jueves, 30 de mayo de 2019



NUEVAS IDEAS PARA UNA UNIVERSIDAD NUEVA.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
CONTEXTO GENERAL.
La humanidad en su totalidad está atravesando por un periodo histórico de crisis,  que se expresa no sólo en la carencia de bienes materiales sino también valores espirituales. Los recursos y las riquezas se concentran cada vez más, en pequeños grupos de personas en países ricos y desarrollados en perjuicio de los países más pobres, los llamados del tercer mundo, que viven en condiciones paupérrimas de vida, es decir, en condiciones infrahumanas, lo cual impide que estos pueblos puedan alcanzar niveles de desarrollo humano aceptables como debería de ser para todas las sociedades y habitantes del planeta.
En este contexto, vemos como la sociedad en general se divide en dos grandes bloques sociales, económicos y financieros: los países ricos y los países pobres. La hegemonía de los apaíses ricos condiciona el desarrollo de los países pobres imponiéndoles desde luego su política, su modelo   económico y exigiendo se reforme el marco legal de dichos países a cambio de proporcionar ayuda financiera, lo cual sin lugar a dudas se traduce posteriormente en más dependencia, pobreza, miseria, más delincuencia, violencia y más saqueo de los recursos naturales de los países en mención.
 Bien se preguntaba Eduardo Galeano ¿Quiénes organizan el mundo?  El Norte y Europa. “Ellos nos dicen cuál es el modelo de desarrollo que tenemos que seguir, cuales son las medidas económicas que hay que emprender, cuál es el modelo educativo el que hay que implementar, el modelo tecnológico que debemos asumir, cuál es el tipo de educación que debemos planificar, la investigación que hay que seguir etc. “
 En este sentido hay que destacar que la hegemonía de los países ricos no es solamente   en el campo financiero, sino que abarca el campo cultural, educativo, científico, político e ideológico el cual tiene diversas expresiones en la sociedad y específicamente la Universidad.  
 Históricamente las soluciones a nuestros problemas se han planificado y se siguen                                                                                                           planificando desde fuera de nuestra realidad o como lo destaca Boaventura de Sousa Santos en la epistemología del sur “Europa se ha presentado como una solución frente al sur del mundo que  se ha  representado como un problema. Las soluciones propuestas por Europa para solucionar esos problemas del sur no han logrado ni siquiera buscaron solucionar los problemas. Tan sólo fueron soluciones que buscaron garantizar el dominio que existió sobre el sur y la expansión del capitalismo global” (Boaventura de Sousa Santos. La epistemología del sur.13).
Desde hace muchos años la Universidad ha sido presa fácil de un colonialismo intelectual en el que se privilegia y promueve lo que nos viene de Europa o del Norte. Estamos invadidos por el poder hegemónico de los países desarrollados, somos fieles reproductores de la ideología dominante del opresor, de sus valores y de su poder político.  Del norte o de Europa nos vienen las tecnologías, las técnicas, las teorías, las modas etc.
En los países del tercer mundo nada se hace sino es con la venia del Norte o de Europa, de allá nos vienen las recetas, de lo que hay que hacer ante la crisis económica, para eso tienen los economistas colonizados, políticos colonizados, y educadores colonizados; las reformas en la administración de justicia, la educación, reformas a los sistemas de pensiones etc.   Son los organismos financieros Internacionales como el FMI, BM Y OMC, los que tienen la última palabra; aquí queda bien aquella anécdota que contaba  Eduardo Galeano en una conferencia impartida en Italia en el año 2007.   “Yo escuché a un cocinero que reunió a  las gallinas, a los gansos, a los pavos, a los faisanes y a los patos. El cocinero les dijo los he reunido para hacerles una pregunta ¿con qué salsa quieren ser comidos? Una de las aves, creo que era una humilde gallina, dijo: “Nosotras no queremos ser comidas de ninguna manera” Y el cocinero aclaró: “Eso está fuera de la cuestión”. Me pareció interesante dice Galeano, esa reunión porque es una metáfora del mundo.
El mundo está organizado de tal manera que tenemos derecho de elegir la salsa con la que seremos comidos. Nada más.
