miércoles, 21 de marzo de 2018


¿LA EDUCACIÓN QUE  MUTILA,  MATA Y NOS ATROFIA  NUESTRA CREATIVIDAD?
POR. MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

BREVES ANTECEDENTES DEL DR. GEORGE LAND.
George Land es autor, conferenciante, consultor y científico general de sistemas. En 1965 fundó un instituto de investigación y consultoría para estudiar la mejora del rendimiento creativo. Esta investigación finalmente condujo a la formulación de la Teoría de la Transformación, una teoría de los procesos naturales que integra los principios de la creatividad, el crecimiento y el cambio.
DEDARROLLO.
Desde hace muchos años los expertos en pedagogía, psicología, sociología de la educación  entre otros; vienen advirtiendo el fracaso de los sistemas educativos y por ende la  baja calidad de la educación. Mucho se ha cuestionado que la educación que se imparte en todo el sistema educativo incluyendo la Universidad es memorística, mecánica o en palabras de Paulo Freire bancaria.
Es una educación que mutila la creatividad, la capacidad racional  de los educandos e impide el desarrollo de la creatividad.  Ken Robinson habla sobre la increíble creatividad que tienen los niños y que los adultos malgastamos. Tienen una enorme capacidad para la innovación y la creatividad es tan importante dentro de la educación como la alfabetización, por lo que hay que tratarla con el mismo respeto” (www.fundacionunam.org.mx/.../ken-robinson-las-escuelas-matan-la-creatividad) pero probablemente lo que nos debe de llevar a realizar una profunda reflexión  sobre lo que se está sucediendo en educación es  lo planteado por el Dr. George Land según este Científico de la Neurociencia,  en una prueba de creatividad desarrollada para la NASA, que posteriormente se utilizó para evaluar a niños en edad escolar.  
La prueba resultó ser muy exitosa para los propósitos de la NASA, pero los científicos se quedaron con algunas preguntas: ¿De dónde viene la creatividad? ¿Algunas personas nacen con él o se aprende? ¿O proviene de nuestra experiencia? Luego, los científicos les dieron la prueba a 1,600 niños de entre 4 y 5 años. Lo que encontraron los sorprendió. La prueba analiza la capacidad de proponer ideas nuevas, diferentes e innovadoras a los problemas. ¿Qué porcentaje de esos niños crees que cayó en la categoría de genio de la imaginación? Un 98 por ciento completo.
Eso no fue todo. Los científicos estaban tan asombrados que decidieron hacer un estudio longitudinal y probaron a los niños de cinco años más tarde cuando tenían diez años. ¿El resultado? Solo el 30 por ciento de los niños ahora cayó en la categoría de genio de la imaginación. ¡Cuando los niños fueron evaluados a los 15 años, la cifra había bajado al 12 por ciento!
¿Y nosotros adultos? ¿Cuántos de nosotros todavía estamos en contacto con nuestro genio creativo después de años de ¿enseñanza? Lamentablemente, solo el 2 por ciento. Y para aquellos que cuestionan la consistencia de estos resultados, o piensan que pueden ser incidentes aislados, estos resultados han sido replicados más de un millón de veces, informa Gavin Nascimento, cuyo artículo me alertó por primera vez sobre este sorprendente estudio y su impactante implicación: que el sistema Escolar, nuestra educación, nos roba nuestro genio creativo. Preguntémonos hacia dónde va la humanidad  sí los sistemas educativos están matando la creatividad,  están   mutilando  la creatividad, la imaginación que son los factores que potencian la cultura,  y que nos evita la deshumanización.
¿QUÉ SE DEBERÍA DE ESTAR HACIENDO EN LA UNIVERSIDAD?
 Deberíamos estar, investigando, analizando, haciendo propuestas para mejorar la calidad de la educación Superior Universitaria, básica y media  y no estar enfrascados en una interminable lucha de poder en donde prevalece un eterno conflicto de intereses.
La Universidad necesita que la repensemos, que le reconstruyamos bajo otros paradigmas; que la pensemos para  que dé respuestas a los problemas del pueblo, no del aparato productivo del país. Para ello se necesita   profesores y profesoras capacitados. Para pensar la Universidad que se necesita se debe  hacer una transformación curricular profunda  pero además, una transformación mental de los profesores y profesoras, alumnos y trabajadores. Entender que la Universidad es del pueblo y debe servir al  pueblo que más la necesita.


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