NUEVAS IDEAS PARA UNA UNIVERSIDAD NUEVA.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
CONTEXTO GENERAL.
La humanidad
en su totalidad está atravesando por un periodo histórico de crisis, que se expresa no sólo en la carencia de
bienes materiales sino también valores espirituales. Los recursos y las
riquezas se concentran cada vez más, en pequeños grupos de personas en países ricos
y desarrollados en perjuicio de los países más pobres, los llamados del tercer
mundo, que viven en condiciones paupérrimas de vida, es decir, en condiciones
infrahumanas, lo cual impide que estos pueblos puedan alcanzar niveles de
desarrollo humano aceptables como debería de ser para todas las sociedades y habitantes
del planeta.
En este contexto,
vemos como la sociedad en general se divide en dos grandes bloques sociales,
económicos y financieros: los países ricos y los países pobres. La hegemonía de
los apaíses ricos condiciona el desarrollo de los países pobres imponiéndoles
desde luego su política, su modelo económico
y exigiendo se reforme el marco legal de dichos países a cambio de proporcionar
ayuda financiera, lo cual sin lugar a dudas se traduce posteriormente en más
dependencia, pobreza, miseria, más delincuencia, violencia y más saqueo de los
recursos naturales de los países en mención.
Bien se preguntaba Eduardo Galeano ¿Quiénes
organizan el mundo? El Norte y Europa.
“Ellos nos dicen cuál es el modelo de desarrollo que tenemos que seguir, cuales
son las medidas económicas que hay que emprender, cuál es el modelo educativo
el que hay que implementar, el modelo tecnológico que debemos asumir, cuál es
el tipo de educación que debemos planificar, la investigación que hay que
seguir etc. “
En este sentido hay que destacar que la
hegemonía de los países ricos no es solamente en el campo financiero, sino que abarca el campo
cultural, educativo, científico, político e ideológico el cual tiene diversas expresiones
en la sociedad y específicamente la Universidad.
Históricamente las soluciones a nuestros
problemas se han planificado y se siguen
planificando
desde fuera de nuestra realidad o como lo destaca Boaventura de Sousa Santos en
la epistemología del sur “Europa se ha presentado como una solución frente al
sur del mundo que se ha representado como un problema. Las soluciones
propuestas por Europa para solucionar esos problemas del sur no han logrado ni
siquiera buscaron solucionar los problemas. Tan sólo fueron soluciones que
buscaron garantizar el dominio que existió sobre el sur y la expansión del
capitalismo global” (Boaventura de Sousa Santos. La epistemología del sur.13).
Desde hace
muchos años la Universidad ha sido presa fácil de un colonialismo intelectual
en el que se privilegia y promueve lo que nos viene de Europa o del Norte.
Estamos invadidos por el poder hegemónico de los países desarrollados, somos
fieles reproductores de la ideología dominante del opresor, de sus valores y de
su poder político. Del norte o de Europa
nos vienen las tecnologías, las técnicas, las teorías, las modas etc.
En los
países del tercer mundo nada se hace sino es con la venia del Norte o de Europa,
de allá nos vienen las recetas, de lo que hay que hacer ante la crisis
económica, para eso tienen los economistas colonizados, políticos colonizados,
y educadores colonizados; las reformas en la administración de justicia, la
educación, reformas a los sistemas de pensiones etc. Son los organismos financieros Internacionales
como el FMI, BM Y OMC, los que tienen la última palabra; aquí queda bien
aquella anécdota que contaba Eduardo
Galeano en una conferencia impartida en Italia en el año 2007. “Yo escuché a un cocinero que reunió a las gallinas, a los gansos, a los pavos, a
los faisanes y a los patos. El cocinero
les dijo los he reunido para hacerles una pregunta ¿con qué salsa quieren ser
comidos? Una de las aves, creo que era una humilde gallina, dijo: “Nosotras no
queremos ser comidas de ninguna manera” Y el cocinero aclaró: “Eso está fuera
de la cuestión”. Me pareció interesante dice Galeano, esa reunión porque es una
metáfora del mundo.
El mundo
está organizado de tal manera que tenemos derecho de elegir la salsa con la que
seremos comidos. Nada más.