 De ahí que la Institución de Educación Superior llamada a crear una cultura contrahegemónica es la Universidad de El Salvador, a ella le cabe la responsabilidad histórica sí es que pretende nuevamente ser el faro de luz que durante muchos años fue. 
De lo anterior se desprende la necesidad de que la Universidad, asuma su verdadero papel de Rectora de la Educación empleando para ello la Ciencia, la investigación, la docencia y la proyección social.  Por ello es urgente que la Universidad inicie un proceso de reforma Universitaria y a la vez un proceso de transformación curricular profundo.
Sólo en la medida que las autoridades de la universidad asuman el reto y desafío de llevar a cabo una profunda reforma universitaria podremos ponernos en correspondencia con las necesidades de la sociedad y los últimos avances de la ciencia y la cultura.
DEMOCRATIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD.
La necesidad de democratizar la vida universitaria, pasa por crear las condiciones objetivas y subjetivas que conduzcan al ejercicio del pleno derecho, de las libertades académicas y científicas. De igual manera, la organización gremial de la comunidad universitaria debe de acompañar en todo momento a cualquier iniciativa que tenga como eje fundamental y prioritario el rescate de la esencia de la Universidad.
La democracia en la universidad debe de entenderse como un estilo de vida de cada uno de los universitarios en el que se tenga en mente únicamente los fines y objetivos de la Universidad. Esto se puede lograr sólo en la medida en que cada docente, estudiante y empleado universitario se comprometa a realizar su trabajo de manera consciente y con eficiencia.
Pero, además, en el seno de la Universidad, es fundamental el acompañamiento de las autoridades, quienes tienen que velar porque prevalezca el respeto, la tolerancia, la solidaridad y el humanismo, la racionalidad, el disenso, la diversidad, la humildad y el respeto a lo diferente.
  El Gobierno Universitario debe de ser un ejercicio democrático en el que todos los sectores de la Comunidad Universitaria estén representados sin que nadie busque sacar ventaja de su posición; el Rector, los Vice-rectores, deben de emplear una alta ética y moral, no de una ética autoritaria, sino racional, que le permita buscar entendimientos a partir de la razón, y el cumplimiento de la legislación Universitaria. Esto aplica no sólo para las máximas autoridades de la Universidad sino para todos aquellos y aquellas que ocupan cargos de dirección en la institución.
Buscar el consenso entre los sectores es de vital importancia para impulsar un verdadero proyecto de Universidad, una reforma Universitaria, un proceso de transformación curricular que responda a las necesidades e intereses de la sociedad salvadoreña.
Para que este proyecto tenga éxito es imprescindible abandonar el concepto erróneo que se tiene de política, entender que la mejor manera de hacer política de la Universidad es empleando sus instrumentos preferenciales: La investigación, la docencia y la proyección social. Cualquier otra forma de hacer política en la Universidad la desprestigia, distorsiona, desvirtúa y divide a la comunidad Universitaria, lo que es sumamente perjudicial para la Institución.
Las máximas autoridades deben hacer prevalecer los intereses de la Universidad y combatir a todos aquellos grupos que tienen intereses particulares ajenos a los de la institución. Los  grupos que están dentro de la institución deben entender que la Universidad no es propiedad de nadie sino que pertenece al pueblo, por lo tanto,  los intereses particulares que ellos persiguen están fuera del marco legal e institucional.
Solo en este sentido, los representantes legislativos y ejecutivos de dirección de la Universidad, gozarán de representatividad, autoridad y respeto por parte del demus Universitario.
 Es necesario aclarar que los intereses de la universidad deben estar siempre por encima de cualquier interés particular ya sea de los gremios de trabajadores, docentes y estudiantes. La universidad sabrá reconocer a aquellos buenos trabajadores, docentes y estudiantes que se destaquen y pongan en lo alto el nombre de la máxima casa de estudios Superiores del país.
