lunes, 8 de octubre de 2018



ÉTICA, ESTÉTICA  Y  MARKETING POLÍTICO  ELECTORAL 2019
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

Generalmente  la ética siempre se ha confundido con la moral,  de ahí la necesidad de aclarar el término.  La ética es la Ciencia que tiene por objeto el estudio de  la moral,  entendiendo está última “como un conjunto de normas, aceptadas libre y conscientemente, que regulan la conducta individual y social de los hombres”. (Adolfo Sánchez Vásquez. ética)  Por su parte, la ética “Es  teoría o ciencia del comportamiento moral de los hombres en sociedad. O sea, es ciencia de una forma específica de conducta humana. (Sánchez Vásquez). De ahí que a la ética le cabe la obligación, de la reflexión racional de los actos morales del hombre en sociedad. En consecuencia  a la ética le corresponde reflexionar sobre  las causas de los actos morales.
 No obstante, en nuestro medio cuando alguien realiza una conducta que no se ajusta a las normas establecidas por la sociedad  se dice que esa persona no tiene ética.  Cuestión que es incorrecta e inexacta ya que la forma correcta  de llamar  a esa conducta es  inmoral. 
Por  lo que,  esa persona que cometió ese acto  que se sale  de las normas aprobadas y establecidas  por la sociedad,   esa conducta desde luego es  inmoral. Ahora bien, sí valoramos los comportamientos  de la mayoría de los funcionarios públicos, Magistrados,  líderes políticos, diputados  y  dirigentes sindicales,   la mayoría se salen de las normas aprobadas por la sociedad; por lo tanto, sus conductas son inmorales ya que atropellan, la dignidad  y violentan los valores y las normas establecidas por la polis. Además, ponen en una situación de precariedad a toda la sociedad, la cultura y los buenos valores.
Como puede apreciarse la campaña acaba de empezar y los chambres; las acusaciones, los insultos  ya se elevaron a la enésima  potencia. Las redes sociales, los medios de comunicación radial, televisiva y escrita han invadido de  propaganda política dichos espacios, con acusaciones  que en su mayoría infundadas, pues su único propósito es denigrar  a su adversario politico,  restarle méritos  y  convencer al electorado de sus bondades  y propósito  de su gobierno  de  ganar las próximas elecciones.  Como se puede ver en esta jungla electoral, los principios y las normas morales  salen sobrando, pues su máxima apuesta es la de alcanzar  el botín que está lleno de bienestar, lujos, comodidades  y oportunidades para quienes logren escalar la cima de la montaña.
De ahí que el pueblo como tal sólo es  nada más  un medio para lograr dicho  fin, pero sí en el camino el candidato y sus correligionarios encuentran dificultades no dudarán en ningún momento en aplicar los principios de la teoría de Maquiavelo, en la que el fin justifica los medios, pues lo importante es lograr la meta no importando de que medios se van a valer para lograrlo.
Sin lugar a dudas esta es la cultura que el sistema nos ha ido inculcando a lo largo de nuestro proceso de educación y de  socialización; son los antivalores que el sistema se propone introducir por medio de su ideología.  El sistema capitalista no solamente tiene como objetivo únicamente lo económico donde solo obtienen la máxima ganancia o la plusvalía en manos de unos pocos y la gran mayoría condenada a la miseria sino el sistema capitalista se extiende hacia lo cultural donde el modelo capitalista se tiene como objetivo una sociedad basada en los valores invertidos al revés o sea el mundo al revés como diría Galeano,  como vemos el modelo capitalista impone y domestica a la sociedad a su imagen y semejanza donde se convierten en personas aisladas vacías espiritualmente en personas completamente con miedos y perjuicios además, en personas egoístas individualistas e inmorales. A lo largo de la historia el sistema capitalista en lo cultural  se  ha dedicado a destruir  los lazos  morales de la sociedad y con ello construir desde su perspectiva la cultura de la inmoralidad que es inherente a su naturaleza.
 De ahí que Marx tenía razón cuando planteó que “el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros de su cuerpo”; pues ha dejado a su paso miles de millones de muertes, ya sea por hambre, por asesinatos, por invasiones etc.  De modo que lo que hoy estamos presenciando no es nada más que toda esa perfidia que a lo largo se ha ido cultivando en las mentes de los hombres y mujeres.
