viernes, 1 de agosto de 2025

 

“EL MIEDO DE LOS FARISEOS A LA VOLUNTAD DEL PUEBLO”

MSc. JOSE ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

El pronunciamiento del arzobispo de San Salvador solicitando a la Asamblea Legislativa que elimine la reelección presidencial no es un simple gesto pastoral, ni mucho menos un consejo desinteresado. Es un mensaje cargado de veneno político, disfrazado de “preocupación por la democracia”. Lo que aquí se revela es que la primera culebra venenosa de la oposición ya ha salido de su escondite, temblando ante la inminente posibilidad de que el presidente Nayib Bukele vuelva a ser reelegido por decisión soberana del pueblo. La pregunta es inevitable: ¿quién es este señor para venir a exigir la eliminación de la reelección, como si fuera él quien decidiera sobre la voluntad de la ciudadanía?

COMENTARIO

Durante mucho tiempo, algunos salvadoreños creyeron que la iglesia podía tener un liderazgo ético, comprometido con la verdad y con la gente humilde. Sin embargo, con declaraciones como estas, el arzobispo demuestra que, lejos de colocarse del lado del pueblo, se pone del lado de aquellos grupos minoritarios que siempre han estado dispuestos a manipular la fe para obtener poder. La comparación con los judas no es casualidad: aquel que debía ser voz de esperanza se convierte en traidor, vendiendo la confianza del pueblo por las monedas de los poderes fácticos y la vieja política derrotada.

Es irónico que quienes callaron durante décadas de corrupción, represión y violencia —cuando ARENA y el FMLN saquearon al país y lo hundieron en sangre— hoy levanten la voz para “defender la democracia”. ¿Dónde estaban esos discursos cuando el pueblo vivía sitiado por las pandillas, cuando la corrupción gubernamental se robaba hasta los fondos destinados a hospitales y medicinas, cuando el sufrimiento de las familias era cotidiano? Hoy, que la mayoría de la población respalda la gestión presidencial y que el país camina hacia la estabilidad y la prosperidad, aparecen los falsos profetas queriendo confundir a las masas con discursos hipócritas.

El arzobispo debería saber que el pueblo salvadoreño no necesita guardianes falsos ni mensajeros disfrazados de pastores que en realidad son voceros de la oposición. si de verdad le preocupara la justicia, levantaría su voz contra la corrupción que durante años fue bendecida en silencio; denunciaría a los opresores que dejaron al país sumido en la miseria; exigiría coherencia y transparencia a quienes hoy se presentan como “rescatadores de la democracia” cuando en realidad son sepultureros del pasado.

CONCLUSIÓN

El pueblo ya despertó y no se dejará manipular por sermones disfrazados de espiritualidad, pero cargados de intereses políticos. El arzobispo podrá hablar desde el púlpito, podrá repetir los viejos argumentos de la oposición derrotada, pero no logrará apagar la voz de millones de salvadoreños que ya decidieron: la reelección no es un capricho, es un derecho del pueblo a elegir a quien considere.

REFLEXIÓN FINAL

El tiempo de los judas ya pasó. El Salvador no necesita traidores que, vestidos de sotana o de corbata, pretendan detener el rumbo de un país que por primera vez en décadas avanza con firmeza. la fe del pueblo no se manipula, la voluntad del pueblo no se negocia y el futuro del país no lo decide un clero alineado con los mismos de siempre. El Salvador ya no está para serpientes disfrazadas de pastores: está para que la voz del soberano, el pueblo, sea escuchada y respetada. No más escribas y fariseos.

 

SAN SALVADOR, 1 DE AGOSTO DE 2025

 

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