“NO ESTAMOS DONDE QUISIERAN VERNOS, PERO TAMPOCO DONDE
NOS DEJARON"
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
MENSAJE AL PUEBLO SALVADOREÑO.
Al pueblo honrado y trabajador de esta patria que ha
sufrido, resistido y caminado con la frente en alto:
Este mensaje no es solo un llamado, es un grito de
conciencia, de dignidad y de responsabilidad histórica. Durante décadas, este
país fue saqueado por una casta de corruptos que vestían de rojo o de azul, que
hablaban de paz mientras pactaban con el crimen, que prometían justicia
mientras vendían al pueblo por migajas.
Hoy, aunque no
hemos llegado a la cima del bienestar colectivo, tampoco estamos atrapados en
el fango de donde nos dejaron. Hemos avanzado. Nos costó sangre, sudor y
resistencia, pero estamos de pie, y lo logrado no se puede entregar tan fácil a
los que antes nos condenaron a la miseria y al olvido.
Vivimos tiempos decisivos. La oposición, esos mercaderes
de la política que lloran por sus privilegios perdidos, quiere hacernos creer
que todo está mal, que no hay esperanza, que nada ha cambiado.
Pero ¿quién puede
negar que el pueblo hoy tiene voz, que las decisiones ya no se toman a espaldas
del ciudadano común, que las instituciones ya no son cotos de poder de mafias
disfrazadas de partidos? Quieren que olvidemos el pasado, que perdonemos sin
justicia, que entreguemos el futuro a quienes destruyeron el presente de
generaciones completas.
Hoy más que nunca, debemos mirar atrás no con nostalgia,
sino con memoria. No para vivir del rencor, sino para recordar de dónde venimos
y entender por qué debemos seguir adelante. Lo que hemos alcanzado no es una
casualidad, es fruto del despertar de un pueblo que ya no se deja manipular por
los mismos de siempre, disfrazados ahora de defensores de “la democracia”, de
“los derechos”, de “la institucionalidad”. ¡Hipócritas! Tuvieron décadas para
servir al pueblo y lo que hicieron fue servirse del pueblo.
No estamos donde quisiéramos, es verdad. Falta mucho por
hacer: mejores salarios, más oportunidades, justicia más ágil, salud y
educación de calidad, vivienda digna, seguridad consolidada. Pero tampoco
estamos donde empezamos. Hoy no gobiernan los mismos que se repartían el país
como si fuera una hacienda personal.
Hoy no se tolera la corrupción como norma ni se rinde
pleitesía a potencias extranjeras que dictaban cómo debíamos vivir. Hoy se
construye desde la soberanía, desde la voluntad del pueblo que decidió tomar el
timón de su destino.
El enemigo no descansa. Tiene dinero, medios,
organizaciones y títeres internacionales. Pero nosotros tenemos algo más
poderoso: la convicción de estar haciendo historia. La certeza de que este
momento es el punto de inflexión para que nuestros hijos no vivan lo que
nosotros vivimos. Quien hoy les escribe estos renglones, no lo hace desde la comodidad,
sino de experiencias vividas que han dejado una huella imborrable.
Defender lo alcanzado es más que una consigna: es una
obligación moral con los que lucharon, con los que cayeron y con los que
vendrán.
REFLEXIÓN FINAL:
No bajemos la guardia. No nos dejemos engañar por quienes
antes fueron verdugos y ahora se visten de víctimas. No caigamos en la trampa
del conformismo ni en la desesperanza que siembran los que perdieron el control
del país. La historia está de nuestro lado, pero la historia no se escribe
sola, se construye con coraje y memoria.
Si hoy tenemos dignidad es porque decidimos decir basta.
Si hoy hay luz es porque hubo quienes resistieron en la oscuridad. Y si
queremos un mañana justo, libre y soberano, debemos defender con uñas y dientes
lo que tanto ha costado ganar.
No estamos donde quisiéramos, pero no estamos donde
empezamos. Hemos avanzado contra viento y marea. Por eso, con la fuerza de
nuestra historia, con el sudor de nuestro trabajo y con el amor a esta patria:
defendamos lo alcanzado. ¡Con valentía, con unidad, con conciencia!
QUE DIOS BENDIGA A ESTA PATRIA DE HOMBRES Y MUJERES
VALIENTES.
SAN SALVADOR, 5 DE AGOSTO DE 2025
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