domingo, 22 de septiembre de 2019



TRASCENDER  EL SENTIDO COMÚN  PARA DESTRUIR EL SISTEMA ESTABLECIDO.
POR: MSc.  JOSÉ ISRAEL VENTURA

BREVE INTRODUCCIÓN
El objetivo primordial de este ensayo es develar la lógica y la ideología que está implícita en el sentido común, del cual hace acopio la gran mayoría de la sociedad para explicar  e interpretar la realidad. En este sentido  plantea Kosick “ práctica utilitaria inmediata  y el sentido común correspondiente  ponen a los hombres  en condiciones  de orientarse en el mundo, de familiarizarse  con las cosas  y manejarlas, pero  no les proporciona un compresión  de las cosas  y de la realidad” por esta  razón, Marx también escribió que en el mundo de las formas fenoménicas, sustraídas  de su concatenación interna  y completamente incomprensibles en este aislamiento, quienes  determinan efectivamente las condiciones sociales  se encuentran  a sus anchas,  como pez en el agua. Para ellos no hay nada de misteriosos   en lo que  es internamente contradictorio,  y su juicio  no se escandaliza  lo más mínimo ante la inversión de lo racional  e irracional”.
  De igual manera, el ensayo pretende además,  identificar las fuentes de donde se nutre el poder  de las clases dominantes y le da direccionalidad a toda la sociedad.
Miles de personas hablan igual, piensan lo mismo, hablan lo mismo, creen que eso que dicen, que escuchan, que es en  lo que todos están de acuerdo es la verdad, en su sentido más simple, más cotidiano, la verdad en la que todos, sin someterla a ningún cuestionamiento, ningún escrutinio a eso se le llama sentido común.
Hoy todo mundo está cuestionando la corrupción que de hecho hay que hacerlo sin embargo, nadie habla de  las causas mediatas de la corrupción ni de la desigualdad. Por lo tanto,  se puede decir, que el poder hegemónico está tranquilo ya que no se pone en peligro sus status   quo.
Hay toda una promoción del sentido común por el  “Establish Ment” es decir, el sistema establecido.
Por eso Gramsci superó en alguna medida la concepción reduccionista de los manuales de la URSS, que nos planteaban un determinismo económico, como la única causa de la dominación.  Gramsci, veía que  para poderle arrebatar el poder hegemónico  a la burguesía era necesario construir un sistema contra hegemónico, en donde  se le disputara  no sólo el poder económico,  político e ideológico sino el poder cultural pues es  a través de la cultura y la educación la vía por donde penetra el poder hegemónico de la clase dominante.
Recuerdo que en el año 2009- 2010 se dio  la pandemia de gripe porcina (H1N1) sin lugar a dudas era una paranoia,  hasta los médicos, profesionales de toda clase  estaban alarmados no digamos la población,  sin embargo, la realidad era otra, no obstante el poder dominante había logrado que todo el mundo tuviera su atención centrada en aquel fenómeno.
Pero ¿Cuál era la realidad?  el sistema  capitalista estaba padeciendo una profunda crisis económica y los dueños del poder  económico  querían ocultarlo. Pero además, habían creado artificialmente una pandemia con la finalidad de que los grandes dueños de los laboratorios que eran los mismos que había creado la enfermedad produjeran  también la medicina. El “Tamilfu”, con lo cual hicieron grandes fortunas. En síntesis pues, crearon sentido común el cual permaneció en boca de todo el mundo. En consecuencia, el sentido común le sirve las clases dominantes para ocultar la realidad y presentarnos  como la verdad concluyente.
DESARROLLO.
Trascender el sentido común es una manera de liberarnos de las verdades impuestas por el sistema establecido, es distinguir  lo relevante de  lo superfluo, es penetrar en los escondrijos más profundos de los fenómenos que se suscitan cotidianamente a nuestro alrededor. Es develar la mentira que se presenta con apariencia de verdad para poner por encima la verdad concreta. Como  sostiene  Martin Baró “Conocer la verdad tiene como consecuencia desvelar la mentira” (Ignacio Marín Baró. realismo crítico. p.39).