De ahí que la Institución de Educación
Superior llamada a crear una cultura contrahegemónica es la Universidad de El
Salvador, a ella le cabe la responsabilidad histórica sí es que pretende
nuevamente ser el faro de luz que durante muchos años fue.
De lo
anterior se desprende la necesidad de que la Universidad, asuma su verdadero
papel de Rectora de la Educación empleando para ello la Ciencia, la
investigación, la docencia y la proyección social. Por ello es urgente que la Universidad inicie
un proceso de reforma Universitaria y a la vez un proceso de transformación
curricular profundo.
Sólo en la
medida que las autoridades de la universidad asuman el reto y desafío de llevar
a cabo una profunda reforma universitaria podremos ponernos en correspondencia
con las necesidades de la sociedad y los últimos avances de la ciencia y la
cultura.
DEMOCRATIZACIÓN
DE LA UNIVERSIDAD.
La necesidad
de democratizar la vida universitaria, pasa por crear las condiciones objetivas
y subjetivas que conduzcan al ejercicio del pleno derecho, de las libertades
académicas y científicas. De igual manera, la organización gremial de la
comunidad universitaria debe de acompañar en todo momento a cualquier
iniciativa que tenga como eje fundamental y prioritario el rescate de la esencia
de la Universidad.
La
democracia en la universidad debe de entenderse como un estilo de vida de cada
uno de los universitarios en el que se tenga en mente únicamente los fines y
objetivos de la Universidad. Esto se puede lograr sólo en la medida en que cada
docente, estudiante y empleado universitario se comprometa a realizar su trabajo
de manera consciente y con eficiencia.
Pero, además,
en el seno de la Universidad, es fundamental el acompañamiento de las autoridades,
quienes tienen que velar porque prevalezca el respeto, la tolerancia, la solidaridad
y el humanismo, la racionalidad, el disenso, la diversidad, la humildad y el
respeto a lo diferente.
El Gobierno Universitario debe de ser un
ejercicio democrático en el que todos los sectores de la Comunidad
Universitaria estén representados sin que nadie busque sacar ventaja de su
posición; el Rector, los Vice-rectores, deben de emplear una alta ética y
moral, no de una ética autoritaria, sino racional, que le permita buscar
entendimientos a partir de la razón, y el cumplimiento de la legislación
Universitaria. Esto aplica no sólo para las máximas autoridades de la
Universidad sino para todos aquellos y aquellas que ocupan cargos de dirección
en la institución.
Buscar el
consenso entre los sectores es de vital importancia para impulsar un verdadero
proyecto de Universidad, una reforma Universitaria, un proceso de
transformación curricular que responda a las necesidades e intereses de la
sociedad salvadoreña.
Para que
este proyecto tenga éxito es imprescindible abandonar el concepto erróneo que
se tiene de política, entender que la mejor manera de hacer política de la
Universidad es empleando sus instrumentos preferenciales: La investigación, la
docencia y la proyección social. Cualquier otra forma de hacer política en la
Universidad la desprestigia, distorsiona, desvirtúa y divide a la comunidad
Universitaria, lo que es sumamente perjudicial para la Institución.
Las máximas
autoridades deben hacer prevalecer los intereses de la Universidad y combatir a
todos aquellos grupos que tienen intereses particulares ajenos a los de la
institución. Los grupos que están dentro
de la institución deben entender que la Universidad no es propiedad de nadie
sino que pertenece al pueblo, por lo tanto,
los intereses particulares que ellos persiguen están fuera del marco
legal e institucional.
Solo en este
sentido, los representantes legislativos y ejecutivos de dirección de la
Universidad, gozarán de representatividad, autoridad y respeto por parte del
demus Universitario.
Es necesario aclarar que los intereses de la
universidad deben estar siempre por encima de cualquier interés particular ya
sea de los gremios de trabajadores, docentes y estudiantes. La universidad
sabrá reconocer a aquellos buenos trabajadores, docentes y estudiantes que se
destaquen y pongan en lo alto el nombre de la máxima casa de estudios
Superiores del país.
