"EL BLOQUE DE LA FRUSTRACIÓN: OPOSICIÓN EN ESTADO DE
HISTERIA"
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
INTRODUCCIÓN
En los últimos días, las declaraciones de Carlos Saade,
secretario general de ARENA, y de “El Chino Flores”, líder del FMLN, han dejado
al descubierto el verdadero rostro de una oposición que no defiende principios,
sino intereses. Saade, con tono desafiante, declaró: “¡No se la vamos a poner
fácil al gobierno! ARENA es un partido valiente, está de pie, firme y renovado;
vamos a dar la batalla de las ideas, desde la calle y desde donde late el
corazón de la patria”. Por su parte, El Chino Flores, sin rubor alguno, convocó
a toda su militancia —que no es precisamente numerosa— y a sus aliados para
formar un bloque único con el objetivo de derrotar a Bukele.
Estas frases, que algunos medios de comunicación
presentan como discursos de “resistencia democrática”, en realidad son la
confesión de un plan que nada tiene que ver con la democracia, la libertad o la
justicia. Se trata de la reacción de una clase política desplazada del poder,
que se sabe incapaz de reconectar con el pueblo porque su historia reciente
está marcada por la corrupción, el saqueo y los pactos con criminales. No es
casualidad que ambos partidos se muestren tan urgidos de recuperar
protagonismo: saben que el tiempo juega en su contra, que su credibilidad está
por el suelo y que la única manera de “volver” sería sembrando caos,
desinformación y división.
El pueblo salvadoreño ya no se traga el cuento. Décadas
de promesas incumplidas, de negociaciones bajo la mesa, de entrega de
territorios a las pandillas, han dejado cicatrices profundas en la memoria
colectiva. ARENA y FMLN no pueden
disfrazar de patriotismo lo que en realidad es ambición de poder, sed de
venganza y el deseo de reabrir las puertas del Estado para seguir
exprimiéndolo. El problema para ellos es que esta vez no se enfrentan a un
pueblo pasivo, sino a una ciudadanía despierta, que reconoce los avances y que
está dispuesta a defender el rumbo que el país ha tomado.
EL FALSO DISCURSO DE LA “BATALLA DE IDEAS”
Cuando Carlos Saade habla de una “batalla de ideas”, habría
que preguntarle: ¿qué ideas? Porque si lo que propone es regresar a las
políticas de privatización descarada, a las concesiones amañadas, a los
préstamos que se diluyen en campañas y bolsillos privados, entonces esa
“batalla” ya la perdieron antes de empezar. ARENA y FMLN no tienen ideas nuevas
porque jamás las necesitaron para gobernar: se aferraron a un sistema de
clientelismo, corrupción y pactos con grupos de poder que les garantizó
mantenerse a costa del pueblo.
El FMLN, por su parte, se vende como el defensor de los
derechos y la justicia social, pero sus gobiernos demostraron que su compromiso
era selectivo: favorecieron a sus allegados, se aliaron con las pandillas para
asegurar votos, y administraron la pobreza como un capital político que podían
explotar. Lo de El Chino Flores llamando a la “unidad para derrotar a Bukele”
no es más que una confesión pública de que su único proyecto político es quitar
del camino a quien les arrebató el control del Estado. Ni siquiera ocultan que
su motivación es personal y no nacional.
Ambos partidos están desesperados por volver a tener
acceso a los recursos, a las instituciones y a los beneficios que el poder les
daba. Su retórica sobre la democracia es puro maquillaje para una estrategia
que, en realidad, busca desmontar los logros obtenidos en seguridad,
infraestructura y gobernabilidad en estos últimos años.
EL PUEBLO COMO ÚNICO MURO DE CONTENCIÓN
La gran diferencia con el pasado es que hoy el pueblo
salvadoreño no es el mismo que soportó décadas de engaños. Las redes sociales,
los medios alternativos y la experiencia vivida han abierto los ojos de
millones. Antes, estos discursos altisonantes habrían sido recibidos como
llamados heroicos a “defender la patria”; hoy son reconocidos como el viejo
libreto de quienes nos gobernaron a base de mentiras.
Responder a este desafío no es solo tarea del Presidente
y su gabinete. Es una responsabilidad colectiva de todos los salvadoreños
honestos y trabajadores que, día a día, vemos cómo el país está saliendo del
agujero que nos dejaron. La respuesta no es con insultos ni con la violencia
que ellos mismos cultivaron, sino con firmeza, unidad y el rechazo absoluto a
que vuelvan a tener las llaves del poder.
El enemigo de ARENA y FMLN no es Nayib Bukele: es el
pueblo que ya no les cree, que los expulsó por la vía democrática y que hoy ve
con claridad que su regreso sería un retroceso histórico.
CONCLUSIÓN
Las declaraciones de Saade y El Chino Flores son el grito
desesperado de dos estructuras políticas moribundas que no han sabido, ni
querido, entender que su ciclo terminó. Sus “batallas” no son por principios,
sino por privilegios. Su unidad no es por la patria, sino contra el pueblo que
les dijo “¡Basta!”.
La historia no miente: ARENA y FMLN gobernaron
alternadamente durante más de tres décadas y dejaron al país hundido en
violencia, corrupción y pobreza. Pretender que ahora vienen como salvadores es
un insulto a la memoria y a la inteligencia de los salvadoreños.
REFLEXIÓN FINAL
El verdadero reto para los salvadoreños no es solo
impedir que ARENA y FMLN regresen al poder, sino mantenernos vigilantes y
unidos para que ningún partido, sea cual sea su nombre o bandera, vuelva a
repetir el mismo modelo corrupto que nos robó el futuro.
La memoria
histórica es nuestra mejor defensa: recordar quiénes fueron, qué hicieron y
cómo dejaron el país. Es identificar con nombre y apellido quiénes fueron y quiénes
son actualmente nuestros verdugos,
La guerra que ellos declaran no es contra un hombre, sino
contra un proyecto de nación que ha comenzado a devolver la esperanza a
millones. Por eso, nuestra respuesta debe ser más fuerte que nunca: no permitir
que los sepultureros del pasado vuelvan a poner sus manos en el presente y
futuro de El Salvador.
SAN SALVADOR, 3 DE AGOSTO DE 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario