LOS CAFREDRATICOS
UNIVERSITARIOS
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
INTRODUCCIÓN
Este
pequeño artículo está dirigido única y
exclusivamente a esos docentes universitarios que disfrutan, gozan y hacen
alarde de ser “yucas” con el estudiante,
al momento de realizar las mediciones y digo mediciones porque evaluar es cosa
muy distinta.
De
igual manera, a esos cafredraticos que
les
gusta humillar a los alumnos y alumnas porque se consideran depositarios de la
verdad absoluta, a esos y esas docentes
soberbios y soberbias que ignorando los principios básicos de la pedagogía, la
didáctica y el humanismo asumen la
docencia Universitaria como un simple trabajo rutinario.
Por
lo tanto, quedan eximidos de toda crítica a aquellos docentes que en su afán
esmerado por formar buenos profesionales dedican mucho de su tiempo a la
conducción correcta de los futuros
profesionales. Para ellos mi respeto, mi estima y aprecio.
DESARROLLO.
Una
interrogante que siempre me he planteado es la siguiente ¿Cuál es la principal
misión de un verdadero profesional de la
enseñanza a nivel de la educación superior?
Sin lugar a dudas es educar, formar buenos
ciudadanos y ciudadanas antes que formar a un profesional para que contribuyan
con honestidad y ética profesional en su
desempeño y ser agentes de
transformación.
Sin
embargo, existen muchos profesionales dedicados a la docencia universitaria
que consideran que su misión es
reprobar, se jactan de que ninguno de
sus alumnos les puede sacar diez, pues eso no es posible ya que él es el único
que sabe y es el único que decide quién aprueba o reprueba la asignatura.
Este
tipo de cafredraticos es el que al inicio del ciclo utiliza una serie de tácticas intimidatorias: “a mi no me pasa nadie” “el
que me pasa es porque sabe” o “esta materia es para muy pocos” “yo se que
ustedes vienen mal preparados” “sí usted no tiene los recursos económicos mejor
no estudie esta carrera” “Esta carrera es para quien la puede pagar”.
Estas
son algunas de las frases que a menudo
se escuchan en los salones de clase en las diferentes Facultades de las
Universidades.
Obviamente desde cualquier ángulo que se
analice la cuestión estas frases son
funestas para el proceso de enseñanza- aprendizaje, que desanima, desmotiva, inhibe al alumno u
alumna.
Este
tipo de expresiones son tan dañinas para el alumno y alumna ya que penetran psicológicamente en un estado de ánimo
negativo contra el docente que imparte el curso o asignatrtura.
Por
otro lado, se produce un bloqueo en el estudiante que genera e impide una adecuada relación con el docente al
mismo tiempo la mente se cierra para la comprensión y todo lo ve difícil e
imposible en el contexto de su carrera.
El alumno y alumna se traumatiza y lo que en
un momento lo vio como una oportunidad para superarse hoy lo ve como algo que
no está a su alcance. Pues sólo los superdotados pueden tener la capacidad
suficiente para lograr el éxito en la carrera que han escogido.
No
hay dudas de que el alumno y alumna que vienen de hogares desintegrados, con problemas
económicos, conflictos sociales, con una constante alienación por parte de una
sociedad que invita al joven más a consumir sus productos superfluos y que lo
único que les brinda es “ pan y circo” , con un
sistema educativo estructurado para adormecer sus conciencias y no para desarrollar sus
capacidades está claro que a la Universidad no pueden llegar alumnos
suficientemente preparados; por lo tanto, debería ser otra la forma de recibir
a los alumnos por parte de los docentes y no la actitud de los cafredraticos que se precian de grandes
genios pero que en la realidad no son más que uno vanidosos, engreídos y soberbios.
Entonces
¿Cuál debería ser el papel del docente de la educación Superior? No cabe duda
que los verdaderos docentes se deben plantear una serie de preguntas? ¿Qué es educar? ¿Para qué educar? ¿Cómo
educar? ¿Cuál es mi compromiso como educador? ¿En beneficio de quien educo? Necesitamos romper con esos paradigmas autoritarios, conque se
nos formó y asumir unos nuevos acordes
con las circunstancias históricas de la sociedad.
La Universidad y los universitarios no podemos
ni queremos ser testigos mudos del drama de la sociedad actual. Debemos de
luchar juntos con humildad en la construcción de una nueva sociedad, pero ello pasa por educar bien a las nuevas
generaciones de jóvenes. De ahí un llamado a
la responsabilidad, es decir a la urgencia de dar respuestas acordes con las
expectativas de la sociedad sobre la educación superior.
La educación Superior no puede ser complejo de
superioridad de la academia sino vocación de servicio y de ejemplaridad de los
que en ella laboran y han hecho de la
docencia una profesión.
No
debemos de convertir la universidad en
una trinchera pera perseguir objetivos particulares sino para metas
colectivas y hacer de la Universidad el
hogar por excelencia del dialogo y la
armonía.
Además,
por su misma naturaleza la Universidad siempre debe de estar abierta al
dialogo, la concordia y el debate de las
ideas.
En este sentido Ser profesor universitario es
ser constructor de sueños, aspiraciones
e inculcar en los jóvenes el amor
por la ciencia, la cultura, el conocimiento científico y la libertad.
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