“QUIEREN
ANULAR TU VOTO PORQUE NO PUEDEN GANAR EL SUYO”
POR: MSc. JOSÉ
ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN
En las últimas
semanas, algunos diputados del partido ARENA y “analistas” de oposición han
lanzado la idea de que, para las elecciones del 2027, la ciudadanía debería
anular el voto o que incluso los partidos opositores no se presenten a la
contienda.
Se presentan como defensores
de un supuesto “principio moral” frente a lo que llaman “ventaja oficialista”,
pero, si se examina con cuidado, lo que hay detrás de ese discurso no es ética
ni convicción democrática, sino una confesión anticipada de derrota.
En cualquier democracia
del mundo, el poder legítimo surge de la voluntad popular expresada en las
urnas. Ni un partido ni un bloque opositor otorgan legitimidad por el simple
hecho de competir; esa legitimidad se la da el pueblo cuando vota masivamente.
Por tanto, la narrativa
de que “sin oposición no hay democracia” es un truco retórico para disfrazar la
incapacidad política de quienes, después de décadas de abusos y fracasos, han
perdido la confianza de la mayoría de los ciudadanos.
DESARROLLO
El falso argumento de
la “legitimidad condicionada”
Quienes sostienen que
el presidente en turno necesita a la oposición para ser legítimo desconocen que
la democracia no se mide por la presencia o ausencia de ciertos partidos, sino
por la libertad del elector. Si en 2027 los salvadoreños votan en masa y dan
una victoria aplastante a un candidato, esa decisión será incuestionable,
participen o no los partidos tradicionales. La abstención o el boicot de unos
cuantos no borra la voluntad de millones.
LA TÁCTICA DEL
PERDEDOR ANTICIPADO
Cuando un equipo sabe que va a perder, busca excusas: culpa al árbitro, al clima, a la cancha. En política ocurre igual. La oposición salvadoreña ve encuestas, escucha la calle y siente el pulso de la gente. No necesitan esperar al 2027 para saber que no tienen liderazgo, proyecto ni credibilidad. Por eso lanzan ahora el discurso del “retiro”, para evitar medirse y quedar en evidencia con números humillantes.
DE LA POLÍTICA A LA
AUTODESTRUCCIÓN
Llamar a no votar o a
anular el voto no fortalece la democracia: la debilita. La oposición que
recurre a ese recurso no solo abdica de su papel fiscalizador, sino que se
autoexcluye del debate nacional. Renuncia al derecho de proponer soluciones,
quedando como simples opinadores sin incidencia real. Es una forma de suicidio
político disfrazado de heroísmo democrático.
LA CONTRADICCIÓN
PERMANENTE
Curiosamente, son los
mismos que acusan al gobierno de autoritario quienes promueven un acto que
reduce la participación ciudadana. Dicen defender la democracia, pero empujan a
la gente a retirarse de ella. Se autoproclaman “resistencia”, pero huyen del
campo de batalla electoral. Quieren ganar en la calle lo que no pueden ganar en
las urnas.
CONCLUSIÓN
El llamado de la
oposición a anular el voto o no participar en las elecciones de 2027 no es un
acto de valentía política ni de defensa democrática: es un grito de
desesperación. Quieren justificar con antelación la derrota que ellos mismos ya
asumen como inevitable.
Saben que su pasado
los condena, que la gente los recuerda por su corrupción, su incapacidad y su
desconexión con la realidad del pueblo. Y, como no pueden borrar la memoria
histórica, intentan sabotear el presente y condicionar el futuro.
REFLEXIÓN FINAL
La legitimidad de un
presidente no la otorgan los partidos que deciden participar o no; la otorga el
pueblo con su voto libre y soberano. La democracia no se construye con excusas,
sino con propuestas, trabajo y coherencia.
Si la oposición
realmente creyera en el sistema democrático, se prepararía para convencer y ganar,
no para desertar y quejarse.
En 2027, como siempre,
el veredicto no estará en las conferencias de prensa de los “analistas” ni en
los discursos de diputados fracasados, sino en las manos de millones de
salvadoreños que saben perfectamente que su voto vale más que las pataletas de
quienes temen enfrentarlo.
SAN SALVADOR,
11 DE AGOSTO DE 2025
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