Sin embargo, paralelo a este proceso se debe dar inicio a la transformación y desarrollo curricular que situé a la institución en una relación más cercana y profunda con la sociedad, con la realidad y las necesidades de los diferentes sectores sociales que la componen. En consecuencia, los intereses sectoriales y personales irán encontrándose con los intereses y necesidades institucionales. Pero llevar a cabo una reforma universitaria no significa seguir promoviendo el colonialismo interno, importando modelos ajenos de otras realidades como ingenuamente pretenden algunas autoridades en la actualidad, cuando dicen que:
 “avanzan en esa dirección cuando enseñan los conocimientos oficiales. Pero éstos pueden ser enseñanzas de sombras o sólo relaciones de sombras con sombras. Y ésta es la manera en que se ha agrandado la cavidad de la caverna.  ¿Cómo llamar democracia a un régimen de unos cuantos (oligarquía) ricos (plutocracia) que imponen sus caprichos a las mayorías (tiranía) en un sistema de abusos y desigualdades (capitalismo)? ¿Alguien podrá negar que ésa sea la sombra, la gran mentira de la democracia? y ¿qué decir de la educación pensada como fórmula de éxito económico, para la competencia globalizada, para obtener más y mejores conocimientos vendibles? ¿No es ésta la forma dominante, la gran mentira de la educación?
¿Y la globalización como sistema político, social, económico, cultural para beneficio de todos, que convierte al planeta en una aldea próspera y solidaria, no es la globalización de la gran mentira que en los hechos entraña la mundialización de la injusticia, del odio, de la violencia...?
La Universidad como institución de educación Superior, no puede prestarse para seguir reproduciendo la ideología de los opresores, no puede quedarse callada ante tan abominables hechos que ponen en peligro a la especie humana, la Universidad no puede seguir aceptando las reglas del mercado neoliberal, ni permitir que las clases  dominantes nos digan qué tipo de reforma debemos de llevar a cabo.
 Reformar la Universidad hoy es pensarnos nosotros como comunidad universitaria y pensar la universidad que quisiéramos para dentro de 30 o 40 años. Es proyectarnos hacia el futuro, pero sobre la base de una brújula, que nos guie, que nos oriente y esa guía es la investigación científica, nuestra cultura, nuestra experiencia. Construir la nueva Universidad es ponernos a soñar, porque en los “sueños somos libres”, como decía el gran escritor Norteamericano Walt Witman; pero una cosa es soñar dormido y otra muy distinta es soñar despiertos, soñar despiertos es pensar la realidad tal como es, es contemplarla, comprenderla, analizarla y transformarla. Es creer en nuestras capacidades, como hombres y mujeres, como profesionales, como intelectuales y como ciudadanos conscientes y responsables. En realidad la problemática por la que hoy atraviesa la Universidad no es nada fácil, pues la universidad como fenómeno social e histórico, expresa todas las contradicciones sociales, políticas, culturales e ideológicas entre otras que atraviesan a toda la sociedad.
La descomposición social y moral que vive la sociedad es también un elemento coadyuvante para la crisis en la que hoy vive la universidad. De esto debemos de estar consciente todos y cada uno de los que formamos parte de la comunidad universitaria.
 En este contexto las nuevas autoridades deberán de ser capaces de liderar a los diferentes sectores de la Comunidad Universitaria.  Pero, además, deberán tener mucha visión para proyectarse más allá de una visión cortoplacista y clásica sobre la que se ha venido trabajando desde hace muchos años.
 La cuestión  no resulta fácil ya que a su interior existe una diversidad de expresiones políticas e ideológicas de los diferentes sectores, gremios, asociaciones y sindicatos, sin embargo, la finalidad primordial debe de ser no la eliminación de la ideología de los diferentes sujetos históricos sino buscar los puntos coincidentes e impulsar con todas las fuerzas la unificación y que todos apuntemos a un solo objetivo. El rescate de la verdadera esencia de la Universidad.
La Unidad universitaria permitirá, además, ser más fuertes y tener mayor capacidad para defender con honestidad, conocimiento y fortaleza la autonomía universitaria, la cual necesita del acompañamiento de todos y todos los miembros de la comunidad Universitaria.
Por otra parte, para transformar la labor académica se requiere de manera inobjetable la participación de toda la comunidad universitaria la que hasta el día de hoy ha estado dispersa, dividida, pasiva e indiferente. Sólo con la participación de todos y todas podemos consolidar la democracia y enrumbar a la Universidad por los verdaderos causes por los que debe transitar.
