“CARRETAS VACÍAS CON TÍTULOS RUIDOSOS: LA FARSA DEL
LIDERAZGO OPOSITOR”
POR: MSc. JOSÉ
ISRAEL VENTURA
INTRODUCCIÓN:
En el escenario político salvadoreño actual, emerge una
figura recurrente y cada vez más cuestionada: la del "líder" opositor
que se pavonea en redes sociales, foros, programas de entrevistas o columnas de
opinión, haciendo alarde de su supuesto conocimiento, luciendo títulos
académicos, citando autores clásicos y modernos, hablando de economía, derechos
humanos, geopolítica, historia, justicia social, y hasta de ética y moral.
Sin embargo, tras el barniz intelectual, se descubre una
profunda incoherencia entre el decir y el hacer. Estos supuestos doctos, más
que guías del pueblo, se han convertido en “carretas vacías” que hacen ruido,
pero no aportan contenido transformador.
Una carreta vacía hace más ruido que una llena. Esta
metáfora describe con precisión a muchos de estos personajes que integran o
simpatizan con los partidos tradicionales, que durante décadas sumieron a El
Salvador en la corrupción, la impunidad, el abandono institucional y la
desigualdad.
Hoy, pretendiendo
reinventarse como portadores de una conciencia superior, hablan de todo con
soberbia, pero carecen de una propuesta real, de una autocrítica sincera, de un
compromiso verdadero con el pueblo. Esta reflexión se propone desenmascarar esa
falsa intelectualidad que tanto daño ha hecho y que, lamentablemente, aún busca
manipular la opinión pública desde un supuesto pedestal de sapiencia.
1. INTELECTUALISMO HUECO: PALABRAS SIN COHERENCIA
Resulta evidente que muchos de los actuales voceros de la
oposición salvadoreña han sustituido la praxis por el discurso. Disertan con
soltura sobre democracia, pero guardaron silencio cómplice cuando sus partidos
pactaban con grupos criminales o saqueaban fondos públicos. Se llenan la boca
con conceptos como "institucionalidad", "transparencia", o
"libertad de prensa", pero no condenaron los abusos ni los fraudes
cometidos bajo sus regímenes.
Lo más grave es que muchos de estos "líderes
ilustrados" tienen una formación académica respetable. Algunos han sido
catedráticos, columnistas, investigadores o funcionarios, pero su conocimiento
ha estado desconectado de la ética y del servicio al pueblo. ¿De qué sirve un
doctorado si se usa para encubrir la corrupción? ¿De qué sirve hablar de
democracia si se desprecian los resultados cuando no favorecen sus intereses?
La intelectualidad divorciada del pueblo no es más que otro instrumento de
dominación.
2. EL SHOW DE LA OPOSICIÓN: UNA CARRERA DE VANIDADES
La política opositora en El Salvador se ha convertido en
un espectáculo donde los autoproclamados sabios compiten por ver quién usa el
lenguaje más sofisticado o quién denuncia con más elegancia al gobierno actual,
sin asumir ninguna responsabilidad por los desastres del pasado. Viven
atrapados en el narcisismo ideológico. No hay humildad ni voluntad de aprender
del pueblo; hay soberbia, cinismo y una alarmante desconexión con la realidad.
Utilizan su "intelecto" para maquillar su
fracaso. Intentan posicionarse como los herederos de una sabiduría
supuestamente civilizatoria, pero son incapaces de proponer una ruta viable de
transformación nacional. Se aferran al pasado, a ideologías fracasadas, a
estructuras partidarias oxidadas. Y lo peor: creen que el pueblo no se da
cuenta.
Hoy más que nunca, la ciudadanía salvadoreña está cansada
de discursos adornados y promesas recicladas. Ya no se conmueve ante frases
rebuscadas ni ante doctos que nunca defendieron al pueblo cuando más los
necesitaba. El juicio de la historia ya les pasó factura, pero se resisten a
reconocerlo.
3. ¿DÓNDE ESTABAN CUANDO MÁS SE LES NECESITÓ?
Estos líderes opositores, que ahora se presentan como
paladines de la razón, fueron cómplices del sistema que permitió el saqueo de
hospitales, la destrucción de la educación pública, la privatización de lo
esencial y el abandono de los más vulnerables. Cuando tenían el poder,
callaron. Cuando debieron renunciar, se aferraron. Y cuando el pueblo despertó,
lo llamaron ignorante.
Hoy se atreven a dar lecciones, sin haberse sometido al
escrutinio de una autocrítica real. No se puede hablar con autoridad moral sin
haber limpiado la propia casa. No se puede hablar de verdad sin haber
enfrentado las mentiras del pasado. No se puede hablar de pueblo si solo se ha
vivido en torres de marfil. Por eso sus discursos suenan vacíos, carentes de
alma, como ecos en una catedral abandonada.
La sabiduría no está en el ruido
La verdadera sabiduría no se demuestra por lo que se
dice, sino por lo que se hace. No se mide por la cantidad de libros citados ni
por los títulos obtenidos, sino por el compromiso con la justicia, la
coherencia ética y la cercanía con el pueblo. Aquellos que hoy se presentan
como oráculos de la oposición no pueden ocultar el vacío de sus acciones
pasadas. Son carretas vacías que solo hacen ruido,
pero no mueven ni construyen nada.
La ciudadanía salvadoreña ya ha comenzado a distinguir
entre quienes hablan por el pueblo y quienes solo se sirven de él. La dignidad
del pueblo no se recuperará con retórica intelectual ni con discursos vacíos,
sino con acciones concretas, con humildad y con un liderazgo que se construya
desde abajo, no desde los cómodos estrados de siempre.
REFLEXIÓN FINAL Y ENÉRGICA: MENOS PALABRERÍA, MÁS VERDAD
Ha llegado el tiempo de decirlo con claridad: el pueblo
salvadoreño no necesita más falsos sabios, más opinólogos de escritorio ni más
doctores en cinismo. Necesita líderes honestos, comprometidos, que no se
oculten tras palabras bonitas ni se amparen en glorias académicas huecas. La historia no
recordará a los que más hablaron, sino a los que más hicieron.
A esos líderes opositores que hoy se visten de sapiencia,
pero no han aprendido nada del sufrimiento de su pueblo, se les debe recordar:
el conocimiento sin compromiso ético no transforma; solo adorna la mentira. No
es el tiempo de teorías inútiles ni de “expertos” que jamás supieron ensuciarse
las manos por el pueblo. Es tiempo de verdad, de coherencia, de justicia… y de
hacer silencio si no hay nada digno que decir.
SAN SALVADOR, 28 DE JULIO DE 2025
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