LA ARROGANCIA, LA SOBERBIA Y LA PREPOTENCIA
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
Lamentablemente el mundo está lleno de gente arrogante, soberbia y prepotente. Este tipo de gente se deleita,
humillando a los demás, haciéndolos sentir menos, pisotean sus derechos, de todo aquel que se le pone por delante. Mientras ellos se consideran intocables. Lo que ellos dicen o hacen es lo
mejor, no hay nadie que los supere son los sabelotodo, son los que adornan el
paisaje de la sabiduría.
Este tipo de personas no ha entendido
que todos somos iguales, que nadie es
más que otro, que independientemente, la ropa que vista, los zapatos que lleva
puestos, el vehículo en el que se transporta, el lugar de residencia donde vive
, la carrera que tenga y el cargo que
ostenta, eso no lo hace ser más que
otro. Se les olvida que nadie está por
encima de nadie y por lo tanto, todos nos merecemos respeto.
Personas
como estas están hinchadas de arrogancia, soberbia y
prepotencia. Sin embargo, son frágiles,
se desinflan como un globo con mucha facilidad pues lo que albergan en su
interior es ego, envidia, soledad y tristeza.
La soberbia en este tipo de personas es tan fuerte que muchas veces opaca al
sentido común. En la política, en los negocios y sobre todo en los sentimientos.
Tal petulancia trasciendo los linderos de la ética, la moral y los niveles de armonía y convivencia
social.
En el campo intelectual se consideran
estrellas y lo que ellos dicen todos debemos de acatarlo sin escrúpulos ni discusión alguna porque es santa palabra. Sus decisiones llevan sin lugar dudas en
muchos casos a cometer arrebatos que dañan los consensos y niveles aceptables de convivencia.
El que se siente más que su prójimo jamás
concibe la igualdad, el respeto y la tolerancia. Tampoco reconoce un error, es
altivo y se rodea de mediocres que no hacen otra cosa que celebrarle sus
ridiculeces. Estas personas son propensas a la adulación.
El soberbio nunca acepta que se equivoca y
siempre busca que se le rinda culto a su
absurda personalidad o forma de ser. Nunca se deja aconsejar, porque mira a los
demás como si fueran de menor rango que él. De igual forma, menosprecia las
sugerencias de los otros, pues las considera de poca importancia.
La soberbia es un mecanismo de compensación a
la profunda pobreza de alma. La idea de ultrajar a los demás absorbe al
soberbio, convirtiendo su desprecio en la más terrible de todas las
enfermedades del espíritu humano.
Pero hay un lugar donde a menudo encontramos
este tipo de personas. La Universidad.
Ahí se encuentran los eruditos, las mentes brillantes, los magister dixit, que se creen dueños absolutos del conocimiento y de la verdad. Tenía razón Franz Kafka cuando expresó hace
muchos años” La Universidad es una comunidad de vanidosos y mediocres”
SAN SALVADOR, 17 DE NOVIEMBRE DE 2019
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