domingo, 28 de diciembre de 2025

 


                 AUGUREROS DEL FRACASO: CUANDO EL ANÁLISIS SE PIERDE EN LA PROFECÍA

POR: MSc. JOSÈ ISRAEL VENTURA.

RESUMEN

En el contexto político salvadoreño reciente ha emergido con fuerza un tipo particular de discurso opositor caracterizado por la profecía constante del desastre, el fracaso gubernamental y el colapso institucional. Este artículo analiza críticamente el papel de los llamados “augureros y predigitadores del mal”, figuras mediáticas y analistas políticos que, ante la pérdida de credibilidad y de propuestas programáticas, recurren sistemáticamente a la narrativa del miedo como estrategia discursiva. A partir de un análisis histórico, político y comunicacional, se examina cómo estos discursos han fallado reiteradamente en sus predicciones, cómo operan simbólicamente en la opinión pública y cuáles son sus implicaciones para la democracia, la racionalidad política y la formación de ciudadanía crítica en El Salvador.

Palabras clave: discurso político, narrativa del miedo, oposición política, comunicación mediática, El Salvador.

INTRODUCCIÓN.

La política contemporánea ya no se libra únicamente en el terreno de los programas, las ideologías o los proyectos de nación. En las sociedades mediáticas, la lucha política se ha trasladado, en gran medida, al plano de los discursos, las narrativas y la construcción simbólica de la realidad. En este escenario, la palabra se convierte en arma, y la interpretación de los hechos, en campo de batalla.

En El Salvador, durante los últimos años, se ha observado la proliferación de un tipo específico de discurso opositor que no se define por la crítica racional ni por la presentación de alternativas viables, sino por la anunciación permanente del desastre. Analistas reciclados, opinólogos de oficio y comentaristas mediáticos han asumido el rol de augureros, es decir, de intérpretes del mal por venir, y de predigitadores, expertos en anunciar catástrofes que nunca llegan a materializarse.

Estos actores no solo pronostican el fracaso del gobierno, sino que parecen desearlo, pues su legitimidad pública depende de que el país se hunda para poder decir: “teníamos razón”.

 Esta actitud revela una profunda crisis ética y política: el bienestar colectivo queda subordinado a la necesidad individual o grupal de mantener una narrativa de oposición permanente.

El presente artículo se propone analizar este fenómeno desde una perspectiva crítica, abordando sus raíces históricas, su funcionamiento discursivo y sus consecuencias sociales. Lejos de una defensa acrítica del poder, se busca reflexionar sobre la responsabilidad del análisis político y sobre los riesgos de convertir la opinión pública en un escenario de profecías apocalípticas sin sustento empírico.

1. EL AUGURIO COMO ESTRATEGIA POLÍTICA

Históricamente, el augur era aquel que interpretaba los signos para anunciar el futuro. En la política contemporánea, el augur mediático no observa signos objetivos, sino que construye escenarios de miedo a partir de prejuicios, intereses y frustraciones acumuladas.

En El Salvador, este tipo de discurso se ha manifestado con especial intensidad desde antes de la llegada de Nayib Bukele a la presidencia. Se anunció que su candidatura era “un salto al vacío”, que su gobierno provocaría el colapso económico, la ruptura institucional y el aislamiento internacional. Ninguna de estas profecías se cumplió en los términos catastróficos anunciados.

El problema no es la crítica —indispensable en toda democracia—, sino la repetición sistemática de predicciones fallidas sin ningún ejercicio de autocrítica posterior. El augur del mal nunca rinde cuentas por sus errores; simplemente reformula el desastre para una fecha futura.

2. LA NARRATIVA DEL MIEDO COMO SUSTITUTO DEL ARGUMENTO

Cuando una oposición carece de propuestas claras, el miedo se convierte en su principal recurso. En lugar de explicar cómo mejorar la economía, fortalecer las instituciones o combatir la desigualdad, se recurre a mensajes alarmistas: dictadura inminente, guerra civil, colapso financiero, sanciones internacionales.

