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EDUARDO GALEANO. EL DERECHO AL DELIRIO BREVE INTRODUCCIÓN.Qué tal amigos y amigas porque no
hacemos uso por un momento, de
un derecho que nos es inherente a todos los seres humanos. El derecho a pensar, el derecho a decir
nuestra palabra, a expresar nuestro mundo y verlo de los colores que lo queramos
ver.Ese derecho que se ve cada día violado, por la sociedad del
consumo, la educación que nos
proporciona el sistema educativo, la Universidad, la familia, los medios de incomunicación, los
funcionarios públicos, los presidentes
que son parte de las estructuras de dominación. Por la burguesía, que
nos oprime y nos impide el derecho de soñar, de pensar otro mundo. Acompañemos al gran escritor Uruguayo Eduardo
Galeano con este precioso poema. El derecho al delirio. (MSc. José Israel
Ventura)EL
DERECHO AL DELIRIO.¿Qué tal si deliramos por un
ratito? ¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro
mundo posible?El aire estará limpio de todo
veneno que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;En las calles, los automóviles
serán aplastados por los perros;
La gente no será manejada por el
automóvil, ni será programada por el ordenador, ni será comprada por el
supermercado, ni será tampoco mirada por el televisor;El televisor dejará de ser el
miembro más importante de la familia y será tratado como la plancha o el
lavarropas;Se incorporará a los códigos
penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por
ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que
canta y como juega el niño sin saber que juega;
En ningún país irán presos los muchachos
que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;Nadie vivirá para trabajar pero
todos trabajarán para vivir;
Los economistas no llamarán nivel
de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;Los cocineros no creerán que a
las langostas les encante que las hiervan vivas;Los historiadores no creerán que
a los países les encante ser invadidos;
Los
políticos no creerán que a los pobres les encante comer promesas;
La solemnidad se dejará de creer
que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse
el pelo;La muerte y el dinero perderán
sus mágicos poderes y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla
en virtuoso caballero;La comida no será una mercancía,
ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos
humanos;Nadie morirá de hambre, porque
nadie morirá de indigestión;Los niños de la calle no serán
tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;Los niños ricos no serán tratados
como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;La educación no será el
privilegio de quienes puedan pagarla y la policía no será la maldición de
quienes no puedan comprarla;La justicia y la libertad,
hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien
pegaditas, espalda contra espalda;En
Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque
ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;La Santa Madre Iglesia corregirá
las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar
el cuerpo;La Iglesia también dictará otro
mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la
que formas parte»;Serán reforestados los desiertos
del mundo y los desiertos del alma;Los desesperados serán esperados
y los perdidos serán encontrados porque ellos se desesperaron de tanto esperar
y ellos se perdieron por tanto buscar;Seremos compatriotas y
contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza y voluntad de
justicia, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido,
sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;Seremos imperfectos porque la
perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este
mundo, en este mundo chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada como si
fuera el primero y, cada noche como si fuera la última.
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