sábado, 2 de agosto de 2025

 

¿REFUNDAR O REFUNDIR EL SALVADOR?

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

En la tragicomedia política de El Salvador, a veces aparecen personajes que parecen salidos de un guion reciclado de mala telenovela. Ronald Umaña y Fortín Magaña, dos veteranos de la política nacional con expedientes morales más arrugados que una camisa de segunda mano, han decidido reaparecer en escena con un nuevo partido que, con pretensiones grandilocuentes, han bautizado “Cambio Total”. Y como si el país no hubiera aprendido suficiente de sus fracasos, ahora pretenden vendernos la idea de que ellos serán los arquitectos de la “refundación” de El Salvador.

Pero seamos serios: refundar es una palabra noble, que implica reconstruir sobre bases nuevas, honestas y sólidas. Y en boca de estos dos viejos conocidos, suena más a una amenaza que a una promesa. Si algo han demostrado en sus trayectorias es que no han sido capaces de construir nada que no beneficie primero a sus bolsillos y a sus compadres.

 Por eso, con permiso de su retórica inflada, yo prefiero usar un término más exacto y cercano a la realidad: ellos no van a refundar a El Salvador… lo van a refundir. Y cuando digo refundir, me refiero a enviarlo al mismo saco roto de donde nunca debieron sacarnos las élites políticas corruptas.

Porque aquí no estamos hablando de visionarios ni de héroes civiles; estamos hablando de los mismos de siempre, esos que durante décadas fueron cómplices —por acción u omisión— del saqueo institucional, la compra de conciencias y la siembra de desesperanza.

EL DISFRAZ DEL “CAMBIO” EN MANOS DE RECICLADOS POLÍTICOS

El concepto de “Cambio Total” suena bien… hasta que uno ve quiénes lo promueven. Entonces, la ilusión se derrumba como un castillo de naipes. ¿Qué “cambio” puede ofrecer Ronald Umaña, si su currículum político está manchado por pactos turbios y amistades peligrosas con los peores exponentes de la política tradicional? ¿Qué “totalidad” puede ofrecer Fortín Magaña, más allá de sus discursos llenos de citas prefabricadas y de su participación en estructuras mediáticas y políticas que han sido cómplices del deterioro nacional?

Ambos han sido parte del club exclusivo de la política reciclada: esos que, cuando el barco se hunde, cambian de chaleco salvavidas y de bandera, pero no de mentalidad ni de métodos. En otras palabras: lo que ellos llaman “nuevo” no es más que la vieja política maquillada con un logo distinto.

Y hay algo que no podemos olvidar: la memoria histórica no se borra con un nuevo nombre de partido. La gente aún recuerda los años en que estos “salvadores” del país se codeaban con presidentes corruptos, negociaban favores en pasillos oscuros y sonreían en fotos junto a personajes que hoy están prófugos o tras las rejas. ¿Es esa la refundación que prometen?

LA REFUNDICIÓN COMO PROYECTO POLÍTICO

En El Salvador, cuando un político habla de “refundar”, hay que leer la letra pequeña. Con Ronald Umaña y Fortín Magaña, la letra pequeña está escrita en tinta invisible, porque lo que realmente quieren es volver al pasado donde ellos tenían poder, influencia y acceso al banquete del Estado.

REFUNDIR AL PAÍS SIGNIFICA:

Refundir la transparencia: volver a los tiempos en que las cuentas públicas eran un misterio y las auditorías, un chiste.

Refundir la justicia: revivir el sistema judicial servil que garantizaba impunidad para los amigos y persecución para los enemigos.

Refundir la voluntad popular: reinstalar el esquema donde la gente votaba con miedo, manipulación y promesas vacías.

Refundir la esperanza: devolvernos al desánimo y la resignación que alimentaban sus discursos y justificaban sus fracasos.

Y es que estos personajes tienen una habilidad especial para transformar palabras bonitas en políticas ruinosas. Su “refundación” no es más que una restauración de la élite política fracasada que tanto daño hizo al país.

CONCLUSIÓN

Ronald Umaña y Fortín Magaña pueden cambiar de partido, de logo y hasta de eslogan, pero lo que no pueden cambiar es su pasado y la huella que han dejado en la historia política salvadoreña.

Y esa huella no es precisamente la de líderes visionarios, sino la de oportunistas que saben olfatear el poder cuando está cerca y que, una vez dentro, olvidan rápidamente a quienes los pusieron allí.

No nos engañemos: lo que venden como “refundar” no es más que refundir todo lo que hoy se ha intentado rescatar. Es retroceder al punto donde la corrupción, el clientelismo y la mediocridad eran la norma. Es volver a entregarles las llaves del país a quienes ya demostraron que no saben —o no quieren— gobernar con honestidad.

El pueblo salvadoreño ya no está para experimentos reciclados ni para promesas con fecha de caducidad. Si de verdad queremos cambio, hay que entender que este no vendrá de quienes fueron parte del problema. Porque, como dice el viejo refrán: quien fue cocinero antes de fraile, sabe dónde esconder la olla… y en este caso, también sabe cómo vaciarla.

REFERENCIA FINAL

Umaña y Magaña, con su “Cambio Total”, quieren convencernos de que son la solución. La realidad es que son el recordatorio viviente de por qué necesitamos evitar que los mismos de siempre, disfrazados de novedad, vuelvan a poner sus manos en el destino de El Salvador. Refundar suena bien, pero en boca de ellos significa exactamente lo contrario: refundir al país en el pozo oscuro del que tanto nos ha costado salir.

 

 

SAN SALVADOR, 2 DE AGOSTO DE 2025

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