RESUMEN DEL ENSAYO “EL HOMBRE Y SUS CADENAS INVISIBLES”
POR: MSc. JOSÉ
ISRAEL VENTURA
I. INTRODUCCIÓN.
Desde el origen de los
tiempos, el ser humano ha librado una batalla por sobrevivir frente a un
entorno hostil. Su energía intelectual se centró en dominar la naturaleza,
crear herramientas, construir refugios y asegurar su existencia física. Sin
embargo, en esa búsqueda de control externo, descuidó su mundo interior. Este
desequilibrio entre lo material y lo espiritual marcó el rumbo de la historia:
mientras el hombre avanzaba hacia afuera, se alejaba de sí mismo.
El autor plantea que
la humanidad, fascinada por el progreso visible, olvidó la introspección. Las
ciencias naturales florecieron con rapidez, pero las ciencias del espíritu
quedaron rezagadas. Así, el hombre contemporáneo vive una paradoja: cuanto más
sabe del universo, menos se conoce a sí mismo. La técnica le ha dado poder,
pero no sentido; conocimiento, pero no sabiduría.
II. EL PENSAMIENTO
DIRIGIDO HACIA LO EXTERNO
Ventura destaca que el
pensamiento humano se desarrolló orientado hacia lo tangible. Desde los tiempos
primitivos, el hombre aprendió a observar los fenómenos naturales para
sobrevivir. Ese impulso originó la curiosidad científica y el pensamiento
racional. Sin embargo, esa dirección unilateral —mirar siempre hacia afuera—
condujo al olvido del alma.
Apoyándose en Auguste
Comte, el autor explica que la razón reemplazó la fe y la metafísica, pero dejó
fuera la conciencia interior. El progreso científico, aunque trajo bienestar,
generó también una dependencia tecnológica y una pérdida de equilibrio
espiritual. Como lo advierte Erich Fromm, el ser humano ha aprendido a volar y
a nadar, pero no el arte de vivir como ser humano.
El dominio de la
naturaleza, sin autoconocimiento, se transforma en una nueva forma de
esclavitud. Las cadenas del hombre moderno no son de hierro, sino de indiferencia,
miedo, egoísmo y vacío existencial.
III. EL ABANDONO DEL
CONOCIMIENTO INTERIOR
El ensayo profundiza
en la advertencia socrática: “Conócete a ti mismo”. Para Ventura, esta máxima
resume el núcleo de la filosofía humanista: el autoconocimiento como base de la
libertad. Ignorarse a sí mismo conduce a la alienación, entendida como vivir
desconectado de la propia conciencia.
La modernidad, con su
ritmo acelerado y su culto al consumo, profundizó esa ceguera interior. El
individuo contemporáneo conoce los secretos del átomo o del cosmos, pero
desconoce el funcionamiento de su mente y la profundidad de su ser. Sigmund
Freud comparó la mente humana con un iceberg, en el que la parte visible —la
conciencia— es mínima frente al vasto inconsciente.
El ser humano actual
vive rodeado de objetos que prometen felicidad, pero experimenta una sensación
de vacío. Sus cadenas invisibles son emocionales y psicológicas: la dependencia
del consumo, la soledad digital, la competencia sin propósito y la ausencia de
sentido existencial. De esta forma, el progreso material se convierte en un disfraz
de la pobreza espiritual.
IV. EL DESARROLLO
DESIGUAL DE LAS CIENCIAS
Ventura observa que el
avance histórico del conocimiento ha sido asimétrico. Las ciencias exactas
—física, biología, astronomía— alcanzaron logros extraordinarios, mientras que
las ciencias humanas avanzaron lentamente en la comprensión de la conciencia y
el sentido de la existencia.
Siguiendo el
pensamiento de Edgar Morin, el autor subraya que la ciencia moderna ha
fragmentado la realidad: separó al hombre del mundo y al conocimiento de la
sabiduría. El resultado es una civilización altamente informada, pero
moralmente desorientada.
La técnica multiplica
el poder del ser humano, pero no garantiza su madurez moral. Sin ética, la
ciencia puede volverse destructiva. Así nacen las cadenas modernas: el poder
sin compasión, la tecnología sin conciencia, el conocimiento sin valores.
La historia demuestra
que el desequilibrio entre ciencia y espíritu genera crisis civilizatorias. El
hombre crea sus propias prisiones al confundir el progreso con la felicidad, la
cantidad con la calidad y el tener con el ser.
V. EL RETORNO AL SER:
RECUPERAR EL EQUILIBRIO PERDIDO
El ensayo propone una
salida: reconciliar el conocimiento exterior con el conocimiento interior. No
basta con conquistar el espacio o la materia; es indispensable explorar la
conciencia, los sentimientos y la dimensión ética. Solo así el ser humano podrá
liberarse de las cadenas invisibles que lo atan al egoísmo y la superficialidad.
Inspirándose en Viktor
Frankl, Ventura sostiene que quien tiene un “porqué” puede soportar cualquier
“cómo”. El sentido de la vida no se encuentra en los objetos ni en los logros
externos, sino en la conciencia de sí mismo y en la capacidad de amar, crear y
servir.
El autor llama a una
“revolución espiritual” que complemente los avances tecnológicos con un
despertar ético y humano. La educación, desde esta perspectiva, debe formar no
solo mentes hábiles, sino conciencias despiertas. La ciencia sin moral, afirma,
es un poder ciego; la moral sin conocimiento, una utopía estéril.
La verdadera libertad
consiste en conocerse, aceptarse y trascender el ego. Solo así el hombre podrá
vivir en armonía consigo mismo, con los demás y con la naturaleza.
VI. CONCLUSIÓN Y
REFLEXIÓN FINAL
El ensayo culmina con
una profunda advertencia: el hombre es arquitecto de su progreso, pero también
prisionero de sus propias creaciones. En su afán por dominar el mundo, ha
descuidado el dominio de sí mismo. El reto del siglo XXI no es producir más
tecnología, sino más humanidad.
Ventura enfatiza que
el futuro dependerá de la unión entre ciencia y conciencia, razón y ética,
conocimiento y compasión. El ser humano moderno, frente al espejo de su
historia, debe reconocer tanto su grandeza como su vacío.
Ha conquistado la
luna, pero no su corazón; ha creado máquinas que piensan, pero ha olvidado
pensar con el alma. Romper las cadenas invisibles significa volver a mirar
hacia dentro, rescatar el sentido, la empatía y la sabiduría interior.
La liberación no vendrá
de nuevos inventos, sino de un nuevo tipo de hombre: consciente, reflexivo y
éticamente responsable. Solo así, la humanidad podrá reconciliar su poder con
su espíritu, su saber con su amor y su progreso con su verdadera esencia.
SAN SALVADOR,
5 DE NOVIEMBRE DE 2025
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