LEGISLAR LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR: DESDE SUS
FINES Y OBJETIVOS.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN.
Sí realmente
se quiere apostar por el cambio y la
transformación de la sociedad, la única vía para lograrlo es la educación. “La
educación es sin duda, una de las más
importantes instituciones sociales, la
que hace que un animal, uno más entre las especies vivas que pueblan la tierra,
se convierta en lo que entendemos por
ser humano” (Juan Delval. Los fines de la educación. p. 1.9); en este sentido la Universidad como tal debe
de contribuir a ese proceso de cambio que la sociedad necesita.
Para ello debe
de iniciar un proceso de transformación curricular que le permita poner a la Universidad en correspondencia con las
necesidades de la sociedad y sobre todo
de los sectores más pobres del país. La transformación curricular pasa por
transformar un modelo educativo que se ha instalado desde hace de cien
años. Un modelo educativo sustentado en
una educación memorística, repetitiva y libresca.
Por otra
parte, seguimos reproduciendo una práctica pedagógica autoritaria,
deshumanizada, basada en la imposición del docente y el sometimiento del educando. Una práctica
en la que está ausente la investigación y el desarrollo del pensamiento lógico.
Sin embargo,
en los comentarios a veces muchos docentes nos preguntamos ¿Por qué el profesional que está formando la Universidad
hoy es acrítico, insensible, sin conciencia y sin compromiso social? pero nunca
nos hemos preguntado sí los docentes tienen la formación pedagógica, filosófica, sociológica
y didáctica necesaria para hacerse cargo
de la formación de los profesionales. ¿Es suficiente que el docente domine la materia o reciba unos cuantos cursos pedagógicos para
dedicarse a la actividad de formar profesionales? ¿Cuántos docentes de la
Universidad de El Salvador conocen los fines y objetivos de la Universidad? Y sí no los conocemos ¿sobre la base de que se está educando?
La cuestión
es delicada sí asumimos que en la Universidad se están formando los futuros
profesionales que tendrán que tomar la responsabilidad tarde o temprano de
conducir los destinos del país; entonces la selección de los docentes debe
de ser un proceso sumamente cuidadoso.
Por otra
parte, al hacer un examen exhaustivo,
nos daremos cuenta de que nos hemos apartado tangiblemente de los fines y objetivos de la misma y es por eso que la universidad camina a la deriva sin tener una brújula que la dirija hacia donde se va.
La
Universidad de El Salvador, no tiene un proyecto y sí lo tiene es un proyecto del grupo que
disputó la rectoría en las elecciones pasadas, pero no un proyecto que sea la
expresión de los profesionales docentes, no docentes, estudiantes y
trabajadores de la UES. Además, el
proyecto no debe ser pensado en los escritorios sino resultado de una consulta
de todos los sectores que conforman la
Universidad.
Pero sí se
quiere sacar a la Universidad del atraso en que hoy se encuentra, se debe legislar sobre la base de los
objetivos, los fines y su marco normativo jurídico.
Veamos los fines de la Universidad de El Salvador:
a) Conservar,
fomentar y difundir la ciencia, el arte y la cultura;
b) Formar
profesionales capacitados moral e intelectualmente para desempeñar la función
que les corresponde en la sociedad, integrando para ello las funciones de
docencia, investigación y proyección social.
c) Realizar
investigación filosófica, científica, artística y tecnológica de carácter
universal, principalmente sobre la realidad salvadoreña y centroamericana;
d) Propender,
con un sentido social-humanístico, a la formación integral del estudiante;
e) Contribuir
al fortalecimiento de la identidad nacional y al desarrollo de una cultura
propia, al servicio de la paz y de la libertad;
f)
Promover la sustentabilidad y la protección de los recursos
naturales y el medio ambiente; y
g) Fomentar
entre sus educandos el ideal de unidad de los pueblos Centroamericanos.
Nada se puede hacer sino se toman como base
estos fines de la Universidad, dentro de
los cuales están implícitos sus objetivos; de ahí que no se puede legislar al margen de estos fines
establecidos en la ley orgánica
de la institución que son la verdadera brújula
que nos debe de guiar en toda nuestra actividad académica, científica,
cultural y social.
