miércoles, 19 de diciembre de 2018



DE LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA  A LA IZQUIERDA DOMÉSTICADA LIGHT
POR: MSc. JOSÉ  ISRAEL VENTURA
El FMLN, fue la agrupación  que aglutinó a buena parte de la población desposeída en El Salvador. Sin embargo, no era la única fuerza que representaba  los intereses de los sectores pobres del país. Claro había otros grupos   que aun padeciendo las mismas deterioradas  condiciones materiales  de vida, se adhirieron a la ideología de la derecha  por diversas  razones.
Del mismo modo FMLN era movimiento  que aglutinaba a  diversas fuerzas que tenían  expresiones  económicas, políticas e ideológicas distintas en su interior,  por lo tanto,  nunca gozó de una unidad granítica; pues siempre se mantuvo la lucha permanente  por hacerse  con el control de la dirección del FMLN.
En ese contexto, vamos a encontrar dos tendencias bien marcadas que estuvieron latentes durante todo el conflicto armado  pero  sus posiciones políticas  e ideológicas se van a expresar claramente después de la firma  los acuerdos de paz el 16 de febrero de 1992  en el Castillo de Chapultepec México. Cuando el FMLN, se transforma en partido político y le toca jugar con las mismas regales que el sistema le impone. Es en este contexto cuando se van hacer presente dos tendencias claramente bien marcadas. La reformista y la radical. En la tendencia radical encontramos personajes que aún están en la lucha  y que no  han perdido su horizonte revolucionario, su lucha por las transformaciones profundas de la sociedad pero que son menos y no tienen en el control del Gobierno y jamás  han sido  tomados en cuenta para formar parte del gobierno de turno.
En esta lucha por controlar el partido al final triunfa la tendencia reformista que hoy gobierna  y como tal se acopla de mejor manera al proyecto de sociedad de la derecha neoliberal.
 Esta tendencia como se ha podido observar,   sólo busca hacer unos cambios de parche, cosméticos, pero sin tocar las estructuras que generan las  verdaderas causas  de las grandes desigualdades en el país, pero sí las garantiza a la cúpula mantener de manera inexorable el Status Quo.
 En este proyecto reformista no caben intelectuales de la talla de Salvador Arias (fallecido), Dagoberto Gutiérrez,  Miguel Sáenz  Varela, Roberto Cañaz entre otros. Sin embargo, han tenido cabida personas que durante el conflicto no aparecieron por ningún lado. 
Es el caso del actual Candidato del FMLN, Hugo,  Martínez,  que apareció después de la firma de los acuerdos de paz pero  que se lo han vendido a la población como un gran revolucionario. Cuestión que no es así.
Esta tendencia reformista desde hace muchos años renunció al proyecto histórico del partido que era en su momento la brújula que orientaba hacia los cambios que el país necesitaba.
 Aunque hay que destacar que formalmente no han renunciado a ese ideal pero en la práctica que es el criterio de verdad, lo confirma que  lo que hacen  y siguen haciendo se asemeja más a los principios y valores de la derecha Arenera.
 Por ejemplo, las mismas estrategias manipuladores, las mismas negociaciones bajo la mesa, los mismos madrugones,  componendas, el tráfico de influencia, los trinquetes entre compadres, las campañas electorales  sucias, las mismas prácticas  corruptas, la vida ostentosa. etc.,
Además, el proyecto político  histórico revolucionario  hoy por el momento se encuentra estancado,  ya que la cúpula que controla  al partido no le interesa llevar adelante los cambios profundos que el país necesita.
Esta cúpula además de ser inepta, es  una cúpula  dogmática, vertical,  desfasada, desvinculada de las necesidades e intereses  del pueblo  y antidemocrática que  no le interesa, continuar con el proyecto  histórico revolucionario,  aunque lo expresen verbalmente que siguen siendo revolucionarios eso ya nadie se los cree.
 Por otro lado, se tiene  una  dirigencia aburguesada, light complaciente, no cuestionadora, dócil, pro-sistema que se ajusta a los designios del modelo económico neoliberal de la burguesía; es una dirigencia entregada a beber de las mieles que les da el sistema sin importar a los miles de salvadoreños y salvadoreñas que dieron su vida por construir una sociedad más  justa, equitativa y más humana.
 Paro a los reformistas se les olvidó lo que un día dijo Schafik Handal dejábamos las armas, nos convertíamos en un partido legal para participar activamente en la lucha política, entrábamos así dentro del sistema con la decisión de mantener una lucha persistente para consumar la revolución democrática inconclusa, orientada a cambiar el sistema, asegurar el desarrollo social, en un curso más o menos duradero rumbo a una sociedad socialista” Y ¿Qué es lo que han hecho? se han vendido como prostitutas al mejor postor; como rameras vestidas con pieles y joyas preciosas compradas en el extranjero; carros de lujo, viajando y hospedándose en hoteles de cinco estrellas, cobrando  grandes salarios, médicos de cabecera, guardaespaldas, comprando casas de lujo.
Mientras en los hospitales  desabastecidos de medicinas, los empleados con salarios de hambre, la inseguridad ciudadana, la calidad de la educación por los suelos, el presupuesto de la Universidad casi igual como en los años  que gobernó  la derecha  etc., 
 Dentro de este sector reformista no cabe  hablar de transformación  del sistema capitalista; que es el fundamento esencial de la lucha revolucionaria. Entonces surge una Interrogante:
¿Cuál es la izquierda que el país necesita para realizar verdaderamente los cambios profundos y no cosméticos?  Sabemos los salvadoreños y salvadoreñas que históricamente que la clase trabajadora ha sido víctima de una cruel explotación por parte de la burguesía criolla y transnacional; que ha padecido los más cruentes atropellos  de los ricos, que sufrido impunidad  y desprecio. No hay que olvidar que fueron estos algunos de  factores subjetivos que incentivó a muchos jóvenes en los años ochenta a empuñar las armas y ofrendar sus vidas para construir un mejor futuro para las nuevas generaciones.
Necesitamos una izquierda, pensante, crítica, coherente, orientadora, con ética, con una alta moral revolucionaria,  anticapitalista  y marxista. Pero sobre todo que recupere la mística revolucionaria.
Pero además, necesitamos un movimiento de izquierda no un partido político, pues el movimiento está arraigado en  lo más profundo de las entrañas del pueblo. Mientras que el partido es propiedad de unos pocos oportunistas y arribistas que han llegado sin sudar la camiseta  ni arriesgar nada. Con excepción de  algunos que están en el partido pero que se han acomodado a las dulzuras del sistema.
Se necesita  una izquierda que sea expresión de las necesidades e intereses genuinos de todos y cada uno de las clases explotadas, marginadas y excluidas de la sociedad. Necesitamos una izquierda  que no sienta menos  cuando les dicen marxistas o socialistas, comunistas; pues los marxistas luchamos porque se haya justicia, solidaridad, libertad, igualdad, que haya igualdad de género, porque se respete la dignidad de los seres humanos etc.
 Para una  izquierda revolucionaria la prioridad política no debe ser  ganar  ganar las elecciones presidenciales sino construir poder  desde  abajo para que sea el pueblo el que en última instancia determine el rumbo que quiere seguir pero siempre orientado a la transformación de la sociedad.

San Salvador, 19 de diciembre de 2019


No hay comentarios:

Publicar un comentario