Es necesario aclarar que cuando se habla de una reforma Universitaria no se está hablando únicamente la infraestructura, los procesos administrativos, sino que es fundamental tocar todo el marco jurídico- político y la actividad científica --académico, administrativo y gremial los cuales se deberán regir por los nuevos criterios construidos y salidos del consenso de los universitarios.
 Ya se ha hablado de la necesidad de impulsar una reforma Universitaria y un proceso de transformación curricular   que hoy se vuelve un imperativo categórico. No obstante, no se puede pasar inadvertido que la universidad es una institución educativa, en donde se debe cultivar los máximos valores de la cultura universal, los valores más nobles, como la democracia, la libertad, la solidaridad entre otros, y el respeto a los derechos humanos. De igual manera, no se debe de pasar por alto que: “La ética y la educación están emparentadas por sus fines: el crecimiento y la planificación de las personas. El quehacer esencial de la Universidad es proporcionar un ambiente que favorezca el desarrollo y la realización de todos sus integrantes, y, a través de ellos, beneficiar a la sociedad entera. La ética Universitaria tiene a su cargo mostrar los medios y elementos más convenientes y debidos para la construcción de ese ambiente y el cumplimiento de sus fines”. (Carlos de la Isla. p.2). De ahí que la Universidad tiene que promover y fomentar los valores y principios que habrán de guiarla en su quehacer académico y científico. La Universidad es por excelencia el espacio en el que se cultiva la razón, el entendimiento y el humanismo; razón más que suficiente para comprender que una de las primeras “prescripciones éticas de la universidad es su compromiso con la verdad por el ejercicio del pensamiento. . . la universidad debe de empezar por abrir la puerta que conduce al mundo de las verdades y no falsedades” (Ibid.2).
Lo anterior, aunque parezca una obviedad resulta ser de mucha relevancia dado que vivimos en un mundo de sombras y mentiras. José Saramago, en su libro la Caverna exclama: “cavernícolas de todo el mundo salid de la cueva” No es un tema nuevo ni una nueva realidad, pero el tamaño   las falsedades y de las sombras han aumentado de forma descomunal. Ya hace veinticuatro siglos Platón usa la metáfora y describe el mito de la caverna. El terrible significado que entraña es que los que están   en la cueva sólo perciben sombras y juran que son la única realidad. Desde esa perspectiva no es posible conocer verdad alguna, porque sólo aparecen falsedades que se toman por verdades.  Por eso el filósofo griego después afirma: la educación consiste en caminar el camino que conduce de las sombras a la luz, del mundo de las mentiras al mundo de las verdades; consiste en salir de la caverna y avanzar hacia la iluminación del sol. Este es verdaderamente el deber ético más importante de la universidad: mostrar, iluminar a los estudiantes la puerta de la caverna para salir de ella y auxiliarlos en la escabrosa y dolorosa demostración y reconocimiento de las sombras como sombras.  (Ibid.p.3)
Las formas organizativas deben de cambiar al ritmo de los nuevos lineamientos que vayan surgiendo de los procesos de cambio que se vayan operando.
 Se deben rescatar los valores que hicieron grande a la Universidad como: Democrática, Libre, popular y humanista.  Esto pasa porque la Universidad retome sus bases fundamentales de su historia, que se cultive los máximos valores y se abandonen los antivalores que consciente o inconscientemente se reproducen al interior de la misma.  Sólo en la medida en que la universidad retome parte de su historia y la refresque con las nuevas tendencias, culturales, científicas y técnicas podemos crear un proyecto de una cultura contrahegemónica opuesta a la cultura hegemónica  de la dominación,  que hoy impera en nuestra sociedad y el mundo.

LA ENSEÑANZA EN LA UNIVERSIDAD.
El modelo de enseñanza dominante en la universidad no sólo es anacrónico, sino que es deshumanizado, aberrante y obsoleto. Su característica principal es la memoria, la repetición mecánica de textos extranjeros.  El proceso consiste en repetir de manera libresca una serie de conceptos, experiencias y teorías sin que tenga un referente concreto con nuestra realidad.
