martes, 29 de julio de 2025

 

“LA DECADENCIA SENIL DEL FMLN"

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

 INTRODUCCIÓN:

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que alguna vez fue el símbolo de la resistencia popular, ha caído en una decadencia senil que avergüenza su historia.  Hoy es apenas un espectro desdibujado de lo que fue: un partido de élites burocratizadas, sin contacto con el pueblo, sin proyecto, sin mística, sin lucha, sin vergüenza.  Manuel “el Chino” Flores, una de sus figuras más estridentes y caricaturescas, representa con claridad la bancarrota moral e ideológica del FMLN.  Sus discursos populistas, sus llamados desesperados al “regreso de la militancia” y sus actos teatrales no logran ocultar la profunda crisis que arrastra el partido ni su propio oportunismo descarado.

El FMLN no solo perdió las elecciones, perdió la brújula, el respeto del pueblo y la memoria histórica. De ser una organización revolucionaria que combatió la dictadura militar y defendió los derechos del pueblo, hoy es visto como un partido más del montón, cómplice de la corrupción y el saqueo del país durante su paso por el gobierno. La vieja dirigencia vive atrapada en una nostalgia inútil y un discurso vacío, incapaz de hacer autocrítica ni de asumir con dignidad su responsabilidad histórica.  Lo peor: todavía hay quienes, como el Chino Flores, creen que pueden engañar al pueblo con frases huecas y retórica barata.

LA DECADENCIA SENIL DEL FMLN: UNA ESTRUCTURA EN RUINAS

El FMLN no solo está en crisis: está en estado de putrefacción política. Su desconexión con las nuevas generaciones, su falta de renovación interna y su negación a romper con el pasado desastroso de sus gobiernos lo han hundido en la irrelevancia.  En vez de reinventarse como una opción crítica de izquierda, se convirtió en una maquinaria clientelar disfuncional que perdió toda credibilidad.  La base militante está fragmentada, hastiada y envejecida, y la juventud que alguna vez le dio vida ha emigrado física o políticamente a otras luchas más auténticas.

En este contexto, la figura de Manuel "el Chino" Flores se alza como un síntoma más de la descomposición. De “dirigente juvenil” con cierto carisma pasó a convertirse en un bufón político, recurriendo a discursos incendiarios que rayan en el ridículo.  Su intento de postularse como “el nuevo rostro del FMLN” es una burla a la inteligencia del pueblo salvadoreño.  Su lenguaje es agresivo, vulgar, lleno de lugares comunes, carente de propuestas reales. Pretende mostrarse como un revolucionario, pero actúa como un personaje de comedia política que busca notoriedad a cualquier costo.  Lo que no entiende el Chino es que la gente ya no le cree ni a él ni a los que lo rodean. La memoria popular no olvida el abandono del FMLN al pueblo cuando tuvo el poder: sus pactos con la oligarquía, su silencio cómplice ante las injusticias y su enriquecimiento escandaloso.

CONCLUSIÓN:

La caída del FMLN no es producto de una conspiración ni de una campaña mediática: es el resultado directo de su traición al pueblo. La dirigencia actual, entre la cual sobresale el Chino Flores, pretende maquillar esa traición con llamados al reencuentro, pero ya es demasiado tarde.  La historia no perdona a los que se disfrazan de revolucionarios mientras se codean con corruptos, pactan con los poderosos y se burlan del sufrimiento de las mayorías. El FMLN envejeció mal, sin dignidad, sin renovación, aferrado a sus ruinas ideológicas.

Hoy, lo que queda del FMLN es un cascarón inservible, incapaz de movilizar ni a su propia base. Y en esa ruina, el papel de figuras como el Chino Flores es el de agitadores sin causa, desesperados por recuperar un protagonismo que ya no les corresponde. No hay futuro en un partido que no sabe mirar al presente con honestidad ni asumir sus errores con humildad. La decadencia senil no solo es biológica, también es política, y el FMLN la padece en cada discurso desfasado, en cada mitin vacío, en cada mentira reciclada.

REFLEXIÓN FINAL

Lo que necesita el pueblo salvadoreño no es el reciclaje de estructuras fallidas ni de líderes trasnochados, sino una nueva conciencia política, forjada en la crítica, la organización popular y la ética revolucionaria.  Que muera el FMLN si es necesario, pero que resurja del pueblo una izquierda auténtica, incorruptible, que no tema denunciar tanto a la derecha como a los traidores de izquierda.  La juventud no seguirá a dinosaurios ni a payasos políticos, sino a proyectos que hablen con verdad, que actúen con coherencia y que no se escondan tras las ruinas de un pasado que ya no inspira.

El FMLN y el Chino Flores son el recuerdo de lo que no debe repetirse.  La historia está exigiendo nuevas voces, nuevas luchas y nuevos liderazgos.  Que esta decadencia senil sirva de lección para no volver a confiar ciegamente en siglas ni en apellidos, sino en principios, en coherencia y en el compromiso real con el pueblo.

                               SAN SALVADOR, 29 DE JULIO DE 2025

 

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