Sin embargo,
paralelo a este proceso se debe dar inicio a la transformación y desarrollo curricular
que situé a la institución en una relación más cercana y profunda con la
sociedad, con la realidad y las necesidades de los diferentes sectores sociales
que la componen. En consecuencia, los intereses sectoriales y personales irán
encontrándose con los intereses y necesidades institucionales. Pero llevar a
cabo una reforma universitaria no significa seguir promoviendo el colonialismo
interno, importando modelos ajenos de otras realidades como ingenuamente
pretenden algunas autoridades en la actualidad, cuando dicen que:
“avanzan en esa dirección cuando enseñan los
conocimientos oficiales. Pero éstos pueden ser enseñanzas de sombras o sólo
relaciones de sombras con sombras. Y ésta es la manera en que se ha agrandado
la cavidad de la caverna.
¿Cómo llamar democracia a un régimen de unos
cuantos (oligarquía) ricos (plutocracia) que imponen sus caprichos a las
mayorías (tiranía) en un sistema de abusos y desigualdades (capitalismo)?
¿Alguien podrá negar que ésa sea la sombra, la gran mentira de la democracia? y
¿qué decir de la educación pensada como fórmula de éxito económico, para la
competencia globalizada, para obtener más y mejores conocimientos vendibles?
¿No es ésta la forma dominante, la gran mentira de la educación?
¿Y la
globalización como sistema político, social, económico, cultural para beneficio
de todos, que convierte al planeta en una aldea próspera y solidaria, no es la
globalización de la gran mentira que en los hechos entraña la mundialización de
la injusticia, del odio, de la violencia...?
La
Universidad como institución de educación Superior, no puede prestarse para
seguir reproduciendo la ideología de los opresores, no puede quedarse callada
ante tan abominables hechos que ponen en peligro a la especie humana, la
Universidad no puede seguir aceptando las reglas del mercado neoliberal, ni
permitir que las clases dominantes nos
digan qué tipo de reforma debemos de llevar a cabo.
Reformar la Universidad hoy es pensarnos
nosotros como comunidad universitaria y pensar la universidad que quisiéramos
para dentro de 30 o 40 años. Es proyectarnos hacia el futuro, pero sobre la
base de una brújula, que nos guie, que nos oriente y esa guía es la
investigación científica, nuestra cultura, nuestra experiencia. Construir la
nueva Universidad es ponernos a soñar, porque en los “sueños somos libres”,
como decía el gran escritor Norteamericano Walt Witman; pero una cosa es soñar
dormido y otra muy distinta es soñar despiertos, soñar despiertos es pensar la
realidad tal como es, es contemplarla, comprenderla, analizarla y
transformarla. Es creer en nuestras capacidades, como hombres y mujeres, como
profesionales, como intelectuales y como ciudadanos conscientes y responsables.
En realidad
la problemática por la que hoy atraviesa la Universidad no es nada fácil, pues
la universidad como fenómeno social e histórico, expresa todas las
contradicciones sociales, políticas, culturales e ideológicas entre otras que
atraviesan a toda la sociedad.
La
descomposición social y moral que vive la sociedad es también un elemento
coadyuvante para la crisis en la que hoy vive la universidad. De esto debemos
de estar consciente todos y cada uno de los que formamos parte de la comunidad
universitaria.
En este contexto las nuevas autoridades deberán
de ser capaces de liderar a los diferentes sectores de la Comunidad
Universitaria. Pero, además, deberán
tener mucha visión para proyectarse más allá de una visión cortoplacista y
clásica sobre la que se ha venido trabajando desde hace muchos años.
La cuestión no resulta fácil ya que a su interior existe
una diversidad de expresiones políticas e ideológicas de los diferentes sectores,
gremios, asociaciones y sindicatos, sin embargo, la finalidad primordial debe
de ser no la eliminación de la ideología de los diferentes sujetos históricos
sino buscar los puntos coincidentes e impulsar con todas las fuerzas la
unificación y que todos apuntemos a un solo objetivo. El rescate de la verdadera
esencia de la Universidad.
La Unidad
universitaria permitirá, además, ser más fuertes y tener mayor capacidad para
defender con honestidad, conocimiento y fortaleza la autonomía universitaria,
la cual necesita del acompañamiento de todos y todos los miembros de la
comunidad Universitaria.
Por otra
parte, para transformar la labor académica se requiere de manera inobjetable la
participación de toda la comunidad universitaria la que hasta el día de hoy ha
estado dispersa, dividida, pasiva e indiferente. Sólo con la participación de
todos y todas podemos consolidar la democracia y enrumbar a la Universidad por
los verdaderos causes por los que debe transitar.
