domingo, 3 de agosto de 2025

 

EL CHINO FLORES Y LA HERENCIA DE LA IZQUIERDA DECADENTE.

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

En la política salvadoreña, abundan personajes que creen que la elocuencia de sus palabras y la mención de grandes pensadores es suficiente para proyectar autoridad, inteligencia y liderazgo. Entre estos, Manuel “El Chino” Flores se ha esforzado por presentarse como un hombre de vasta trayectoria, de supuesta ética intachable y de una humildad casi mística. No pierde ocasión para recordar que ha sido catedrático universitario, especialista en comercio, y que sus más de cuarenta años de experiencia lo convierten —según él— en un líder sólido. Afirma que su partido tiene “conciencia”, que su liderazgo descansa en principios, y que su formación académica y política le permite citar a Marx, Engels, Nietzsche, Mao, Heráclito y Demócrito como si esto fuera prueba irrefutable de sabiduría.

Sin embargo, entre el decir y el hacer existe un abismo que no se llena con diplomas, ni con discursos grandilocuentes, ni con citas de filósofos. La verdadera medida de un político no está en la cantidad de nombres que puede recitar de memoria, sino en la coherencia entre sus palabras y sus actos, en la capacidad de transformar las ideas en hechos que sirvan al pueblo. En ese sentido, las declaraciones del Chino Flores más que revelar sabiduría, exponen una vieja estrategia: adornar la carreta para que no se note que va vacía.

Como decía mi padre en aquella anécdota que jamás olvido: la carreta vacía es la que más ruido hace. El Chino Flores parece ser un ejemplo vivo de esa metáfora.

LA ARROGANCIA DE LAS CREDENCIALES

Cuando alguien insiste demasiado en enumerar sus títulos, cargos y años de experiencia, más que demostrar grandeza, suele dejar ver inseguridad. El Chino Flores cree que su pasado como catedrático y su autoproclamada especialización en comercio le otorgan automáticamente la autoridad moral y política para dirigir a un país. Sin embargo, ¿de qué sirve haber impartido clases si las lecciones no se aplican en la vida pública? ¿De qué valen las décadas de experiencia si esas décadas fueron invertidas en un sistema que dejó al país en ruinas, hundido en la corrupción, la pobreza y la desigualdad?

El error de Flores es confundir currículum con credibilidad. La credibilidad no se imprime en un título universitario ni se compra con años de militancia política. Se gana en la arena de los hechos, en el sacrificio personal por el bienestar colectivo, en la coherencia entre el discurso y la realidad.

EL ESPEJISMO DE LA ERUDICIÓN

Es fácil impresionar a los incautos citando nombres como Marx, Engels, Nietzsche, Mao, Heráclito o Demócrito. Sin embargo, hacerlo sin un análisis profundo y sin una praxis que respalde tales referencias es como colgar cuadros caros en una casa derrumbada: pura apariencia. Flores utiliza esos nombres como amuletos intelectuales, como si con pronunciarlos pudiera envolver su figura en un aura de sabiduría revolucionaria y visión política.

Pero la erudición no se mide por la capacidad de recitar citas célebres, sino por la habilidad de interpretar la realidad y proponer soluciones concretas que respondan a las necesidades del pueblo. Lo irónico es que, mientras cita a filósofos que cuestionaban el poder, la injusticia y la opresión, él mismo forma parte de una estructura partidaria que en su momento avaló políticas contrarias al bienestar popular.

LA ÉTICA Y LA HUMILDAD: ¿REALIDAD O SLOGAN?

Decir que la base de su liderazgo es la ética y la humildad suena bien, pero no basta con decirlo: hay que demostrarlo. Y en política, la ética se mide en decisiones, no en discursos; la humildad se percibe en el servicio, no en la autopromoción. Cuando alguien tiene que recordarnos constantemente que es humilde, probablemente ya dejó de serlo.

Flores afirma que su partido tiene conciencia. Pero, ¿qué conciencia es esa? ¿La conciencia que permitió que el país fuera saqueado bajo gobiernos corruptos? ¿La conciencia que calló ante la violencia y la impunidad? ¿La conciencia que miró hacia otro lado mientras las estructuras partidarias pactaban con el crimen organizado? Si esa es la conciencia que presume, entonces no es un valor, es una carga.

LA CARRETA VACÍA

La metáfora de la carreta vacía describe perfectamente la actitud de aquellos que hacen mucho ruido, pero cargan poco o nada de sustancia. Cuanto más hueca está la carreta, más fuerte suena. Y eso es precisamente lo que sucede con el discurso del Chino Flores: mucho ruido, poca carga. Detrás de la retórica adornada y la enumeración de logros personales, no hay un plan concreto, no hay un proyecto serio que responda a las verdaderas necesidades del pueblo salvadoreño.

En el fondo, sus palabras son como ecos en una plaza vacía: resuenan fuerte, pero no llenan, no construyen, no alimentan. Y cuando la política se convierte en un ejercicio de vanidad intelectual y no en un servicio al pueblo, esa carreta seguirá haciendo ruido… pero nunca llegará a destino.

CONCLUSIÓN

Las declaraciones del Chino Flores revelan más de lo que intentan ocultar. Bajo la apariencia de un líder culto, experimentado y ético, se esconde un político que confunde erudición con acción, que cree que la autoridad se gana con currículum y no con hechos, y que utiliza la retórica como escudo para disimular la ausencia de un proyecto sólido.

Como bien decía mi padre: la carreta vacía es la que más ruido hace. Y en este caso, ese ruido no es más que la repetición de viejos discursos que el pueblo salvadoreño ya aprendió a reconocer y rechazar.

REFLEXIÓN FINAL

La política necesita menos carretas vacías y más manos que trabajen. Menos discursos adornados y más acciones concretas. Menos nombres de filósofos usados como adorno y más filosofía puesta en práctica para mejorar la vida de la gente. Los salvadoreños ya no se dejan impresionar por palabras huecas ni por currículos inflados: quieren resultados, coherencia y compromiso real.

El Chino Flores podrá seguir citando a Marx, Engels o Nietzsche, pero si no entiende que el verdadero liderazgo se gana sirviendo, su carreta seguirá vacía… y el pueblo seguirá caminando sin él.

 

 

 

 

SAN SALVADOR, 3 DE AGOSTO DE 2025

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario