viernes, 18 de julio de 2025

 

 

 

LA UNIVERSIDAD NO LO ES TODO… HAY GENIOS SIN ESTUDIOS E IDIOTAS CON DOCTORADOS.

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

INTRODUCCIÓN

Revisando algunos archivos de mi computadora, encontré un documento que lleva el título que tomé para escribir este breve artículo. Me gustó porque, ya dándole pensamiento a la frase, considero que se ajusta al momento que está viviendo la sociedad en general.

 La frase "La universidad no lo es todo... hay genios sin estudios e idiotas con doctorados" es atribuida a Joseph Kapone, de lo cual no estoy completamente seguro. Lo único que sé es que la frase encierra un profundo significado y nos invita a que reflexionemos sobre lo que aprendemos y cómo lo utilizamos en nuestro ejercicio profesional y en la vida cotidiana. Hemos llegado a considerar la educación formal como la única llamada a “configurar la educación del ser humano”, pero olvidamos que la mayoría de genios que han revolucionado a la sociedad no han salido de la universidad.

Vivimos en una sociedad obsesionada con los títulos universitarios, los diplomas colgados en las paredes y los pomposos currículums, se ha instalado una peligrosa ilusión: que el paso por la universidad es sinónimo de inteligencia, sabiduría y valía humana. Esta visión reduccionista no solo es falsa, sino profundamente injusta. La frase que titula este artículo —"La universidad no lo es todo… hay genios sin estudios e idiotas con doctorados"— no es una provocación gratuita: es un llamado a romper con el fetichismo académico, a cuestionar la meritocracia vacía y a reconocer el valor del pensamiento independiente, creativo y autodidacta. Pero no solo eso sino también cuestionar a un sinnúmero de profesionales de nuestro país que hoy se dan cita cada mañana en los diferentes medios de comunicación haciendo gala de su soberbia, arrogancia y su hinchazón académica. De igual manera, va dirigido para los jóvenes que recién se están graduando de las diferentes universidades del país, especialmente de mi UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR. 

EL MITO DEL TÍTULO COMO GARANTÍA DE INTELIGENCIA

Históricamente, los títulos universitarios han sido símbolos de estatus, poder y “legitimidad”. En muchos casos, esto ha llevado a que se valore más la apariencia académica que la verdadera capacidad de análisis, innovación o compromiso social. Pero la historia y la realidad nos demuestran que los diplomas no garantizan ni sabiduría ni ética.

¿Es acaso la formación académica garantía de moralidad y de ética? Miremos nuestra historia reciente de nuestro país: Alfredo Cristiani y Francisco Flores, Calderón, Sol, Mauricio Funes, ambos expresidentes, poseen títulos universitarios, con excepción de Salvador Sánchez Cerén, que era profesor nada más; fueron piezas clave del saqueo institucional durante las gestiones de ARENA y FMLN.

¿Cómo explicar, entonces, que algunos de los peores crímenes políticos y económicos hayan sido orquestados por personas con doctorados? ¿Qué decir de tantos tecnócratas, economistas, abogados y médicos que han puesto su saber al servicio de la corrupción, la mentira y la deshumanización? ¿De qué sirve la educación si no forma conciencia crítica ni sensibilidad humana?

GENIOS AUTODIDACTAS: LOS OLVIDADOS DEL SISTEMA

Nikola Tesla, Leonardo Da Vinci, Albert Einstein (quien fue rechazado por varias instituciones), Steve Jobs, Salvador Nàzon Gonzalez, o el salvadoreño Alberto Masferrer son ejemplos de personas que desbordaron los límites del sistema educativo tradicional. Muchos genios fueron rechazados, incomprendidos o marginados por no encajar en las estructuras rígidas de la academia. Su genialidad no nació de un título, sino de la pasión, la curiosidad, la rebeldía, la creatividad y el pensamiento libre.

Incluso en nuestras comunidades existen sabios sin escuela: campesinos que conocen profundamente la tierra, obreros que resuelven problemas complejos con intuición, mujeres que transmiten valores y conocimientos ancestrales sin jamás haber pisado una universidad. ¿No merecen acaso el mismo respeto?

LA INFLACIÓN ACADÉMICA Y EL CULTO A LA MEDIOCRIDAD TITULADA

En nuestros días, tener un título universitario ya no es sinónimo de excelencia. Muchas universidades se han convertido en fábricas de títulos, donde importa más el pago de la matrícula que la calidad educativa. En este contexto, proliferan los “doctores en nada”, con discursos vacíos, cargados de tecnicismos huecos, sin compromiso con la realidad.

El problema no es el estudio en sí, sino la idolatría del sistema que margina al que piensa diferente y ensalza al obediente sin pensamiento propio. La universidad debería ser un espacio para cuestionar, para debatir, para transformar el mundo… pero muchas veces solo es una maquinaria para reproducir esquemas de poder. Pero debatir las ideas implica hacer uso de los fundamentos científicos racionales, no sobre la base de una determinada ideología de las muchas que hay en el mercado teórico.

CONCLUSIÓN

La universidad, por sí sola, no es garantía de inteligencia, ni de ética, ni de humanidad. Hay que recuperar el verdadero sentido del conocimiento: aquel que se nutre de la experiencia, de la duda, de la empatía, del compromiso con el entorno. No se trata de despreciar la formación académica, sino de ponerla en su lugar justo: como una herramienta, no como un ídolo.

REFLEXIÓN FINAL

Es urgente derribar los mitos del sistema. No sigamos confundiendo títulos con sabiduría, ni diplomas con verdad. Honremos al pensador libre, al sabio autodidacta, al joven curioso, al viejo sabio que nunca pisó un aula. Necesitamos menos títulos vacíos y más cerebros despiertos; menos ego académico y más corazón humano. Porque al final, la verdadera inteligencia no se mide en notas, sino en acciones; no en grados, sino en valores. Y en este sentido, hay genios sin estudios que han transformado el mundo… y doctores que solo han servido para hundirlo.

 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1.       Freire, Paulo (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.

2.       Morin, Edgar (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO.

3.       Illich, Iván (1971). La sociedad desescolarizada. Editorial Barral.

4.       Goleman, Daniel (1995). Inteligencia emocional. Editorial Kairós.

5.       Robinson, Ken (2006). El elemento: descubrir tu pasión lo cambia todo. Editorial Urano.

6.       Capra, Fritjof (1982). El punto crucial: ciencia, sociedad y cultura emergente. Editorial Kairós.

7.       Bourdieu, Pierre (1984). La distinción: Criterio y bases sociales del gusto. Editorial Taurus.

8.       Einstein, Albert (citas y discursos recopilados en múltiples fuentes).

9.       Jobs, Steve (2005). Discurso en la Universidad de Stanford.

10.   Tesla, Nikola – Biografías y cartas personales.

 

 

SAN SALVADOR, 18 DE JULIO DE 2025.

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