viernes, 4 de julio de 2025

 

“DEL DIAGNÓSTICO A LA ACCIÓN: "EL SALVADOR FRENTE AL CÁNCER POLÍTICO”

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

INTRODUCCIÓN:

Por más de tres décadas, El Salvador fue víctima de una de las enfermedades más letales para una nación: la corrupción sistemática. Como un cáncer, se instaló en el Estado, en las alcaldías, en los tribunales, en los partidos políticos y hasta en los hogares, sembrando desconfianza, impunidad, desigualdad y pobreza. ARENA y el FMLN, partidos que alguna vez prometieron esperanza, se convirtieron en verdugos del pueblo. Lo que debía ser un proceso democrático fue transformado  en un negocio de mafias políticas, dejando al país enfermo, empobrecido y a merced de estructuras criminales.

 Hoy, ese cáncer está siendo combatido, pero como toda enfermedad grave, el tratamiento no termina de un día para otro: aún hay metástasis que debemos extirpar. El propósito de este artículo es evidenciar cómo los gobiernos del FMLN y ARENA, durante más de tres décadas, destruyeron el tejido institucional y social de El Salvador mediante prácticas corruptas profundamente arraigadas, y cómo el país, bajo una nueva conducción, está en proceso de sanación, aunque aún persisten células que deben ser eliminadas para lograr una transformación total.

I. TREINTA AÑOS DE TRAICIÓN: LA HERENCIA MALDITA DE ARENA Y FMLN

No se puede hablar del presente sin desnudar el pasado. ARENA, con su falso discurso de libertad y progreso, entregó el país al saqueo financiero. Privatizaciones amañadas, instituciones vendidas al mejor postor y pactos oscuros con poderes económicos dejaron al pueblo en la miseria. Luego llegó el FMLN, que con promesas de justicia social tomó la bandera de los desposeídos… Dentro de esas consignas que gritaban en las marchas están estas: “gorilas y burgueses les quedan pocos meses” “lucha hoy, socialismo mañana”, solo para convertirse en lo mismo o peor: corrupción disfrazada de revolución, robo sistemático bajo el manto de una izquierda traicionera que olvidó a los más de 86,000 muertos que ofrendaron sus vidas para heredarles a las nuevas generaciones  un país más justo, más humano y más equitativo  pero eso no les importó; vendieron  su alma por sobresueldos y cuentas bancarias en el extranjero.

Ambos partidos no solo saquearon el Estado, sino que corrompieron el alma de la nación. Enseñaron a la gente que todo se consigue por medio del soborno, el clientelismo o el compadrazgo y el amiguismo. Promovieron la impunidad como norma y convirtieron a las instituciones en instrumentos burocráticos para frenar al pueblo y favorecer a sus aliados. Desde las estructuras más altas del poder hasta las bases comunitarias, dejaron impregnada una cultura de corrupción, miedo y sumisión.

II. EL TRATAMIENTO HA COMENZADO: UNA NACIÓN EN PROCESO DE SANACIÓN

Con la llegada de un nuevo liderazgo, El Salvador comenzó a tomar el camino de la dignidad. Por primera vez, se habla de limpiar de raíz al Estado, de golpear a las estructuras mafiosas incrustadas en las instituciones de gobierno, de erradicar la impunidad y aplicar la ley de forma pareja. Y sí, los síntomas del cambio son visibles: baja de homicidios, control territorial, recorte a privilegios políticos y una ciudadanía más empoderada.

Pero, como todo proceso de cura, no basta con el primer golpe. El cáncer dejó metástasis: funcionarios encubiertos, operadores judiciales corruptos, medios de comunicación vendidos al mejor postor, y una minoría que se resiste a perder sus privilegios. Estos remanentes son los últimos bastiones de la podredumbre, y deben ser enfrentados con determinación. No basta con limpiar el rostro del país; hay que desintoxicar sus venas, su médula, su memoria.

III. REMANENTES POR ERRADICAR: EL NUEVO ENEMIGO NO SIEMPRE LLEVA UNIFORME.

El enemigo actual no siempre se presenta como antes, con trajes políticos o discursos ideológicos. Hoy, los remanentes se esconden detrás de organizaciones “ciudadanas”, ONG internacionales, medios “independientes” y pseudo-intelectuales que dicen defender los derechos humanos, pero que nunca alzaron la voz cuando el país era saqueado.

 Ellos lloran por “la institucionalidad”, pero callaban cuando esa institucionalidad servía para ro Se oponen al régimen de excepción no porque les duelan los derechos del pueblo, sino porque están perdiendo el control de sus negocios ilegales y de sus vínculos con estructuras criminales.

No debemos bajar la guardia. El país necesita ciudadanos despiertos, críticos, pero también justos y valientes. Hoy el reto no es solo castigar a los responsables del pasado, sino evitar que sus tentáculos sigan influyendo en el presente. Necesitamos una limpieza completa: política, judicial, cultural y moral.

CONCLUSIÓN: DE LA ENFERMEDAD A LA RECONSTRUCCIÓN NACIONAL

El Salvador está saliendo de cuidados intensivos, pero aún no está fuera de peligro. La tarea no es únicamente del gobierno; también es del pueblo que debe exigir, vigilar, denunciar y participar. No debemos permitir que la nostalgia, el miedo o la manipulación mediática nos hagan retroceder. El cáncer de la corrupción no debe volver, y para eso, hay que seguir el tratamiento hasta el final.

Los traidores de la patria no merecen más oportunidades. Ya tuvieron 30 años para demostrar su incapacidad y su codicia. Como bien lo expresa un proverbio bíblico: “Por sus frutos los conoceréis”. Ellos la dieron frutos y fueron frutos podridos.

Ahora es el tiempo de lo que dijo hace muchos años nuestro poeta Roque Dalton: “El Salvador será un lindo y serio país, cuando el pueblo, los intelectuales honestos, los albañiles, las señoras de los mercados, los maestros y los campesinos lo fertilicen, lo reconstruyan. El problema de El Salvador es que tiene como mil puyas (ladrones) y cien mil desniveles, cánceres invasivos y postemillas. Habrá que darle una polviadita, y un montón de baños de besos”

Ahora es tiempo del pueblo, de la dignidad, de la limpieza y del renacimiento. El Salvador no está condenado al pasado; está llamado a ser ejemplo de cómo un país herido puede sanar, curarse y levantarse con más fuerza que nunca.

BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA PARA AMPLIAR LA REFLEXIÓN:

1. Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador (propuesta frustrada).

2. Estadísticas de la Fiscalía General de la República (casos de corrupción 2000–2020).

3. Archivos periodísticos sobre sobresueldos y malversaciones en gobiernos de ARENA y FMLN.

4. Informe de la Corte de Cuentas y Tribunal de Ética Gubernamental (2004–2019).

 

 

SAN SALVADOR, 4 DE JULIO DE 2025.

 

 

 

 

 

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