lunes, 8 de septiembre de 2025

 

“OPOSICIÓN TÓXICA: CUANDO LA ENVIDIA SUSTITUYE A LA POLÍTICA”

MSc. JOSÈ ISRAEL VENTUURA.

INTRODUCCIÓN

Desde la llegada de Nayib Bukele a la presidencia de El Salvador en junio de 2019, el país ha sido testigo de una transformación política sin precedentes. Por un lado, su gobierno ha impulsado políticas de seguridad, modernización digital y proyectos de infraestructura que han sido reconocidos incluso fuera de las fronteras nacionales (Cevallos, 2022). Sin embargo, desde sus primeros días en el poder, también se ha enfrentado a una oposición que, más que cumplir su papel de contrapeso democrático, parece actuar con resentimiento y con un espíritu destructivo.

La función esencial de la oposición en un sistema político debería consistir en evaluar de manera objetiva las políticas gubernamentales, reconocer los aciertos y señalar los errores, proponiendo alternativas viables. La crítica responsable y constructiva es parte del juego democrático. Sin embargo, en El Salvador lo que se observa es una oposición marcada por la envidia política, la toxicidad discursiva y la falta de propuestas sólidas. Tal actitud no contribuye al fortalecimiento institucional ni al bienestar social, sino que genera un ambiente de confrontación estéril.

En este comentario crítico, se argumenta que la oposición salvadoreña —representada por líderes como Manuel “chino” Flores, Carlos Saade y otros diputados— ha optado por el camino de la descalificación, el insulto y la negación, olvidando que durante tres décadas de hegemonía política no ofrecieron soluciones efectivas a los problemas del país. Este fenómeno merece una revisión desde la perspectiva de la ética política y de la memoria histórica reciente.

1. EL PAPEL DE LA OPOSICIÓN EN DEMOCRACIA

En la teoría política, la oposición cumple una función indispensable: vigilar, fiscalizar y proponer alternativas (Dahl, 2006). Una oposición madura reconoce los avances de sus adversarios y, en lugar de envenenar el debate, construye sobre las necesidades colectivas. Sin embargo, en El Salvador la oposición ha olvidado este principio, reduciendo su acción a discursos plagados de ataques personales.

2. UNA OPOSICIÓN TÓXICA Y ENVIDIOSA

El término oposición tóxica describe a partidos y dirigentes incapaces de reconocer el éxito ajeno. Durante los treinta años en que ARENA y el FMLN controlaron el Estado, se normalizaron prácticas de corrupción, clientelismo y abandono social (López, 2021). Hoy, al enfrentarse a un gobierno que ha logrado avances visibles en seguridad y gobernabilidad, los antiguos actores políticos no soportan quedar en evidencia.

Cuando líderes como el “chino” Flores o Carlos Saade toman la palabra, no presentan propuestas estructuradas, sino discursos llenos de resentimiento y frases despectivas, que más parecen desahogos de frustración que verdaderas posturas políticas.

3. LA MEMORIA DE LOS 30 AÑOS PERDIDOS

La crítica más fuerte hacia esta oposición es que no tienen autoridad moral para cuestionar, porque fueron protagonistas del fracaso. Durante tres décadas, los gobiernos de turno se caracterizaron por privatizaciones cuestionadas, corrupción a gran escala y el abandono del sistema educativo y de salud (Martínez, 2019). La oposición actual evita hacer autocrítica sobre ese pasado y pretende ahora erigirse en jueces morales del gobierno actual.

4. LA ENVIDIA POLÍTICA COMO MOTOR

La envidia, más que un simple sentimiento, es un motor destructivo que impide reconocer la realidad. Nietzsche (1997) advertía que la envidia convierte a los hombres en seres incapaces de construir, pues todo su esfuerzo se centra en destruir al otro. Eso es precisamente lo que vemos en la oposición salvadoreña: una incapacidad de generar ideas nuevas porque su obsesión está en atacar los logros de Bukele.

CONCLUSIÓN

La oposición en El Salvador no ha entendido que la democracia no se fortalece con veneno, sino con ideas. La función de ser contrapeso se ha degenerado en un ejercicio tóxico, envidioso y sin creatividad. En lugar de actuar como actores políticos responsables, se han convertido en críticos destructivos que no soportan ver los resultados de un gobierno que los ha superado en pocos años. Esta actitud no solo perjudica al gobierno, sino que afecta al país entero, pues retrasa la posibilidad de un diálogo político maduro y orientado al bien común.

REFLEXIÓN FINAL

En la historia de las naciones, las oposiciones han sido protagonistas del cambio cuando ejercen una crítica responsable, ética y con propuestas. El Salvador necesita una oposición que contribuya a construir, no una que viva de la envidia y del veneno político. Si los líderes opositores no logran superar su resentimiento, seguirán hundiéndose en la irrelevancia. Como bien afirmaba José Martí: “La crítica no es censura amarga, sino juicio sereno que disipa las sombras” (Martí, 1893/2001).

La lección es clara: la oposición tiene dos caminos, continuar siendo un obstáculo tóxico o renacer como una fuerza que construya democracia. El tiempo y el pueblo serán los jueces.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.

1.      Cevallos, D. (2022). El Salvador: transformaciones políticas y sociales en el siglo XXI. Editorial UASB.

2.      Dahl, R. (2006). La democracia y sus críticos. Paidós.

3.      López, M. (2021). Corrupción y democracia en Centroamérica. FLACSO.

4.      Martí, J. (2001). Obras completas (Vol. 8). Editorial Ciencias Sociales. (Trabajo original publicado en 1893).

5.      Martínez, R. (2019). Treinta años de transición fallida en El Salvador. UCA Editores.

6.      Nietzsche, F. (1997). Humano, demasiado humano. Alianza Editorial.

 

 

 

SAN SALVADOR, 8 DE SEPTIEMBRE DE 2025

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