Este tipo de narrativa no busca informar, sino desestabilizar emocionalmente a la ciudadanía. El miedo paraliza, confunde y erosiona la capacidad de análisis crítico. Así, la opinión pública se transforma en un espacio de ansiedad permanente, donde cualquier decisión gubernamental es presentada como una amenaza existencial.

Paradójicamente, esta estrategia termina debilitando a quienes la emplean. Cuando el desastre no ocurre, la credibilidad del mensajero se deteriora aún más, y la ciudadanía desarrolla una creciente inmunidad frente a sus advertencias.

3. EL ERROR HISTÓRICO DE LAS PREDICCIONES OPOSITORAS

Uno de los elementos más reveladores del fenómeno es la persistencia del error. Antes de 2019 se afirmó que un gobierno de Bukele sería imposible sin apoyo legislativo; sin embargo, gobernó en condiciones adversas. Se aseguró que su proyecto político dependía exclusivamente del respaldo de Estados Unidos, ignorando que durante buena parte de su mandato gobernaron administraciones demócratas poco afines.

También se anunció el colapso económico por la adopción del bitcoin, sin considerar la complejidad del sistema financiero ni la capacidad de adaptación del Estado. La economía no colapsó; por el contrario, el país mantuvo estabilidad macroeconómica en un contexto global adverso.

El problema no es equivocarse —el error es parte del análisis—, sino negar sistemáticamente la realidad cuando contradice la narrativa.

4. OPOSICIÓN, ÉTICA Y RESPONSABILIDAD PÚBLICA

Una oposición democrática cumple una función esencial: fiscalizar, proponer, corregir. Pero cuando la oposición se convierte en una fábrica de catástrofes imaginarias, traiciona su propia razón de ser.

Desear que al país le vaya mal para ganar legitimidad política es una forma de antipatriotismo cívico. La crítica pierde valor cuando se fundamenta en el resentimiento y no en el interés general. En este sentido, los augureros del mal no solo fracasan como analistas, sino como actores éticos dentro del espacio público.

5. Medios de comunicación y amplificación del discurso apocalíptico

Los medios de comunicación juegan un papel clave en la reproducción de estas narrativas. Al ofrecer micrófonos permanentes a los mismos analistas, sin contrastar datos ni exigir rigor, contribuyen a la normalización del alarmismo.

La repetición mediática no convierte una mentira en verdad, pero sí puede convertirla en ruido permanente, afectando la calidad del debate público y debilitando la confianza ciudadana en la información.

CONCLUSIÓN

El fenómeno de los augureros y predigitadores del mal en El Salvador no es un simple problema de opinión, sino un síntoma de una crisis más profunda de la oposición política y del análisis público. La incapacidad para leer la realidad, reconocer errores y construir propuestas ha llevado a ciertos sectores a refugiarse en el miedo como último recurso.

La historia reciente demuestra que las profecías apocalípticas no solo han sido erróneas, sino contraproducentes. Lejos de debilitar al gobierno, han debilitado a quienes las emiten, erosionando su credibilidad y su capacidad de incidencia real.

Una democracia madura requiere crítica, pero también honestidad intelectual, responsabilidad ética y respeto por los hechos.

REFLEXIÓN FINAL

El Salvador no necesita profetas del desastre, sino ciudadanos críticos; no necesita predicadores del miedo, sino constructores de futuro. La política no puede reducirse a la espera ansiosa del fracaso ajeno. Cuando el análisis se desconecta de la realidad, deja de ser pensamiento y se convierte en espectáculo.

La verdadera oposición no se define por anunciar el fin del país, sino por trabajar para que ese fin nunca llegue. Y la historia, implacable y paciente, siempre termina poniendo a cada augur frente al espejo de sus propias palabras.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

1.       Bobbio, N. (1996). Derecha e izquierda. Madrid: Taurus.

2.       Chomsky, N. (2002). El control de los medios de comunicación. Barcelona: Crítica.

3.       Habermas, J. (1999). Teoría de la acción comunicativa. Madrid: Trotta.

4.       Sartori, G. (2003). Homo videns: la sociedad teledirigida. Madrid: Taurus.

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