EL DINERO ALCANZA CUANDO NADIE SE LO ROBA
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN
En 2019, el entonces candidato presidencial Nayib Bukele
pronunció una frase que se transformó en símbolo de ruptura con el pasado
político salvadoreño: “Devuelvan lo robado”. No era una simple consigna
electoral, sino un grito moral que condensaba décadas de frustración ciudadana
ante la corrupción estructural. 
Una vez asumió la presidencia, esa expresión evolucionó
hacia una sentencia más profunda: “El dinero alcanza cuando nadie se lo
roba”. Esta frase, más que un eslogan, sintetiza una filosofía de gobierno
basada en la ética pública, la eficiencia administrativa y la prioridad del
bien común sobre los intereses partidarios.
A seis años de aquel cambio de paradigma, los resultados
son evidentes. Según datos oficiales, el Gobierno de El Salvador ha inaugurado
70 escuelas de primer nivel con una inversión superior a los siete millones de
dólares, y se prepara para abrir el nuevo Hospital Rosales, considerado el más moderno de Centroamérica
(Secretaría de Prensa de la Presidencia, 2025). Estas obras no son simples
infraestructuras: representan el fruto de una administración que ha puesto fin
a la práctica del saqueo institucional. 
En contraste, los gobiernos anteriores de ARENA y FMLN destinaron millonarios fondos a proyectos fantasmas o
desviaron recursos bajo pretextos partidarios, dejando una estela de impunidad.
La realidad es clara: durante décadas, el pueblo no fue
prioridad. El poder político se concibió como medio de enriquecimiento
personal, y la corrupción se normalizó como si fuera parte del sistema. Hoy,
esa lógica se ha invertido. Por eso, “el dinero alcanza cuando nadie se lo
roba” se ha convertido en una máxima ética que redefine la función del
Estado salvadoreño.
1. LA CORRUPCIÓN COMO RAÍZ DEL
ATRASO NACIONAL
Durante los gobiernos de ARENA y FMLN, el Estado
salvadoreño fue secuestrado por élites políticas que confundieron servicio
público con negocio personal. La corrupción, lejos de ser un hecho aislado, se
convirtió en un mecanismo estructural del poder. Según la Corte de Cuentas de
la República (2018), entre 1990 y 2018 se perdieron más de 3 mil millones de dólares en actos de
corrupción comprobados o bajo investigación.
Cada dólar robado significó un aula menos, un hospital
sin insumos, una carretera sin terminar. 
La corrupción destruyó no solo la economía, sino la
confianza del pueblo en sus instituciones. La política se vació de contenido
ético y se llenó de privilegios. En ese contexto, la frase de Bukele adquirió
un sentido revolucionario: denunciar la corrupción ya no bastaba; era necesario
construir un nuevo modelo de administración pública basado en la honradez.
Como señala el filósofo español Adela Cortina (2016), “la
ética pública no se reduce a la honestidad individual, sino que es la base de
la justicia institucional”. En El Salvador, esa justicia había sido
secuestrada por décadas.
2. LA HONESTIDAD COMO POLÍTICA
DE ESTADO
Con la llegada de Nayib Bukele al poder, la honestidad
dejó de ser una aspiración moral para convertirse en una política pública. Por primera vez, la
transparencia y la eficiencia son pilares centrales de la gestión estatal. Se
han invertido recursos en obras visibles, tangibles y útiles para la población:
escuelas, hospitales, carreteras y programas sociales que llegan a las
comunidades más pobres.
La diferencia es palpable. Según datos del Ministerio de
Hacienda (2025), la ejecución presupuestaria ha alcanzado niveles récord de
eficiencia, con más del 90 % de
los fondos destinados directamente a inversión social. Esto confirma que,
cuando se eliminan los intermediarios corruptos, el dinero rinde.
Además, las auditorías internacionales reconocen avances
significativos en el control del gasto público. El informe del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID, 2024) destaca que “El Salvador ha
mejorado notablemente su capacidad de ejecución y control presupuestario
gracias a políticas de austeridad y transparencia en la gestión de fondos
públicos”.
