TODO LO SÓLIDO SE DESVANECE: DEVENIR, HISTORIA Y EXISTENCIA
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN
Desde el origen del pensamiento filosófico, los seres
humanos se han preguntado por la naturaleza de la realidad, su permanencia o
transitoriedad, y el sentido último de la existencia. Filósofos como Heráclito,
Parménides, Platón, Aristóteles, Hegel y Marx, entre muchos otros, se han
esforzado por descifrar la esencia del mundo que habitamos.
Una de las
verdades más profundas a las que han llegado es que nada es estático, absoluto
ni eterno: todo fluye, todo se transforma, todo nace y muere. Este ensayo se propone
profundizar en esa idea, retomando las reflexiones iniciales de Todo es y está
dejando de ser y ampliándolas con fundamentos filosóficos, científicos,
históricos y literarios. El objetivo es mostrar cómo este principio del devenir
atraviesa todos los niveles de la realidad: desde el cosmos hasta la vida
personal, desde la organización social hasta las expresiones culturales.
La comprensión del cambio como esencia de la existencia
no solo nos invita a reflexionar sobre el sentido de la vida, sino que también
nos desafía a asumir una actitud consciente frente al tiempo, la historia y
nuestras propias acciones. Como afirmó Heráclito: “Nadie puede bañarse dos
veces en el mismo río” (Frag. DK 22B12), pues ni el río ni la persona son los
mismos. En esa paradoja radica la verdad del ser humano: somos lo que dejamos
de ser y, al mismo tiempo, lo que estamos llamados a ser.
I. EL DEVENIR COMO ESENCIA DE LA REALIDAD
La realidad no es una estructura fija, sino un proceso
continuo. Galileo Galilei, al sostener frente a sus inquisidores la célebre
frase “Eppur si muove” (y, sin embargo, se mueve), dejó en claro que, incluso en
el universo más aparentemente estable, todo se encuentra en movimiento. Este
principio no solo aplica a los cuerpos celestes, sino también a la vida humana
y a las instituciones sociales. Karl Marx lo expresó de manera contundente:
“Todo lo sólido se desvanece en el aire” (Marx, 1852/2013, p. 45),
recordándonos que nada permanece inmutable, ni siquiera las estructuras más
robustas del poder o la economía.
El devenir, por tanto, no es un accidente que ocurre de
vez en cuando, sino la esencia misma de lo real. Nada escapa a esta dinámica:
lo biológico, lo físico, lo social y lo espiritual participan de ella. Incluso
los pensamientos y emociones humanas son parte de un flujo constante de cambio,
que nunca se detiene.
II. FILOSOFÍA DEL CAMBIO: DE HERÁCLITO A HEGEL
Heráclito fue uno de los primeros pensadores en señalar
que el cambio no era una irregularidad del mundo, sino su característica esencial.
“Todo se mueve, nada permanece”. Su visión contrastaba con la de Parménides,
quien defendía la idea de un ser absoluto e inmutable. Con Heráclito nació una
concepción dinámica del cosmos que siglos después influiría en la dialéctica
hegeliana.
Hegel (1807/2011) profundizó en la idea de que el
movimiento surge de la contradicción. La dialéctica, entendida como el proceso
en el cual tesis y antítesis se enfrentan para dar lugar a una síntesis,
representa la forma en que el devenir se manifiesta en la historia y en la
naturaleza. Su célebre idea de la negación de la negación nos enseña que el
progreso no es lineal, sino que avanza a través de rupturas y superaciones.
Alejandro Jodorowsky, en un lenguaje más cercano a nuestra época, lo sintetiza así: “En todo momento estamos dejando de ser lo que fuimos, siendo lo que somos y comenzando a ser lo que seremos”. En esta afirmación se observa cómo el pensamiento contemporáneo retoma la esencia del devenir heracliteano y hegeliano, actualizándola para comprender la condición humana en el presente.
III. CIENCIA Y DEVENIR
La ciencia moderna confirma lo que la filosofía intuyó
desde sus inicios: nada permanece fijo. La física cuántica revela que incluso
las partículas más pequeñas se encuentran en constante vibración. Albert
Einstein (1920/2005), al formular la teoría de la relatividad, mostró que
espacio y tiempo son relativos y no entidades inmutables. El universo mismo se
expande desde el Big Bang, y ese movimiento cósmico es la prueba más clara de
que todo está en permanente transformación.
Stephen Hawking (1988/2016) explicó que incluso los
agujeros negros, considerados durante siglos como símbolos de eternidad,
terminan evaporándose por la radiación que lleva su nombre. En biología,
Charles Darwin (1859/2009) mostró cómo las especies evolucionan, se adaptan y,
eventualmente, desaparecen. La vida no es estática: cada organismo es resultado
de millones de años de transformaciones.
