miércoles, 9 de julio de 2025

 

COMENTARIO A LAS DECLARACIONES TRASNOCHADAS DE MANUEL “EL CHINO” FLORES

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

INTRODUCCIÓN

En la semana reciente, el excandidato presidencial del FMLN, Manuel "el chino" Flores, volvió a agitar la ya polarizada opinión pública salvadoreña al declarar que "el socialismo es la única salida para El Salvador", especialmente para superar las profundas carencias en educación, salud, vivienda y para erradicar la violencia y la pobreza.

 Esta afirmación, más que una propuesta seria, parece un intento desesperado por resucitar ideologías fracasadas que, en el contexto salvadoreño, no solo no dieron resultados, sino que profundizaron la desconfianza ciudadana hacia quienes prometieron justicia social y entregaron más de lo mismo: corrupción, clientelismo, retórica vacía y abandono del pueblo.

 El socialismo que Flores defiende ya tuvo su oportunidad durante una década de gobierno (2009–2019) y no fue más que una máscara para encubrir intereses mezquinos, pactos oscuros y la perpetuación de las élites políticas disfrazadas de redentoras. Este comentario busca desenmascarar la hipocresía ideológica del exfuncionario, confrontar su doble discurso y alertar a la ciudadanía ante el retorno de discursos manipuladores.

1. ¿SOCIALISMO? ¿CUÁL SOCIALISMO? UNA DÉCADA DE PROMESAS ROTAS

Durante los dos periodos presidenciales del FMLN, encabezados por Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, el pueblo salvadoreño escuchó una y otra vez que se construiría una "sociedad más justa, equitativa, solidaria Y más humana". ". Sin embargo, esos 10 años de administración estuvieron marcados por la inacción, la negligencia y, en muchos casos, la corrupción. Manuel Flores y su partido tuvieron en sus manos todas las herramientas institucionales y presupuestarias para implementar lo que ahora prometen: ¿por qué no lo hicieron cuando estaban en el poder?

En lugar de fortalecer el sistema público de salud, lo dejaron colapsar. En lugar de dignificar la educación, mantuvieron escuelas en ruinas y maestros mal pagados. En lugar de garantizar vivienda, multiplicaron los tugurios. Y en cuanto a la violencia, optaron por el oscuro y vergonzoso “pacto con pandillas”, que cobró la vida de miles de inocentes. ¿Es eso el socialismo del que habla Flores? ¿Es esa la alternativa que hoy presenta como salvación nacional?

2. EL DISCURSO RECICLADO DEL FRACASO

Lo más preocupante de las palabras del “Chino” Flores no es la nostalgia por el socialismo, sino su empeño en venderlo como una propuesta nueva, limpia, nunca antes probada. Pero no se puede tapar el sol con un dedo: el socialismo que él representa ya fue puesto en práctica en El Salvador, y fracasó.

No fue víctima de sabotajes externos, como suelen argumentar los ideólogos de café. No fue destruido por “la derecha”. Fue su propia ineptitud, su falta de liderazgo y su corrupción interna la que lo hundió.

Flores pertenece a una generación de políticos que confundieron la revolución con el oportunismo, la justicia con el resentimiento y la lucha social con el reparto de cuotas. Hoy, desde la comodidad de su retiro político, pretende reescribir la historia y presentarse como el visionario que el país necesita. Pero el pueblo no olvida. El pueblo ya despertó, y lo ha demostrado con su voto y su rechazo masivo a las estructuras del pasado.

3. ¿Y AHORA SÍ? ¿POR QUÉ NO ANTES?

La gran pregunta que Manuel Flores no ha respondido —y que jamás podrá responder con honestidad— es la siguiente: si el socialismo era la solución, ¿por qué no lo aplicaron cuando gobernaron? ¿Qué los detuvo? ¿Por qué prefirieron pactar con los poderes fácticos, mantener el modelo neoliberal, proteger a los grandes empresarios y aumentar el endeudamiento público? Porque, en el fondo, su socialismo no era más que un disfraz ideológico para perpetuarse en el poder.

Las declaraciones de Flores son un insulto a la memoria de los salvadoreños que creyeron, votaron y confiaron en el FMLN. Son una bofetada para las madres que perdieron hijos por la violencia, para los enfermos que murieron sin medicinas, para los jóvenes que emigraron por falta de oportunidades. Flores no tiene autoridad moral para hablar de soluciones, porque él fue parte del problema.

CONCLUSIÓN: NI OLVIDO NI RETORNO

Las palabras de Manuel “el chino” Flores no deben tomarse a la ligera. Representan un intento por reactivar una ideología que ya mostró su fracaso rotundo en el país. El socialismo que él defiende no fue un proyecto real, sino una excusa para acceder al poder y administrar el Estado con la misma voracidad que sus predecesores. La historia reciente es testigo de su ineficacia.

El Salvador no necesita regresiones ideológicas, necesita resultados. No necesita discursos vacíos, necesita coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Y, sobre todo, no necesita a quienes ya tuvieron su oportunidad y la desperdiciaron.

Al pueblo salvadoreño: que no le vendan otra vez humo, que no caiga en la trampa de quienes, desde el fracaso, quieren disfrazarse de salvadores. La única salida es la memoria, la exigencia, la dignidad y el trabajo real. Que no regresen nunca los que ya fracasaron. Que hablen los hechos, no los discursos.

 

 

SAN SALVADOR, 9 DE JULIO DE

 

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