3. EL COSTO POLÍTICO DE LA
HONRADEZ
La honestidad tiene enemigos poderosos. Los sectores que
por décadas se beneficiaron del saqueo estatal no han aceptado perder sus
privilegios. Por eso, los ataques mediáticos y políticos contra el actual
gobierno son feroces. Muchos de los antiguos defensores de la corrupción
disfrazan su frustración bajo discursos de “democracia” o “libertad de
expresión”, intentando recuperar influencia.
Sin embargo, la ciudadanía ha despertado. El pueblo, que
antes era engañado con falsas promesas, hoy puede comparar. Las obras, los
resultados y la seguridad son pruebas visibles que desmienten la narrativa de
los corruptos. 
Como diría el filósofo Karl Marx (1845), “la práctica
es el criterio de la verdad”. Y la práctica de este gobierno ha demostrado
que cuando se gobierna con honestidad, los resultados son concretos y
palpables.
4. LA NUEVA ÉTICA DEL
DESARROLLO
El Salvador atraviesa una transformación cultural. Ya no
se trata solo de construir obras, sino de construir confianza. La
administración honesta ha generado un efecto multiplicador: más inversión, más
credibilidad internacional y más cohesión social.
La transparencia ha demostrado ser la forma más eficaz de redistribuir la
riqueza, porque elimina la fuga de recursos hacia la corrupción.
Esta revolución ética tiene una enseñanza fundamental: el
desarrollo no depende de la cantidad de dinero, sino del uso que se le da. Lo
que antes se robaba, hoy se invierte. Lo que antes se desperdiciaba, hoy se
multiplica en beneficio colectivo.
El nuevo Hospital Rosales es símbolo de esa
transformación. Por más de medio siglo, fue promesa incumplida. Hoy, su
reconstrucción es un acto de justicia histórica. Representa la victoria del
trabajo sobre la mentira, del pueblo sobre la corrupción.
CONCLUSIÓN
El Salvador está viviendo una nueva era, no solo de
crecimiento material, sino de redención moral. Después de décadas de engaños,
el pueblo ve que la honestidad sí paga, que la transparencia sí construye y
que el dinero público sí puede transformarse en bienestar cuando se administra
con ética.
La frase “El dinero alcanza cuando nadie se lo roba”
sintetiza la verdad más simple y poderosa del nuevo tiempo salvadoreño. No es
un milagro económico, sino una consecuencia lógica: cuando los corruptos ya no
se reparten el pastel, el país avanza.
REFLEXIÓN FINAL
La transformación actual de El Salvador no es solo
política; es espiritual, cultural y ética. Los pueblos se liberan cuando
aprenden a exigir honradez y a reconocer los frutos del trabajo bien hecho.
Esta etapa pasará a la historia como la demostración
práctica de que el progreso no requiere más préstamos, sino menos ladrones. Que
la justicia social no nace de discursos, sino de manos limpias.
En definitiva, el
dinero alcanza cuando nadie se lo roba, pero también cuando el pueblo
aprende a no permitir que se lo vuelvan a robar.
 La verdadera
independencia no se conquista una vez, sino que se defiende todos los días con
conciencia, memoria y dignidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
1.      
Banco
Interamericano de Desarrollo. (2024). Informe sobre transparencia y
eficiencia en América Latina: El caso de El Salvador. BID.
2.      
Bukele, N.
(2019). Discurso de campaña presidencial: “Devuelvan lo robado”. San
Salvador: Archivo de la Presidencia.
3.      
Bukele, N.
(2021). Conferencia nacional sobre inversión pública: “El dinero alcanza
cuando nadie se lo roba”. Casa Presidencial, San Salvador.
4.      
Corte de
Cuentas de la República. (2018). Informe anual de auditorías y pérdidas por
corrupción 1990–2018. San Salvador.
5.      
Cortina, A.
(2016). Ética pública y democracia: el desafío de la corrupción. Madrid:
Editorial Tecnos.
6.      
Ministerio
de Hacienda de El Salvador. (2025). Ejecución presupuestaria 2024–2025 y
gasto social. San Salvador.
- Secretaría de
     Prensa de la Presidencia. (2025, noviembre 2). Presidente Bukele
     inaugura 70 escuelas y anuncia la próxima apertura del nuevo Hospital
     Rosales. Recuperado de https://www.presidencia.gob.sv
 
SAN SALVADOR, 3 DE NOVIEMBRE DE 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario