartida.
4. Observatorio de Seguridad y
Justicia. Impacto del régimen de excepción en la persecución de redes
político-criminales.
5. Reportajes periodísticos y
comunicados oficiales del Gobierno y medios alternativos.
6.
Funes, Mauricio (2009–2014) y Saca, Elías Antonio (2004–2009): Sentencias
judiciales y casos de corrupción documentados por la Fiscalía General de la
República (FGR).
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