ENTRE LA PERVERSIÓN Y LA ESPERANZA: CRÍTICA A LA EDUCACIÓN IMPOSIBLE”
POR: MSc. JOSÈ ISTARL VENTURA
INTRODUCCIÓN.
La educación, entendida como uno de los pilares de la
vida social, nunca ha estado exenta de tensiones, contradicciones y luchas por
definir su sentido. Desde la Antigüedad hasta nuestros días, filósofos,
pedagogos y científicos sociales han debatido si educar significa formar
sujetos libres y críticos o simplemente adiestrar a las nuevas generaciones en
las normas y valores establecidos.
El siglo XX, marcado por dos guerras mundiales, procesos
de descolonización, revoluciones sociales y el surgimiento de nuevas ciencias
humanas, produjo también una intensa reflexión sobre el papel de la escuela en
la reproducción o transformación de la sociedad.
En ese contexto se ubica la obra de Maud Mannoni,
psicoanalista francesa de origen belga, discípula de Jacques Lacan y cercana a
los movimientos de crítica institucional que emergieron en Europa en los años
sesenta y setenta. Su libro La educación imposible (1971) constituye un golpe
frontal contra la visión tradicional de la escuela. A través de un análisis que
combina psicoanálisis, pedagogía y sociología, la autora denuncia que la
escuela ha dejado de ser un espacio para el florecimiento de la subjetividad, convirtiéndose en una
maquinaria de normalización y exclusión.
Los capítulos “Una educación pervertida” y “La escuela
paralela” son especialmente reveladores en este sentido. El primero expone cómo
el sistema escolar produce el fracaso y la marginación como parte de su lógica
interna, mientras que el segundo plantea la posibilidad de generar espacios
alternativos, las llamadas “escuelas paralelas”, donde se priorice la voz, la
libertad y la experiencia del niño.
Estas propuestas, aunque formuladas hace más de medio
siglo, mantienen una sorprendente vigencia en un mundo donde los problemas de
la educación —deserción escolar, desigualdad, privatización, estandarización de
pruebas— siguen siendo materia de debate.
Este ensayo crítico pretende analizar de manera profunda
ambos capítulos, contrastando los planteamientos de Mannoni con otros autores
de la pedagogía crítica como Paulo Freire e Iván Ilich, así como con
experiencias contemporáneas en América Latina y El Salvador. La intención no es
solo exponer las ideas de la autora, sino someterlas a discusión, explorando
sus alcances, límites y posibles aportes a los retos actuales.
En un momento histórico en el que la educación parece
atrapada entre las demandas del mercado laboral y la necesidad de formar
ciudadanos críticos, el pensamiento de Mannoni nos interpela con fuerza: ¿Es posible una educación que no sea
“pervertida”? ¿podemos construir escuelas donde se escuche la voz de los
estudiantes y se respete su subjetividad? Estas preguntas guiarán nuestro
recorrido por los capítulos analizados.
I: UNA EDUCACIÓN PERVERTIDA
1. La perversión como categoría crítica
Maud Mannoni utiliza el término “perversión” de manera
provocadora para señalar que el sistema escolar ha perdido su misión humanista.
La escuela, que debería ser un espacio de crecimiento y libertad, termina
funcionando como un dispositivo de control social. Según la autora, el proyecto
educativo oficial promete emancipación y cultura, pero en realidad somete a los
estudiantes a un modelo rígido, estandarizado y ajeno a sus necesidades vitales
(Mannoni, 1971).
El concepto de perversión aquí no se limita a lo moral,
sino que remite a una distorsión estructural: la escuela aparece como una
institución que traiciona su propósito original. Esta traición se expresa en el
énfasis en la obediencia, en la repetición mecánica y en la subordinación de la
subjetividad infantil a los intereses de la sociedad adulta.
Desde esta óptica, Mannoni denuncia que la escuela se ha convertido en una maquinaria reproductora de desigualdades, más interesada en fabricar “ciudadanos dóciles” que en acompañar procesos de descubrimiento personal. Esto recuerda la crítica de Althusser (1970), quien describe a la escuela como un “aparato ideológico del Estado” encargado de garantizar la reproducción de las condiciones de dominación.