Es necesario
aclarar que cuando se habla de una reforma Universitaria no se está hablando
únicamente la infraestructura, los procesos administrativos, sino que es
fundamental tocar todo el marco jurídico- político y la actividad científica
--académico, administrativo y gremial los cuales se deberán regir por los
nuevos criterios construidos y salidos del consenso de los universitarios.
Ya se ha hablado de la necesidad de impulsar una
reforma Universitaria y un proceso de transformación curricular que hoy
se vuelve un imperativo categórico. No obstante, no se puede pasar inadvertido que
la universidad es una institución educativa, en donde se debe cultivar los
máximos valores de la cultura universal, los valores más nobles, como la
democracia, la libertad, la solidaridad entre otros, y el respeto a los
derechos humanos. De igual manera, no se debe de pasar por alto que: “La ética
y la educación están emparentadas por sus fines: el crecimiento y la planificación
de las personas. El quehacer esencial de la Universidad es proporcionar un
ambiente que favorezca el desarrollo y la realización de todos sus integrantes,
y, a través de ellos, beneficiar a la sociedad entera. La ética Universitaria
tiene a su cargo mostrar los medios y elementos más convenientes y debidos para
la construcción de ese ambiente y el cumplimiento de sus fines”. (Carlos de la
Isla. p.2). De ahí que la Universidad tiene que promover y fomentar los valores
y principios que habrán de guiarla en su quehacer académico y científico. La
Universidad es por excelencia el espacio en el que se cultiva la razón, el
entendimiento y el humanismo; razón más que suficiente para comprender que una
de las primeras “prescripciones éticas de la universidad es su compromiso con
la verdad por el ejercicio del pensamiento. . . la universidad debe de empezar
por abrir la puerta que conduce al mundo de las verdades y no falsedades”
(Ibid.2).
Lo anterior,
aunque parezca una obviedad resulta ser de mucha relevancia dado que vivimos en
un mundo de sombras y mentiras. José Saramago, en su libro la Caverna exclama:
“cavernícolas de todo el mundo salid de la cueva” No es un tema nuevo ni una
nueva realidad, pero el tamaño las falsedades
y de las sombras han aumentado de forma descomunal. Ya hace veinticuatro siglos
Platón usa la metáfora y describe el mito de la caverna. El terrible significado
que entraña es que los que están en la
cueva sólo perciben sombras y juran que son la única realidad. Desde esa
perspectiva no es posible conocer verdad alguna, porque sólo aparecen
falsedades que se toman por verdades.
Por eso el filósofo griego después afirma: la educación consiste en
caminar el camino que conduce de las sombras a la luz, del mundo de las
mentiras al mundo de las verdades; consiste en salir de la caverna y avanzar
hacia la iluminación del sol. Este es verdaderamente el deber ético más importante
de la universidad: mostrar, iluminar a los estudiantes la puerta de la caverna
para salir de ella y auxiliarlos en la escabrosa y dolorosa demostración y
reconocimiento de las sombras como sombras.
(Ibid.p.3)
Las formas
organizativas deben de cambiar al ritmo de los nuevos lineamientos que vayan
surgiendo de los procesos de cambio que se vayan operando.
Se deben rescatar los valores que hicieron
grande a la Universidad como: Democrática, Libre, popular y humanista. Esto pasa porque la Universidad retome sus
bases fundamentales de su historia, que se cultive los máximos valores y se
abandonen los antivalores que consciente o inconscientemente se reproducen al
interior de la misma. Sólo en la medida
en que la universidad retome parte de su historia y la refresque con las nuevas
tendencias, culturales, científicas y técnicas podemos crear un proyecto de una
cultura contrahegemónica opuesta a la cultura hegemónica de la dominación, que hoy impera en nuestra sociedad y el mundo.
LA ENSEÑANZA
EN LA UNIVERSIDAD.
El modelo de
enseñanza dominante en la universidad no sólo es anacrónico, sino que es
deshumanizado, aberrante y obsoleto. Su característica principal es la memoria,
la repetición mecánica de textos extranjeros.
El proceso consiste en repetir de manera libresca una serie de
conceptos, experiencias y teorías sin que tenga un referente concreto con
nuestra realidad.