Todos los días somos invadidos de sentido común por parte de los medios de información y el entorno en el que nos movemos. Vivimos en ese mundo que Karel Kosick llamó “el mundo de la pseudoconcreción que no es más que  un claroscuro  de verdad y engaño. . . es el mundo que llenan el ambiente cotidiano  y la atmósfera  común de la vida humana, que con su regularidad, inmediatez  y evidencia penetra en la conciencia  de los individuos agentes asumiendo  un aspecto  independiente  y natural ,  forma el mundo de la pseudoconcreción” (Karel Kosick. Dialéctica de lo concreto. P. 85.).
En la sociedad capitalista estamos invadidos de sentido común, es una concepción que está arraigada en mayoría de la ciudadanos, es una manera superficial de ver e interpretar la realidad por  ejemplo, se cree que la pobreza como fenómeno social  es responsabilidad de las personas,  que son perezosas, haraganas que no les gusta esforzarse, que los que nacieron pobres están destinados a morir pobres. Que algunas personas son millonarias es porque son más inteligentes, etc., Pero además el sentido común además, trae aparejado el pesimismo, el fatalismo y la pobreza. Obviamente, esta concepción es promovida  y estimulada por el “establishment” que desde luego favorece al sistema capitalista para su conservación y perpetuación como poder hegemónico.
Es una práctica común que las clases poderosos no le dicen la verdad al pueblo, dicen por lo general su verdad, una verdad disfrazada, maquillada que es lo que el sistema quiere que el pueblo sepa, porque hay un enorme sistema que piensa  por nosotros que nos ahorra  la tarea de pensar nos dicta lo que tenemos que hacer y no hacer es decir en palabras de Martín Heidegger “ Vivimos en un estado de interpretados” no pensamos; somos pensados, no hablamos somos hablados por el sistema, no elegimos, otros eligen por nosotros o como plantea Michel Foucault somos sujetos sujetados”  por los medios de comunicación, por el poder político, económico,  religioso. El mercado y por ese fenómeno llamado consumismo, es decir el sistema económico actual ha mercantilizado  absolutamente todo, todo lo que toca lo transforma en mercancía al servicio desde luego de los poderosos.
Hace algunos años uno de los más  brillantes pensadores del siglo XX, Antonio Gramsci  desarrolla la categoría de “hegemonía”  y nos explicaba  los mecanismos que la burguesía utiliza para mantener su poder hegemónico sobre las clases subalternas. Según Gramsci, las clases subalternas sólo podrán triunfar sobre la clase fundamental   la burguesía  y construir un sistema hegemónico en la medida que las clases subalternas o trabajadoras sea capaz de crear una cultura contrahegemónica. Entendiendo esta categoría  según Gramsci en dos sentido: Uno restringido, haciendo mención al nivel cultural y otro ampliado, tomando en cuenta el nivel económico, político  y cultural. En este sentido Gramsci considera que la base para instaurar un sistema hegemónico son la sociedad civil y el sentido común del pueblo, desde donde se puede alcanzar la direccionalidad  de la sociedad.
En consecuencia, la creación de sentido común es un instrumento  o recurso en los que descansa el poder de las clases dominantes. Por su parte,  siguiendo este mismo discurso el filósofo Argentino José Pablo Feinman,  en su libro Filosofía política  del poder mediático, nos explica el significado  del término sentido común y nos dice “  miles de personas hablan igual, piensan lo mismo, hablan lo mismo, creen que eso que dicen, que escuchan, que es en  lo que todos están de acuerdo es la verdad en su sentido más simple, más cotidiano, la verdad en la que todos, sin someterla a ningún cuestionamiento a eso se le llama sentido común. “(José Pablo Feinman. Filosofía política y poder mediático, p. 92.).Este mismo  pensador  nos dice” el que carece de “sentido común” cae bajo  miles de sospechas, o “está loco” o “se fuma”  o “se da con las drogas duras” o es un necio. Un cabeza hueca. Un empecinado, un raro, Un posible comunista” Un posible subversivo. Estar “dentro”  del sentido común  tranquiliza a los humanos. Los serena. No están locos. Pertenecen a una comunidad  de sanos, de sensatos, de ubicados, de confiables. Después de toda esta reflexión acerca del sentido común cabe hacernos una pregunta ¿A quién beneficia el sentido común? sin lugar a dudas al sistema capitalista ya que le permite continuar con su poder hegemónico y reproduciendo sus sistema de dominación,  y a la vez profundizando los niveles de desigualdad, marginación y exclusión social. De ahí que no hay nada que discutir, nada que cuestionar porque todo está perfectamente bien.