El ser humano mismo es evidencia de este principio. Desde
la concepción en el vientre materno hasta la vejez, atravesamos una serie de
cambios físicos, emocionales y cognitivos. Nuestra identidad no es una
sustancia fija, sino una construcción que se reinventa constantemente.
I. IV.
HISTORIA, SOCIEDAD Y DEVENIR
La historia de la humanidad es prueba contundente de que
ninguna organización social es eterna. Los imperios que alguna vez parecieron
invencibles desaparecieron: Roma, Bizancio, los imperios coloniales europeos.
Todos ellos ilustran la máxima de Marx (1867/2018): las contradicciones
internas impulsan la transformación y conducen a la disolución de lo viejo y la
emergencia de lo nuevo.
En América Latina, los procesos sociales del siglo XX
reflejan esta dinámica. Las dictaduras militares que dominaron gran parte de la
región fueron sustituidas por regímenes democráticos. Sin embargo, estas
democracias enfrentan ahora nuevas crisis, mostrando que la historia nunca se
detiene ni alcanza un punto final. La globalización, las migraciones, los
cambios tecnológicos y las luchas sociales son manifestaciones concretas del
devenir histórico.
Las revoluciones, los movimientos de independencia y las
luchas populares son ejemplos de cómo el cambio social se produce por la
acumulación de contradicciones que, llegado el momento, estallan en procesos
transformadores.
V. VIDA HUMANA: UNIDAD DE CONTRARIOS
La vida de cada ser humano es una demostración palpable
del principio de ser y dejar de ser. Desde el nacimiento iniciamos el camino
hacia la muerte, pero esa finitud no es una tragedia, sino la condición misma
de la vida. Octavio Paz (1950/2014) escribió: “Vivir es nacer a cada instante”,
y en esa afirmación se encuentra la clave de nuestra existencia: cada día
dejamos atrás lo que fuimos para abrirnos a lo que seremos.
Nuestra vida está marcada por la unidad y lucha de
contrarios: juventud y vejez, salud y enfermedad, esperanza y desesperanza,
vida y muerte. La dialéctica personal es la expresión concreta de la dialéctica
universal. No hay crecimiento sin crisis, no hay aprendizaje sin error, no hay
vida sin muerte.
Reconocer esta condición nos permite asumir con mayor
serenidad los cambios que enfrentamos. La conciencia de la muerte, lejos de ser
un obstáculo, puede convertirse en un motor para vivir de manera más plena y
consciente.
CONCLUSIÓN
El principio del devenir nos enseña que nada es absoluto
ni eterno. La realidad está en constante transformación: desde las estrellas
hasta las células, desde los imperios hasta las personas. Comprender esta
verdad nos permite reconciliarnos con el cambio y aceptarlo como parte natural
de la vida. Resistirse a él es inútil y doloroso; asumirlo, en cambio, nos abre
la posibilidad de vivir en armonía con la dinámica del universo.
El ser y el dejar de ser no son opuestos irreconciliables,
sino fases de un mismo proceso. Al reconocerlo, podemos entender mejor la
historia, la naturaleza y nuestra propia existencia.
REFLEXIÓN FINAL
Aceptar que todo cambia no implica resignación, sino
sabiduría. Implica vivir el presente con intensidad, sabiendo que todo es
transitorio. Como escribió Rumi (siglo XIII/2004): “Intenta aceptar el cambio como parte de tu viaje. No te aferres a nada,
porque todo lo que agarras se escapa de tus manos”. Esta invitación a la
fluidez y al desapego nos ayuda a vivir con mayor plenitud.
La verdadera lección del devenir no es la desesperanza,
sino la libertad: al comprender que todo pasa, aprendemos a no encadenarnos al
miedo, a la ambición desmedida o al apego. En esa conciencia radica la
posibilidad de transformar nuestra vida y la sociedad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
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(2009). El origen de las especies. Editorial Akal. (Trabajo original publicado
en 1859).
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Einstein, A.
(2005). Relatividad: La teoría especial y general. Ediciones Paidós. (Trabajo
original publicado en 1920).
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publicado en 1988).
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original publicado en 1807).
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Jodorowsky,
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Marx, K.
(2013). El 18 Brumario de Luis Bonaparte. Siglo XXI Editores. (Trabajo original
publicado en 1852).
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Marx, K.
(2018). El capital. Fondo de Cultura Económica. (Trabajo original publicado en
1867).
9.
Paz, O.
(2014). El laberinto de la soledad. Fondo de Cultura Económica. (Trabajo original
publicado en 1950).
10.
Rumi, J.
(2004). El libro del interior. Editorial Kairós.
SAN SALVADOR, 6 DE SEPTIEMBRE DE 2025
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