FUERO
PARA EL GRAN LADRÓN, LA CÁRCEL PARA EL QUE ROBA UN PAN[1]
POR:
MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
Es común encontrar en la primera plana
de los periódicos de nuestro país, en la
televisión, escuchar en la radio, o leer en los periódicos digitales que hoy
están de moda, a algunos políticos,
empresarios o funcionarios de gobierno
involucrados en sendos casos de corrupción, evasión de impuestos, fraude
fiscal, apropiación de los recursos del Estado, malversación, tráfico de
influencia o prevaricación o cohecho,
soborno entre otros.
Obviamente todos estos son delitos
graves que de acuerdo con nuestras leyes, por lo que todas
estas personas que cometen estos ilícitos tendrían que estar en la cárcel pagando su
condena o en el mejor de los casos fusilados. Sin embargo, estos señores andan como juan por su casa sin que
la ley los toque o les haga pagar por semejantes delitos.
En otros países, por delitos menores
los funcionarios son separados inmediatamente de sus cargos y llevados a los
tribunales comunes para ser juzgados.
Sin embargo, en El Salvador,
parece que estos delincuentes tienen las llaves de la cárcel o tienen a sus
carceleros pagados.
De modo que, la ley funciona únicamente para
aquellos personajes de cuello blanco, de traje y de corbata; pero no para
aquellos que trabajan en las maquilas o que son asalariadas y mucho menos para
aquellos que venden periódicos, recogen
botellas o trabajan en los mercados.
De ahí que tenía razón Monseñor Oscar Arnulfo Romero
cuando dijo” la justicia es como las serpiente muerde solamente a los que están
descalzos” en este mismo orden decía el gran pensador y escritor Honoré de Balzac, “Las leyes son como las telas de araña, a
través de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las
pequeñas.” O como
lo expresó hace muchos siglos el filósofo griego Platón “Yo declaro que
la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte.”
¿Por
qué traigo a cuenta esta reflexión? Porque hace algunos días el juez quinto de Paz de San Salvador condenó
a un año de prisión a Teresa Ramírez, de 46 años de edad, por el delito de
hurto tentado en perjuicio del Súper Selectos, por un monto en mercadería de
$51.78.” (Publicado en el periódico Digital la página, el día 18 de septiembre de 2018); me llamó
tanto la atención que sentí la necesidad de reflexionar un poco en torno a la
aplicación de la justicia en El Salvador.
En este país, ha habido casos de funcionarios
de partidos políticos que de una manera
cínica y descarada han confesado que han
robado, ejemplo: uno de ello fue aquel funcionario de la Democracia Cristiana
(Guevara Lacayo) en la gestión del Ingeniero Duarte, que dijo “ sí pude haber robado robé . . . “ o el caso de Antonio Saca que hoy guarda
prisión y que en sus últimas
declaraciones confesó haberse enriquecido con dinero del pueblo”; pero además,
otros casos de corrupción
como los llevado a cabo por
funcionarios de gobierno del partido
ARENA, durante los 20 años de gobierno, cuya corrupción ascendió a un monto de 37,112 mil millones de dólares, según datos encontrados en el
manual de la corrupción de ARENA del economista e investigador ya fallecido
Salvador Arias Peñate (1989 -2013). Entonces queda claro que aquí las leyes se han
hecho para condenar al pobre y absolver
a los ricos.
En este país hay una interminable
lista de presidentes, diputados, Ministros, Magistrados, Directores entre
otros; que se han enriquecido con los dineros del pueblo. Ejemplos: Alfredo
Cristiani, Armando Calderón Sol, Francisco Flores, Elías Antonio Saca.
Funcionarios como: Romeo Majano Araujo, Norma de Dowe, Roberto Mathies Hill,
Dagoberto Pérez Aguirre, Mirna Liévano
de Márquez, Nicola Angelucci Silva, Juan José Daboub, Cecila Gallardo de
Cano, Yolanda Mayora Gavidia, Juan Torres Polanco, Guillermo Sol Bang, Norman quiijano etc. Sin embargo, por
cuestiones de espacio y de tiempo sólo se mencionan algunos pero la lista es interminable,
de estas ratas y pirañas que le han chupado la sangre a este pueblo. Entonces uno se pregunta
¿Cuántos de estos corruptos están presos? ¿Por qué existe tanta miseria en
nuestro país? ¿Por qué hay tanta delincuencia? ¿Por qué hay tanto desempleo?
¿Por qué los salarios de hambre que
devengan la mayor parte de trabajadores y trabajadoras? ¿Por qué en los
hospitales no hay medicina para los pacientes?
¿Por qué la Universidad tiene el más bajo presupuesto de todas las
Universidades de Centro América? ¿Por qué la policía sigue teniendo salarios de
hambre que no les alcanza para lo más mínimo? La respuesta
a toda nuestra pobreza busquémosla, no en la cabeza de las personas sino en la realidad concreta en
la que vivimos. Son todas esas ratas los
responsables de nuestra desdicha, de que sus hijos no tengan oportunidades, de
estudiar, de tener un empleo digno, una
salud de calidad, una vivienda digna, una recreación de calidad. Pues como lo dijera alguna vez Nayib Bukele,
sino de robaran el dinero nos alcanzaría para todo.
Concluyo diciendo que la justicia es ciega, pero cuando tiene que ver para el
lado de los pobres, pero es clarividente
cuando ve al lado de los ricos, de los poderosos, de los que pueden comprarla.
San Salvador, 21 de septiembre de 2018
[1] El
título que lleva este artículo es una frase del gran escritor chileno Pablo
Neruda. Lo tomé porque se ajustaba a lo que he querido expresar en este
documento.
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