martes, 16 de septiembre de 2025

 

“INDEPENDENCIA BURLADA: LA VERGÜENZA DEL FMLN”

POR: MSc. JOSÈ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN.

El 15 de septiembre de 2025 debía ser, como cada año, una fecha solemne y digna: la conmemoración de los 204 años de independencia patria. Una ocasión para recordar los sacrificios de nuestros antepasados, renovar el compromiso con la soberanía nacional y rendir homenaje a los símbolos que nos unen como salvadoreños. Sin embargo, lejos de ser un espacio de unidad y respeto, la dirigencia del FMLN encabezada por Óscar “chino” Flores convirtió la efeméride en una grotesca parodia política. En lugar de honrar la bandera, el himno y los símbolos que representan la sangre derramada por la libertad, se prestaron al ridículo con cantos desentonados de “Muerte o venceremos”, un eslogan vacío que solo evidencia el extravío de un partido en agonía.

La pregunta que surge es inevitable: ¿cómo es posible que un partido que dice defender al pueblo, en vez de celebrar su independencia, prefiera burlarse de sus raíces históricas? El FMLN, incapaz de leer la realidad y entender que su tiempo político pasó, ha optado por la necedad y el espectáculo vergonzoso. Y luego, todavía, sus dirigentes se preguntan por qué no aparecen en las encuestas. La respuesta está frente a sus ojos.

1. EL IRRESPETO A LOS SÍMBOLOS PATRIOS

La marcha mostró una verdad incómoda: el FMLN ya no respeta ni al país ni a su gente. Burlarse de los símbolos patrios, sustituir el himno nacional o minimizar la solemnidad de la independencia equivale a escupir sobre la memoria de los próceres. Cantar “Muerte o venceremos” no es valentía revolucionaria, sino una expresión vacía de un partido derrotado que confunde radicalismo con patriotismo.

Un pueblo que aún recuerda el dolor de la guerra civil no puede aceptar que se pretenda revivir consignas bélicas en pleno siglo XXI. La independencia no se honra con discursos de odio ni con marchas manipuladas, sino con la construcción de futuro, con educación, trabajo digno y respeto a la nación. El FMLN, al elegir el camino del escarnio, dejó claro que no tiene ni brújula ética ni proyecto de país.

2. UNA MARCHA POLÍTICA SIN PUEBLO

Lejos de convocar multitudes, la marcha apenas arrastró pequeños grupos, la mayoría de ellos militantes cansados, empleados obligados o viejos cuadros que aún creen en una retórica caduca. No fue un desfile ciudadano ni un clamor popular; fue un acto partidario sin alma, desconectado de la gente.

El contraste con la verdadera celebración de la independencia fue evidente: mientras miles de familias salvadoreñas se unían en actividades culturales, escolares y comunitarias, el FMLN solo ofreció una marcha hueca que nadie recuerda hoy con respeto, sino con vergüenza ajena. El pueblo no se siente representado en consignas de derrota ni en dirigentes que viven en el pasado. Por eso, el partido ya no aparece en las encuestas: porque ya no existe en la conciencia de la mayoría.

3. EL LIDERAZGO VACÍO DEL “CHINO” FLORES

Óscar “chino” Flores es el rostro más visible de este extravío político. Su papel en la marcha fue el de un actor de comedia más que el de un dirigente político serio. No condujo a sus bases hacia la reflexión ni hacia una propuesta concreta para el país; los arrastró hacia el ridículo y la desconexión.

Mientras Flores pretende mostrarse como líder renovador, la realidad lo desmiente: bajo su mando, el FMLN ha desaparecido del mapa electoral, sin capacidad de diálogo ni influencia real. Su pregunta de por qué no aparecen en las encuestas tiene una respuesta contundente: porque han dejado de ser opción, porque han traicionado la confianza del pueblo, porque viven de consignas gastadas y no de propuestas para el presente.

4. EL ESPEJO DE ARENA: UN PARALELISMO GROTESCO

Cantar “Muerte o venceremos” en el contexto de la independencia es tan absurdo como si el pueblo hubiera entonado la marcha de ARENA en un acto oficial. Ambos partidos representan el pasado más oscuro: la corrupción, la guerra, la exclusión y el desprecio por el pueblo. El FMLN no se diferencia ya de ARENA; son dos caras de la misma moneda fracasada.

Mientras la sociedad salvadoreña busca nuevas rutas, ambos partidos se aferran a consignas, himnos y banderas que ya nadie reconoce como suyas. El pueblo, cansado de promesas rotas y de líderes ineptos, ha abandonado esas viejas trincheras políticas. Por eso la marcha del FMLN fue, en realidad, un funeral político disfrazado de protesta.

5. INDEPENDENCIA VS. RIDÍCULO POLÍTICO

La verdadera independencia no se celebra con marchas manipuladas, sino con la libertad de un pueblo que ya no es rehén de pandillas, que camina seguro, que recupera sus parques y plazas. Hoy la independencia tiene un significado más real y palpable para los salvadoreños comunes que para los dirigentes de la oposición.

Mientras la sociedad avanza hacia un nuevo horizonte, el FMLN y su dirigencia parecen empeñados en quedarse atascados en consignas de muerte, incapaces de ofrecer un proyecto de vida. De ahí que la marcha no fue una celebración, sino un ridículo colectivo. Y el pueblo lo sabe.

CONCLUSIÓN

El FMLN ha perdido el rumbo y la dignidad. Convertir el aniversario patrio en una caricatura política es la mejor muestra de su decadencia. Al cantar “Muerte o venceremos”, no hicieron otra cosa que firmar su acta de defunción política frente al pueblo salvadoreño. El liderazgo del “chino” Flores es vacío, y sus bases, reducidas.

Por eso no aparecen en las encuestas: porque el pueblo no olvida quiénes fueron, qué hicieron y cómo traicionaron la esperanza. La independencia merece respeto, no burlas. Y los que hoy la mancillan están condenados a quedar en el basurero de la historia.

REFLEXIÓN FINAL

La marcha del FMLN no fue un acto de resistencia, sino un espectáculo de decadencia. Quisieron mostrarse como defensores del pueblo, pero se exhibieron como caricaturas de lo que alguna vez fueron. El Salvador ya no les pertenece, porque el pueblo decidió caminar hacia adelante y no hacia atrás.

La independencia es del pueblo, no de los partidos. Y el pueblo, con memoria y dignidad, sabrá siempre distinguir entre quienes la honran y quienes la profanan.

 

 

 

 

SAN SALVADOR, 16 DE SEPTIEMBRE DE 2025

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