De ahí, que  el proceso electoral bajo el sistema capitalista y específicamente en nuestro país,  la ética se transforma en estética, la propaganda política se encarga de adornar al candidato de cualquier partido político con cualidades que él o ella no tiene,  pero lo vuelven atractivo para el consumo. Por otra parte, en la medida que el candidato provenga de un partido grande  (ARENA O FMLN) se tendrán los suficientes recursos económicos y humanos  para ponerle cualidades que en su vida real jamás se le han observado.
 Claro dicho candidato será presentado ante la población como el más moderado, equilibrado, puro e inmaculado; lleno de virtudes, ya que el Marketing habrá borrado todos sus vicios, defectos  e inmoralidades.  El dinero y la propaganda  decoran  y le confieren poder:
“¿Oro? ¿Oro precioso, rojo y fascinante? Con él se torna blanco el negro, y el feo hermoso: Virtuoso el malvado; el anciano, mancebo, Valeroso el cobarde y noble el ruin. El oro… desplaza al sacerdote del altar Y retira la almohada a quien yace enfermo. Este esclavo dorado ata y desata Vínculos consagrados; bendice al maldito; Hace amable la lepra; honra al ladrón Y le da rango, poder y preeminencia. (Shakes Pear citado por Marx en el tomo I del capital); se debe destacar al mismo tiempo que esos candidatos dechados de “virtudes, creadas  por el Marketing,  ficticias por lo que ,  en sus intervenciones discursivas tienen que moderar su lenguaje, por lo tanto, sus discursos intentarán quedar bien con Dios y con el diablo; pues de lo contrario todas aquellas virtudes que el sistema astuto les ha hecho acreedores se verán pronto  desvanecidas  y el electorado dejará de  consumir esa mercancía; aquí no se valen lenguajes radicales y el que lo haga  ya perdió; por lo tanto, el candidato que resulte ganador  ya no es una persona libre en tanto, responderá a los intereses económicos y políticos de la clase que le ha permitido adornarlo virtudes que él o ella nunca han tenido.
De ahí que quienes siempre salen perdiendo es la gente humilde, inocente e incauta que se creyó de los discursos pronunciados por su candidato y que el día de las elecciones fue a depositar  el sufragio universal porque según él o ella  le ha cumplido a la patria.
 Pero como decía Marx los obreros no tienen patria, la tendrán hasta cuando transformen el modo de producción capitalista en socialista y su trabajo sirva para desarrollar sus capacidades, morales e intelectuales, para crear una cultura solidaria, cuando los hombres nos veamos como hermanos  y no como lobos del mismo hombre. Cuando el trabajo no  sirva  para  hacer ricos a unos pocos, para que vivan en la opulencia, cuando se deje de ver al pobre desde arriba hacia abajo, se le vea y trate como ser humano y se dignifique la vida como valor supremo.
Bajo el modo de producción capitalista todo se reduce a la condición de mercancía. Es a lo que Marx  denominaba la cosificación. Los productos agrícolas, e industriales, servicios  y actividades culturales, la ideas  y las creencias, todo se maneja según las leyes del mercado. Los políticos no escapan a esta condición, ya que en el actual modelo de democracia predomina la victoria electoral  de los candidatos  que cuentan sin lugar a dudas con más recursos financieros y por lo tanto, están en mejores condiciones de paga la propaganda política.
En este contexto la estética y el Marketing, pesan más que los principios morales, la  ética, razón y   las buenas costumbres. En este sentido los políticos y la política entendida en el más burdo  y mezquino sentido  de la palabra dan asco. Así lo expresa Horacio Castellano Moya en su novela el Asco. “Los políticos apestan en todas partes. . pero en el país los políticos apestan particularmente. . . nunca he visto políticos tan ignorantes, tan salvajemente ignorantes, tan evidentemente analfabetos como los de este país. . . los políticos  de este país tienen especialmente atrofiada la capacidad de lectura,  se les nota a la hora de hablar. . .   (Horacio Castellano Moya. El Asco).


SAN SALVADOR, 8 DE OCTUBRE DE 2018

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