martes, 4 de noviembre de 2025

 



RESUMEN DEL ENSAYO “ODONTOLOGÍA PARA LA VIDA”: ÉTICA, CIENCIA Y COMPROMISO SOCIAL”

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

 INTRODUCCIÓN:

El ensayo plantea una crítica profunda al modelo tecnocrático que domina la enseñanza y práctica de la odontología en la Universidad de El Salvador. Según Ventura, la profesión ha reducido su quehacer al ámbito puramente técnico, olvidando su dimensión ética, filosófica y social.

La formación del odontólogo salvadoreño, centrada en la destreza manual y la repetición de procedimientos, ha generado profesionales eficientes pero deshumanizados, incapaces de comprender que su labor es también un acto moral y político. La odontología se ha vuelto una “tecnología del diente”, cuando debería ser una ciencia del ser humano integral.

El autor denuncia que los planes de estudio universitarios privilegian la importación de modelos extranjeros, la adquisición de equipos costosos y la memorización de técnicas, mientras descuidan el pensamiento crítico, la empatía y el compromiso social. Esta alienación epistemológica refleja las desigualdades del sistema salvadoreño: se atiende a pocos privilegiados y se ignora a las mayorías que carecen de acceso a servicios básicos de salud bucal.

Ventura propone rescatar una odontología humanizada, en la que técnica, ciencia y conciencia se articulen al servicio del pueblo. La Universidad debe formar odontólogos que comprendan la salud como derecho humano y la profesión como instrumento de justicia social.

II. LA ODONTOLOGÍA MUTILADA Y LAS CONTRADICCIONES ESTRUCTURALES

El texto analiza cómo la ciencia odontológica, concebida originalmente como una disciplina integral del ser humano, se ha fragmentado en una práctica técnica sin conciencia. La destreza manual ha desplazado la reflexión crítica y la ética profesional. Inspirándose en el pensamiento del Dr. Otto Menéndez, Ventura señala que muchos profesionales aplican conocimientos sin analizarlos, adoptando una actitud acrítica y rutinaria.

Las contradicciones principales se expresan en tres dimensiones:

·         Finalidad social o elitista: La odontología predica “salud para todos”, pero su práctica es selectiva y costosa, orientada al consumo y no a la necesidad.

· De la salud al negocio de la enfermedad: el sistema educativo forma restauradores, no preventores; la enfermedad se vuelve fuente de lucro y la salud, un ideal olvidado.

·         El fetichismo tecnológico: la tecnología, en lugar de ser herramienta, se convierte en símbolo de estatus. Se mide la excelencia por el uso de materiales sofisticados, no por la pertinencia o el impacto social del tratamiento.

El autor insiste en que el odontólogo debe dejar de ser consumidor de tecnología para convertirse en productor de conocimiento, recuperando el sentido ético y político de su ciencia. La técnica sin conciencia, dice Ventura, convierte la salud en mercancía y al paciente en cliente.

III. LA FORMACIÓN DEL ODONTÓLOGO: DEL MEMORISMO AL PENSAMIENTO CRÍTICO

La educación odontológica en la Universidad de El Salvador continúa atrapada en un modelo autoritario, donde el profesor impone y el estudiante obedece. El aula dental es un espacio de reproducción, no de creación.

Ventura, siguiendo las ideas de Paulo Freire, describe esta estructura como una “pedagogía bancaria”, en la cual el conocimiento se deposita en el alumno sin promover reflexión ni autonomía intelectual. El estudiante aprende a repetir fórmulas, no a comprender la realidad sanitaria del país.

El ensayo propone una educación dialéctica y emancipadora, que combine teoría, práctica y compromiso social. El pensamiento crítico, sostiene el autor, es condición para una verdadera ciencia. La odontología no debe limitarse a “hacer”, sino a “pensar lo que hace”, relacionando la técnica con la ética y la salud bucal con los determinantes sociales de la pobreza, la nutrición y la educación.

Educar dialécticamente significa formar investigadores, no repetidores; científicos sociales, no técnicos descontextualizados. La excelencia, afirma, debe medirse por la capacidad de comprender la totalidad humana del paciente, no solo la perfección instrumental.