De modo que trascender el sentido común  es hacer visible lo invisible,  es cuestionar, es preguntar, es dudar, es sin duda pensar por sí mismo es ser radical en el buen sentido de la palabra.
Es cuestionar todo, hasta el más insignificante fenómeno que se suscita en la sociedad. Desvelar la realidad ocultada esa es tarea de la filosofía que piensa la totalidad, que busca desocultar la mentira que se presenta a los hombres con apariencia de verdad. La filosofía no tiene dentro de sus fines obtener la verdad absoluta, no le interesa, pero si cuestionar los cimientos en donde descansa el mundo de la falsedad, la mentira, la inequidad y el engaño.
Los seres humanos somos el resultado de un largo e histórico proceso de socialización en el que se nos han inculcado normas y comportamientos, creencias, ideologías, valores, manaras de pensar a los que se deben seguir sin ninguna discusión, en ese sentido tenía razón René Descartes cuando decía:
He advertido hace ya algún tiempo que, desde mis primeros años, había recibido como verdades  un gran número  de opiniones  falsas y que lo he fundado después sobre cimientos endebles que tenía  que ser por fuerza  muy dudoso e incierto; de manera tal que me era preciso emprender seriamente, una  vez en la vida, la tarea  de deshacerme de todas las opiniones  que había recibido y que por entonces  había dado crédito, y comenzar  todo de nuevo desde los fundamentos, si es que deseaba establecer algo firme  y constante  en las ciencias. (René Descarte. El discurso del método p.85) 
La compleja sociedad en la que hoy vivimos demanda hombres y mujeres con un pensamiento crítico; en un mundo lleno de sombras como diría Platón en la alegoría de la Caverna, en donde la fuerza, la irracionalidad, la soberbia y la arrogancia  se imponen cotidianamente la necesidad de rebasar el sentido común es urgente para  desarrollar prácticas que coadyuven  a la transformación de la sociedad.
En consecuencia, pensar la realidad y pensarnos a nosotros mismos es despojarnos de creencias, imposiciones, que desde chicos nos han inculcado es liberarnos de prejuicios y perjuicios es no encasillarnos sólo en una manera de pensar, es comprender que hay miles de alternativas  y que no hay una sola vía  para transformar a la sociedad en la que vivimos. Es abrirnos al cambio.
El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible. El pensamiento es despiadado con los privilegios, las instituciones establecidas y las costumbres cómodas; el pensamiento es anárquico y fuera de la ley, indiferente a la autoridad, descuidado con la sabiduría del pasado. ((Bertrán Russell. https://www.antimilitaristas.org). En una sociedad como la nuestra (capitalista) es mejor que los seres humanos sean estúpidos, amorfos y tiránicos, antes de que sus pensamientos sean libres. Puesto que si sus pensamientos fueran libres, seguramente no pensarían como nosotros dicen los ricos y en la sociedad no hubiese esas abismales desigualdades, tanta calamidad,  como la que hoy existen en el planeta.
FUENTES CONSULTADAS.
1.     Ignacio Martín Baró. El realismo crítico. Fundamentos  y aplicaciones. Editorial Uca.
2.     Karel Kosik. La dialéctica de lo concreto. Editorial Grijalbo.
3.     René Descartes. Discurso del Método y  meditaciones metafísicas. Editorial Gradifco. Buenos Aires Argentina. 
4.     Paulo Freire E Ira Shor. Miedo y Osadía. Editorial Siglo XXI.
5.     José Pablo Feinman. Filosofia  política del poder mediático. Editorial Planeta.
6.     Bertrán Russell. https://www.antimilitaristas.org



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