Es
indiscutible que en dichos conceptos y teorías descansa el proceso de formación
académica y profesional de las nuevas generaciones. Por otra parte, los métodos
repetitivos y mecánicos basados en la teoría conductista son otros de los
elementos que cierran el circulo domesticador de la enseñan y aprendizaje en la
universidad. Desde la lógica de este modelo se desprecia, el debate, el
discernimiento y la disensión.
Es, además, es un modelo alienado y alienante, ya se
planifica y organiza desde afuera sin tener en cuenta las necesidades e
intereses de los estudiantes. Es alienante porque no coadyuva a desarrollar los
procesos cognitivos ni desarrollar los procesos psicológicos superiores de los
educandos. ¿Cuál es el método que se sigue dentro de este modelo de enseñanza?
el
procedimiento es sencillo, pues consiste en la exposición verbal de aquellos
tópicos que a juicio del profesor son los que necesita el alumno aprender. Hay que destacar, además, que bajo este
modelo el centro del proceso educativo sigue siendo el profesor, pues es él que
decide qué es bueno o qué es malo para el educando.
Sin embargo,
también hay docentes que como resultado de una mejor formación pedagógica sus clases
son un poco agradables ya que en algunas ocasiones hacen uso de una variedad
recursos didácticos (cañón, carteles, pápelo grafos etc.,) por lo que la clase
resulta más animada y el estudiante más incentivado para la participación y
búsqueda de nuevos “conocimientos” pero ¿Podemos afirmar que ha habido un
cambio y que por eso el proceso de enseñanza aprendizaje es de calidad? ¿En qué
ha cambiado el método de enseñanza sí se continúa dentro del mismo círculo
vicioso de la repetición mecánica de conceptos y de teorías que los alumnos
deben aprender de memoria? ¿A caso la lógica del conocimiento científico se
adquiere por el sólo hecho de repetir críticamente la teoría científica?
¿Estarán consientes las autoridades y docentes de la Universidad de El Salvador
de los daños y consecuencias que este fenómeno tiene para la formación crítica,
intelectual, ética, científica, humana y social de los futuros profesionales y
para la sociedad? ¿Cómo es posible que los docentes no comprendamos que el
aprendizaje de los seres humanos está estrechamente vinculado con la
interacción que el alumno tenga con la realidad es decir, su realidad y que
sólo en la medida que el estudiante entre en contacto con esa realidad la podrá
conocer, analizar e interpretar y por lo tanto, contribuir al proceso de
transformación, como sostiene Freire en la pedagogía de la esperanza “el
educando se reconoce reconociendo los objetos, que es capaz de conocer,
asistiendo a la inmersión de los significados en cuyo proceso se va tornando
también significador crítico. Más que ser educando por una razón cualquiera el
educando necesita volverse educando asumiéndose como sujeto cognoscente, y no
como incidencia del discurso del educador”.
Está claro,
nadie discute la importancia que tiene el conocimiento de las distintas teorías
empero, deben servirnos para analizar e interpretar la realidad cuando el
alumno y el docente estén inmersos en ella. Esta práctica pedagógica
tradicional, no sólo atrofia el potencial de conocimientos que el educando trae
consigo, sino que lo embota intelectualmente y “matan la creatividad e
iniciativa de los Jóvenes” (Francesco Tonucci. la investigación como
alternativa de enseñanza p. 7) lo que imposibilita adquirir un aprendizaje
verdadero. En esta práctica pedagógica nos encontramos con otro fenómeno no
menos dañino que el anterior y es que el estudiante universitario al igual que
el de los otros niveles del sistema educativo recibe conocimientos de los
cuales ni el docente sabe cómo se llegó a esa verdad que cada día repite en el
aula ante sus alumnos.
Es un conocimiento que muchas veces ni si
quiera se asemeja al producido en los países latinoamericanos. De modo que, es
una verdad que contrasta cuando la queremos utilizar como modelo para explicar
nuestra realidad. ¿A dónde radica el problema?
Sencillamente
en que los docentes con una actitud acrítica asumimos un modelo de ciencia que,
si bien es de altos quilates como la norteamericana, la europea o la japonesa;
dicha ciencia resulta inútil para explicar nuestra sociedad con todos sus
problemas.
