MANUEL “EL CHINO” FLORES: EL HOMBRE QUE QUISO, PERO NO
PUDO
POR: MSc. JOSÉ
ISRAEL VENTURA
INTRODUCCIÓN
En un nuevo capítulo de la tragicomedia política
salvadoreña, Manuel “El Chino” Flores ha salido a escena con una declaración
que, más que estrategia, parece un grito desesperado por no quedar en el
olvido.
El día de hoy,
este personaje convocó a toda “la militancia del país” y a “los aliados” para
conformar un solo bloque que enfrente al presidente Nayib Bukele, en caso de
que sea reelegido.
La frase podría sonar audaz para quien vive desconectado
de la realidad, pero para el pueblo que ha vivido y padecido las consecuencias
de gobiernos incapaces, corruptos y traidores, el llamado suena más bien a eco
hueco, a discurso reciclado de la vieja política que ya nadie cree.
¿De cuál militancia habla el chino? ¿Se refiere a esos
pequeños núcleos de simpatizantes que, entre nostalgias y consignas caducas, se
aferran a un partido que hace tiempo dejó de ser “revolucionario” para
convertirse en un negocio electoral? ¿O habla de los aliados, esos mismos que
en su momento traicionaron la confianza del pueblo, pactaron con pandillas y
saquearon el erario público? Resulta cómico —y hasta insultante— que se intente
revivir el muerto político con arengas que ya no asustan a nadie.
Lo más llamativo es su declaración de que “desde hoy se
declara en campaña”. Como si en algún momento hubiera dejado de estarlo. La
oposición salvadoreña, especialmente el FMLN que el chino representa, vive
permanentemente en campaña… pero no para ganar elecciones, sino para ganar
micrófonos en conferencias vacías, titulares en medios complacientes y aplausos
de un club cada vez más reducido. En realidad, llevan años en campaña contra el
sentido común del pueblo, apostando a que todavía hay ovejas dispuestas a
seguir al pastor equivocado.
LA FARSA DE UN BLOQUE “UNIFICADO”
Hablar de un bloque unificado contra Bukele suena, en
boca del chino, a una estrategia política tan poco creíble como pretender que
un barco hundido pueda flotar con remiendos de papel. El FMLN no solo está
fracturado internamente, sino que su credibilidad quedó pulverizada desde que
se sentaron en la mesa con delincuentes para negociar poder, desde que sus
líderes acumularon fortunas personales mientras predicaban socialismo para el
pueblo y capitalismo para sus bolsillos.
¿Y quiénes serían esos aliados que supuestamente se unirán
a este “gran bloque”? Los mismos que durante décadas se repartieron el país con
ARENA, que gobernaron para las élites y dejaron en la miseria a la mayoría. Ese
bloque no es una coalición de ideas, es un cementerio de ambiciones frustradas.
La propuesta del chino, más que unidad, evidencia
desesperación. No hay un proyecto de país, no hay un plan de gobierno, no hay
una visión de futuro. Lo único que hay es una obsesión: sacar a Bukele, no
porque el país esté mal —porque incluso las cifras más duras los desmienten—,
sino porque la existencia política de ellos depende de volver a tocar las
llaves del poder y del presupuesto nacional.
EL MITO DEL PUEBLO “BORREGO”
El chino parece creer que el pueblo salvadoreño sigue
siendo el mismo de antes: resignado, sometido y manipulado por discursos
ideológicos y promesas huecas. No entiende que la gente ya no compra las
historias de la vieja política, que ya no se deja chantajear con el miedo al
cambio, ni se traga las lágrimas teatrales de quienes dicen “luchar por el pueblo”
mientras viven como reyes.
La gran derrota del FMLN no fue en las urnas, fue moral.
Perdieron la confianza del pueblo, y esa es una herida que no se cierra con un
par de marchas, unas cuantas entrevistas y un llamado a la unidad. Pretender
que todavía hay un ejército de militantes listos para defender a un partido en
ruinas es tan ingenuo como pensar que un mendigo puede comprar un palacio con
un billete falso.
CONCLUSIÓN
El llamado del Chino Flores es el retrato de una
oposición que no aprende, que no evoluciona y que no comprende que la política
en El Salvador ya cambió. Mientras ellos sueñan con formar un bloque para
derrotar a Bukele, el pueblo vive realidades que contradicen su discurso:
seguridad en las calles, obras públicas en marcha, y un presidente que, con
aciertos y errores, ha sabido conectar con la gente como ninguno de sus
predecesores.
Formar un bloque contra Bukele no es un plan de país, es
un plan de supervivencia política para quienes ya no tienen cabida en la nueva
dinámica nacional. Y como toda estrategia basada en el ego y no en el bien común,
está condenada al fracaso.
REFLEXIÓN FINAL
Manuel “El Chino” Flores se parece al hombre que quiso,
pero no pudo. Quiso ser líder, pero le pesó la sombra de un partido que
traicionó su origen. Quiso convencer al pueblo, pero su discurso llega tarde,
cansado y vacío. Quiso formar un bloque, pero no entiende que las piezas que
tiene son de un rompecabezas roto.
El Salvador ya no es el país donde la militancia se
reunía para escuchar arengas y cantar consignas. Hoy el pueblo exige
resultados, transparencia y acción. Mientras la vieja política sigue mirando
hacia atrás, el país avanza. Y en ese tren, el chino y sus aliados no llevan
boleto.
SAN SALVADOR, 1 DE AGOSTO DE 2025
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