jueves, 3 de julio de 2025

 

LA DOBLE MORAL DE LA PRENSA EN EL SALVADOR: DEL PERIODISMO AL ACTIVISMO POLÍTICO.

POR: MSc. JOSÈ ISRAEL VENTURA

INTRODUCCIÓN:

 Durante muchos años, la prensa salvadoreña se posicionó como un actor influyente en la vida política y social del país. Medios como El Diario de Hoy, La Prensa Gráfica, El Faro, Factum y otros, se autoproclamaban los defensores de la democracia, la transparencia y los derechos ciudadanos.  E incluso se vendieron como periodismo “incomodo” Pero el tiempo ha ido revelando una verdadera esencia: la supuesta objetividad de muchos de estos medios ha sido, en realidad, una máscara para encubrir intereses particulares, económicos y políticos.

Hoy, más que informar, muchos medios parecen dedicados a defender una narrativa específica, atacar a un solo sector y proteger a ciertos grupos de poder, mientras critican ferozmente a quienes se atreven a desafiar el statu quo. Esta conducta no es periodismo, es activismo político.

 El objetivo de este artículo es analizar y denunciar la doble moral con la que actúan varios medios de comunicación en El Salvador, evidenciando su sesgo político e ideológico, y reflexionar sobre el impacto que esta parcialidad tiene en la opinión pública, la democracia y la credibilidad del periodismo en el país.

SILENCIO CÓMPLICE AYER, GRITOS SELECTIVOS HOY

Uno de los rasgos más evidentes de esta doble moral es la selectividad con que la prensa aborda los temas de interés nacional. Durante los gobiernos de ARENA y el FMLN, cuando se firmaban pactos oscuros con pandillas, cuando se robaban millones de dólares del erario público, cuando se entregaban los recursos del Estado a manos extranjeras, muchos de estos medios guardaron un silencio cobarde y cómplice.

Pocas investigaciones, ningún escándalo en portadas, y mucho menos una condena firme. En cambio, se enfocaban en noticias superficiales, en trivialidades o en proteger la imagen de los mismos que hoy se presentan como “víctimas de persecución”.

Pero a partir de 2019, con la llegada de un gobierno que no responde a los intereses tradicionales ni a los partidos históricos, la prensa se ha convertido de repente en una feroz vigilante de cada movimiento presidencial, como si de pronto hubieran redescubierto su vocación periodística. No hay tregua ni respiro: toda decisión es cuestionada, todo logro es minimizado o distorsionado, y todo error es magnificado. ¿Dónde estaba ese espíritu crítico cuando se robaban los fondos públicos a manos llenas? ¿Por qué ahora sí levantan la voz y antes callaban? La respuesta es simple: perdieron el control del poder político, y con él, los privilegios que venían disfrutando.

UN PERIODISMO QUE RESPONDE A INTERESES, NO A LA VERDAD

La ética periodística exige imparcialidad, verificación de hechos, pluralidad de voces y compromiso con la verdad. Sin embargo, hoy vemos una prensa salvadoreña que en muchos casos actúa más como una maquinaria de ataque que como una fuente de información confiable. Desde los años de 1980 Monseñor Oscar Arnulfo Romero cuestionaba la doble moral de los medios y decía “Es una lástima tener medios tan vendidos a las condiciones, es lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión o de la radio, porque todo está comprado está amañado y no se dice la verdad”. (Monseñor Óscar Arnulfo Romero, 19717-1980)

El sesgo político e ideológico es evidente. Basta revisar los titulares, el lenguaje, las fuentes citadas y los temas que eligen destacar. No hay equilibrio. Todo lo que hace el gobierno es negativo, mientras que figuras de la oposición, incluso aquellas implicadas en corrupción o en el pasado más oscuro del país, reciben tratamiento suave o incluso heroico.

Además, se recurre constantemente a organismos internacionales, ONGs y “expertos” que ni siquiera viven en El Salvador, para validar posturas preconcebidas. Es una forma de legitimar opiniones disfrazadas de hechos. Es el periodismo convertido en trinchera ideológica.

Esta actitud ha destruido gran parte de la credibilidad de los medios tradicionales. Cuando un medio nunca publica nada positivo sobre un gobierno y solo emite ataques, deja de informar para convertirse en un actor político. Y eso el pueblo ya lo ha notado.