Es indiscutible que en dichos conceptos y teorías descansa el proceso de formación académica y profesional de las nuevas generaciones. Por otra parte, los métodos repetitivos y mecánicos basados en la teoría conductista son otros de los elementos que cierran el circulo domesticador de la enseñan y aprendizaje en la universidad. Desde la lógica de este modelo se desprecia, el debate, el discernimiento y la disensión.
 Es, además,  es un modelo alienado y alienante, ya se planifica y organiza desde afuera sin tener en cuenta las necesidades e intereses de los estudiantes. Es alienante porque no coadyuva a desarrollar los procesos cognitivos ni desarrollar los procesos psicológicos superiores de los educandos. ¿Cuál es el método que se sigue dentro de este modelo de enseñanza? el procedimiento es sencillo, pues consiste en la exposición verbal de aquellos tópicos que a juicio del profesor son los que necesita el alumno aprender.  Hay que destacar, además, que bajo este modelo el centro del proceso educativo sigue siendo el profesor, pues es él que decide qué es bueno o qué es malo para el educando.
Sin embargo, también hay docentes que como resultado de una mejor formación pedagógica sus clases son un poco agradables ya que en algunas ocasiones hacen uso de una variedad recursos didácticos (cañón, carteles, pápelo grafos etc.,) por lo que la clase resulta más animada y el estudiante más incentivado para la participación y búsqueda de nuevos “conocimientos” pero ¿Podemos afirmar que ha habido un cambio y que por eso el proceso de enseñanza aprendizaje es de calidad? ¿En qué ha cambiado el método de enseñanza sí se continúa dentro del mismo círculo vicioso de la repetición mecánica de conceptos y de teorías que los alumnos deben aprender de memoria? ¿A caso la lógica del conocimiento científico se adquiere por el sólo hecho de repetir críticamente la teoría científica? ¿Estarán consientes las autoridades y docentes de la Universidad de El Salvador de los daños y consecuencias que este fenómeno tiene para la formación crítica, intelectual, ética, científica, humana y social de los futuros profesionales y para la sociedad? ¿Cómo es posible que los docentes no comprendamos que el aprendizaje de los seres humanos está estrechamente vinculado con la interacción que el alumno tenga con la realidad es decir, su realidad y que sólo en la medida que el estudiante entre en contacto con esa realidad la podrá conocer, analizar e interpretar y por lo tanto, contribuir al proceso de transformación, como sostiene Freire en la pedagogía de la esperanza “el educando se reconoce reconociendo los objetos, que es capaz de conocer, asistiendo a la inmersión de los significados en cuyo proceso se va tornando también significador crítico. Más que ser educando por una razón cualquiera el educando necesita volverse educando asumiéndose como sujeto cognoscente, y no como incidencia del discurso del educador”.
Está claro, nadie discute la importancia que tiene el conocimiento de las distintas teorías empero, deben servirnos para analizar e interpretar la realidad cuando el alumno y el docente estén inmersos en ella. Esta práctica pedagógica tradicional, no sólo atrofia el potencial de conocimientos que el educando trae consigo, sino que lo embota intelectualmente y “matan la creatividad e iniciativa de los Jóvenes” (Francesco Tonucci. la investigación como alternativa de enseñanza p. 7) lo que imposibilita adquirir un aprendizaje verdadero. En esta práctica pedagógica nos encontramos con otro fenómeno no menos dañino que el anterior y es que el estudiante universitario al igual que el de los otros niveles del sistema educativo recibe conocimientos de los cuales ni el docente sabe cómo se llegó a esa verdad que cada día repite en el aula ante sus alumnos.
 Es un conocimiento que muchas veces ni si quiera se asemeja al producido en los países latinoamericanos. De modo que, es una verdad que contrasta cuando la queremos utilizar como modelo para explicar nuestra realidad. ¿A dónde radica el problema?
Sencillamente en que los docentes con una actitud acrítica asumimos un modelo de ciencia que, si bien es de altos quilates como la norteamericana, la europea o la japonesa; dicha ciencia resulta inútil para explicar nuestra sociedad con todos sus problemas.
