viernes, 10 de junio de 2022

 

CARTA A LOS PADRES DE FAMILIA  EN SU DÍA.

POR:  MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

 

QUERIDÍSIMOS PADRES DE FAMILIA

Hace  exactamente un mes  celebramos el día de uno  de los seres más nobles  y abnegadas que hay en este mundo.  Nuestra madre.  El ser que nos trajo al mundo y que nos cuidó, nos cobijó, nos protegió  y nos arrulló hasta vernos convertidos en hombres y mujeres adultos.  A esa mujer que en muchas ocasiones la encontramos sola allá en el rincón de la casa meditando, pensando, rezando  por  nosotros.

Hoy celebramos un día no menos importante  de ese ser  que con su dedicación, su trabajo permitió que nada nos faltara, además, nos transmitió el temple y la seguridad  tan necesarias para crecer, desarrollarnos  y construir nuestra personalidad. Nuestro padre.

Ese ser que durante muchos años se entregó en cuerpo y alma para darnos lo mejor  y ver cifrados sus sueños de vernos felices  construyendo nuestro propio destino y acariciando la senda del triunfo. A esa persona que, sin ser el padre perfecto, luchó junto a nosotros  para darnos lo mejor que él  pudo, con humildad  y con entrega total.  Ese es nuestro padre.

Como sabemos todos  niños del mundo tienen sus propias peculiaridades, sus intereses que les son propios.  Sin embargo, la mayoría son comunes a todos los niños del planeta. Todos ellos  tienen  necesidad  de cariño, comprensión, afecto  y el calor de su padre. Recordemos las sabias palabras del gran escritor Francés Víctor Hugo “  amigos míos, no olvidéis esto: No existen malas hierbas  ni malos hombres: únicamente hay malos cultivadores” según Bernabé  Tierno en su libro todo lo que necesitas saber  para educar  a tus hijos plantea que “el verdadero protagonista de la educación es el menor que ha de crecer  como persona. Estamos ante el niño  o la niña que habrá de convertirse en el mejor bien para  sí mismo  y para la sociedad en la que se integra . . .  además, sostiene que los seres humanos venimos, a la vida equipados  de nuestra propia individualidad  que nos hace distintos  a cualquier  otro ser. Carecemos por completo  del sentido  de nuestra  propia identidad, pero podemos ir construyéndola porque disponemos  del potencial suficiente  para ello” para ello se necesita la sabia conducción de los padres  que se convierten en el puntal que la pequeña planta necesita para sostenerse y crecer.

 Ellos necesitan ser respetados, requieren de un trato especial, ser tratados con ternura, a morosidad, comunicación, disciplina, libertad y confianza.

 Es obvio ninguno de nosotros ha ido a una escuela para ser excelentes padres yo es estoy claro en eso. Estoy convencido que en esta tarea de educar cometemos muchos errores  por la misma falta de conocimientos en esa área; nadie ha dicho hasta el día de hoy que la tarea de educar   a los hijos sea fácil sobre todo hoy que los cambios se van dando con mucha rapidez, el desarrollo de tecnología digital son cambios que provocan mucha inestabilidad al momento de educar. Los padres y educadores  en general tenemos miedos, inseguridades, dudas, preguntas  y muy pocas respuestas. Queremos acercarnos a nuestros  hijos  y muchas  veces  no sabemos cómo. (Ibid.p.59).

Sin embargo, tenemos bajo nuestra responsabilidad a seres humanos que  se están preparando para encarar la vida  de una manera, más cómoda y menos difícil; pero esa conducción debe de ser  una obra  de los padres, con amor, con firmeza y dedicación. Como lo expresaba Paulo Freire “La educación es un acto de amor, por lo tanto, educar requiere amar, entender el amor y desarrollar vínculos saludables con los niños”

Mucha de esta responsabilidad la hemos descargado en los profesores de las escuelas, colegios y Universidades y esperamos que los maestros nos eduquen a nuestros hijos cuestión que es  inexacta. Ya que la  educación de nuestros hijos no depende Únicamente del profesor de la escuela sino en gran parte de nosotros los padres de familia y del medio en el que nos desenvolvemos, de ahí que los buenos ciudadanos no se forman en los colegios, las universidades, ahí en el mejor de los casos les enseñarán una técnica, un oficio que luego recibirán un título con el que podrán enfrentar la vida de manera un poco suave y decente. Pero los pilares fundamentales se forman en el hogar, en el  núcleo familiar, los valores como el respeto, el amor al prójimo, la disciplina  y la solidaridad entre otros, esos se adquieren en nuestro ambiente familiar.

La sociedad requiere hombres y mujeres  con altos valores éticos y morales, que contribuyan a forjar una  nueva sociedad  en la que prevalezca la unidad, la armonía, la solidaridad y el humanismo. Pero, además, estar en armonía  Dios  y con la naturaleza que nos rodea.  Todo eso es responsabilidad de los padres.

Empero, la educación no viene dada con palabras, con frases, con llamados de atención, con insultos  sino más bien con hechos. La educación que más cala en lo profundo del corazón de los hijos es el ejemplo y eso creo que  nos está faltando. Muchos hombres tenemos muy internalizado la concepción de  que con darle todo a los hijos el problema se resuelve, pero eso es falso, ya que todos los seres humanos somos seres de afecto  y los niños mucho más pues ellos están dando sus primeros pasos en este mundo lleno de incertidumbres.

No es suficiente darles a nuestros hijos todo a manos llenas, es necesario enseñarles el  arte de conseguir lo que se quiere, luchar por nuestros sueños, pero con nuestros propios  esfuerzos, enseñarles que en esta sociedad nadie regala nada, que todo lo que se obtiene es fruto del esfuerzo, la perseverancia  y la dedicación.  Es necesario no darles todo, pero tampoco quitarles todo.

Es necesario que los padres de familia entiendan de una vez por todas que no es encubriendo los   vicios  de sus hijos, sus   mañas, su compulsión por lo ajeno como los vamos a educar.

 Es necesario corregir esa conducta para que en el futuro no nos veamos en el duro caso de llorar por errores que en su momento no pudimos enmendar. Queridos padres de familia, les deseo un feliz día del padre que lo disfruten junto a sus hijos e hijas.  Termino esta carta mis queridos padres repitiendo una bella frase  del gran filósofo y matemático griego  Pitágoras de Samos (572 ac) “Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres”

 

 

 

San Salvador, 9 de junio de 2022

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