sábado, 16 de agosto de 2025

 

DISCIPLINA VERSUS MEDIOCRIDAD: EL VERDADERO DEBATE EN LA EDUCACIÓN SALVADOREÑA

POR: MSc. JOSE ISRAEL VENTURA

 

INTRODUCCIÓN

Uno de los grandes dilemas de las sociedades latinoamericanas ha sido la ausencia de disciplina como eje rector de la vida social. Mientras algunos países asiáticos y europeos construyeron su desarrollo en base a la organización, el orden y la disciplina, en América Latina hemos confundido la “libertad” con la “permisividad” y hemos tolerado la indisciplina como si se tratara de un derecho adquirido.

En este contexto, resulta paradójico que quienes en algún momento impusieron férreas normas de disciplina en sus estructuras internas —los exguerrilleros del FMLN— hoy levanten la voz en protesta contra el anuncio de la nueva Ministra de Educación de rescatar la disciplina en los centros escolares.

Durante la guerra civil, las organizaciones guerrilleras no funcionaban con base en “debates democráticos” o “participación horizontal”. Todo lo contrario: se fundamentaban en la obediencia, el cumplimiento de órdenes, la subordinación a la estructura y el sacrificio individual en beneficio del colectivo.

Esa fue, sin duda, una de las razones por las cuales lograron sostenerse durante más de una década frente a un ejército regular. Sin disciplina, su maquinaria de guerra jamás hubiera funcionado. Por eso sorprende —y hasta resulta cínico— que figuras como Lorena Peña salgan hoy a rasgarse las vestiduras porque una capitana del ejército ha sido nombrada Ministra de Educación y ha manifestado que rescatará la disciplina en los colegios.

La contradicción es clara: ayer exigían disciplina a sus bases con castigos severos para quienes se atrevían a desobedecer, y hoy rechazan la disciplina escolar alegando que es autoritarismo.

El problema, evidentemente, no es la disciplina, sino que los opositores pretendían que el cargo recayera en alguien de su círculo de mediocres, serviles y domesticados que durante décadas ocuparon ministerios sin producir ningún cambio significativo.

DISCIPLINA COMO MOTOR DEL DESARROLLO

El ejemplo internacional es contundente. El japonés Yokoi Kenji ha repetido en múltiples conferencias una verdad innegable: la disciplina tarde o temprano superará a la inteligencia. Según él, los latinoamericanos somos creativos, brillantes y espontáneos, pero carecemos de la constancia y el orden necesarios para convertir la inteligencia en desarrollo sostenido. En cambio, el japonés, que no necesariamente es más inteligente, logra mayores resultados porque actúa con disciplina, perseverancia y respeto a las normas.

La historia de Japón después de la Segunda Guerra Mundial es el ejemplo perfecto. Un país destruido por dos bombas atómicas, reducido a cenizas, que en menos de treinta años logró convertirse en una potencia tecnológica y económica. ¿Cuál fue la clave? La disciplina laboral, la responsabilidad en el trabajo y la educación con valores de respeto, orden y compromiso. Ninguno de esos logros se alcanzó en un ambiente de indisciplina, relajamiento y apatía, que es precisamente lo que hoy defienden algunos sectores de oposición en El Salvador cuando rechazan la disciplina escolar.

EL DOBLE DISCURSO DE LA OPOSICIÓN

El rechazo a la disciplina por parte de figuras del FMLN y de ciertos analistas de la oposición es un claro reflejo de su oportunismo político. Mientras ellos gobernaron, no solo fueron incapaces de instaurar disciplina en las escuelas, sino que fomentaron un sistema educativo desordenado, marcado por la mediocridad y la falta de visión.

 Hoy, en lugar de reconocer que esa deficiencia fue uno de los motivos por los cuales la juventud quedó a merced de las pandillas, se atreven a criticar a quien propone rescatar la disciplina como pilar de la formación.

La contradicción se vuelve más evidente cuando recordamos cómo ellos mismos aplicaban la disciplina en sus estructuras internas. No era opcional, no era negociable. Quien desobedecía era sancionado, castigado o incluso eliminado.

 Sin disciplina, el FMLN no hubiera sobrevivido como organización clandestina. ¿Qué cambió entonces? Cambió el hecho de que ahora no son ellos quienes administran el poder y, por lo tanto, buscan oponerse a cualquier propuesta, aunque sea razonable y necesaria. Su rechazo a la disciplina no es pedagógico, sino político; no es ideológico, sino estratégico.

Lo que les molesta no es la disciplina en sí, sino que sea un gobierno ajeno a sus intereses el que la impulse.

DISCIPLINA Y EDUCACIÓN EN EL SALVADOR

La crisis educativa que heredó El Salvador no puede resolverse con discursos tibios ni con pedagogías permisivas que terminan generando más desorden que aprendizaje. Nuestros estudiantes necesitan recuperar el respeto al aula, la puntualidad, el compromiso con el estudio y la obediencia a las normas básicas de convivencia. Ningún país puede aspirar a un verdadero desarrollo sin estas condiciones mínimas.

El rescate de la disciplina en las escuelas no significa militarización de la educación ni represión contra los estudiantes, como intentan vender los opositores. Significa recuperar el orden perdido, formar jóvenes responsables y preparar a la niñez para enfrentar los retos de la vida con perseverancia y compromiso. Lo contrario —seguir fomentando la indisciplina, la relajación y el desorden— solo perpetúa la mediocridad y condena a las futuras generaciones al fracaso.

CONCLUSIONES

La disciplina ha sido históricamente uno de los motores del desarrollo de las sociedades modernas. Allí donde hay orden, respeto a las normas y constancia, florecen la productividad, la innovación y la estabilidad social. En cambio, donde prevalece la indisciplina, reina el caos, la improvisación y el atraso.

El FMLN y sus voceros muestran un cinismo evidente al rechazar la disciplina escolar, cuando ellos mismos la aplicaron con mano de hierro en sus estructuras militares. La diferencia es que antes la disciplina era funcional a sus intereses políticos y hoy, al no ser ellos los gestores, la combaten con discursos vacíos y contradictorios.

El nombramiento de una ministra proveniente del ejército no debería ser motivo de escándalo. Lo verdaderamente escandaloso sería seguir repitiendo la fórmula de ministros mediocres, incapaces de cambiar la realidad educativa del país.

REFLEXIÓN FINAL

El Salvador necesita un cambio cultural profundo, y ese cambio empieza por rescatar valores como la disciplina. No se trata de imponer un régimen de miedo, sino de reconstruir el tejido social a partir del respeto, la responsabilidad y el orden. Si seguimos rechazando la disciplina bajo el pretexto de que es autoritaria, seguiremos atrapados en el círculo vicioso de la mediocridad.

Quizás el mayor temor de la oposición no sea la disciplina en sí misma, sino que esta logre transformar realmente a las nuevas generaciones, creando ciudadanos críticos, responsables y comprometidos con su país. Y eso sí sería una verdadera amenaza para quienes han vivido del caos, la corrupción y la indisciplina política durante más de treinta años.

 

 

 

SAN SALVADOR, 16 DE AGOSTO DE 2025

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