lunes, 11 de agosto de 2025

 

 

 ENSAYO: LA DICTADURA CULTURAL DEL SIGLO XXI: IDEOLOGÍA DE GÉNERO Y CONTROL GLOBAL

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas, el discurso global sobre igualdad y derechos humanos ha sido acompañado por la irrupción de una construcción conceptual que ha polarizado a sociedades enteras: la llamada ideología de género. Definida por sus promotores como una visión que considera el género como una construcción social desligada del sexo biológico, esta corriente se ha convertido en bandera de organismos internacionales, gobiernos y corporaciones que, bajo el paraguas de la inclusión, impulsan políticas y marcos legales que buscan su aceptación universal.

No obstante, detrás del lenguaje de derechos y diversidad, múltiples analistas y académicos advierten sobre un fenómeno de imposición ideológica, donde el debate se sustituye por la censura y la crítica se castiga con la estigmatización pública.

 El jurista Fernando Guzmán, en La dictadura de la ideología de género, advierte que esta corriente ha mutado en un dogma globalista que no solo pretende redefinir la naturaleza humana, sino también alterar las estructuras familiares, el sistema educativo y la cultura misma.

Este ensayo examina críticamente la expansión global de la ideología de género, sus mecanismos de imposición y sus impactos sobre la familia, la educación y la libertad de pensamiento, utilizando fuentes académicas e institucionales para sustentar los argumentos.

1. FUNDAMENTOS Y ORÍGENES DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO

La noción de género como construcción social surge de teorías desarrolladas a mediados del siglo XX, particularmente desde el feminismo radical y la teoría queer, con autoras como Judith Butler (Gender Trouble, 1990) que plantean que “el género es una actuación, no una esencia” (Butler, 1990, p. 33). Este planteamiento, si bien legítimo en el plano académico, ha sido trasladado a políticas públicas internacionales.

Organismos como la ONU y la UNESCO han promovido marcos normativos donde la identidad de género es reconocida como categoría jurídica independiente del sexo biológico (ONU, Principios de Yogyakarta, 2007). La crítica central es que, al convertirse en mandato global, estas concepciones se transforman en criterios obligatorios para acceder a cooperación internacional, modificar leyes educativas y reconfigurar sistemas jurídicos, incluso en sociedades con tradiciones culturales distintas.

2. MECANISMOS DE IMPOSICIÓN GLOBAL

El globalismo impulsa la ideología de género mediante tres ejes fundamentales:

Legislación internacional y condicionalidades: Algunos informes del Banco Mundial y la ONU condicionan financiamientos o programas de ayuda al cumplimiento de “políticas inclusivas de género” que, en la práctica, implican la adopción de esta ideología (Banco Mundial, 2019).

Educación y adoctrinamiento temprano: La UNESCO, en su guía Comprehensive Sexuality Education (2018), promueve contenidos que introducen a niños desde los 5 años en conceptos de identidad de género fluida. Según Guzmán (2016), este tipo de programas no siempre consideran el derecho de los padres a decidir sobre la educación moral de sus hijos, reconocido en el artículo 26.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948).

Medios de comunicación y cultura popular: Grandes corporaciones mediáticas han normalizado terminología y narrativas que refuerzan la ideología de género, presentando como intolerante o retrógrado a quien disienta, reproduciendo así un mecanismo de control social.

3. IMPACTO SOBRE LA FAMILIA Y LA IDENTIDAD HUMANA

La familia, reconocida por la Declaración Universal de Derechos Humanos como “elemento natural y fundamental de la sociedad” (artículo 16.3), se ve afectada por esta reingeniería conceptual. Al diluir las nociones de masculinidad y feminidad, la ideología de género socava la complementariedad biológica y emocional que ha sostenido el núcleo familiar durante siglos.

Estudios como el de Mark Regnerus (Journal of Social Science Research, 2012) muestran que los entornos familiares estables, con presencia de figura paterna y materna, tienen correlación con mejores indicadores de desarrollo en los hijos. Sin embargo, la agenda globalista promueve modelos de familia desligados de esta estructura, presentando la diferencia sexual como irrelevante o incluso opresiva.

4. CONSECUENCIAS SOBRE LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO

Uno de los aspectos más preocupantes es el silenciamiento de la disidencia. En varios países europeos y latinoamericanos, cuestionar públicamente la ideología de género ha derivado en sanciones legales o persecuciones mediáticas. Este fenómeno se asemeja a lo que el filósofo polaco Ryszard Legutko denomina “totalitarismo blando”, donde el consenso obligatorio se impone no con violencia física, sino con presión social, censura y penalizaciones administrativas.

La libertad de pensamiento, pilar de toda democracia, se ve amenazada cuando un discurso se convierte en intocable. La pluralidad no puede existir si una corriente ideológica se instala como verdad oficial y cualquier crítica es tachada de discurso de odio.

CONCLUSIÓN

La ideología de género, en su versión promovida por el globalismo, no es una mera corriente cultural o académica, sino un proyecto político que busca redefinir la antropología humana y los cimientos de la sociedad. Su imposición a través de legislaciones, educación y medios de comunicación pone en riesgo la soberanía cultural de los pueblos, la estabilidad familiar y la libertad de pensamiento.

Defender la verdad biológica, la complementariedad sexual y el derecho de los padres a educar a sus hijos no significa promover discriminación, sino resguardar principios universales reconocidos en el derecho internacional. La resistencia no debe ser violenta, sino cultural, intelectual y legal, basada en argumentos sólidos y en la defensa de las libertades fundamentales.

REFLEXIÓN FINAL

Toda sociedad que renuncia a la verdad objetiva se condena a vivir bajo el arbitrio del poder. La ideología de género, al imponer un relativismo absoluto sobre la naturaleza humana, abre la puerta a un control ideológico sin precedentes.

 No se trata de negar derechos a personas por su orientación o identidad, sino de evitar que un paradigma teórico se convierta en dogma global, cancelando toda discrepancia.

En tiempos donde se proclama la diversidad, la mayor incoherencia es negar la diversidad de pensamiento. Defender la verdad biológica y la libertad intelectual no es retroceder, sino preservar el legado que ha permitido a la humanidad progresar en libertad y dignidad.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

1.       Banco Mundial. (2019). Gender Equality and Development.

2.       Butler, J. (1990). Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity. Routledge.

3.       Declaración Universal de Derechos Humanos (1948). ONU.

4.       Guzmán, F. (2016). La dictadura de la ideología de género. Editorial X.

5.       Principios de Yogyakarta (2007). ONU.

6.       Regnerus, M. (2012). How different are the adult children of parents who have same-sex relationships? Social Science Research, 41(4), 752–770.

7.       UNESCO. (2018). International Technical Guidance on Sexuality Education.

 

 

 

 

 

                              

 

                                            SAN SALVADOR, 11 DE AGOSTO DE 2025

 

 

 

 

 

 

 

 

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