sábado, 5 de julio de 2025

 

LA VERGONZOSA ENTREVISTA A GERARDO CELASCO Y LA CENSURA POLÍTICA DE LA LPG.

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

En un contexto donde los medios de comunicación aseguran representar la verdad, es urgente desenmascarar las prácticas editoriales que responden más a agendas políticas que al compromiso con la objetividad.

 El reciente caso de la entrevista a Gerardo Celasco, actor salvadoreño reconocido internacionalmente, pone en evidencia el sesgo y la censura ejercidos por La Prensa Gráfica, medio que se autodenomina como portador de “noticias de verdad”. Esta situación revela no solo la manipulación informativa, sino también la intolerancia hacia voces que no se alinean con su narrativa política. A continuación, se expone un comentario crítico que denuncia esta práctica vergonzosa y antidemocrática.

DESARROLLO.

Una vez más, La Prensa Gráfica deja en evidencia que su consigna “noticias de verdad” no es más que un eslogan hueco, una máscara hipócrita detrás de la cual opera una maquinaria editorial con intereses políticos bien definidos. La reciente entrevista —o más bien, emboscada disfrazada de diálogo— al actor salvadoreño Gerardo Celasco, conocido por su participación en una serie de Netflix, fue una muestra descarada del doble rasero, la manipulación informativa y la censura ideológica que caracterizan a este medio desde hace décadas.

Gerardo Celasco, quien se ha convertido en una figura pública internacional, fue llevado ante las cámaras con la aparente intención de resaltar su éxito y su aporte a la cultura salvadoreña. Sin embargo, lo que siguió fue un intento burdo de acorralarlo, torcer sus palabras y obligarlo a alinearse con una narrativa política hostil al actual gobierno.

 ¿Cuál fue su “pecado”? No condenar al presidente Nayib Bukele o no sumarse al coro de detractores que a diario repiten el mismo libreto de ataques.

Cuando Celasco se desmarcó del guion preconcebido, lo que siguió fue un recorte selectivo de sus declaraciones, la omisión de partes claves de la entrevista y, para colmo, una virtual desaparición del tema en la cobertura posterior del medio. ¿Dónde quedó la “verdad” de la que tanto presume La Prensa Gráfica? ¿A quién le sirven sus “noticias de verdad”? La respuesta es clara: a su agenda, a sus financistas, a su cruzada mediática contra todo lo que no encaje en su visión elitista, excluyente y retrógrada del país.

La censura no siempre se manifiesta con un decreto o una orden explícita. A veces toma la forma de silencio calculado, de encuadre parcial, de titulares tendenciosos y de preguntas con veneno disfrazadas de periodismo.

 Eso fue lo que vivió Gerardo Celasco: un intento de usarlo como herramienta política y, al no funcionar, una exclusión sistemática de su voz.

Lo que pasó con esta “entrevista” es indignante, pero no sorprendente. Es otro capítulo más en la historia del servilismo mediático de un periódico que se ha arrodillado una y otra vez ante intereses que jamás han representado al pueblo salvadoreño. La Prensa Gráfica no busca la verdad; busca imponer su verdad, esa que les beneficia, esa que sostiene su narrativa caduca, esa que se cae a pedazos cada vez que la gente decide pensar por sí misma y con criterio propio.

Hoy más que nunca, los salvadoreños deben preguntarse: ¿qué medios realmente informan y cuáles siguen siendo voceros del pasado? Porque la libertad de prensa no puede seguir siendo una excusa para manipular, callar y excluir. La entrevista a Gerardo Celasco es un espejo: refleja el profundo deterioro ético de un periodismo que ha dejado de servir al pueblo para convertirse en arma política de los de siempre. Y eso, más que vergonzoso, es inaceptable.

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