jueves, 13 de noviembre de 2025



                **RESUMEN DEL ENSAYO

EL MUNDO AL REVÉS: CUANDO EL ESPECTÁCULO VALE MÁS QUE LA INTELIGENCIA**
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

El ensayo presenta una reflexión profunda y crítica sobre la inversión de valores en la sociedad contemporánea. Plantea desde el inicio una pregunta esencial: ¿En qué mundo vivimos, cuando el entretenimiento recibe gloria y riqueza, mientras la inteligencia, la ciencia, la docencia y la ética permanecen invisibles? Esta contradicción, descrita por Eduardo Galeano como “el mundo al revés”, es el eje central del análisis.

La obra sostiene que la lógica del mercado ha colonizado la vida humana al punto de imponer un criterio de rentabilidad sobre cualquier otro valor. En este sistema, lo que genera consumo masivo —como el fútbol convertido en industria global— recibe reconocimiento, idolatría y salarios millonarios, mientras el maestro, el científico o el investigador, cuyos aportes sostienen la vida y el progreso real, son relegados simbólicamente al último plano.

Autores como Bauman, Chomsky, Byung-Chul Han y Baudrillard son citados para explicar cómo el capitalismo neoliberal y la cultura del espectáculo han moldeado nuestra percepción del mérito. La sociedad celebra lo visible, lo viral, lo emocional, lo que entretiene; pero ignora aquello que, sin reflectores, construye el bienestar colectivo.

Esta lógica crea una profunda desigualdad simbólica, donde un gol vale más que una vacuna, una camiseta más que una teoría científica y un influencer más que un docente con treinta años de servicio.

El ensayo también muestra que esta inversión de valores no es casual: responde a una estructura mediática que fabrica ídolos, manipula emociones y dirige la atención hacia lo trivial. Los algoritmos amplifican lo que entretiene y silencian lo que educa o cuestiona. La consecuencia es una ciudadanía distraída, emocionalmente manipulable y crecientemente superficial.

La obra continúa señalando que esta cultura de hiperconsumo emocional ha transformado al deporte —especialmente al fútbol— en una mercancía global. Ya no se trata de disciplina, convivencia o salud, sino de un espectáculo lucrativo administrado por corporaciones, televisoras y marcas que moldean héroes deportivos a conveniencia del mercado. El problema no es el deporte en sí, sino el desequilibrio social que coloca al entretenimiento en la cúspide y al conocimiento en la periferia.

Este fenómeno tiene graves consecuencias éticas y sociales. Se degrada la noción de mérito verdadero, se normaliza la injusticia, disminuye el prestigio de profesiones esenciales y se promueve una cultura aspiracional basada en la fama y el dinero fácil. Los jóvenes, expuestos constantemente a estos modelos, dejan de soñar con ser científicos, maestros o médicos; aspiran a profesiones de visibilidad sin comprender su superficialidad.

El ensayo dedica un análisis especial al impacto de los medios de comunicación y las redes sociales. Expone cómo estas plataformas fabrican ídolos deportivos y celebridades vacías, mientras ocultan o trivializan los logros académicos, científicos o éticos. El algoritmo se convierte en juez del valor social. Lo viral pasa a ser sinónimo de importancia.

Las consecuencias educativas también son profundas: desmotivación docente, pérdida de talentos científicos, debilitamiento de la escuela pública, reducción del pensamiento crítico y deterioro del sentido moral. Una sociedad que desprecia a sus maestros, advierte el ensayo, está condenada al subdesarrollo intelectual y económico.

En el plano psicológico, la obra señala que la idolatría mediática crea frustración, ansiedad y una sensación de fracaso permanente en quienes no pueden alcanzar esos modelos artificiales de éxito. La vida pierde profundidad y sentido, sustituida por la lógica del reconocimiento inmediato.

Hacia el final, el ensayo propone alternativas para poner el “mundo al revés” de pie. Entre las principales, destaca: la dignificación del maestro, el fortalecimiento de la ciencia y la investigación, la democratización de los medios, la alfabetización digital, la reforma ética del sistema educativo y la creación de un nuevo paradigma cultural donde el éxito se mida por el aporte a la humanidad, no por la fama.

La obra insiste en que ninguna sociedad puede llamarse civilizada si desprecia a quienes la hacen posible: maestros, científicos, médicos, investigadores, artistas auténticos y trabajadores de la paz. Recuperar el valor del conocimiento no es un lujo, sino una urgencia histórica.

La conclusión afirma que el espectáculo se ha convertido en el centro de la vida moderna, pero su brillo es efímero. La sabiduría, en cambio, permanece. Y si una sociedad continúa idolatrando lo superficial y despreciando lo esencial, terminará debilitada, manipulable y dependiente.

La reflexión final es un llamado a la conciencia: debemos aprender a mirar más allá de las pantallas y reconocer el valor de lo que no se ve. El maestro que forma, el médico que salva, el científico que descubre, el intelectual que cuestiona, el artista que humaniza: ellos sostienen el mundo real, no los héroes mediáticos de temporada.

El ensayo termina con un mensaje contundente: el mundo puede enderezarse, pero solo si recuperamos la ética, el pensamiento crítico, la dignidad de la educación y la centralidad de la inteligencia. El espectáculo pasará. Lo que siempre quedará será la humanidad, su sabiduría y su capacidad de pensar.

 

 

 

SAN SALVADOR, 13 DE NOVIEMBRE DE 2025

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