miércoles, 21 de febrero de 2018




LA NATURALEZA HUMANA   UNA  BREVE MIRADA AL PASADO Y AL PRESENTE.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
En su alegoría la caverna, Platón  describe de una manera extraordinaria, la situación que viven unos hombres desde su nacimiento. Nos relata que hay unos hombres que desde que nacieron se encuentran atados del cuello  y de las piernas, dentro de una cueva oscura. Para ellos la única realidad que existe es la que  perciben  a través del reflejo de una hoguera que tienen  detrás de ellos.
 Dada sus ataduras les resulta imposible ver hacia otro lado, de modo que, siempre tienen que mirar hacia adelante. Estos prisioneros mantienen muy escasa comunicación, por lo que a lo largo de sus años sólo han visto sombras; apariencias, estas sombras obviamente les impiden ver más allá de su estrecha realidad. Carentes de  una adecuada educación o sin ella,  creen que lo que ven  en su reflejo es la realidad  y por lo tanto, no hay nada  más que hacer que aceptarla.
Pero como sabemos que  en  todos  los grupos sociales siempre hay mentes inquietas que no aceptan todo cuanto ven y les dicen, sino que lo someten al escrutinio de la razón y eso es sencillamente lo que sucedió con un de los prisioneros, quién haciendo un enorme esfuerzo se quita las cadenas que lo atan, logra escapar  y ver la verdadera realidad.
Este prisionero al enterarse que hay una realidad diferente que le ofrece una vida llena de oportunidades, de una vida diferente; regresa a la gruta  es decir, a la cueva y les cuenta a sus compañeros, los trata de convencer para que se quiten las cadenas,  pero ellos que están aferrados a esa única realidad que por tantos años ha vivido  se niegan a escucharle paro no sólo eso, se mofan y se burlan de él.
En este pasaje de la alegoría Platón nos simboliza como la naturaleza humana nos  hace que  nos aferramos a una realidad falsa, aparente en la que siempre hemos vivido y creemos que es la única y  que no se puede cambiar.  Este pasaje también nos describe como el fatalismo que se apodera de nuestras mentes nos impide luchar por transformar esa realidad. ¿Hay algo parecido con la realidad que hoy vivimos?


LA NATURALEZA HUMNA VISTA A LA LUZ DEL PRSENTE.
Hay que aclarar una cuestión muy puntual en  esta alegoría de Platón  para que nos facilite su adaptación a la realidad social y cultural que hoy viven nuestras sociedades. En primer lugar Platón concibe la realidad de manera dualista, es decir, por un lado  está el mundo de las ideas, por el otro el mundo inteligible.
Sin embargo, desde una perspectiva dialéctica sabemos que somos parte integrante de una totalidad concreta llena de contradicciones, diversa y compleja,  en la que no existe un pensamiento al margen de esa realidad. De ahí que no existe como bien la maneja Platón una realidad material y una realidad ideal; o como sostenía René Descarte, quién hablaba de una realidad en donde habitaba el alma y otra que era la realidad objetiva, cuantificable, medible y observable. etc.,
No hay lugar a dudas de que nacemos en una sociedad concreta determinada, en la que nadie elige,  ni siquiera el nombre que lleva, tampoco elige la religión que quiere profesar, la educación que quiere recibir, el colegio donde quiere  estudiar,  el lugar donde quiere nacer, los padres que desea tener etc., nacemos en una sociedad que tiene un determinada cultura, creencias,  tradiciones, un sistema económico y  político. Somos como bien apuntaba  Carlos Marx, el “hombre es el conjunto de las relaciones sociales y naturales” lo que nos hace o nos convierte en seres históricos.
 Todo lo anterior se nos inculca desde chicos, por lo tanto, no tenemos otra opción.  Pero además, esta sociedad, organizada sobre la base de la propiedad privada sobre los medios de producción, responde a unos intereses de clase de una minoría, que ha creado un Estado que produce, alienación, explotación, pobreza, ignorancia  y opresión de una clase sobre la otra. Es una sociedad creadora de miseria,   y podredumbre, que apesta como una cloaca.
Por lo tanto, sin temor a equivocarnos y  de una manera más realista, podemos decir, que todos sin excepción somos prisioneros del sistema, nacemos pegados a la pata del televisor que se convierte sin lugar a dudas  en nuestro mejor maestro o como lo expresa nuestro recortadísimo Eduardo Galeano.
En nuestros países, la televisión muestra lo que ella quiere que ocurra; y nada ocurre si la televisión no lo muestra. La televisión, esa última luz que te salva de la soledad y de la noche, es la realidad.
Porque la vida es un espectáculo: a los que se portan bien, el sistema les promete un cómodo asiento. . . La tele dispara imágenes que reproducen el sistema y voces que le hacen eco; y no hay rincón del mundo que ella no alcance.
El planeta entero es un vasto suburbio. Nosotros comemos emociones importadas como si fueran salchichas en lata, mientras los jóvenes hijos de la televisión, entrenados para contemplar la vida en lugar de hacerla, se encogen de hombros. (Eduardo Galeano. Cuentos  Cortos).
 Indiscutiblemente hoy en la “sociedad moderna” las sombras son más que en los tiempos de Platon,  ya que somos víctimas de la mediocridad, la mentira, la hipocresía de los funcionarios públicos,  políticos, diputados, partidos políticos y las sectas religiosas de toda clase.  ¿A caso no somos prisioneros del sistema los que viven pegados a las patas del televisor, al futbol,  el consumismo desenfrenado, a las drogas, al alcohol, a la religión, al trabajo, la ambición por tener y a la politiquería?  ¿No es eso lo que denunciaba Platón en su alegoría de la caverna?  Pero ojo que hoy en la “sociedad moderna” se tienen muchos medios que en los tiempos de Platon no existían  para que los prisioneros se instruyeran, como la radio, la televisión, el internet entre otros.
  Empero, la mayor parte de los prisioneros de hoy que son los jóvenes que  prefieren una vida light, es decir, cómoda, superflua, vacía  que no requiera hacer ningún esfuerzo mental. De manera que, viven una vida engañada, manipulada sin ningún fundamento  crítico propio. Para ellos, cuestionarse y cuestionar la realidad no tiene ningún sentido, es perder el tiempo, por lo tanto, que lo hagan otros, vivimos un pragmatismo exacerbado.
Sin embargo, desde esta perspectiva y desde esta educación los jóvenes no logran detectar las sombras que subyacen en la realidad objetiva. Las sombras que hay en la política, la  economía, la explotación, la ciencia  y la tecnología. La educación básica, media  y Superior no hacen más que estimular la ignorancia y alentar la mediocridad  al no desarrollar en los jóvenes los procesos psicológicos Superiores  y el pensamiento racional.
De ahí que por mucho que hablemos y digamos no se podrá alcanzar el principal objetivo del ser humano. La liberación de las cadenas de la opresión material y mental. Nada se puede hacer si a los jóvenes en las escuelas y la Universidades no se les enseña a pensar. Que es el primordial  requisito de la educación.




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