jueves, 17 de julio de 2025

 

LA PATOLOGÍA POLÍTICA DE LA OPOSICIÓN RANCIA Y RECICLADA: UNA ENFERMEDAD QUE SOLO SABE DECIR “NO”

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

En cualquier democracia sana, la oposición cumple un papel fundamental: ser contrapeso, fiscalizadora, propositiva y vigilante de los intereses del pueblo. Sin embargo, en El Salvador lo que hemos tenido por años es una oposición de papel, de micrófono y de privilegios. Lo que hoy queda de ella no es más que una caricatura rancia y reciclada, un vestigio del pasado que no ha podido aceptar que el pueblo cambió y que la historia ya no gira a su alrededor. Lo que esta oposición representa ya no es diversidad de pensamiento ni lucha ideológica, sino una patología política profunda, donde el NO es su único lenguaje, y la envidia su único motor.

EL SÍNTOMA CENTRAL: NEGARLO TODO, IMPEDIRLO TODO

La oposición actual no es oposición por convicción, es oposición por frustración. Niegan todo lo que no lleva su firma, aunque beneficie al pueblo. Se oponen a nuevas escuelas, nuevos hospitales, mercados modernos, mejoras en seguridad o infraestructura vial. ¿Por qué? Porque no toleran ver a un gobierno —ni mucho menos a un pueblo empoderado— avanzar sin su aprobación ni su tutela.

Este rechazo permanente no tiene fundamento técnico ni moral. Es un síndrome de negación crónica, una enfermedad que los vuelve incapaces de reconocer la realidad. Ya no tienen argumentos ni visión, solo tienen rabia. Su política está enferma, y su verbo favorito es "no": no al desarrollo, no al progreso, no al pueblo organizado, no a la voluntad popular. A todo dicen que no, porque internamente ya no tienen nada que ofrecer.

LA ENVIDIA COMO CÁNCER IDEOLÓGICO

El resentimiento que cargan no es casual. Es la consecuencia de años de corrupción, abandono y desprecio al pueblo, que ahora les ha dado la espalda. Y eso no lo soportan. El éxito del pueblo les arde. El avance de las mayorías les hiere. Ven al país florecer y se retuercen, porque no son ellos los que están al frente. Su ego, tan frágil como su memoria histórica, no tolera quedar fuera del escenario político.

Así, la envidia se ha convertido en un cáncer que los carcome, que consume sus discursos, sus alianzas, su voz. Están más preocupados por destruir lo que existe que por construir algo nuevo. Hablan de democracia, pero no creen en el voto popular.

Hablan de derechos, pero ignoran al pueblo que antes explotaron. Hablan de libertad, pero no toleran que otros piensen distinto. Esa es la doble moral de la oposición: una mezcla venenosa de arrogancia, nostalgia y desesperación.

EL RECICLAJE DE LAS MISMAS FIGURAS Y DISCURSOS

Lo más lamentable es que siguen presentando los mismos rostros, las mismas promesas vacías, las mismas estrategias gastadas. Cambian de partido, de colores y de nombre, pero no cambian de esencia. Son los mismos que vendieron el país, que pactaron con el crimen, que privatizaron hasta el alma de la nación. Ahora se presentan como víctimas, como mártires, como voces de la conciencia… pero el pueblo ya no se traga ese cuento.

Su reciclaje político no es renovación, es repetición patética. Y lo que antes funcionaba con propaganda y medios comprados, hoy se estrella contra la conciencia despierta de un pueblo que aprendió a pensar, a cuestionar y a decidir.

CONCLUSIÓN

La oposición rancia y reciclada no está enferma de ideología, está enferma de orgullo. No lucha por el pueblo, lucha por no desaparecer. Pero cuanto más niega, más se entierra. Cuanto más grita, más se delata. Cuanto más se opone al bienestar del país, más se aleja del pueblo que alguna vez la escuchó.

Esta no es una oposición útil ni sana, es una oposición tóxica, resentida, que actúa como una carga muerta para la nación. Y mientras sigan negando todo, seguirán cavando su propia tumba política, con cada discurso lleno de odio, con cada mentira disfrazada de preocupación social, con cada intento desesperado de frenar el curso de la historia.

REFLEXIÓN FINAL

La política no puede seguir siendo un campo de batalla para egos heridos ni un refugio para los fracasados del pasado. El país necesita propuestas, no pataletas. Necesita crítica constructiva, no sabotaje disfrazado de democracia. La verdadera oposición no nace del odio, sino del amor por el país. Y esa, tristemente, todavía está por aparecer.

Hoy más que nunca, El Salvador necesita avanzar sin lastres. La historia no va a detenerse por los que se quedaron atrapados en el pasado. Que se opongan todo lo que quieran, que digan “no” mil veces más. El pueblo ya dijo sí. Y ese sí vale más que toda su envidia, su arrogancia y su enfermedad política juntas.

 

   

 

SAN SALVADOR, 17 DE JULIO DE 2025

 

 

 

 

 

 

 

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