IV. LA FALSA EXCELENCIA Y LA DEPENDENCIA EPISTEMOLÓGICA

El concepto de “excelencia” se ha distorsionado en la odontología contemporánea. Ventura denuncia que el prestigio profesional se asocia al dominio técnico, a la modernidad de los instrumentos y al lujo del consultorio, mientras se ignora la dimensión ética y social del acto clínico. Se considera “excelente” al que repara con precisión, aunque nada haga por prevenir el sufrimiento; en cambio, el profesional comprometido con la salud pública y la educación preventiva rara vez recibe reconocimiento.

Esta falsa excelencia refleja una dependencia cultural: los manuales, textos y estándares de calidad provienen del extranjero, imponiendo modelos inadecuados para el contexto salvadoreño. Se premia la imitación, no la creatividad. Como resultado, el conocimiento local permanece subordinado y el profesional se aliena de su realidad.

Ventura cita a pensadores como Fromm, Dussel y Menéndez para argumentar que el auténtico desarrollo científico solo es posible cuando se recupera la autonomía epistemológica. La odontología salvadoreña debe pensarse desde el país, desde sus necesidades y su pueblo, no desde los intereses del mercado global.

V. ÉTICA, CULTURA Y COMPROMISO SOCIAL

La odontología no puede reducirse a técnica, porque es también una práctica cultural. La salud bucal depende de factores sociales, económicos y simbólicos. Ventura subraya que ignorar esta dimensión cultural lleva a imponer modelos ajenos que fracasan en las comunidades.

El odontólogo debe verse como un agente social, no como un técnico aislado. Su campo de acción abarca la escuela, la comunidad y la vida cotidiana. La verdadera salud pública comienza con la educación y la prevención.

La ética, en este marco, es el eje de la formación profesional. No se trata solo de aplicar procedimientos correctos, sino de actuar con conciencia, respeto y justicia. La ética —inspirada en Levinas, Freire y Aristóteles— convierte la práctica clínica en un acto moral que reconoce en cada paciente un ser humano con dignidad.

Ventura afirma que, sin ética, no hay excelencia posible. El odontólogo debe servir al pueblo, no al mercado; debe ser ejemplo de humildad, empatía y compromiso social.

 La universidad pública, recuerda, tiene la obligación moral de formar profesionales solidarios, críticos y profundamente humanos.

VI. ODONTOLOGÍA PARA LA VIDA: HACIA UNA ESTOMATOLOGÍA INTEGRAL Y HUMANISTA

El autor culmina su reflexión proponiendo una “odontología para la vida”, entendida como una estomatología integral que una ciencia, conciencia y comunidad. Su meta no es solo curar dientes, sino dignificar personas.

Este nuevo paradigma debe basarse en tres pilares:

·         Ciencia: dominio riguroso del conocimiento biológico y técnico.

·         Conciencia: orientación ética y reflexión crítica permanente.

·         Comunidad: compromiso con la salud colectiva y la justicia social.

La docencia debe convertirse en praxis liberadora, donde el aula y la clínica sean espacios de diálogo, participación e investigación aplicada a la realidad nacional. El odontólogo debe ser un educador social, promotor de salud y constructor de dignidad.

Ventura concluye que la odontología salvadoreña enfrenta el desafío de reconciliar ciencia y ética, técnica y sensibilidad, universidad y pueblo. Solo así podrá honrar el espíritu fundacional de la Universidad de El Salvador: servir al pueblo con conocimiento, conciencia y amor.

VII. CONCLUSIÓN Y REFLEXIÓN FINAL

El ensayo sintetiza una visión humanista y emancipadora de la odontología. La crisis actual —técnica, moral y epistemológica— solo puede superarse con una revolución ética que devuelva a la profesión su sentido social.

La verdadera excelencia no radica en la sofisticación tecnológica, sino en la capacidad de servir con humildad, prevenir el dolor y contribuir a la justicia sanitaria.

La odontología para la vida es, en palabras de Ventura, una ciencia al servicio de la dignidad humana: un acto de amor, conocimiento y compromiso con el pueblo salvadoreño.

 

 

SAN SALVADOR, 4 DE NOVIEMBRE DE 2025

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