“INDEPENDENCIA BURLADA: LA VERGÜENZA DEL FMLN”
POR: MSc. JOSÈ ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN.
El 15 de septiembre de 2025 debía ser, como cada año, una
fecha solemne y digna: la conmemoración de los 204 años de independencia
patria. Una ocasión para recordar los sacrificios de nuestros antepasados,
renovar el compromiso con la soberanía nacional y rendir homenaje a los
símbolos que nos unen como salvadoreños. Sin embargo, lejos de ser un espacio
de unidad y respeto, la dirigencia del FMLN encabezada por Óscar “chino” Flores
convirtió la efeméride en una grotesca parodia política. En lugar de honrar la
bandera, el himno y los símbolos que representan la sangre derramada por la
libertad, se prestaron al ridículo con cantos desentonados de “Muerte o
venceremos”, un eslogan vacío que solo evidencia el extravío de un partido en
agonía.
La pregunta que surge es inevitable: ¿cómo es posible que
un partido que dice defender al pueblo, en vez de celebrar su independencia,
prefiera burlarse de sus raíces históricas? El FMLN, incapaz de leer la
realidad y entender que su tiempo político pasó, ha optado por la necedad y el
espectáculo vergonzoso. Y luego, todavía, sus dirigentes se preguntan por qué
no aparecen en las encuestas. La respuesta está frente a sus ojos.
1. EL IRRESPETO A LOS SÍMBOLOS PATRIOS
La marcha mostró una verdad incómoda: el FMLN ya no
respeta ni al país ni a su gente. Burlarse de los símbolos patrios, sustituir
el himno nacional o minimizar la solemnidad de la independencia equivale a
escupir sobre la memoria de los próceres. Cantar “Muerte o venceremos” no es
valentía revolucionaria, sino una expresión vacía de un partido derrotado que
confunde radicalismo con patriotismo.
Un pueblo que aún recuerda el dolor de la guerra civil no
puede aceptar que se pretenda revivir consignas bélicas en pleno siglo XXI. La
independencia no se honra con discursos de odio ni con marchas manipuladas,
sino con la construcción de futuro, con educación, trabajo digno y respeto a la
nación. El FMLN, al elegir el camino del escarnio, dejó claro que no tiene ni
brújula ética ni proyecto de país.
2. UNA MARCHA POLÍTICA SIN PUEBLO
Lejos de convocar multitudes, la marcha apenas arrastró
pequeños grupos, la mayoría de ellos militantes cansados, empleados obligados o
viejos cuadros que aún creen en una retórica caduca. No fue un desfile
ciudadano ni un clamor popular; fue un acto partidario sin alma, desconectado
de la gente.
El contraste con la verdadera celebración de la
independencia fue evidente: mientras miles de familias salvadoreñas se unían en
actividades culturales, escolares y comunitarias, el FMLN solo ofreció una
marcha hueca que nadie recuerda hoy con respeto, sino con vergüenza ajena. El
pueblo no se siente representado en consignas de derrota ni en dirigentes que
viven en el pasado. Por eso, el partido ya no aparece en las encuestas: porque
ya no existe en la conciencia de la mayoría.
3. EL LIDERAZGO VACÍO DEL “CHINO” FLORES
Óscar “chino” Flores es el rostro más visible de este
extravío político. Su papel en la marcha fue el de un actor de comedia más que
el de un dirigente político serio. No condujo a sus bases hacia la reflexión ni
hacia una propuesta concreta para el país; los arrastró hacia el ridículo y la
desconexión.
Mientras Flores pretende mostrarse como líder renovador, la realidad lo desmiente: bajo su mando, el FMLN ha desaparecido del mapa electoral, sin capacidad de diálogo ni influencia real. Su pregunta de por qué no aparecen en las encuestas tiene una respuesta contundente: porque han dejado de ser opción, porque han traicionado la confianza del pueblo, porque viven de consignas gastadas y no de propuestas para el presente.
4. EL ESPEJO DE ARENA: UN PARALELISMO GROTESCO
Cantar “Muerte o venceremos” en el contexto de la
independencia es tan absurdo como si el pueblo hubiera entonado la marcha de
ARENA en un acto oficial. Ambos partidos representan el pasado más oscuro: la
corrupción, la guerra, la exclusión y el desprecio por el pueblo. El FMLN no se
diferencia ya de ARENA; son dos caras de la misma moneda fracasada.
Mientras la sociedad salvadoreña busca nuevas rutas,
ambos partidos se aferran a consignas, himnos y banderas que ya nadie reconoce
como suyas. El pueblo, cansado de promesas rotas y de líderes ineptos, ha
abandonado esas viejas trincheras políticas. Por eso la marcha del FMLN fue, en
realidad, un funeral político disfrazado de protesta.
5. INDEPENDENCIA VS. RIDÍCULO POLÍTICO
La verdadera independencia no se celebra con marchas
manipuladas, sino con la libertad de un pueblo que ya no es rehén de pandillas,
que camina seguro, que recupera sus parques y plazas. Hoy la independencia
tiene un significado más real y palpable para los salvadoreños comunes que para
los dirigentes de la oposición.
Mientras la sociedad avanza hacia un nuevo horizonte, el
FMLN y su dirigencia parecen empeñados en quedarse atascados en consignas de
muerte, incapaces de ofrecer un proyecto de vida. De ahí que la marcha no fue
una celebración, sino un ridículo colectivo. Y el pueblo lo sabe.
CONCLUSIÓN
El FMLN ha perdido el rumbo y la dignidad. Convertir el
aniversario patrio en una caricatura política es la mejor muestra de su
decadencia. Al cantar “Muerte o venceremos”, no hicieron otra cosa que firmar
su acta de defunción política frente al pueblo salvadoreño. El liderazgo del “chino”
Flores es vacío, y sus bases, reducidas.
Por eso no aparecen en las encuestas: porque el pueblo no
olvida quiénes fueron, qué hicieron y cómo traicionaron la esperanza. La
independencia merece respeto, no burlas. Y los que hoy la mancillan están
condenados a quedar en el basurero de la historia.
REFLEXIÓN FINAL
La marcha del FMLN no fue un acto de resistencia, sino un
espectáculo de decadencia. Quisieron mostrarse como defensores del pueblo, pero
se exhibieron como caricaturas de lo que alguna vez fueron. El Salvador ya no
les pertenece, porque el pueblo decidió caminar hacia adelante y no hacia
atrás.
La independencia es del pueblo, no de los partidos. Y el
pueblo, con memoria y dignidad, sabrá siempre distinguir entre quienes la
honran y quienes la profanan.
SAN SALVADOR, 16 DE SEPTIEMBRE DE 2025
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