DESARROLLO:
Voy a
iniciar estas breves reflexiones en torno a la Universidad de El Salvador,
tomando como punto de partida este bello pensamiento de uno de los escritores
más valioso, más noble y más honrado de
lo que he podido leer hasta el día de hoy. José Martí. “He vivido dentro del monstruo y
le conozco sus entrañas.” Cuando Martí expresó dicho pensamiento estaba
poniendo de manifiesto que conocía perfectamente al sistema capitalista
imperialista que ya estaba en ascenso. Sabía lo pérfido e inmoral, asesino y
criminal que era; como lo sigue siendo
hasta el día de hoy.
Como
profesional he tenido la suerte de vivir
en la Universidad de El Salvador durante
muchos años (30 años) y puedo hablar con propiedad, he dejado los mejores años de mi vida. Pero me siento orgulloso de haberme graduado y de haber aportado un poco de mis esfuerzos
a la institución.
En mi
periodo como estudiante tuve la oportunidad de cursar materias con muchos
profesores a quienes recuerdo con cariño
porque que me enseñaron el amor por el
saber, por la lectura y por la
investigación. Pero además, me mostraron que el camino más correcto por el que
debía de conducir mi vida, era la
honestidad, la ética y la razón.
Para ello me dijeron, debes de “pensar por sí mismo” pues quién se forma en la
Universidad debe de llevar arraigado el fundamento de todo ser humano. La razón. Lamentablemente, hoy muchos jóvenes universitarios no logran discriminar entre lo malo, lo bueno,
lo negro y lo blanco y lo que le conviene a la Universidad.
Siguen de
manera ciega los lineamientos que un determinado “Líder” les ordena lo que tienen que hacer, sin detenerse a reflexionar que esa persona probablemente tiene unos intereses muy personales, que nada tienen que ver con la Universidad; pero los utiliza
para lograr sus fines; otras veces
muchos alumnos se dejan guiar por una falsa solidaridad estudiantil
que está muy lejos de responder a los intereses y necesidades de la institución.
Los
estudiantes Universitarios no deben pasar inadvertido que. . . “la misión de la
Universidad es servir a todos y no sólo
a un grupo de privilegiados. Asistir a
la Universidad es, en nuestros países, un privilegio excepcional, un privilegio
que no puede aceptarse sino con la clara
conciencia de la obligación de ponerlo al servicio de los demás”. . . (Ignacio Ellacuría. Escritos Universitarios.
22).
Los
estudiantes universitarios deben de
tomar consciencia de que están estudiando
en el máximo Centro de Educación Suprior, en donde se viene a cultivar los máximos
valores de la cultura universal y nacional, por lo tanto, deben responder de la
misma manera. De igual forma, deben de comprender que: “La Universidad no ha de
entenderse como un partido político ni
como favorecedora de partidos políticos
determinados. Su intento no es primariamente que el poder político y los poderes sociales los tengan unos u
otros, sino que sean los correctos, estén distribuidos correctamente y funcionen como deben funcionar. (Ibíd. p. 95).
Pero es triste escuchar a algunos estudiantes en la que sus planteamientos son más que todos ideológicos, vacíos y huecos que no pasan de ser una simple perorata. Por otra parte, también
hay estudiantes que tienen mucha capacidad y pueden llegar a ser buenos líderes estudiantiles y excelentes profesionales, pero son marginados, son vistos como personas
malvadas, perversas o dañinas para el grupo. Pues hoy la moda es no
pensar, ser sumisos dóciles y serviles.
En la
sociedad capitalista y particularmente
en la Universidad de El Salvador, la
razón y la crítica están secuestradas. Carecen de prestigio. Lo acreditado es
aquello que rinde beneficios. Y no importa
cómo. La sabiduría representa un peligro, ya que puede generar conciencia, dudas y esto no asienta bien con los
intereses creados por determinados grupos, enquistados dentro de la Universidad que bajo la fachada de
progresistas se aprovechan de la institución
y de los jóvenes estudiantes.
