LA UNIVERSIDAD NO LO ES TODO… HAY GENIOS SIN ESTUDIOS E
IDIOTAS CON DOCTORADOS.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
INTRODUCCIÓN
Revisando algunos archivos de mi computadora, encontré un
documento que lleva el título que tomé para escribir este breve artículo. Me
gustó porque, ya dándole pensamiento a la frase, considero que se ajusta al
momento que está viviendo la sociedad en general.
La frase "La
universidad no lo es todo... hay genios sin estudios e idiotas con
doctorados" es atribuida a Joseph Kapone, de lo cual no estoy
completamente seguro. Lo único que sé es que la frase encierra un profundo
significado y nos invita a que reflexionemos sobre lo que aprendemos y cómo lo
utilizamos en nuestro ejercicio profesional y en la vida cotidiana. Hemos llegado
a considerar la educación formal como la única llamada a “configurar la
educación del ser humano”, pero olvidamos que la mayoría de genios que han
revolucionado a la sociedad no han salido de la universidad.
Vivimos en una sociedad obsesionada con los títulos
universitarios, los diplomas colgados en las paredes y los pomposos
currículums, se ha instalado una peligrosa ilusión: que el paso por la
universidad es sinónimo de inteligencia, sabiduría y valía humana. Esta visión
reduccionista no solo es falsa, sino profundamente injusta. La frase que titula
este artículo —"La universidad no lo es todo… hay genios sin estudios e
idiotas con doctorados"— no es una provocación gratuita: es un llamado a
romper con el fetichismo académico, a cuestionar la meritocracia vacía y a
reconocer el valor del pensamiento independiente, creativo y autodidacta. Pero
no solo eso sino también cuestionar a un sinnúmero de profesionales de nuestro
país que hoy se dan cita cada mañana en los diferentes medios de comunicación
haciendo gala de su soberbia, arrogancia y su hinchazón académica. De igual
manera, va dirigido para los jóvenes que recién se están graduando de las
diferentes universidades del país, especialmente de mi UNIVERSIDAD DE EL
SALVADOR.
EL MITO DEL TÍTULO COMO GARANTÍA DE INTELIGENCIA
Históricamente, los títulos universitarios han sido
símbolos de estatus, poder y “legitimidad”. En muchos casos, esto ha llevado a
que se valore más la apariencia académica que la verdadera capacidad de
análisis, innovación o compromiso social. Pero la historia y la realidad nos
demuestran que los diplomas no garantizan ni sabiduría ni ética.
¿Es acaso la formación académica garantía de moralidad y
de ética? Miremos nuestra historia reciente de nuestro país: Alfredo Cristiani y Francisco Flores, Calderón,
Sol, Mauricio Funes, ambos expresidentes, poseen títulos universitarios, con
excepción de Salvador Sánchez Cerén, que era profesor nada más; fueron piezas
clave del saqueo institucional durante las gestiones de ARENA y FMLN.
¿Cómo explicar, entonces, que algunos de los peores
crímenes políticos y económicos hayan sido orquestados por personas con
doctorados? ¿Qué decir de tantos tecnócratas, economistas, abogados y médicos
que han puesto su saber al servicio de la corrupción, la mentira y la
deshumanización? ¿De qué sirve la educación si no forma conciencia crítica ni
sensibilidad humana?
GENIOS AUTODIDACTAS: LOS OLVIDADOS DEL SISTEMA
Nikola Tesla, Leonardo Da Vinci, Albert Einstein (quien
fue rechazado por varias instituciones), Steve Jobs, Salvador Nàzon Gonzalez, o
el salvadoreño Alberto Masferrer son ejemplos de personas que desbordaron los límites
del sistema educativo tradicional. Muchos genios fueron rechazados,
incomprendidos o marginados por no encajar en las estructuras rígidas de la
academia. Su genialidad no nació de un título, sino de la pasión, la
curiosidad, la rebeldía, la creatividad y el pensamiento libre.
Incluso en nuestras comunidades existen sabios sin
escuela: campesinos que conocen profundamente la tierra, obreros que resuelven
problemas complejos con intuición, mujeres que transmiten valores y
conocimientos ancestrales sin jamás haber pisado una universidad. ¿No merecen
acaso el mismo respeto?
LA INFLACIÓN ACADÉMICA Y EL CULTO A LA MEDIOCRIDAD
TITULADA
En nuestros días, tener un título universitario ya no es
sinónimo de excelencia. Muchas universidades se han convertido en fábricas de
títulos, donde importa más el pago de la matrícula que la calidad educativa. En
este contexto, proliferan los “doctores en nada”, con discursos vacíos,
cargados de tecnicismos huecos, sin compromiso con la realidad.
El problema no es el estudio en sí, sino la idolatría del
sistema que margina al que piensa diferente y ensalza al obediente sin
pensamiento propio. La universidad debería ser un espacio para cuestionar, para
debatir, para transformar el mundo… pero muchas veces solo es una maquinaria
para reproducir esquemas de poder. Pero debatir las ideas implica hacer uso de
los fundamentos científicos racionales, no sobre la base de una determinada ideología
de las muchas que hay en el mercado teórico.
CONCLUSIÓN
La universidad, por sí sola, no es garantía de
inteligencia, ni de ética, ni de humanidad. Hay que recuperar el verdadero
sentido del conocimiento: aquel que se nutre de la experiencia, de la duda, de
la empatía, del compromiso con el entorno. No se trata de despreciar la
formación académica, sino de ponerla en su lugar justo: como una herramienta,
no como un ídolo.
REFLEXIÓN FINAL
Es urgente derribar los mitos del sistema. No sigamos
confundiendo títulos con sabiduría, ni diplomas con verdad. Honremos al
pensador libre, al sabio autodidacta, al joven curioso, al viejo sabio que
nunca pisó un aula. Necesitamos menos títulos vacíos y más cerebros despiertos;
menos ego académico y más corazón humano. Porque al final, la verdadera
inteligencia no se mide en notas, sino en acciones; no en grados, sino en
valores. Y en este sentido, hay genios sin estudios que han transformado el
mundo… y doctores que solo han servido para hundirlo.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
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Freire,
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2.
Morin, Edgar
(1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO.
3.
Illich, Iván
(1971). La sociedad desescolarizada. Editorial Barral.
4.
Goleman,
Daniel (1995). Inteligencia emocional. Editorial Kairós.
5.
Robinson,
Ken (2006). El elemento: descubrir tu pasión lo cambia todo. Editorial Urano.
6.
Capra,
Fritjof (1982). El punto crucial: ciencia, sociedad y cultura emergente.
Editorial Kairós.
7.
Bourdieu,
Pierre (1984). La distinción: Criterio y bases sociales del gusto. Editorial
Taurus.
8.
Einstein,
Albert (citas y discursos recopilados en múltiples fuentes).
9.
Jobs, Steve
(2005). Discurso en la Universidad de Stanford.
10.
Tesla,
Nikola – Biografías y cartas personales.
SAN SALVADOR, 18 DE JULIO DE 2025.
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