Debemos, por lo tanto, estructurar nuestros
procedimientos didácticos acordes con nuestra realidad y abandonar la tendencia
a introducir metodologías de países desarrollados, que, si bien han tenido
éxito en dichos países, hacer una extrapolación mecánica no sólo es una
aberración, sino pecar de poco creativo.
La situación
anterior sería lo mismo como si un agricultor quisiera sembrar frijoles en El
salvador aplicando los mismos métodos que se utilizan en los Estados unidos; el
resultado sería desastroso ya que en Estados unidos imperan otras
características climatológicas y del suelo distintas a las nuestras. Esta misma
situación sucede en el campo de la educación, queremos formar profesionales,
conscientes, críticos, con conciencia social capaz de contribuir a la
transformación de las estructuras injustas de nuestra sociedad, sin embargo, se
continúa desarrollando una práctica pedagógica domesticadora, mutiladora basada
en métodos imitativos, repetitivos, castradores y mecánicos. O como decía
Albert Einstein “Locura es hacer lo mismo una vez tras otra, y esperar
resultados diferentes” “enseñar a pensar, a hacer uso de la capacidad de
reflexión, a comprometerse con el análisis y transformación de la realidad
concreta en la que se realiza el proceso educativo, todo ello dentro de una
visión humanista que recupere los valores, la cultura, la pluralidad de formas
de pensar y respeto por la persona, se manifiesta como un objetivo largamente
acariciado por amplios sectores de la población, pero todavía no alcanzado”
(Raúl Rojas Soriano y Amparo Ruiz del Castillo. Vínculo docencia-investigación
p. 34) esa debería ser la gran meta de la educación y el proceso enseñanza
aprendizaje en nuestros días; desde este punto de vista la “educación debería
asegurar, fundamentalmente, que el conocimiento sirva para promover la causa de
la felicidad humana y la paz” (Daisaku Ikeda. El nuevo humanismo p.80).
En la
sociedad actual, mucho se habla de racionalidad pero lo que
vivimos día con día es la irracionalidad, la cual tiene su expresión concreta
en todos los niveles de la sociedad, en consecuencia, el objetivo primordial de
la educación de la educación y particularmente la Superior debe ser la de humanizar y crear las condiciones materiales
y espirituales para mejorar la
convivencia social entre los hombres.
En
consecuencia, se necesita una nueva práctica pedagógica que rescate nuestra
identidad cultural y eleve al hombre a la condición de humano y no mantenerlo
como una pieza más del engranaje productivo de la estructura social dominante.
Por tanto, urge crear una ciencia pedagógica
que surja de nuestra realidad, que sea el fruto de esos procedimientos
metódicos y didácticos creados por nosotros, que sepamos cómo es que llegamos a
esa verdad es decir, que conozcamos su lógica.
Debemos ser
enérgicos y decirlo con mucha propiedad
en la universidad el estudiante no
aprende. Sencillamente repite las clases de los libros. El aprendizaje no
existe en la universidad.
Es
indiscutible que de acuerdo con la concepción de aprendizaje que el docente
tenga a sí serán las metodologías que él emplee en la orientación del proceso
enseñanza aprendizaje. De ahí que muchas de las metodologías didácticas que en
dicho proceso se utilizan dan como resultado
la apatía, la aversión y el rechazo por el estudio.
No hay duda
que mucha de esta actitud es consecuencia también del proceso de formación que
el educando ha recibido en los otros niveles del sistema educativo y continúa
en la universidad. En síntesis el mensaje que se pretende dejar en estos
renglones es que debemos abandonar la idolatría por la ciencias extranjeras y
que asumamos como profesionales universitarios conscientes un modelo de
desarrollo científico propio, que partamos de nuestra realidad, de los
problemas que nos están destrozando como sociedad, que tratemos de crear
nuestros propios métodos de enseñanza, que elaboremos teorías aunque sean poco
profundas pero al fin nuestras. Pero para esto se necesita en la dirección de
la universidad, en las Facultades y departamentos, profesionales que estén
dispuestos y comprometidos con la transformación de la universidad, de la
sociedad así como también a abrir espacios para que los docentes y alumnos
desarrollen toda su capacidad creativa. Que la universidad se transforme en un
semillero de mentes pensantes, no sólo en su especialidad sino en todo aquello
que coadyuve a enriquecer la cultura de este país.
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