“LA AVIONETA CARGADA CON
YERBA MALA: ESE MUERTO NO ES NUESTRO”
POR: MSc. JOSÈ ISRAEL VENTURA
INTRODUCCIÓN
En
tiempos donde la verdad se distorsiona a conveniencia y el periodismo ha caído
en manos de mercenarios de la pluma, no es casualidad que ciertos sectores
—opositores fracasados, medios corruptos y analistas de alquiler— pretendan
manchar a El Salvador con acusaciones infundadas sobre narcotráfico. Ahora
resulta que una avioneta cargada con “yerba mala” bastó para que los mismos de
siempre activaran su maquinaria de manipulación, intentando vincular al país
con actividades delictivas que no nos pertenecen.
¡Ya
basta! Este no es el Salvador del pasado, cuando el territorio era corredor
libre de mafias y las autoridades eran cómplices por omisión o por
conveniencia. Desde que Nayib Bukele asumió el poder, comenzó una guerra
frontal y sin tregua contra el crimen en todas sus formas, y eso molesta
profundamente a quienes antes lucraban con el caos.
El
Salvador ya no es la guarida de las pandillas ni el patio trasero del
narcotráfico. Esa época quedó sepultada por el régimen de seguridad que hoy
protege la vida de millones. Pretender que una avioneta —que aún debe ser
investigada a fondo— borre de golpe todo lo que hemos avanzado, no solo es
malintencionado, sino profundamente perverso. Quieren revolcarnos en el lodo de
sus propias miserias, pero se equivocan: ese muerto no lo cargamos nosotros.
Aquí, quien delinca será perseguido y castigado, sin importar su nombre ni su
origen. Y a los que buscan sembrar el caos con calumnias disfrazadas de
noticias, les advertimos: en este nuevo El Salvador, las mafias y sus voceros
no tienen paso libre.
DESARROLLO DEL COMENTARIO.
En
las últimas semanas, algunos sectores de la oposición, junto con una prensa
vendida y un puñado de periodistas mercenarios, han intentado fabricar un
escándalo internacional alrededor de una supuesta “avioneta cargada con yerba
mala” que habría salido desde El Salvador. Como si se tratara de una escena
sacada de una serie de Netflix, arman el espectáculo, acomodan los titulares, y
luego lanzan sus dardos venenosos para insinuar que nuestro país estaría
involucrado en el narcotráfico. Pero basta ya de farsas. ¡Ese muerto no lo
vamos a cargar nosotros!
El
Salvador, bajo el gobierno del presidente Nayib Bukele, ha sido el país que con
más firmeza ha combatido al crimen organizado, a las pandillas y, por supuesto,
al narcotráfico. Y esto no es un simple discurso político: los resultados están
a la vista. La incautación histórica de drogas, el desmantelamiento de
estructuras mafiosas y la guerra frontal contra las pandillas que solían ser
los brazos logísticos del narco, evidencian que este país ha dejado de ser el
paraíso de los criminales. Aquí, las mafias ya no tienen terreno libre. Aquí,
el delito no se tolera ni se negocia. Aquí, las avionetas con carga ilegal no
despegan sin que alguien pague las consecuencias.
Por
eso es absolutamente inaceptable que se pretenda responsabilizar a El Salvador
de un hecho aislado, sin pruebas sólidas y con una clara intención de embarrar
la imagen del país. ¿Dónde está la indignación de la prensa cuando México se
ahoga en sangre por culpa de los cárteles? ¿Dónde están los titulares
sensacionalistas cuando Colombia sigue siendo la principal exportadora de
cocaína del continente? ¿Y qué decir de Ecuador, que ha sido convertido en una
zona de guerra por las mafias internacionales? La verdad es clara: si hablamos
de narco, los países que tienen fama de producir, transportar y proteger a las
grandes estructuras criminales son otros, no El Salvador. Nosotros ya dimos el giro,
y eso a muchos les duele.
Los
enemigos del país, disfrazados de opinadores, activistas y "defensores de
la verdad", buscan ensuciar la lucha genuina que ha emprendido este
gobierno. Les molesta que el país esté siendo respetado, que hoy tengamos
seguridad, que los criminales estén tras las rejas, y que el Estado recupere el
control del territorio.
Por
eso, cada vez que aparece una oportunidad para sembrar dudas, la aprovechan con
una velocidad sospechosa. Pero su cinismo no tiene límites: no ofrecen pruebas,
no investigan, no preguntan, solo acusan. Son capaces de revolcar a su propio
país en el lodo con tal de atacar a Bukele. Pero se equivocaron de escenario,
porque hoy El Salvador no es tierra fértil para narcos ni para campañas sucias.
Este
ataque disfrazado de "noticia" no es más que otra maniobra desesperada.
Buscan internacionalizar la mentira, empañar los logros y provocar sospechas en
el extranjero. Pero el mundo no es tonto. Las embajadas, los organismos, los
gobiernos aliados saben que El Salvador ha cambiado. Saben que aquí la ley se
aplica, que hay resultados, y que, si alguna avioneta salió con “yerba mala”,
no fue porque el Estado lo permitió, sino porque alguien quebrantó la ley y
será castigado. Aquí no se protege a nadie. Aquí no hay impunidad para los corruptos
ni para los traficantes.
Es hora
de ponerle nombre a los verdaderos culpables de esta guerra de desinformación:
los políticos fracasados del pasado, las ONGs ideologizadas, los “periodistas
de salón” financiados por intereses oscuros, y los medios que alguna vez
sirvieron para informar, pero hoy sirven para manipular. Todos ellos están
dolidos porque el pueblo les dio la espalda y abrazó un nuevo rumbo. Por eso se
revuelcan de rabia cada vez que El Salvador aparece en titulares positivos, y
por eso inventan escándalos sin sustento.
El pueblo
salvadoreño no se dejará engañar. Sabemos que vamos por buen camino, que el
país ha sido rescatado de las garras del crimen y del abandono, y que, si hoy
se comete un delito, el Estado lo enfrentará con todo el peso de la ley. No
permitiremos que nos impongan culpas ajenas. No cargaremos muertos que no son
nuestros. No aceptaremos que nos metan en un charco del que con tanto esfuerzo
hemos salido.
A los
que quieren vernos caer, les decimos claramente: se jodieron. Aquí ya no se
tolera la corrupción, el crimen ni el chantaje mediático. El Salvador de hoy no
es el del pasado. Que les quede claro.
SAN SALVADOR, 11 DE JULIO DE 2025
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