sábado, 30 de agosto de 2025

 

GOBERNAR Y EDUCAR: DOS ARTES INSEPARABLES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

Immanuel Kant afirmaba: “El hombre puede considerar que la educación es el problema más difícil que puede ser propuesto al hombre” (Kant, 1803/1991, p. 13). Con esta sentencia, el filósofo señala la complejidad de formar seres humanos que no solo adquieran conocimientos, sino que desarrollen una conciencia moral y una capacidad de convivir en sociedad. No en vano, el pensador prusiano también consideraba que la dificultad de la educación era comparable con la del arte de gobernar, pues ambas tareas buscan orientar la vida colectiva bajo principios racionales, éticos y políticos.

Émile Durkheim, padre de la sociología de la educación, complementa esta idea al sostener que “La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño ciertos estados físicos, intelectuales y morales que exige de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio especial al que está particularmente destinado” (Durkheim, 1922/2002, p. 45).

A partir de estas perspectivas, este ensayo busca analizar la educación como uno de los problemas fundamentales de la humanidad, relacionándola con el gobierno, la sociedad y los desafíos del presente. Se abordarán seis apartados: la educación como problema filosófico, la dimensión social de la educación, la relación entre educación y poder político, las demandas de la sociedad contemporánea, los retos pedagógicos del siglo XXI y, finalmente, la necesidad de una educación humanista y crítica.

1. LA EDUCACIÓN COMO PROBLEMA FILOSÓFICO

Para Kant, la educación no puede entenderse como mera instrucción. Su fin último es la formación moral del individuo, es decir, el desarrollo de su autonomía racional. La educación, al igual que la política, plantea el dilema de cómo armonizar la libertad individual con el orden social.

Kant (1803/1991) lo resume con claridad: “El hombre no puede llegar a ser hombre más que por la educación. No es más que lo que la educación hace de él” (p. 15). Esta afirmación sitúa a la pedagogía como un medio indispensable para que el ser humano se distinga de la mera animalidad.

La dificultad filosófica radica en que, mientras se fomenta la libertad, también deben imponerse límites. Educar, entonces, es enseñar al individuo a usar su razón de manera responsable, sin caer en el libertinaje ni en la obediencia ciega.

2. LA DIMENSIÓN SOCIAL DE LA EDUCACIÓN SEGÚN DURKHEIM

Durkheim coloca la educación en el terreno sociológico, describiéndola como una acción social organizada. La generación adulta transmite normas, valores y saberes que aseguran la continuidad de la sociedad. Sin este proceso, la vida colectiva no tendría sostenibilidad.

Según Durkheim (1922/2002): “La educación es, pues, el medio por el cual la sociedad renueva perpetuamente las condiciones de su propia existencia” (p. 47). Esto significa que la escuela es tanto un espacio de reproducción social como de transformación.

El niño, por lo tanto, no es educado solo para su beneficio personal, sino también para responder a las demandas de la sociedad política. Aquí se evidencia el carácter dual de la educación: individual y colectivo, personal y social.

3. EDUCACIÓN Y PODER POLÍTICO

La educación y la política mantienen una relación estrecha. Kant veía en ambas tareas una dificultad semejante, pues ambas buscan formar ciudadanos capaces de vivir en libertad bajo un orden moral.

Sin embargo, la educación corre el riesgo de ser instrumentalizada por el poder político. Freire (1970/2005) advertía que la escuela podía convertirse en un espacio de “educación bancaria”, donde los estudiantes son tratados como receptores pasivos de ideologías impuestas. En este sentido, el dilema es claro: ¿educar para la obediencia o educar para la emancipación?

Durkheim reconocía que la educación respondía a exigencias sociales, pero eso no significa que deba ser un mecanismo de adoctrinamiento. Al contrario, la escuela debe cultivar en el estudiante un pensamiento crítico que le permita cuestionar y mejorar la organización política existente.

