EL BOTÓN DEL MIEDO Y LA PARANOIA PROGRAMADA
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN:
EL MIEDO COMO ARMA DE CONTROL POLÍTICO
La historia de los pueblos ha estado marcada no solo por
guerras, conquistas o revoluciones, sino también —y quizás con más impacto— por
campañas psicológicas diseñadas para someter, paralizar y manipular. En el caso
de El Salvador, estamos siendo testigos de un fenómeno peligroso: la activación
deliberada de un mecanismo psicológico por parte de detractores locales e
internacionales cuyo único objetivo es sembrar el miedo en la población. Han
presionado el botón del pánico colectivo con la fraseología de siempre:
"dictadura", "inconstitucional", "crisis
democrática", "riesgo de autoritarismo". Una campaña psicológica
tan burda como cínica, que pretende secuestrar la voluntad y el pensamiento del
pueblo salvadoreño, justo en el momento en que ha comenzado a tomar las riendas
de su propio destino.
Es evidente que estos discursos no surgen del amor a la
democracia, sino del pánico que sienten quienes, durante décadas, controlaron
al país como si se tratase de una finca privada. El Salvador ha decidido romper
con los viejos pactos, con los mismos de siempre, y ha empezado a caminar hacia
un nuevo orden político-social. Pero, como era de esperarse, los que perdieron
privilegios —dentro y fuera del país— no se han quedado de brazos cruzados.
Ahora intentan frenar ese avance usando su última arma: el miedo.
CUERPOS EXTRANJEROS, VOCES AJENAS Y UNA CAMPAÑA
ORQUESTADA
Desde los micrófonos internacionales de medios y
organismos que históricamente han callado ante masacres, fraudes y saqueos,
ahora se alzan voces como la del argentino Daniel Zovatto o la de expresidentes
de 27 países —algunos con expedientes de corrupción abiertos o pasados oscuros—
para condenar reformas que ni siquiera comprenden. Se rasgan las vestiduras por
supuestas "violaciones constitucionales" sin haber leído una sola
línea de nuestra Carta Magna, ni tener idea de nuestra realidad histórica.
¿Dónde estaban estos profetas de la democracia cuando ARENA y FMLN pactaban con
pandillas, robaban hospitales y despedazaban la educación pública? Silencio absoluto.
Cómplices por omisión.
Pero no están solos. Se suman a esta sinfonía de
hipocresía organismos como la ONU y la OEA, los mismos que han fracasado una y
otra vez en países donde las verdaderas dictaduras —sangrientas y descaradas—
asesinan, censuran y oprimen sin que haya consecuencias.
Ahora vienen a dictarnos cómo debemos conducir nuestros
asuntos internos, como si no tuviéramos soberanía. Como si El Salvador fuese un
protectorado al que hay que recordarle cómo comportarse.
Detrás de todo esto no hay una defensa honesta de la
democracia. Lo que hay es pánico. Pánico a que Bukele siga demoliendo los
pilares podridos del viejo sistema.
Pánico a que el
pueblo, empoderado y despierto, ya no escuche a los voceros del miedo. Pánico a
que el 2027 se repita la historia de 2024, pero con una mayoría aún más
contundente que los deje sin posibilidad de bloquear reformas, obstaculizar avances
o devolvernos al pasado.
CONCLUSIÓN: LA POBLACIÓN YA NO CREE EN SUS FALSOS
PROFETAS
Lo que estamos viendo es el inicio de una nueva forma de
intervención: ya no con botas militares ni con golpes de Estado, sino con
narrativas bien elaboradas, con informes plagados de sesgo, con expertos
pagados por fundaciones oscuras, y con una prensa global que repite lo que se
le ordena. Quieren que temamos. Quieren que dudemos. Quieren paralizar al
pueblo justo cuando más se mueve. Quieren deslegitimar, debilitar y
desestabilizar un proceso que, con errores y aciertos, ha logrado lo que ningún
otro gobierno en décadas: restaurar el sentido de pertenencia y dignidad
nacional.
Pero la estrategia les está saliendo mal. Porque este
pueblo —el de a pie, el que sufrió extorsiones, asesinatos, represión económica
y corrupción institucionalizada— ya no se traga sus cuentos. La población ya no
necesita traductores extranjeros que le digan qué pensar, ni necesita ONG
disfrazadas de altruismo que le dicten qué está bien o qué está mal. La
soberanía no se negocia. La esperanza no se arrebata. Y la voluntad del pueblo
no se secuestra.
REFLEXIÓN FINAL: EL PUEBLO YA APRENDIÓ A DECIDIR SIN
MULETAS AJENAS
Nos enfrentamos a una guerra silenciosa, pero no menos
agresiva: la guerra de los significados, de las narrativas, del lenguaje, del
pensamiento. Por eso, esta no es solo una batalla política, sino también una
batalla cultural y psicológica. Si permitimos que nos inoculen el miedo, habrán
ganado sin disparar un solo tiro. Si permitimos que nos roben la confianza,
habrán retrocedido el reloj de nuestra historia.
Pero hay algo que no calcularon los operadores de esta
campaña: el pueblo salvadoreño ya despertó. Y un pueblo despierto no se deja
conducir como rebaño. Hoy, más que nunca, debemos estar claros: el debate
constitucional, las reformas, la reelección o cualquier otro asunto de carácter
político debe decidirse en casa, no en Washington, ni en Bruselas, ni en
Ginebra.
A los voceros del miedo, les decimos con serenidad, pero
con firmeza: su estrategia ha fracasado. El botón del miedo ya no tiene efecto
en una población que ha probado la libertad y no está dispuesta a soltarla.
Seguiremos adelante, con reformas, con debate, con soberanía. Porque el futuro
ya no se dicta desde fuera, se construye desde adentro.
SAN SALVADOR, 6 DE AGOSTO DE 2025
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