2. El fracaso escolar como producto sistémico
Uno de los
aportes más radicales de Mannoni es mostrar que el fracaso escolar no es un
accidente aislado ni una responsabilidad exclusiva del niño o de la familia,
sino un resultado estructural del propio sistema. La escuela
necesita producir fracasados para validar su función selectiva y su supuesto
mérito.
En palabras de la autora:
“El fracaso
escolar no es más que el reverso lógico de un sistema que se presenta como
universal, pero que en realidad está diseñado para excluir a quienes no se
adaptan” (Mannoni, 1971, p. 42).
Esto se
observa claramente en la práctica cotidiana: se premia al alumno que memoriza,
repite y obedece, mientras que aquellos que cuestionan, que presentan ritmos
distintos de aprendizaje o que provienen de contextos de pobreza quedan
marcados como problemáticos. Así, la escuela actúa como un filtro
social, legitimando jerarquías y reproduciendo desigualdades.
En América Latina, la realidad confirma esta tesis. Los
informes de la UNESCO señalan que gran parte de los estudiantes que abandonan
la escuela no lo hacen por falta de interés, sino porque el sistema no les
ofrece condiciones para aprender desde su realidad concreta (UNESCO, 2023). En
El Salvador, por ejemplo, la deserción escolar en la educación media sigue
asociada a factores estructurales: pobreza, violencia social, migración forzada
y ausencia de apoyos diferenciados.
De este modo, la perversión de la educación no solo se
manifiesta en lo simbólico, sino también en las estadísticas concretas de
exclusión.
3. La negación de la subjetividad infantil
Desde su
formación psicoanalítica, Mannoni enfatiza que el niño no es una tabla rasa que
deba llenarse de contenidos, sino un sujeto con deseos, temores y conflictos.
La escuela, sin embargo, lo reduce a un objeto de instrucción, anulando su
subjetividad.
El estudiante es tratado como un recipiente al que se le
“deposita” conocimiento, en lo que Paulo Freire (1970) denominó “educación
bancaria”. Esta dinámica desconoce que aprender implica siempre un proceso de
construcción activa, marcado por la historia personal y emocional de cada
sujeto.
Cuando la escuela niega esta dimensión, genera
frustración, ansiedad y sentimiento de fracaso. En este sentido, Mannoni
anticipa debates posteriores sobre educación emocional, pedagogía inclusiva y
atención a la diversidad. Hoy sabemos, gracias a la neurociencia, que el
aprendizaje está profundamente vinculado a la emoción y la motivación. Sin embargo, muchas prácticas educativas
continúan basadas en la disciplina mecánica y la evaluación estandarizada.
En el caso salvadoreño, se observa cómo la falta de
acompañamiento socioemocional en el aula contribuye al abandono escolar. Los
jóvenes que atraviesan situaciones de violencia, duelo o precariedad
difícilmente pueden responder a un sistema que exige rendimiento uniforme sin
atender su subjetividad.
4. El fracaso como “identidad social”
Un aspecto
inquietante del análisis de Mannoni es que la escuela no solo produce
fracasados, sino que los etiqueta como tales, construyendo identidades sociales
de inferioridad. El niño que no aprende a leer al ritmo esperado, el joven que
no aprueba exámenes estandarizados, o la niña que no se ajusta a las normas de
disciplina, son señalados como “deficientes” o “inadaptados”.
Esto tiene consecuencias profundas en la autoestima y en
el proyecto de vida de los estudiantes. La etiqueta de “mal estudiante” se
convierte en una profecía que se cumple a sí misma. Pierre Bourdieu (1977)
describe este fenómeno como “violencia simbólica”, en la que los dominados
interiorizan la visión que los dominadores tienen de ellos, reproduciendo así
su subordinación. En El Salvador, miles de jóvenes que abandonan la escuela se
ven empujados a empleos precarios o a dinámicas de exclusión social. La
estigmatización del fracaso escolar se convierte en un factor más que alimenta la
marginalidad y, en muchos casos, la violencia juvenil.
5. Disciplina y domesticación
La perversión de la educación también se evidencia en el
uso de la disciplina como mecanismo de control. En vez de promover la
autodisciplina consciente, la escuela aplica un régimen de obediencia externa:
horarios rígidos, uniformes, sanciones, exámenes. Esta organización pretende
garantizar el orden, pero en realidad limita la creatividad y la iniciativa.
Michel Foucault (1975) analizó cómo la escuela comparte
con otras instituciones (cárceles, cuarteles, fábricas) un mismo modelo de
disciplinamiento. En este sentido, el
aula funciona como un espacio de vigilancia y normalización, donde lo
importante no es tanto aprender, sino adaptarse.
En contraste, Mannoni reclama una educación que respete
los ritmos individuales y permita al estudiante apropiarse de su aprendizaje
sin coerciones externas.
6. Relevancia actual
Aunque escrito hace más de cincuenta años, el análisis de
Mannoni conserva una vigencia extraordinaria. Hoy, en un mundo obsesionado con
rankings, pruebas PISA y métricas estandarizadas, la crítica a la “educación
pervertida” se hace más urgente. La escuela sigue privilegiando la uniformidad
sobre la diversidad, y el rendimiento sobre el bienestar.
En América Latina, donde la brecha educativa se amplió
tras la pandemia de COVID-19, la tesis de que el fracaso es un producto
sistémico resulta evidente. Millones de estudiantes quedaron excluidos no porque
no quisieran aprender, sino porque carecían de dispositivos, conectividad o
apoyo familiar. La educación demostró su perversión estructural: solo funciona
para quienes ya cuentan con condiciones favorables.
II: LA ESCUELA PARALELA
1. La necesidad de alternativas educativas
Tras denunciar en el primer capítulo la perversión
estructural del sistema escolar, Mannoni plantea en el segundo capítulo la
posibilidad de construir espacios alternativos a los que denomina escuelas
paralelas. Su propuesta parte de la constatación de que la escuela oficial está
diseñada para reproducir un modelo social que no escucha ni reconoce al niño.
Por ello, la autora sostiene que no basta con “reformar” el sistema desde
adentro: es necesario crear espacios pedagógicos que funcionen con otras
lógicas, menos opresivas y más respetuosas de la subjetividad.
En palabras de Mannoni:
“La escuela paralela no es un suplemento ni una
corrección, sino un espacio distinto, donde se suspenden las reglas de la
domesticación para dar lugar al descubrimiento” (Mannoni, 1971, p. 65).
La idea central es que solo en un entorno alternativo
puede el estudiante encontrar un lugar para expresarse libremente, sin ser
aplastado por el peso de las normas y de las expectativas externas.
2. Principios de la escuela paralela
Las escuelas paralelas deben organizarse bajo principios
diferentes a los de la institución oficial. Entre ellos, Mannoni destaca:
Centralidad de la subjetividad: el niño es considerado un
sujeto con voz propia, no un objeto pasivo.
Relación horizontal: se reemplaza la jerarquía rígida
maestro–alumno por un vínculo dialógico basado en la confianza.
Espacio de escucha: se reconoce que aprender implica
también poder hablar, equivocarse y ser escuchado.
Flexibilidad en contenidos y métodos: se abandona la
rigidez curricular para dar lugar a experiencias significativas de aprendizaje.
Educación como liberación, no adaptación: en lugar de
formar ciudadanos obedientes, se busca promover sujetos capaces de transformar
su realidad.
Estos principios anticipan debates posteriores sobre
educación inclusiva, pedagogía crítica y escuelas alternativas. Autores como
Paulo Freire (1970) coinciden en que la educación debe basarse en el diálogo y
en la problematización de la realidad, no en la mera transmisión de
conocimientos.
3. Experiencias históricas y pedagógicas relacionadas
Aunque Mannoni no describe un modelo único, su
planteamiento dialoga con experiencias que han existido en distintos momentos
históricos. Entre ellas:
Las escuelas libres de Ferrer i Guardia en España
(principios del siglo XX), que proponían una educación racionalista, sin dogmas
religiosos ni disciplina coercitiva.
La escuela de Summerhill (fundada por A. S. Neill en
1921), famosa por priorizar la libertad del alumno y permitir la autogestión.
Los movimientos de educación popular en América Latina,
especialmente la Pedagogía del oprimido de Paulo Freire (1970), que convirtió
la alfabetización en un proceso de concientización social.
En todos estos casos, el énfasis estuvo puesto en la autonomía
del alumno, el diálogo y la participación activa, principios que coinciden con
la propuesta de Mannoni.
4. El papel de la escucha en la educación
Uno de los conceptos más valiosos de Mannoni es la
escucha pedagógica. La autora insiste en que la escuela paralela debe ser un
lugar donde los niños puedan hablar de sus experiencias, miedos y deseos. La
educación, en este sentido, no es un proceso unilateral de transmisión, sino un
encuentro entre subjetividades.
“Una escuela que no escucha a sus niños es una escuela
que reproduce el silencio de la sociedad” (Mannoni, 1971, p. 68).
Este planteamiento resuena hoy en debates sobre educación
socioemocional. Numerosos estudios muestran que los estudiantes aprenden mejor
cuando sienten que sus emociones son reconocidas y cuando existe un clima
escolar de confianza. La escuela paralela, según Mannoni, anticipa esta idea al
situar la subjetividad del alumno en el centro.
5. Riesgos y limitaciones de las escuelas paralelas
Aunque la propuesta es inspiradora, la misma Mannoni
reconoce sus riesgos y limitaciones. Las escuelas paralelas corren el peligro
de quedar marginadas, sin capacidad de transformar el sistema en su conjunto.
Además, en contextos donde las políticas públicas privilegian la
estandarización y la evaluación, estas experiencias suelen ser vistas como
marginales, elitistas o utópicas.
En América Latina, algunos proyectos de educación
alternativa han sido absorbidos o debilitados por falta de recursos. Las
escuelas populares, creadas en barrios pobres o comunidades rurales, muchas
veces funcionan sin apoyo estatal y con precariedad material. Sin embargo, su
aporte es invaluable, pues muestran que es posible otra manera de aprender.
En El Salvador, por ejemplo, experiencias comunitarias
vinculadas a organizaciones sociales han creado espacios educativos paralelos
en comunidades rurales donde la escuela oficial no llega o llega con enormes
carencias. Estos esfuerzos, aunque limitados, son un reflejo del espíritu de la
propuesta mannonianna: educar desde y para la vida concreta de las personas, no
desde moldes abstractos.
6. Comparaciones con Paulo Freire e Iván Illich
Las ideas de Mannoni encuentran eco en las propuestas de
otros pensadores críticos.
Paulo Freire (1970): su rechazo a la educación bancaria
coincide con la denuncia de Mannoni contra la perversión del sistema escolar.
Ambos defienden el diálogo y la conciencia crítica como ejes centrales de la
educación. Iván Illich (1971): en La sociedad desescolarizada, Illich argumenta
que la escuela debe ser sustituida por redes de aprendizaje libre. Aunque
Mannoni no propone la desaparición total de la escuela, sí coincide en la
necesidad de alternativas paralelas que rompan con la lógica oficial.
En conjunto, estos autores forman parte de un movimiento
más amplio de crítica radical a la institución escolar, que sigue influyendo en
pedagogías alternativas y en el pensamiento educativo contemporáneo.
7. Vigencia actual de la propuesta
La propuesta de las escuelas paralelas cobra relevancia
en un mundo donde la estandarización domina los sistemas educativos. Las
pruebas internacionales (como PISA) y las políticas centradas en resultados
cuantitativos refuerzan un modelo uniforme que invisibiliza la diversidad.
Frente a ello, las ideas de Mannoni ofrecen un horizonte
de resistencia. Hoy en día, proyectos de escuelas libres, homeschooling
crítico, educación Montessori, Waldorf y experiencias de educación popular en
comunidades indígenas y rurales retoman el espíritu de las escuelas paralelas.
En El Salvador, donde muchas comunidades carecen de
condiciones mínimas para aprender, la escuela paralela podría entenderse como
la creación de espacios comunitarios donde la educación no se limite al aula
formal, sino que abarque la cultura, la memoria histórica y la organización
social.
8. Síntesis del capítulo II
El segundo capítulo de La educación imposible es una
invitación a soñar y a actuar. Frente a la “educación pervertida” que genera
exclusión, Mannoni plantea un modelo paralelo donde la subjetividad del niño
sea respetada. Aunque estas experiencias sean frágiles y limitadas, su valor
radica en mostrar que otra educación es posible.
El capítulo es, en última instancia, un llamado a no
resignarse al fracaso escolar como destino inevitable. Si la escuela
tradicional produce silencio y obediencia, la escuela paralela busca producir
voz, diálogo y libertad.
DISCUSIÓN CRÍTICA
1. La vigencia del diagnóstico de Mannoni
Aunque La educación imposible fue publicada en 1971, su
diagnóstico sobre la “educación pervertida” mantiene una sorprendente vigencia
en el siglo XXI. La crítica de Mannoni se centraba en la función ideológica de
la escuela: una institución que, bajo la apariencia de formar sujetos libres,
en realidad produce obediencia, homogeneidad y exclusión.
Hoy, la estandarización de la educación confirma esta
tendencia. Las pruebas internacionales como PISA, TERCE o las evaluaciones
nacionales se han convertido en indicadores hegemónicos que reducen la calidad
educativa a cifras y rankings, invisibilizando la subjetividad de los
estudiantes. De esta manera, el fracaso escolar sigue siendo un fenómeno
estructural: millones de niños y jóvenes quedan fuera del sistema no por falta
de inteligencia o motivación, sino porque la escuela no se ajusta a sus
necesidades ni contextos.
En América Latina, la pandemia de COVID-19 dejó al
descubierto estas desigualdades: mientras algunos estudiantes pudieron
continuar sus estudios en línea, otros millones abandonaron la escuela por
falta de conectividad, recursos tecnológicos o apoyo familiar. La crisis
demostró que la educación oficial sigue diseñada para los que ya tienen
ventajas, reproduciendo así la “perversión” señalada por Mannoni.
2. El fracaso escolar como mecanismo de exclusión social
Mannoni denuncia que el fracaso escolar no es casualidad,
sino el reverso necesario de un sistema que necesita “fracasados” para
legitimarse. Esta idea coincide con las teorías de Pierre Bourdieu y
Jean-Claude Passeron (1970), quienes mostraron cómo la escuela reproduce las
desigualdades sociales mediante la transmisión de capital cultural.
En El Salvador, esta lógica se observa claramente en la
brecha entre educación pública y privada. Los estudiantes de escuelas privadas
—con acceso a tecnologías, docentes mejor remunerados y entornos más seguros—
tienen mayores probabilidades de éxito académico. En cambio, los estudiantes de
escuelas públicas rurales o marginales enfrentan condiciones precarias que los
colocan en desventaja estructural. El resultado es que el fracaso escolar
aparece como un reflejo de la desigualdad social más que de la capacidad
individual.
De esta manera, la crítica de Mannoni se confirma: la
escuela tradicional legitima la exclusión, presentando como “mérito” lo que en
realidad es privilegio de clase.
3. La importancia de la subjetividad y la escucha
Uno de los aportes más originales de Mannoni es su
énfasis en la subjetividad del niño. En una época donde predominaban los
modelos conductistas y tecnocráticos, ella introdujo una mirada psicoanalítica
que recordaba que el aprendizaje no puede reducirse a estímulos y respuestas.
Cada niño lleva consigo un mundo interno que influye en su manera de aprender.
Hoy, esta idea conecta con investigaciones en
neuroeducación y pedagogía socioemocional, que destacan la importancia de la
motivación, la autoestima y las emociones en el aprendizaje. Sin embargo, los
sistemas educativos continúan ignorando en gran medida estas dimensiones. En
muchos países, incluido El Salvador, la escuela se centra más en cumplir
programas y calendarios que en atender las realidades emocionales de los
estudiantes.
En este punto, la propuesta de Mannoni de una “escuela
paralela” se muestra visionaria: espacios donde la escucha, el diálogo y la
subjetividad sean centrales resultan hoy más necesarios que nunca.
4. Escuelas paralelas: entre la utopía y la práctica
La propuesta de escuelas paralelas es, sin duda, el
aspecto más polémico de Mannoni. Algunos críticos la han considerado ingenua o
utópica, ya que resulta difícil imaginar sistemas alternativos masivos funcionando
fuera del aparato estatal. Sin embargo, la experiencia histórica muestra que
las “escuelas paralelas” existen en múltiples formas:
Escuelas libres y experimentales en Europa (Summerhill,
Montessori, Waldorf).
Experiencias de educación popular en América Latina,
inspiradas en Paulo Freire.
Proyectos comunitarios en zonas rurales y urbanas
marginales, donde las comunidades crean sus propios espacios educativos ante la
ausencia del Estado.
En El Salvador, durante la guerra civil (1980–1992),
muchas comunidades desarrollaron iniciativas de educación popular en
campamentos y zonas de conflicto, que funcionaron como auténticas “escuelas
paralelas”. Estos proyectos demostraron que la educación puede surgir desde
abajo, con recursos limitados pero con un profundo compromiso social.
En la actualidad, experiencias de educación alternativa
—como proyectos artísticos comunitarios, talleres de memoria histórica o
escuelas populares de derechos humanos— continúan esa tradición. Aunque
pequeñas y frágiles, representan la encarnación viva del espíritu mannonianno:
educar fuera de los moldes oficiales, apostando por la dignidad y la libertad.
5. Vacíos y límites de la propuesta
Si bien la obra de Mannoni aporta claves fundamentales,
también presenta limitaciones. Su análisis, profundamente influido por el
psicoanálisis lacaniano, pone gran énfasis en la subjetividad individual, pero
dedica menos atención a los factores estructurales de desigualdad económica,
política y cultural. Autores como Freire o Illich complementan esta mirada,
subrayando que la educación no solo debe liberar la subjetividad, sino también
transformar las condiciones sociales que producen opresión.
Además, la idea de escuelas paralelas enfrenta un desafío
práctico: ¿cómo garantizar que no se conviertan en guetos marginales o en
experiencias elitistas reservadas para quienes pueden acceder a ellas? Para que
tengan un impacto real, estas experiencias deben articularse con políticas
públicas, movimientos sociales y transformaciones estructurales en la educación
oficial.
6. Desafíos contemporáneos para América Latina y El
Salvador
La lectura crítica de Mannoni invita a pensar los
desafíos actuales de la educación en nuestra región:
·
Deserción
escolar: todavía miles de jóvenes abandonan la escuela por pobreza, violencia o
falta de oportunidades.
·
Privatización
creciente: las familias que pueden pagar buscan opciones privadas, lo cual
agudiza la desigualdad.
·
Estandarización:
las pruebas nacionales e internacionales reducen la educación a números y dejan
de lado la creatividad y la subjetividad.
Violencia escolar: en contextos como El Salvador, la
escuela también se ve atravesada por las dinámicas de violencia social, lo que
genera miedo e inseguridad.
Frente a esto, las ideas de Mannoni mantienen toda su
fuerza: necesitamos repensar la educación para que no sea un espacio de domesticación,
sino de emancipación.
7. Síntesis crítica
La discusión en torno a La educación imposible muestra
que la obra de Mannoni no es un documento del pasado, sino un espejo que
refleja los dilemas actuales de la educación. Su crítica a la “educación
pervertida” y su propuesta de “escuelas paralelas” siguen siendo una
provocación para docentes, investigadores y comunidades educativas.
La gran pregunta que queda abierta es si estamos dispuestos
a transformar radicalmente la escuela, o si seguiremos resignándonos a un
sistema que fabrica fracasos y excluidos.
CONCLUSIÓN
El análisis de los capítulos Una educación pervertida y
La escuela paralela de Maud Mannoni permite comprender que la crítica radical a
la escuela no es un capricho intelectual, sino una necesidad histórica. La
autora, desde una mirada psicoanalítica y pedagógica, desnuda la contradicción
de un sistema que promete formar sujetos libres, pero que en la práctica los
disciplina, uniforma y selecciona bajo criterios de obediencia y rendimiento.
