sábado, 30 de julio de 2016


¿CÓMO NOS MATA EL CAPITALISMO CRIMINAL?
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
PARTE I
El sistema capitalista es el más pérfido que ha habido  en todo la historia de la humanidad. Es el más criminal, que destruye todo lo que a su paso encuentra. En su desmedida ambición por la ganancia, desbordan sus más innobles y detestables  sentimientos de odio por el hombre y la naturaleza misma.  Es un sistema que   nos arrastra hacía  de la destrucción del planeta.
Es un sistema irracional e inhumano; pues no atiende razones ni de códigos de  ética ni morales, pues su única finalidad es el lucro, la acumulación  y el poder que les da el oro transformado en dinero metálico.  ¿Oro? ¿Oro precioso, rojo, fascinante? Con él, se torna blanco el negro y el feo hermoso, Virtuoso el malo, joven el viejo, valeroso el cobarde, noble el ruin. . . ¡oh maldito metal, vil ramera de los hombres. (Shakespeare citado por Marx en la crítica de la economía política tomo I del capital. Pero ¿cómo nos mata el capitalismo criminal?
El capitalismo inicia su marcha triunfal destruyendo la capacidad de pensar de los hombres, para ello los organismos internacionales (FMI, BM Y OMC) obligan a los países a endeudarse  y luego les exigen que reformen  y  organicen  los sistemas educativos para que respondan a sus malévolos intereses,  justo para que las personas  no piensen, pero si por aquello de la casualidad alguno no entra en su redil es tildado de demente, antisocial e inadaptado.
Por otro lado, los medios de comunicación del imperio juegan el papel de confundir a las masas haciéndolas creer que les informan, que las orientan pero lo que hacen es mediatizar los niveles de consciencia de su realidad.
En las escuelas y Universidades se nos vende la idea de que nos imparten Ciencia pero son retazos de conocimiento con la apariencia de científicos. La tecnología la introducen de manera sutil de modo que nadie sospeche que estamos siendo sometidos,  esclavizados  y controlados socialmente.
Pero no sólo eso, nos tienen entretenidos de tal manera que no advertimos lo que está sucediendo en nuestro país y en el mundo. El capitalismo nos está aplicando una muerte a juego lento, despacio pero seguro, usan  los metales, aceleradores de envejecimiento y sedativos en la comida, el agua y también en el aire.
 El sistema capitalista ha envenenado a todo el planeta; los metales dañan  nuestras  mentes,  de todos los seres humanos. Nos prometen que investigarán para hallar la cura de tantas enfermedades pero ellos mismos producirán nuevos medicamentos para acelerarnos la muerte. (Vean el video en YouTube. La salud en venta) es una muestra de cómo los grandes laboratorios producen medicamentos no para curarnos sino para maternos. Ellos patentan los virus que luego los expanden por todo el planeta ejemplo: la gripe porcina, el Chicungunya, la gripe aviar y el VIH  entre otros.
Como se sabe los  venenos se absorben  por  nuestra  piel y  nuestras  bocas, y destruirán en cada uno de nosotros los sistemas reproductores. Estos venenos ya los estamos consumiendo por medio de los alimentos transgénicos que pululan en todos los supermercados.
 Muchos niños y niñas recién nacidos ya presentan enfermedades que mucho antes no se padecían.  Los niños y niñas de hoy ya están naciendo  deprimidos, lentos y obesos. El sistema capitalista y los creadores de dioses y diablos nos distraen con cosas pueriles invitándolos a los placeres inmediatos (Hedonismo), a los juegos para que pasemos entretenidos mientras ellos organizan los procesos de manipulación de las masas.
 Pero si no logran sus objetivos por esa villa utilizarán el recurso que históricamente han empleado. El terror. El sistema capitalista  ha logrado  controlar todos los aspectos de nuestras vidas, nos ha introyectado  el odio entre hermanos, nos ha cegado  y nos ha transformado en fieras salvajes. El sistema también nos crea la ilusión de que vivimos en sociedades democráticas, que nosotros elegimos a nuestros gobernantes para que ellos velen por nuestro bienestar, pero ellos son los mismos aliados del sistema. Son comparsas de ellos mismos.


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