viernes, 8 de agosto de 2025

 

"FACTUM Y COMPAÑÍA: "APRENDICES DE GOEBBELS Y SEPULTUREROS DE LA VERDAD"

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

 

INTRODUCCIÓN:

EL MANUAL DE GOEBBELS AL SERVICIO DE LA OPOSICIÓN

En la historia de la manipulación mediática y política, pocos personajes han dejado una huella tan siniestra como Joseph Goebbels, el infame ministro de propaganda del régimen nazi. Su frase célebre —"Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad"— ha sido reciclada por los medios mercenarios, disfrazados de periodistas, que hoy infestan el ecosistema mediático salvadoreño. Entre ellos, destaca Revista Factum, ese medio que no informa, sino que adoctrina; que no investiga, sino que fabrica relatos al gusto de la oposición derrotada.

Ahora, con la reforma a varios artículos de la Constitución, vuelven a encender las alarmas del apocalipsis democrático. Sin asomo de vergüenza ni memoria histórica, claman que “se consolida la dictadura”. ¿De cuál dictadura hablan? ¿Será que se les ha borrado del disco duro el recuerdo de los 30 años de ARENA y FMLN, cuando la corrupción era institucionalizada y las reformas constitucionales se hacían al antojo del poder sin que ellos alzaran la voz?

Lo que Factum y sus secuaces intentan no es otra cosa que aplicar la receta goebbeliana: repetir una narrativa vacía hasta que el pueblo se la trague. Pero el pueblo ya no es el mismo. Ya no se informa únicamente por los canales oficiales del poder mediático. Ya no se cree las lágrimas de cocodrilo de los seudoperiodistas que posan como mártires de la libertad de prensa, mientras actúan como francotiradores ideológicos al servicio de la agenda globalista, opositora y decadente.

EL DOBLE RASERO Y LA AMNESIA SELECTIVA DE LOS MEDIOS MERCENARIOS

Durante los oscuros 30 años de dictadura disfrazada de democracia, la Constitución fue manipulada, adaptada y deformada por los intereses de la partidocracia corrupta. ARENA y FMLN pactaban en lo oscurito, modificaban artículos, repartían magistraturas, fiscales, jueces, presupuesto y hasta la Corte de Cuentas, sin el más mínimo respeto al clamor popular. ¿Y dónde estaban los adalides de la libertad de prensa en ese entonces? Callaban. O peor aún, aplaudían.

La Asamblea Legislativa reformó la Constitución incontables veces. ¿Acaso hubo pronunciamientos de Factum? ¿Hubo marchas, editoriales encendidos, reportajes de investigación sobre la manipulación del orden constitucional? No. Porque los beneficiarios eran sus patrocinadores ideológicos y económicos. Porque la supuesta democracia que hoy defienden a gritos, era una mentira montada sobre los cimientos de la exclusión, la represión encubierta, el cinismo político y el saqueo institucionalizado.

Peor aún, esos gobiernos apenas obtenían el 50% de los votos, y en el caso de Sánchez Cerén, llegó a la presidencia con menos de 6 mil votos de ventaja y se fue con un país sumido en el caos, gobernando apenas con un 40% de apoyo. Ni hablar del narcopresidente Funes, convertido hoy en prófugo y burócrata del sandinismo dictatorial nicaragüense. ¿Dónde estaban los gritos de dictadura entonces?

En contraste, el presidente Nayib Bukele fue electo con un arrollador 85% de respaldo ciudadano. Y no conforme con eso, ha sostenido niveles de aprobación superiores al 80% incluso en encuestas realizadas por medios opositores. Ningún mandatario en la historia democrática del país ha gozado de semejante apoyo popular. Pero para los mercenarios de Factum, eso es lo que consolida una dictadura: que el pueblo respalde masivamente a un presidente que sí trabaja, que sí transforma, que sí tiene el coraje de romper con el pasado infame.

CONCLUSIÓN.

LA DICTADURA SON ELLOS, NO NOSOTROS.

La narrativa de la dictadura es una mentira gastada, construida por quienes perdieron el poder, los privilegios y la impunidad. Es un relato impuesto por los derrotados, desesperados por volver a los tiempos donde gobernaban sin gobernar, saqueaban sin ser juzgados, y reformaban la Constitución sin escrutinio alguno.

Hoy, esos medios chayoteros se desgarran las vestiduras porque se impulsa una reforma constitucional bajo la luz del día, de cara al pueblo, con una asamblea legítimamente electa. Ya no controlan la narrativa. Ya no definen la verdad. Por eso chillan. Por eso mienten. Por eso repiten el mantra de Goebbels, esperando que el eco de su mentira retumbe en los oídos de un pueblo que ya no es ingenuo.

Y el colmo de su cinismo es que quieren hacernos creer que una reforma realizada con el respaldo de una mayoría absoluta, y con el aval popular, es una amenaza a la democracia. ¿Pero qué democracia defienden ellos? ¿La de los sobresueldos, los pactos con pandillas, el nepotismo descarado, y las ONG lavadoras de dólares disfrazadas de “sociedad civil”? ¡Por favor!

REFLEXIÓN FINAL: EL PUEBLO YA NO COME CUENTO

A los mercenarios de Factum y sus aliados en la industria de la desinformación hay que decirles con claridad: el pueblo salvadoreño ya despertó. Ya no se traga sus cuentos de dictadura. Ya no les cree sus reportajes de ficción. Ya no los ve como periodistas, sino como lo que realmente son: operadores políticos, servidores de intereses extranjeros y defensores de un régimen de corrupción que el pueblo enterró en 2019.

Sigan repitiendo su mentira. Sigan usando el manual de Goebbels. Sigan llorando por las esquinas de la historia que ustedes mismos traicionaron. Mientras tanto, el pueblo seguirá construyendo un nuevo El Salvador, libre de sus cadenas, libre de sus farsas, y, sobre todo, libre de sus mentiras.

Porque el verdadero poder hoy lo tiene la gente. Y a diferencia de ustedes, el pueblo no miente, no manipula, y no olvida.

 

 

SAN SALVADOR, 8 DE AGOSTO DE 2025

 

 

 

 

 

 

 

 

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