EL PUEBLO DESPERTÓ: EL MONOPOLIO DE LA VERDAD SE ACABÓ

En el pasado, los medios de comunicación controlaban casi por completo la narrativa pública. Lo que salía en la portada era lo que el pueblo creía y consumía. Pero hoy, gracias a las redes sociales, a los medios alternativos y a una ciudadanía cada vez más crítica, esa hegemonía ha sido derrotada.

El pueblo salvadoreño ya no acepta pasivamente lo que le dicen los periódicos o las radios “de siempre”. Hoy compara, investiga, comparte, debate. Ya no se deja manipular con titulares engañosos ni con campañas de miedo disfrazadas de “preocupación democrática”.

Y es precisamente ese cambio lo que tiene tan incómoda a la prensa tradicional. Porque han perdido el poder de moldear la opinión pública a su antojo. Ya no controlan la conversación nacional. Ya no pueden hacer y deshacer sin que alguien los cuestione.

Por eso, más que ejercer periodismo, se dedican ahora a victimizarse, a denunciar una supuesta “censura” o “autoritarismo”, cuando en realidad lo que enfrentan es una ciudadanía informada que ya no les cree ciegamente.

LA DOBLE MORAL COMO ESTRATEGIA DE DESGASTE

Una de las tácticas más comunes de estos medios es exigirle perfección a un gobierno nuevo, mientras minimizan o justifican las atrocidades de los gobiernos anteriores. Hablan de derechos humanos, pero jamás denunciaron los abusos en los penales durante el FMLN. Hablan de transparencia, pero nunca exigieron rendición de cuentas cuando ARENA robó millones con cheques falsos y sobresueldos.

Incluso hoy, medios como El Faro o Gato Encerrado reciben financiamiento de fundaciones extranjeras con claras agendas políticas, sin que haya transparencia sobre sus verdaderos intereses. ¿Eso no es motivo de crítica? ¿Eso no condiciona su narrativa?

La doble moral no solo es evidente, es descarada. Y lo más grave es que pretenden seguir ejerciendo influencia desde esa posición hipócrita, sin rendir cuentas de su propio pasado ni reconocer sus errores.

CONCLUSIÓN: O RECUPERAN LA ÉTICA O DESAPARECEN

El periodismo en El Salvador está en una encrucijada. Puede recuperar su esencia, asumir su rol con honestidad, y volver a servir a la verdad y al pueblo. O puede seguir siendo un instrumento de poder, manejado por intereses oscuros, alejado de la realidad que vive la mayoría de salvadoreños. Lo que está claro es que la credibilidad no se impone, se gana. Y hoy por hoy, muchos medios tradicionales han perdido esa credibilidad. No por persecución, no por censura, sino porque traicionaron su misión y jugaron con la confianza del pueblo.

Si siguen operando con doble moral, sesgo ideológico y arrogancia intelectual, seguirán siendo ignorados por una sociedad que ya no traga cuentos ni soporta más hipocresía.

El pueblo ya despertó. Y cuando el pueblo despierta, la mentira ya no tiene cabida, aunque venga envuelta en papel de periódico.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

1.     Chomsky, Noam (2002). Los guardianes de la libertad. Crítica.

2.     Herman, Edward S. & Chomsky, Noam (1988). Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media. Pantheon Books.

3.     Martín-Barbero, Jesús (1987). De los medios a las mediaciones. Gustavo Gili.

4.     Rodríguez, Claudia (2020). La desinformación como estrategia política. FLACSO-El Salvador.

5.     Barredo, Daniel E. (2019). Periodismo y posverdad: De la objetividad a la manipulación. Comunicación Social.

6.     Reflexiona sobre el deterioro de la ética periodística en tiempos de posverdad y polarización política.

7.     Informe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador (CICIES) (2021).

8.     Funes, Mauricio (2009–2014) y Saca, Elías Antonio (2004–2009): Sentencias judiciales y casos de corrupción documentados por la Fiscalía General de la República (FGR).

9.     Fuentes oficiales que detallan escándalos de corrupción silenciados por parte de ciertos medios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario