RESUMEN DEL ENSAYO “LA INDIFERENCIA HUMANA”: LA ENFERMEDAD MORAL DE NUESTRO TIEMPO”
MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
El ensayo “La indiferencia humana: la enfermedad moral de
nuestro tiempo” plantea una profunda reflexión filosófica, ética y educativa
sobre la pérdida de sensibilidad moral en la sociedad contemporánea. Parte de
una pregunta central: ¿Por qué la especie más inteligente del planeta es capaz
de tanta crueldad y egoísmo? A través de una mirada crítica a la historia, la
tecnología, la economía y la educación, el autor muestra que la indiferencia no
es un accidente individual, sino una enfermedad colectiva producto de un
sistema deshumanizado.
Desde la introducción, se establece que la humanidad ha
alcanzado un gran desarrollo científico y tecnológico, pero ha fracasado en lo
moral y espiritual. Citando a Einstein y Galeano, se advierte que la tecnología
ha sobrepasado a la humanidad y que vivimos en “un mundo al revés”. La tesis
central sostiene que el progreso sin ética conduce a la decadencia moral y a la
indiferencia frente al dolor ajeno.
En la paradoja de la inteligencia humana, se describe
cómo la razón, al separarse de la compasión, se transforma en un instrumento de
destrucción. Nietzsche, Freud y Fromm coinciden en señalar que el hombre
moderno sabe mucho, pero comprende poco; ha conquistado el mundo externo, pero
ha perdido su mundo interior. La inteligencia sin amor ni conciencia se vuelve
nihilista y peligrosa. La historia de la violencia y el egoísmo colectivo
revela que la humanidad ha construido su progreso sobre la sangre y la
explotación. Desde los imperios antiguos hasta el capitalismo actual, el poder
y la codicia han dominado las relaciones humanas. Citando a Hobbes, Arendt y
Marx, se demuestra que la estructura social capitalista fomenta la competencia,
la alienación y la deshumanización.
La indiferencia aparece como el síntoma moral más grave
de nuestra era. Según Wiesel, “lo contrario del amor no es el odio, sino la
indiferencia”. El ensayo expone que la sociedad moderna ha normalizado el
sufrimiento ajeno: se observan guerras, pobreza y migraciones como si fueran
paisajes cotidianos. La educación y los medios contribuyen a esta anestesia
emocional, promoviendo la competencia en lugar de la empatía. La indiferencia,
por tanto, es una forma silenciosa de violencia.
En “El poder, la codicia y la deshumanización global”, se
explica que el capitalismo convierte todo en mercancía, incluso la conciencia.
Marx, Chomsky y Bauman son citados para mostrar cómo la lógica del mercado
transforma las personas en objetos y la política en instrumento de
manipulación. Vivimos en una “modernidad líquida” donde nada es estable y la
solidaridad ha sido reemplazada por el egoísmo estructural.
El autor llama a cuestionar la “falsa civilización del
siglo XXI”, denunciando el contraste entre el avance tecnológico y la pobreza
moral. Freud, Sagan y Byung-Chul Han son invocados para evidenciar que la
civilización moderna es una máscara: la humanidad produce máquinas
inteligentes, pero seres humanos vacíos. La educación ha sido colonizada por el
mercado, reducida a una fábrica de títulos sin conciencia ética.
La tecnología sin ética se presenta como uno de los
peligros más grandes. Einstein, Heidegger y Lanier alertan sobre el uso
deshumanizado de la inteligencia artificial, la manipulación digital y la
vigilancia masiva. La técnica, sin moral, convierte al ser humano en recurso
utilitario y en producto de consumo. Se advierte que el conocimiento sin
conciencia conduce al suicidio civilizatorio.
Ante este panorama, el ensayo ofrece una salida en la
educación y la conciencia como pilares de un nuevo humanismo. Inspirado en
Paulo Freire, Kant y Morin, se defiende una educación crítica, ética y
solidaria, capaz de formar seres humanos y no simples consumidores. La
educación debe liberar, humanizar y sembrar compasión, recuperando la unidad
entre razón y sensibilidad.
En “La solidaridad como resistencia ética”, se exalta la
solidaridad como antídoto contra la indiferencia. Citando a Martin Luther King,
Galeano y el papa Francisco, se afirma que solo la unión y la empatía pueden
reconstruir el tejido social. Ser solidario hoy es un acto revolucionario
frente al individualismo y la manipulación del poder.
Finalmente, en la reflexión filosófica y la conclusión,
se plantea que el sentido de lo humano debe recuperarse desde la conciencia y
el amor. El ser humano no se redimirá por la tecnología ni por la riqueza, sino
por su capacidad de compadecer, educar y servir. El texto culmina con una
reflexión ética inspirada en Al-Khawarizmi: la ética es el valor fundamental
del ser humano; sin ella, toda inteligencia pierde su sentido.
El ensayo concluye afirmando que el destino de la
humanidad dependerá de su capacidad para reconciliar inteligencia y compasión.
Solo cuando la razón se una al amor, la humanidad podrá considerarse
verdaderamente civilizada.
SAN SALVADOR, 9 DE OCTUBRE DE 2025
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