Sería bueno que los estudiantes sometieran a un análisis profundo
y crítico cualquier propuesta, venga de
donde venga, que se decida aprobar en la Asamblea General Universitaria como en
el CSU; pues en muchas ocasiones los falsos líderes se cobijan bajo el manto de
ser benefactores de sus intereses, ser
de izquierda, ser de pensamiento de
avanzada, pero eso sólo es nada más que
una demagogia verbal, porque los
hechos dicen otra cosa. Es en este punto
donde los estudiantes deben de aprender
a leer los discursos que en su mayoría
son vacíos, huecos, pero llenos de
promesas que nunca los podrán cumplir. Pues como decía Lenin que:
Los
hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y
propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas
las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales,
los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se
verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan
que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por
la fuerza de determinadas clases dominantes. (Lenin. Las tres fuentes y las tres partes del
marxismo. p. 5)
Los estudiantes y docentes no se deben dejar
llevar, por planteamientos ideológicos ni mucho menos aceptar recompensas de ningún tipo; pues cuando se
aceptan se pierde la dignidad como profesionales y también de la Universidad. Los falsos
líderes se sostienen sobre la base de la
mentira, el engaño y las falsas promesas,
son hábiles para obsequiar sedantes. Como lo sostiene
Carlos de la Isla profesor Emérito del ITAM,
al sostener que:
Los Sedantes
son obsequiados generosamente para
calmar los impulsos de los jóvenes que piensan, que dudan, que cuestionan, que
condenan, que remueven... que molestan. Sedantes tan efectivos como el aplauso
social, identificable por las altas contrataciones a los "dóciles que
saben hacer bien lo que se les manda", sin preguntar ni replicar, la
gratificación económica disfrutable con liberalidad y fuera de las fronteras,
promesas de cargos públicos reservados a los "brillantes y fieles", donaciones
abundantes para propiciar la "alegría juvenil", los viernes sociales,
los sábados felices, "bebidas
inofensivas" y sus auxiliares para instrumentar las competencias
interuniversitarias: charreadas, corridas, comidas, bebidas, bailes, canipeadas,
premios en efectivo para carreras de coches (con metas abiertas y disfrazadas),
exhibiciones de modas y modelos ... ; para no hablar de otra clase de sedantes
y excitantes que son distribuidos y consumidos generosamente en las
universidades
Obviamente estas son parte de las
estrategias que sin lugar
a dudas que utiliza el poder hegemónico dominante para quebrantar la
conciencia de los jóvenes que por su misma naturaleza de jóvenes pueden poner
en jaque los que detentan el poder.
Los estudiantes
deben hacerse respetar pero no siguiendo planteamientos ideológicos y
demagógicos, que son ajenos a sus
intereses, deberán hacer valer sus intereses pero con la razón, con el
conocimiento y con mucha ética. Como
bien lo expresaba hace mucho tiempo José Martí que dice: “El verdadero hombre no ve de qué lado se vive mejor sino de qué lado
está el deber” y parafraseando a Martí
yo diría el verdadero estudiante no ve de qué lado se vive mejor sino de qué
lado está su deber y puedo contribuir a transformar la Universidad”. Y el
deber de los estudiantes como los docentes está en coadyuvar a la transformación del país
y de la Universidad.
Los
estudiantes deben de dejar de parecerse al “hombre rebaño” como bien lo
platea Bertrand Russell y a los caudillos semejantes a los dioses”. Pues esas
personas (caudillos) son totalmente
nocivas para la Universidad. (Bertrand
Russell citado por Carlos de la Isla).
También recordemos las palabras del Ex –Decano de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias
Sociales de la Universidad de El Salvador, Serbelio Navarrete, con
motivo de recibir a los estudiantes de nuevo ingreso en 1934:
La
Universidad es, ante todo, el superior
plantel educativo de la nación. Su misión no es solamente hacer médicos e
ingenieros, farmacéuticos, dentistas y abogados; no solamente garantizar la
competencia y honestidad de quienes se dedican al ejercicio de esas profesiones. Su más importante
misión es dar a la patria hombres cultos
en la genuina significación del vocablo: Hombres de verdadera cultura moral e
intelectual que irán a formar en primera fila entre las clases directoras y deberán poner el caudal de sus
conocimientos especialmente al servicio del pueblo. (Serbelio Navarrete. En los
jardines de Academo.p.23)
“Los
estudiantes pueden gozar de una tranquilidad aprobada si defienden su derecho a
ser diferentes, originales y creativos, buscando una sociedad con imaginación y
nuevas perspectivas. Y por eso condenan, con razón, al sistema establecido de
información que produce estudiantes y profesionistas en serie; con los mismos
gustos, deseos e intereses, con las mismas ideas que generan cabezas idénticas”
(Ibíd.) Pero todo eso se logra con esmero, dedicación, esfuerzo, estudio, investigación y con la razón,
podemos ser diferentes, porque no hay razón para no serlo ni mucho menos
extrañarlos pues no somos cortados con la misma tijera ni cocidos con el mismo
hilo. Ser diferentes es parte de nuestra naturaleza como especie. Lo que sí nos
debería de preocupar es que seamos iguales, porque el día que pensemos iguales,
actuemos iguales, nos comportemos iguales ese día sería un verdadero holocausto
para la humanidad.
