lunes, 14 de julio de 2025

 

"APOYAR A BUKELE NO ES TRAICIONAR AL PUEBLO, ES DEFENDERLO".

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

Esta semana recién pasada, un individuo, evidentemente intoxicado por el odio y la manipulación mediática, se me acercó con un tono desafiante y cargado de veneno ideológico. Me lanzó preguntas que no buscaban respuestas, sino insultar:

“¿Por qué apoyás a Bukele y no al pueblo? ¿Cuánto te paga Bukele? ¿Ya te convertiste en foca?”

Respiré profundo. No por miedo, sino para contener el desprecio que me generaba tanta ignorancia disfrazada de superioridad moral. Y le respondí con la única verdad que los ciegos no quieren ver:

“Porque por sus obras se conoce al verdadero servidor del pueblo, y porque él no ha traicionado a la gente que camina, trabaja, sueña y sufre. Porque él no ha abandonado a su pueblo como lo hicieron los que vos defendés con tanta hipocresía”.

¿Me preguntas si apoyo al pueblo? ¡Claro que sí! Pero al pueblo verdadero, no a esa minoría privilegiada de burócratas, corruptos, pseudointelectuales y religiosos que durante más de 30 años vivieron del dolor ajeno mientras el país se desangraba. Apoyo al pueblo trabajador, al que nunca tuvo voz, al que lloró a sus muertos sin justicia, al que vivió en zozobra cada día por culpa de las pandillas protegidas por jueces, diputados y “defensores de derechos humanos”.

¿Me llamás “foca” por reconocer los logros de un gobierno que sí ha hecho en seis años lo que ustedes no hicieron en treinta? Pues prefiero ser una “foca” que aplaude la paz, la seguridad y la dignidad recuperada, que ser un perro faldero de la corrupción, un loro repetidor de discursos reciclados, o una garrapata pegada al cuerpo del Estado.

No me paga nadie. Mi conciencia no está hipotecada. Mi apoyo no es ciego, es crítico, pero también justo. Y si hoy defiendo este rumbo es porque por fin el pueblo —el verdadero pueblo— está de pie, sin miedo, sin fusiles en la nuca, sin el

 yugo de los mismos de siempre.

Si te molesta la verdad, no es mi problema. Es tu conciencia la que te delata.

 

 

 

 

 

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