miércoles, 5 de noviembre de 2025

 


                     RESUMEN DEL ENSAYO “EL HOMBRE Y SUS CADENAS INVISIBLES”

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

I. INTRODUCCIÓN.

Desde el origen de los tiempos, el ser humano ha librado una batalla por sobrevivir frente a un entorno hostil. Su energía intelectual se centró en dominar la naturaleza, crear herramientas, construir refugios y asegurar su existencia física. Sin embargo, en esa búsqueda de control externo, descuidó su mundo interior. Este desequilibrio entre lo material y lo espiritual marcó el rumbo de la historia: mientras el hombre avanzaba hacia afuera, se alejaba de sí mismo.

El autor plantea que la humanidad, fascinada por el progreso visible, olvidó la introspección. Las ciencias naturales florecieron con rapidez, pero las ciencias del espíritu quedaron rezagadas. Así, el hombre contemporáneo vive una paradoja: cuanto más sabe del universo, menos se conoce a sí mismo. La técnica le ha dado poder, pero no sentido; conocimiento, pero no sabiduría.

II. EL PENSAMIENTO DIRIGIDO HACIA LO EXTERNO

Ventura destaca que el pensamiento humano se desarrolló orientado hacia lo tangible. Desde los tiempos primitivos, el hombre aprendió a observar los fenómenos naturales para sobrevivir. Ese impulso originó la curiosidad científica y el pensamiento racional. Sin embargo, esa dirección unilateral —mirar siempre hacia afuera— condujo al olvido del alma.

Apoyándose en Auguste Comte, el autor explica que la razón reemplazó la fe y la metafísica, pero dejó fuera la conciencia interior. El progreso científico, aunque trajo bienestar, generó también una dependencia tecnológica y una pérdida de equilibrio espiritual. Como lo advierte Erich Fromm, el ser humano ha aprendido a volar y a nadar, pero no el arte de vivir como ser humano.

El dominio de la naturaleza, sin autoconocimiento, se transforma en una nueva forma de esclavitud. Las cadenas del hombre moderno no son de hierro, sino de indiferencia, miedo, egoísmo y vacío existencial.

III. EL ABANDONO DEL CONOCIMIENTO INTERIOR

El ensayo profundiza en la advertencia socrática: “Conócete a ti mismo”. Para Ventura, esta máxima resume el núcleo de la filosofía humanista: el autoconocimiento como base de la libertad. Ignorarse a sí mismo conduce a la alienación, entendida como vivir desconectado de la propia conciencia.

La modernidad, con su ritmo acelerado y su culto al consumo, profundizó esa ceguera interior. El individuo contemporáneo conoce los secretos del átomo o del cosmos, pero desconoce el funcionamiento de su mente y la profundidad de su ser. Sigmund Freud comparó la mente humana con un iceberg, en el que la parte visible —la conciencia— es mínima frente al vasto inconsciente.

El ser humano actual vive rodeado de objetos que prometen felicidad, pero experimenta una sensación de vacío. Sus cadenas invisibles son emocionales y psicológicas: la dependencia del consumo, la soledad digital, la competencia sin propósito y la ausencia de sentido existencial. De esta forma, el progreso material se convierte en un disfraz de la pobreza espiritual.

IV. EL DESARROLLO DESIGUAL DE LAS CIENCIAS

Ventura observa que el avance histórico del conocimiento ha sido asimétrico. Las ciencias exactas —física, biología, astronomía— alcanzaron logros extraordinarios, mientras que las ciencias humanas avanzaron lentamente en la comprensión de la conciencia y el sentido de la existencia.

Siguiendo el pensamiento de Edgar Morin, el autor subraya que la ciencia moderna ha fragmentado la realidad: separó al hombre del mundo y al conocimiento de la sabiduría. El resultado es una civilización altamente informada, pero moralmente desorientada.

La técnica multiplica el poder del ser humano, pero no garantiza su madurez moral. Sin ética, la ciencia puede volverse destructiva. Así nacen las cadenas modernas: el poder sin compasión, la tecnología sin conciencia, el conocimiento sin valores.

La historia demuestra que el desequilibrio entre ciencia y espíritu genera crisis civilizatorias. El hombre crea sus propias prisiones al confundir el progreso con la felicidad, la cantidad con la calidad y el tener con el ser.

V. EL RETORNO AL SER: RECUPERAR EL EQUILIBRIO PERDIDO

El ensayo propone una salida: reconciliar el conocimiento exterior con el conocimiento interior. No basta con conquistar el espacio o la materia; es indispensable explorar la conciencia, los sentimientos y la dimensión ética. Solo así el ser humano podrá liberarse de las cadenas invisibles que lo atan al egoísmo y la superficialidad.

Inspirándose en Viktor Frankl, Ventura sostiene que quien tiene un “porqué” puede soportar cualquier “cómo”. El sentido de la vida no se encuentra en los objetos ni en los logros externos, sino en la conciencia de sí mismo y en la capacidad de amar, crear y servir.

El autor llama a una “revolución espiritual” que complemente los avances tecnológicos con un despertar ético y humano. La educación, desde esta perspectiva, debe formar no solo mentes hábiles, sino conciencias despiertas. La ciencia sin moral, afirma, es un poder ciego; la moral sin conocimiento, una utopía estéril.

La verdadera libertad consiste en conocerse, aceptarse y trascender el ego. Solo así el hombre podrá vivir en armonía consigo mismo, con los demás y con la naturaleza.

VI. CONCLUSIÓN Y REFLEXIÓN FINAL

El ensayo culmina con una profunda advertencia: el hombre es arquitecto de su progreso, pero también prisionero de sus propias creaciones. En su afán por dominar el mundo, ha descuidado el dominio de sí mismo. El reto del siglo XXI no es producir más tecnología, sino más humanidad.

Ventura enfatiza que el futuro dependerá de la unión entre ciencia y conciencia, razón y ética, conocimiento y compasión. El ser humano moderno, frente al espejo de su historia, debe reconocer tanto su grandeza como su vacío.

Ha conquistado la luna, pero no su corazón; ha creado máquinas que piensan, pero ha olvidado pensar con el alma. Romper las cadenas invisibles significa volver a mirar hacia dentro, rescatar el sentido, la empatía y la sabiduría interior.

La liberación no vendrá de nuevos inventos, sino de un nuevo tipo de hombre: consciente, reflexivo y éticamente responsable. Solo así, la humanidad podrá reconciliar su poder con su espíritu, su saber con su amor y su progreso con su verdadera esencia.

 

 

SAN SALVADOR, 5 DE NOVIEMBRE DE 2025

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