4. LO QUE EXIGE LA SOCIEDAD DE SUS CIUDADANOS

Históricamente, la educación ha tenido como misión satisfacer las necesidades básicas de la sociedad:

·        Formar competencias técnicas y cognitivas para la supervivencia y el progreso económico.

·        Transmitir valores morales como el respeto, la justicia y la solidaridad.

·        Desarrollar actitudes cívicas que sostengan la cohesión política.

En el siglo XXI, las exigencias han cambiado radicalmente. Bauman (2013) advertía que vivimos en una “modernidad líquida”, donde todo cambia rápidamente y el conocimiento envejece con rapidez. Por ello, la educación debe preparar ciudadanos capaces de adaptarse, aprender de forma permanente y convivir en contextos multiculturales y globalizados.

5. DESAFÍOS PEDAGÓGICOS CONTEMPORÁNEOS

Hoy la educación enfrenta múltiples retos:

1.            Brecha digital: el acceso desigual a las tecnologías refuerza las injusticias sociales (UNESCO, 2021).

2.      Crisis de valores: El énfasis excesivo en el éxito económico ha debilitado la ética solidaria.

· Adoctrinamiento ideológico: Tanto los gobiernos como el mercado presionan a la escuela para servir a sus intereses.

· Formación docente insuficiente: El maestro debe dejar de ser un mero transmisor y convertirse en mediador del pensamiento crítico.

· Humanismo vs. tecnocracia: Existe el riesgo de reducir la educación a un simple entrenamiento laboral, olvidando su dimensión humanista (Marta & Rodríguez, 2018).

6. HACIA UNA EDUCACIÓN HUMANISTA Y CRÍTICA

Las propuestas de Kant y Durkheim, leídas a la luz del presente, nos invitan a buscar una síntesis. De Kant se rescata la centralidad de la autonomía moral y la responsabilidad individual. De Durkheim, el carácter social de la educación.

En conjunto, estos enfoques pueden inspirar una educación humanista y crítica:

Humanista, porque reconoce la dignidad y libertad de cada persona.

Crítica, porque no se limita a reproducir el orden establecido, sino que forma ciudadanos capaces de transformarlo.

Como señala Freire (1997): “La educación no cambia el mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo” (p. 67).

CONCLUSIÓN

Kant tenía razón al afirmar que la educación es el problema más difícil que enfrenta la humanidad, porque en ella se juega el destino mismo del hombre. Durkheim, desde la sociología, refuerza esta visión al mostrar que la educación es una acción social imprescindible para la vida colectiva.

Ambos coinciden en que educar no es un acto técnico, sino una misión moral y política: formar ciudadanos libres, responsables y comprometidos con el bien común.

REFLEXIÓN FINAL

Educar y gobernar son dos artes que requieren sabiduría y ética. Sin educación, los pueblos quedan sometidos al autoritarismo; sin un buen gobierno, la educación carece de condiciones para florecer.

Hoy más que nunca, urge una educación que enseñe a pensar, a discernir y a convivir, que forme personas autónomas y solidarias. Una educación que, en palabras de Kant, permita al hombre llegar a ser hombre, y que, como planteaba Durkheim, prepare al individuo para la vida en sociedad.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

1.            Bauman, Z. (2013). Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica.

2.            Durkheim, E. (2002). Educación y sociología (Original publicado en 1922). Ediciones Akal.

3.      Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido (Original publicado en 1970). Siglo XXI Editores.

4.      Freire, P. (1997). Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa. Siglo XXI Editores.

5.      Kant, I. (1991). Sobre la pedagogía (Original publicado en 1803). Ediciones Akal.

6.      Marta, C., & Rodríguez, R. (2018). Humanismo y educación en la era digital. Revista Iberoamericana de Educación, 76(1), 15-32.

7.      UNESCO. (2021). Informe sobre los futuros de la educación: Reimaginar juntos nuestros futuros. UNESCO.

 

 

SAN SALVADOR, 28 DE AGOSTO DE 2025

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