CHINO, PON LOS PIES EN LA TIERRA: LA IZQUIERDA CORRUPTA
NO TIENE FUTURO
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN
En días recientes, Manuel “el Chino” Flores, exalcalde,
excandidato presidencial y vocero desgastado de una izquierda que ya no
representa ni a sus propias bases, ha vuelto a escena con declaraciones
desafortunadas. Pretende convencer a la opinión pública de que su partido y su
visión representan un futuro “brillante” para El Salvador, asegurando que el
pasado no se puede cambiar, pero que ellos están listos para gobernar el
mañana. Tales afirmaciones no solo son cínicas, sino también peligrosamente
insultantes para la inteligencia del pueblo salvadoreño que sufrió décadas de
abandono, corrupción y descomposición institucional bajo los gobiernos del
FMLN.
Flores se presenta como la cara renovada de una izquierda
en ruinas, como si bastaran discursos reciclados y promesas vacías para lavar
los pecados del pasado. Pero el pueblo no olvida. Las heridas abiertas por la
corrupción, el nepotismo, el despilfarro de fondos públicos y la complicidad
con el crimen organizado no se curan con frases bonitas ni con conferencias
mediáticas. Lo que él llama “brillante futuro” no es más que el intento de
revivir un cadáver ideológico cuya descomposición moral y política ya es
irreversible.
DESARROLLO: LA IZQUIERDA “WOKE” Y SU FRAUDE POLÍTICO
Manuel Flores insiste en presentarse como un líder de
esperanza, pero el país conoce muy bien los rostros detrás del disfraz. Durante
los años de gobierno del FMLN, lejos de consolidar una izquierda ética,
comprometida y transformadora, lo que vimos fue un reciclaje del viejo vicio
político salvadoreño: privilegios para las cúpulas, abandono para los más
pobres, pactos de impunidad y traición a las luchas históricas del pueblo. Los
mismos que una vez marcharon al lado de los obreros y campesinos, terminaron
convertidos en millonarios gracias a los fondos del Estado. ¿Ese es el futuro
brillante que prometen?
La izquierda “woke” que hoy representan Flores y sus
allegados, disfrazada de progresismo cosmético, ha demostrado ser una
maquinaria retórica sin principios. No defienden a los trabajadores, ni a los
excluidos, ni a las comunidades. Se aferran a causas importadas que nada tienen
que ver con la realidad salvadoreña, y cuando se ven expuestos, apelan a la
victimización. ¿Dónde quedó el compromiso con la ética pública, con la justicia
social verdadera? ¿Dónde están los resultados? El pueblo les dio dos
oportunidades históricas para gobernar, y ambas fueron desperdiciadas entre
escándalos de corrupción, incapacidad administrativa y abandono de los sectores
populares.
Internacionalmente, los ejemplos son igual de nefastos.
Países como Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia han demostrado cómo la
izquierda corrupta, autoritaria y violenta termina por destruir las
instituciones democráticas, socavar las libertades individuales y hundir
economías enteras en la miseria.
En todos estos países, los “revolucionarios” de ayer son
hoy multimillonarios protegidos por aparatos represivos, mientras el pueblo
vive en pobreza extrema. El socialismo del siglo XXI fue y es una estafa
monumental. Y el FMLN bebió de esa misma fuente.
La triste verdad es que el FMLN se convirtió en una organización
con olor a naftalina, a ciprés, que vive de glorias ajenas y que ya no
representa ninguna opción real de transformación. La militancia que aún les
queda, cada vez más reducida y aislada, permanece aferrada a un discurso vacío,
incapaz de autocrítica y de renovación. Mientras tanto, voces como la de Manuel
Flores siguen vendiendo humo, alimentando una ilusión que ya no engaña a nadie.
Lo que llaman “proyecto de izquierda” no es más que la sombra de un pasado
fracasado.
CONCLUSIÓN
A Manuel “el Chino” Flores le convendría, con humildad,
poner los pies en la tierra y escuchar al pueblo. Ya no hay espacio para
demagogos ni para políticos de doble moral. La historia ha demostrado que la
izquierda que él representa no tiene futuro. No porque el pueblo haya
renunciado a la justicia social, sino porque el FMLN y sus líderes traicionaron
esa lucha. Se convirtieron en lo mismo que juraron combatir. Hoy, lo que queda
de esa izquierda no es más que una ruina política sin bandera, sin proyecto,
sin dignidad.
El pueblo salvadoreño ya despertó y no se deja manipular por viejos slogans ni promesas gastadas. El país ha decidido construir su futuro con nuevas ideas, nuevas formas de liderazgo y con un profundo sentido de dignidad nacional. Flores y sus cómplices pueden seguir gritando desde las tribunas, pero ya no tienen eco. Son el reflejo de una era que terminó, de un fracaso que no será repetido.
REFLEXIÓN FINAL
La historia reciente de El Salvador nos deja una lección
que no debe olvidarse: no basta con haber luchado en el pasado para tener
legitimidad en el presente. La credibilidad se construye día a día con
coherencia, ética y compromiso real con la gente. Lo que hoy vemos en Manuel
“el Chino” Flores y en los remanentes del FMLN no es liderazgo, sino nostalgia mal digerida, aferrada a un
discurso vencido que solo genera rechazo y vergüenza incluso entre antiguos
simpatizantes.
La política exige evolución, autocrítica y valentía para
reconocer los errores cometidos. Pero en lugar de eso, la vieja izquierda
salvadoreña insiste en vender humo, manipular memorias y esconder su
responsabilidad histórica bajo frases vacías. Quieren volver al poder sin haber
rendido cuentas por los desmanes cometidos, sin pedir perdón al pueblo, y sin
demostrar ningún cambio real.
Hoy, más que nunca, el pueblo salvadoreño necesita
líderes honestos, comprometidos con el bien común, alejados de las ideologías
podridas y de los intereses mezquinos.
El futuro no se construye con los mismos que destruyeron
el pasado. El país ya no está dispuesto a retroceder. Y mientras algunos se
aferran al poder perdido, la mayoría avanza, con esperanza, hacia una nueva era
de dignidad, justicia y verdadera transformación.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1.
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(2018). El Salvador: Transiciones democráticas y corrupción institucional.
Editorial UCA.
2.
Dada, C.
(2015). “El FMLN y su pacto con la impunidad”. El Faro.
3.
Guevara, A.
(2020). Izquierda sin pueblo: el ocaso del progresismo latinoamericano. Fondo
Editorial Mesoamérica.
4.
López, M.
(2021). El ciclo roto de la izquierda latinoamericana. Buenos Aires: Siglo XXI.
5.
Paniagua, W.
(2019). “La izquierda y el populismo autoritario en América Latina”. Revista de
Ciencias Políticas, 42(3), 34-56.
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