domingo, 12 de mayo de 2019




LA CRISIS ORGÁNICA DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES EN EL SALVADOR.  DESDE LA MIRADA DE ANTONIO GRAMSCI.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
Los resultados de las elecciones  del 3 de febrero del presente año en el  país, la campaña adelantada de los partidos tradicionales, el boicot realizado por la Sala de lo constitucional, la expulsión de Nayib Bukele del FMLN, la estrategia  de la Fiscalía general de la República, la estrategia del TSE para eliminar a un partido político legalmente constituido, (CD) para detener la candidatura de Nayib Bukele, son algunos de los acontecimientos expresan de alguna manera, la   crisis orgánica a los partidos políticos tradicionales  y del Estado.
Para analizar este fenómeno voy  apoyarme  en los conocimientos teóricos de una de las más grandes teóricos  de la historia intelectual y revolucionaria de todos los tiempos. Antonio Gramsci.
Antonio Gramsci en uno de los cuadernos de la cárcel (cuaderno 13), visualizó la situación que hoy se vive como una “crisis orgánica” planteaba que  se trata de momentos históricos en el que las fuerzas dominantes es decir,  el poder hegemónico sufre una fracturación de sus fuerzas  y las relaciones entre la sociedad  y El Estado, entre la economía  y la política lo que les imposibilita continuar con la direccionalidad hegemónica que históricamente  habían venido ejerciendo.
Como  se puede observar, la crisis no es de exclusividad de los partidos políticos, la crisis es estructural que tiene su expresión en la crisis económica, política, jurídica, social e ideológica.
A cuatro meses de haberse celebrado la elecciones, los partidos políticos no logran recomponer su estructura ni mucho menos ponerse de acuerdo con sus bases, porque aunque en el discurso digan que se van renovar, conservan las mismas estructuras “corporativas” de las que Gramsci hablaba y le recriminaba al proletariado en su época.  Por otra parte, el aparato jurídico es decir, las instituciones como la CSJ, la Fiscalía,  Asamblea legislativa, poder ejecutivo, poder judicial etc., siguen dando muestras claras que ya no responden mínimamente  a las necesidades  ni mucho menos los intereses de las clases explotadas, asalariadas.
De igual manera, el poder ideológico ya no tiene la misma contundencia para penetrar en las conciencias  de los ciudadanos y ciudadanas. Sin embargo,  el poder hegemónico sigue trabajando  de manera constante para recobrar ese poder perdido.    
Empero estamos ante la presencia de la caducidad las viejas instituciones en que se ha sostenido  históricamente el poder político tradicional, además, no estamos ante una crisis temporal  sino una crisis estructural en la que son todas las instituciones viejas las que han entrado en crisis.
 Por ejemplo, CSJ, Fiscalía, Asamblea  Legislativa, Poder Ejecutivo y el Tribunal de ética Gubernamental entre otros. Por otro lado, están también los sindicatos, las asociaciones, las Universidades, es decir, el sistema educativo en general etc., Pero en este contexto no son objeto de crisis sólo los  elementos de la superestructura política, sino la empresa privada, los organismos financieros Internacionales que promueven el saqueo a través de las privatizaciones   y la corrupción  en los países en donde se instalan.
Las viejas y  caducas  instituciones  que históricamente han sostenido y mantenido funcionando al sistema capitalista ya no resisten la prueba de fuego que plantean los  nuevos hechos sociales  y son rebasados por el pueblo que ya no confía en las organizaciones  que hasta hoy habían asumido la conducción y liderazgo.  A esto es lo que se refiere Antonio Gramsci cuando dice:
En cierto momento de su vida histórica, los grupos sociales se separan de sus partidos tradicionales.  Esto significa que los partidos tradicionales, con la forma de organización que presentan, con aquellos determinados hombres que los constituyen, representan y dirigen; ya no son reconocidos como expresión propia de su clase o de una fracción de ella.
Justamente Gramsci se refería a los momentos como el que vivimos diciendo: La crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo". Son circunstancias en que el bloque ideológico dominante tiende a disgregarse y a perder su capacidad de impulsar el capitalismo hacia adelante, pero cuenta aún con fuerzas que pueden moderar la crisis e impedir un desenlace revolucionario.
Esta cuestión planteada por Gramsci me recuerda la definición que en una ocasión dio Bertolt Brecht él definía las crisis de la siguiente manera: “las crisis se dan cuando lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer” Pero es necesario  aclarar  y no caer en falsas afirmaciones  en el sentido de decir que el capitalismo está en estado de coma, lo cual no es cierto,  ya que con toda la crisis que puede estar pasando tiene mucha capacidad para recomponer y en causar nuevamente su poder hegemónico.
 Conviene destacar  en este momento  que los sujetos  que durante muchos años se sometieron al liderazgo  de los partidos políticos tradicionales  hoy se ha transformado  en una fuerza dinámica que comienza a pensar  y pensarse  y al mismo tiempo deja de aceptar la dirección de los partidos que hasta ayer los representaban políticamente.
En el cuaderno de la cárcel (13) Gramsci, exhortaba al proletariado a salir del corporativismo y representar toda lucha contra la opresión de manera  que pueda construir efectivamente una nueva hegemonía. Esto implica una relación indispensable entre ciencia y acción”.
  Sin lugar a dudas lo que hoy el pueblo salvadoreño  y muchos pueblos Latinoamericanos estamos presenciando es la crisis orgánica de la burocracia dirigente; la cual ha terminado separándose de las masas populares esto debido a la forma como están estructurados, es decir, como están organizados. Esos hombres y mujeres que un día los representaban  ya no son reconocidos como expresión de su propia clase ni de una fracción de ella. En esta misma dirección Gramsci, plantea que” el partido termina por convertirse en anacrónico y en los momentos  de crisis aguda desaparece su contenido social  y queda en las nubes”
Cuando la crisis orgánica se profundiza, el sistema refuerza la presencia de los factores del Estado que no  buscan el consenso o en el ejercicio cuidadoso de la hegemonía cultural, sino que emplea  los instrumentos  de la coerción, para someter a aquellos que  no se ajustan  o no caben  dentro de los estrechos límites de la democracia burguesa  creada por el poder hegemónico y dominante. Se empieza un periodo de represión y la imposición de fuerzas militares externas.
“Cuando estas crisis se manifiestan, la situación inmediata se torna delicada y peligrosa, porque el terreno es propicio para soluciones de fuerza, para la actividad de potencias oscuras, representadas por hombres providenciales o carismáticos” (Gramsci Cuaderno de la cárcel  13).
En estos periodos de  crisis orgánicas los sectores dominantes no se quedan de brazos cruzados sino por el contrario tratan de aprovechar  dicha situación organizar movimientos con la fachada de progresistas y buscar de inmediato la recomposición  y aplastamiento  de las fuerzas de  oposición para que regresen  de inmediato a la pasividad política  que tenían anteriormente.
La crisis que hoy estamos viviendo en el país  no ha surgido  hace un años, dos años sino que  es el resultado de un largo periodo de dominación capitalista, desde 1821 y mucho antes quizás de la firma de la independencia.  Pasando por todos los periodos de represión que ha vivido el pueblo Salvadoreños y  los periodos de frustración del  mismo.


SAN SALVADOR, 11 DE MAYO DE 2019

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