Pero además,
los estudiantes deben de abandonar, los caminos fáciles, entender que los
estudios Universitarios requieren de mucho esfuerzo, sacrificio y entrega, que no es recurriendo a favores, compadrazgos o tráfico
de influencias como se formarán como buenos profesionales como lo expresaba el
recordad Dr. Sebelio Navarrete.
Para
aquellos que aún no se han dado cuenta que la Universidad está formando un profesional parecido a una
máquina de hacer camisas. “Ha uniformado a sus
estudiantes; produce profesionales
en serie, con los mismos gustos,
deseos e intereses con las mismas ideas que generan cabezas idénticas, cabezas
intercambiables como sombreros” (ibíd.) Por el contrario, “los que los que repudian la idea de
universidad fabricadora de títulos mágicos (devaluados) que abren las puertas del éxito, y piensan la
universidad como la gran oportunidad para ser personas y cultivan la rara
reflexión sobre el hombre y el contorno humano, porque saben que sigue siendo
el saber más importante” (ibid); pero los que no han comprendido que a la
Universidad se viene a cultivar los máximos valores, a formarnos como personas
racionales, con ética y compromiso social ,
siguen pensando que la Universidad hay que ajustarla a las leyes del mercado.
No se dan
por enterados o no se quieren enterar, de que con ello no sólo traicionan el
espíritu de la Universidad sino a la
sociedad misma. Por otro lado, reproducen la estructura de dominación la que
por muchos años la Universidad ha combatido con heroísmo y valentía por parte
de sus mejores hijos.
En estos
días de vacaciones, ( agosto) en la
librería de la Universidad
Centroamericana José Simeón Cañaz (UCA)
me encontré con un excompañero de trabajo de la ues y me contaba que alguien cercano a las
actuales autoridades le decía “Al fin la Universidad de El Salvador, tiene un
gobierno del FMLN” me llamó
poderosamente la atención porque yo también soy de izquierda, a lo largo de mi
vida estudiantil como profesional siempre he luchado por la transformación de esta
sociedad injusta en la que vivimos.
Sin embargo,
siempre me he opuesto a que la Universidad sea un bastión político de un
determinado partido; pues si bien es cierto que la Universidad debe de hacer
política pero su política es de otra
naturaleza y no politiquería como la que hacen los partidos en la sociedad.
La Universidad tiene el legítimo derecho de
hacer política pero sus instrumentos son: La ciencia, el conocimiento, la
investigación, la proyección social y la docencia. Sí partimos de que la
política es trabajar por el bien común, la Universidad debe de trabajar no para
grupos determinados sino para toda la sociedad que es a la que se debe y tiene que estar en función de esos intereses.
Eso es lo que no se ha querido entender, que mientras haya injerencia de
determinado partido político, la
Universidad no podrá alcanzar cotas de desarrollo altas ni contribuir al progreso de la sociedad.
Esta actitud dócil, maleable y advenediza mostrada por algunos estudiantes no coadyuva en nada al desarrollo
y transformación de la Universidad, al contrario, la frena, deshonra
y desacredita. Pues la actitud de
un estudiante debe ser critica, racional, cuestionadora y propositiva.
De igual modo, hay que destacar estudiantes
que sí juegan ese papel, porque son independientes, se dirigen por su propia
lógica no por las manipulaciones de otras personas, que tienen a saber qué
intereses y se aprovecha de la nobleza y
la poca formación política e
ideológica de los jóvenes.
Aunque estoy seguro de que la mayoría de
estudiantes no tienen interés en prebendas
de ninguna naturaleza pero son
arrastrados por otros que sí la tienen con el argumento de que estamos
defendiendo a la Universidad. O por un falso compañerismo solidario que nada
tienen que ver con los objetivos y los fines de la Universidad.
Sí realmente
los docentes, los profesionales no docente
y los estudiantes queremos apostarle a la transformación de la
Universidad debemos primero por empezar por
legislar sobre la base de los fines y
objetivos de la institución. En ese
sentido sí un proyecto es de beneficio para la Universidad no podemos vacilar
en aprobarlo pero si por el contrario sólo beneficia a grupos particulares no podemos
ni debemos aprobarlo.
San
Salvador, 12 de agosto de 2017
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