El concepto de educación pervertida sigue siendo una
categoría útil para describir cómo la escuela convierte el fracaso escolar en
un producto estructural, generando exclusión y legitimando desigualdades
sociales. La escuela no fracasa a pesar de sus esfuerzos, fracasa precisamente
porque su lógica interna exige producir marginados que confirmen su supuesta
eficiencia. Así, niños y jóvenes etiquetados como “problemáticos” cargan con
estigmas que condicionan su proyecto de vida.
Frente a este panorama, la propuesta de escuelas
paralelas constituye una alternativa visionaria. Aunque frágiles y limitadas,
estas experiencias educativas basadas en la escucha, la subjetividad y la
libertad demuestran que otra educación es posible. Mannoni nos invita a
imaginar espacios donde los estudiantes no sean simples receptores de
conocimiento, sino protagonistas de su aprendizaje, capaces de encontrar su voz
y de construir un camino propio.
No obstante, el análisis crítico también obliga a
reconocer los límites de esta propuesta. Las escuelas paralelas corren el
riesgo de permanecer marginales, sin capacidad de incidir en la transformación
general del sistema. Para que logren trascender, es necesario articularlas con
movimientos sociales, políticas públicas inclusivas y proyectos pedagógicos que
ataquen las raíces estructurales de la desigualdad.
En América Latina y El Salvador, las ideas de Mannoni
dialogan con experiencias históricas y actuales de educación popular,
comunitaria y alternativa. En comunidades rurales y urbanas empobrecidas, se
han desarrollado formas de educación paralela que, aunque invisibles para el
Estado, han representado faros de esperanza y de resistencia. Estas iniciativas
confirman que la educación no se reduce a los muros de la escuela oficial, sino
que también se construye en la calle, en la comunidad y en los espacios de
lucha social.
En conclusión, La educación imposible nos deja un doble
desafío: reconocer la perversión del sistema escolar y, al mismo tiempo,
atrevernos a construir alternativas. La obra de Mannoni no ofrece respuestas
definitivas, pero sí una brújula crítica: la educación solo será auténtica
cuando ponga al ser humano en el centro, cuando reconozca su subjetividad y cuando
apueste por la libertad frente a la domesticación.
REFLEXIÓN FINAL
Leer a Maud Mannoni hoy es como escuchar un eco del
pasado que se proyecta en nuestro presente. Sus palabras nos recuerdan que la
educación no es neutra: o libera, o domestica. O escucha, o silencia. O
incluye, o excluye.
Cada maestro, cada padre de familia y cada responsable
político debería preguntarse: ¿qué clase de educación estamos construyendo?
¿Una que fabrica obedientes o una que inspira soñadores? ¿Una que impone miedo
al error o una que celebra la curiosidad?
La “educación imposible” no significa que no pueda
existir una educación auténtica, sino que tal vez es imposible dentro de los
moldes rígidos del sistema oficial. Pero en cada aula donde un docente escucha,
en cada comunidad donde los jóvenes crean sus propios espacios de aprendizaje,
en cada niño que logra decir con dignidad “yo pienso, yo existo”, esa educación
imposible se vuelve posible.
Mannoni nos recuerda que educar es un acto profundamente
humano, un compromiso con la vida y con la libertad. En un mundo lleno de
desigualdades y violencias, apostar por una educación distinta no es solo una
tarea pedagógica: es un deber ético y político
REFERENCIAS
1.
Althusser,
L. (1970). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Siglo XXI.
2.
Bourdieu, P. & Passeron, J. C. (1970). La reproducción. Editorial Laia.
3.
Freire, P.
(1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI.
4.
Foucault, M.
(1975). Vigilar y castigar. Siglo XXI.
5.
Illich, I.
(1971). La sociedad desescolarizada. Barral.
6.
Mannoni, M.
(1971). La educación imposible. Siglo XXI.
7.
UNESCO.
(2023). Informe regional de educación en América Latina y el Caribe. UNESCO.
SAN SALVADOR, 2 DE OCTUBRE DE 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario