LA VERGONZOSA ENTREVISTA A GERARDO CELASCO Y LA CENSURA
POLÍTICA DE LA LPG.
POR: MSc. JOSÉ
ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN
En un contexto donde los medios de comunicación aseguran
representar la verdad, es urgente desenmascarar las prácticas editoriales que
responden más a agendas políticas que al compromiso con la objetividad.
El reciente caso
de la entrevista a Gerardo Celasco, actor salvadoreño reconocido
internacionalmente, pone en evidencia el sesgo y la censura ejercidos por La
Prensa Gráfica, medio que se autodenomina como portador de “noticias de verdad”. Esta situación
revela no solo la manipulación informativa, sino también la intolerancia hacia
voces que no se alinean con su narrativa
política. A continuación, se expone un comentario crítico que denuncia esta
práctica vergonzosa y antidemocrática.
DESARROLLO.
Una vez más, La Prensa Gráfica deja en evidencia que su
consigna “noticias de verdad” no es más que un eslogan hueco, una máscara
hipócrita detrás de la cual opera una maquinaria editorial con intereses
políticos bien definidos. La reciente entrevista —o más bien, emboscada
disfrazada de diálogo— al actor salvadoreño Gerardo Celasco, conocido por su
participación en una serie de Netflix, fue una muestra descarada del doble
rasero, la manipulación informativa y la censura ideológica que caracterizan a
este medio desde hace décadas.
Gerardo Celasco, quien se ha convertido en una figura
pública internacional, fue llevado ante las cámaras con la aparente intención
de resaltar su éxito y su aporte a la cultura salvadoreña. Sin embargo, lo que
siguió fue un intento burdo de acorralarlo, torcer sus palabras y obligarlo a
alinearse con una narrativa política hostil al actual gobierno.
¿Cuál fue su
“pecado”? No condenar al presidente Nayib Bukele o no sumarse al coro de
detractores que a diario repiten el mismo libreto de ataques.
Cuando Celasco se desmarcó del guion preconcebido, lo que
siguió fue un recorte selectivo de sus declaraciones, la omisión de partes
claves de la entrevista y, para colmo, una virtual desaparición del tema en la
cobertura posterior del medio. ¿Dónde quedó la “verdad” de la que tanto presume
La Prensa Gráfica? ¿A quién le sirven sus “noticias de verdad”? La respuesta es
clara: a su agenda, a sus financistas, a su cruzada mediática contra todo lo
que no encaje en su visión elitista, excluyente y retrógrada del país.
La censura no siempre se manifiesta con un decreto o una
orden explícita. A veces toma la forma de silencio calculado, de encuadre
parcial, de titulares tendenciosos y de preguntas con veneno disfrazadas de
periodismo.
Eso fue lo que
vivió Gerardo Celasco: un intento de usarlo como herramienta política y, al no
funcionar, una exclusión sistemática de su voz.
Lo que pasó con esta “entrevista” es indignante, pero no
sorprendente. Es otro capítulo más en la historia del servilismo mediático de
un periódico que se ha arrodillado una y otra vez ante intereses que jamás han
representado al pueblo salvadoreño. La Prensa Gráfica no busca la verdad; busca
imponer su verdad, esa que les beneficia, esa que sostiene su narrativa caduca,
esa que se cae a pedazos cada vez que la gente decide pensar por sí misma y con
criterio propio.
Hoy más que nunca, los salvadoreños deben preguntarse:
¿qué medios realmente informan y cuáles siguen siendo voceros del pasado?
Porque la libertad de prensa no puede seguir siendo una excusa para manipular,
callar y excluir. La entrevista a Gerardo Celasco es un espejo: refleja el
profundo deterioro ético de un periodismo que ha dejado de servir al pueblo
para convertirse en arma política de los de siempre. Y eso,
más que vergonzoso, es inaceptable.
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