 Debemos, por lo tanto, estructurar nuestros procedimientos didácticos acordes con nuestra realidad y abandonar la tendencia a introducir metodologías de países desarrollados, que, si bien han tenido éxito en dichos países, hacer una extrapolación mecánica no sólo es una aberración, sino pecar de poco creativo.
La situación anterior sería lo mismo como si un agricultor quisiera sembrar frijoles en El salvador aplicando los mismos métodos que se utilizan en los Estados unidos; el resultado sería desastroso ya que en Estados unidos imperan otras características climatológicas y del suelo distintas a las nuestras. Esta misma situación sucede en el campo de la educación, queremos formar profesionales, conscientes, críticos, con conciencia social capaz de contribuir a la transformación de las estructuras injustas de nuestra sociedad, sin embargo, se continúa desarrollando una práctica pedagógica domesticadora, mutiladora basada en métodos imitativos, repetitivos, castradores y mecánicos. O como decía Albert Einstein “Locura es hacer lo mismo una vez tras otra, y esperar resultados diferentes” “enseñar a pensar, a hacer uso de la capacidad de reflexión, a comprometerse con el análisis y transformación de la realidad concreta en la que se realiza el proceso educativo, todo ello dentro de una visión humanista que recupere los valores, la cultura, la pluralidad de formas de pensar y respeto por la persona, se manifiesta como un objetivo largamente acariciado por amplios sectores de la población, pero todavía no alcanzado” (Raúl Rojas Soriano y Amparo Ruiz del Castillo. Vínculo docencia-investigación p. 34) esa debería ser la gran meta de la educación y el proceso enseñanza aprendizaje en nuestros días; desde este punto de vista la “educación debería asegurar, fundamentalmente, que el conocimiento sirva para promover la causa de la felicidad humana y la paz” (Daisaku Ikeda. El nuevo humanismo p.80).

En la sociedad actual,   mucho se habla de racionalidad pero lo que vivimos día con día es la irracionalidad, la cual tiene su expresión concreta en todos los niveles de la sociedad, en consecuencia, el objetivo primordial de la educación de la educación y particularmente la Superior  debe ser la de humanizar  y crear las condiciones  materiales  y espirituales  para mejorar la convivencia social  entre los hombres.
En consecuencia, se necesita una nueva práctica pedagógica que rescate nuestra identidad cultural y eleve al hombre a la condición de humano y no mantenerlo como una pieza más del engranaje productivo de la estructura social dominante.
 Por tanto, urge crear una ciencia pedagógica que surja de nuestra realidad, que sea el fruto de esos procedimientos metódicos y didácticos creados por nosotros, que sepamos cómo es que llegamos a esa verdad es decir, que conozcamos su lógica.
Debemos ser enérgicos  y decirlo con mucha propiedad en la  universidad el estudiante no aprende. Sencillamente repite las clases de los libros. El aprendizaje no existe en la universidad.
Es indiscutible que de acuerdo con la concepción de aprendizaje que el docente tenga a sí serán las metodologías que él emplee en la orientación del proceso enseñanza aprendizaje. De ahí que muchas de las metodologías didácticas que en dicho proceso se utilizan dan como resultado  la apatía, la aversión y el rechazo por el estudio.
No hay duda que mucha de esta actitud es consecuencia también del proceso de formación que el educando ha recibido en los otros niveles del sistema educativo y continúa en la universidad. En síntesis el mensaje que se pretende dejar en estos renglones es que debemos abandonar la idolatría por la ciencias extranjeras y que asumamos como profesionales universitarios conscientes un modelo de desarrollo científico propio, que partamos de nuestra realidad, de los problemas que nos están destrozando como sociedad, que tratemos de crear nuestros propios métodos de enseñanza, que elaboremos teorías aunque sean poco profundas pero al fin nuestras. Pero para esto se necesita en la dirección de la universidad, en las Facultades y departamentos, profesionales que estén dispuestos y comprometidos con la transformación de la universidad, de la sociedad así como también a abrir espacios para que los docentes y alumnos desarrollen toda su capacidad creativa. Que la universidad se transforme en un semillero de mentes pensantes, no sólo en su especialidad sino en todo aquello que coadyuve a enriquecer la cultura de este país.
















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