viernes, 1 de agosto de 2025

 

MANUEL “EL CHINO” FLORES: EL HOMBRE QUE QUISO, PERO NO PUDO

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

INTRODUCCIÓN

En un nuevo capítulo de la tragicomedia política salvadoreña, Manuel “El Chino” Flores ha salido a escena con una declaración que, más que estrategia, parece un grito desesperado por no quedar en el olvido.

 El día de hoy, este personaje convocó a toda “la militancia del país” y a “los aliados” para conformar un solo bloque que enfrente al presidente Nayib Bukele, en caso de que sea reelegido.

La frase podría sonar audaz para quien vive desconectado de la realidad, pero para el pueblo que ha vivido y padecido las consecuencias de gobiernos incapaces, corruptos y traidores, el llamado suena más bien a eco hueco, a discurso reciclado de la vieja política que ya nadie cree.

¿De cuál militancia habla el chino? ¿Se refiere a esos pequeños núcleos de simpatizantes que, entre nostalgias y consignas caducas, se aferran a un partido que hace tiempo dejó de ser “revolucionario” para convertirse en un negocio electoral? ¿O habla de los aliados, esos mismos que en su momento traicionaron la confianza del pueblo, pactaron con pandillas y saquearon el erario público? Resulta cómico —y hasta insultante— que se intente revivir el muerto político con arengas que ya no asustan a nadie.

Lo más llamativo es su declaración de que “desde hoy se declara en campaña”. Como si en algún momento hubiera dejado de estarlo. La oposición salvadoreña, especialmente el FMLN que el chino representa, vive permanentemente en campaña… pero no para ganar elecciones, sino para ganar micrófonos en conferencias vacías, titulares en medios complacientes y aplausos de un club cada vez más reducido. En realidad, llevan años en campaña contra el sentido común del pueblo, apostando a que todavía hay ovejas dispuestas a seguir al pastor equivocado.

LA FARSA DE UN BLOQUE “UNIFICADO”

Hablar de un bloque unificado contra Bukele suena, en boca del chino, a una estrategia política tan poco creíble como pretender que un barco hundido pueda flotar con remiendos de papel. El FMLN no solo está fracturado internamente, sino que su credibilidad quedó pulverizada desde que se sentaron en la mesa con delincuentes para negociar poder, desde que sus líderes acumularon fortunas personales mientras predicaban socialismo para el pueblo y capitalismo para sus bolsillos.

¿Y quiénes serían esos aliados que supuestamente se unirán a este “gran bloque”? Los mismos que durante décadas se repartieron el país con ARENA, que gobernaron para las élites y dejaron en la miseria a la mayoría. Ese bloque no es una coalición de ideas, es un cementerio de ambiciones frustradas.

La propuesta del chino, más que unidad, evidencia desesperación. No hay un proyecto de país, no hay un plan de gobierno, no hay una visión de futuro. Lo único que hay es una obsesión: sacar a Bukele, no porque el país esté mal —porque incluso las cifras más duras los desmienten—, sino porque la existencia política de ellos depende de volver a tocar las llaves del poder y del presupuesto nacional.

EL MITO DEL PUEBLO “BORREGO”

El chino parece creer que el pueblo salvadoreño sigue siendo el mismo de antes: resignado, sometido y manipulado por discursos ideológicos y promesas huecas. No entiende que la gente ya no compra las historias de la vieja política, que ya no se deja chantajear con el miedo al cambio, ni se traga las lágrimas teatrales de quienes dicen “luchar por el pueblo” mientras viven como reyes.

La gran derrota del FMLN no fue en las urnas, fue moral. Perdieron la confianza del pueblo, y esa es una herida que no se cierra con un par de marchas, unas cuantas entrevistas y un llamado a la unidad. Pretender que todavía hay un ejército de militantes listos para defender a un partido en ruinas es tan ingenuo como pensar que un mendigo puede comprar un palacio con un billete falso.

CONCLUSIÓN

El llamado del Chino Flores es el retrato de una oposición que no aprende, que no evoluciona y que no comprende que la política en El Salvador ya cambió. Mientras ellos sueñan con formar un bloque para derrotar a Bukele, el pueblo vive realidades que contradicen su discurso: seguridad en las calles, obras públicas en marcha, y un presidente que, con aciertos y errores, ha sabido conectar con la gente como ninguno de sus predecesores.

Formar un bloque contra Bukele no es un plan de país, es un plan de supervivencia política para quienes ya no tienen cabida en la nueva dinámica nacional. Y como toda estrategia basada en el ego y no en el bien común, está condenada al fracaso.

 

REFLEXIÓN FINAL

Manuel “El Chino” Flores se parece al hombre que quiso, pero no pudo. Quiso ser líder, pero le pesó la sombra de un partido que traicionó su origen. Quiso convencer al pueblo, pero su discurso llega tarde, cansado y vacío. Quiso formar un bloque, pero no entiende que las piezas que tiene son de un rompecabezas roto.

El Salvador ya no es el país donde la militancia se reunía para escuchar arengas y cantar consignas. Hoy el pueblo exige resultados, transparencia y acción. Mientras la vieja política sigue mirando hacia atrás, el país avanza. Y en ese tren, el chino y sus aliados no llevan boleto.

 

 

 

SAN SALVADOR, 1 DE AGOSTO DE 2025

 

 

 

 

 

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